Sucedió hace algunos años, en el principio del "procés" y cuando se hablaba de una corriente "soberanista" en algunos cenáculos nacionalistas de toda la vida, frecuentados por funcionarios regionales y sus allegados. En aquellos años la pesadilla actual podía adivinarse. Pero muchos fuimos ingenuos o bobos, simplemente, y no supimos verlo. A mi, por ejemplo, aquellos soberanistas me parecían seres anacrónicos, ignorantes aunque con algo de una mala intención caníbal y tribal, por supuesto, pero a la vez inofensivos por lo perdidos que andaban en su laberinto identitario y de ensueños medievales: les auguraba un futuro breve y pensaba que su soberanismo ridículo era algo efímero que la sola y simple realidad social catalana se encargaría de arrasar con un leve bufido.
En el centro educativo en donde trabajaba entonces había una profesora de inglés que se destacaba por su formación intelectual, por sus intereses literarios y artísticos y por sus maneras, más refinadas que la media. Con ella se podía hablar de cine, de literatura anglosajona y de pedagogía de la lengua. Era una persona leída, curiosa y formada. A la hora del almuerzo intentaba sentarme cerca de ella, para no tener que limitarme a escuchar conversaciones sobre programas de TV que nunca había visto, sobre famosos que para mi no eran nada, o sobre los cotilleos habituales en un lugar en el cual convive mucha gente durante muchas horas. Jamás habíamos mencionado asuntos políticos, solo se intuía una cierta coincidencia en un punto de vista vagamente progresista o socialdemócrata y con eso me bastaba.
Un día, tras una victoria del Barça que debió ser significativa, la profesora de inglés me soltó un largo elogio a Messi y a su entrenador, un tal Pep a quien nombraba así, Pep, como si fuesen parientes o conocidos. Me sorprendí por ese giro en nuestras conversaciones en la mesa y no pude evitar preguntarle por la razón del cambio:
-Es que el fútbol es lo único que nos va bien, lo único que nos da ilusión a los catalanes. Fíjate: la Generalitat en manos de un socialista españolista, el gobierno de España tan contra Cataluña como siempre... Solo nos queda el fútbol.
Tardé un tiempo en comprender lo que estaba pasando: las victorias del Barça de aquellos años, que ganaba en todas sus competiciones, estaban generando un sentimiento quizás no nuevo en la Cataluña nacionalista, pero sí un sentimiento de mucha más envergadura. La "ilusión" que nombraba mi compañera de trabajo estaba fluyendo des del fútbol hacia otros campos, se estaban estableciendo vínculos, por capilaridad, entre los éxitos del Barça y las exigencias nacionalistas. El mensaje que transmitían los goles de Messi y el liderazgo de ese tal Pep se traducía en un razonamiento embrionario, estúpido si se quiere, pero muy eficaz, ya que apelaba a la emoción: los catalanes somos imparables, lo ganamos todo, solo tenemos que saltar a la cancha y disputarle los partidos al adversario, plantarle cara. Ganaremos una y otra vez, no nos podrán detener, etc.
Poco después empezó el desastre. Muchos creyeron que la democracia, el estado autonómico, las leyes y la Constitución eran un obstáculo pequeño, como lo era el Real Valladolid CF para Messi y el tal Pep. Solo había que saltar al campo y pegarle cuatro puntapiés al balón: unas urnas, un decreto de transitoriedad y listos, Cataluña sería nación reconocida y aclamada en Europa. O incluso premiada con algún privilegio por ver. Años más tarde, el mismo Pep apareció en los actos nacionalistas con un discurso netamente deportivo y algo mussoliniano, y creo que incluso le tentaron para aparecer en las listas electorales del nacionalismo.
Sin Messi y el tal Pep, probablemente, el desbarajuste político y el delirio de unos dos millones de catalanes hubiese sido, por lo menos, de inferior volumen. Estoy seguro de ello por razones empíricas solamente, y porque llevo casi toda la vida conviviendo con los catalanes y porque nací en un familia catalana que, aunque poco futbolera, festejaba las victorias del Barça como algo que no era solo deportivo: en mi familia, lo deportivo importaba muy poco.
Durante mis años en la docencia, cada vez que no pude evitar la pregunta de los alumnos "¿de qué equipo eres?", siempre respondí "del Rayo Vallecano". A veces, "del Getafe". Los alumnos me respondían, incrédulos: "¿de ese equipo eres?. Pero... ¡si son unos perdedores!". En efecto: en Cataluña, responder que uno era del Barça o del Madrid solo expresaba la adhesión a un modelo de país, a una nación. A una nación ganadora. Ortega escribió "El origen deportivo del Estado" muchos años atrás, no estoy contando nada.
Siempre me sorprendió que los patriotas catalanes no le afeasen a Messi su desprecio por la lengua catalana, "la sagrada causa pro-lengua vernácula escarnecida" en palabras de Juan Marsé. A Messi le perdonaban el menosprecio tan evidente, ya que el balompedista podía permitirse el lujo de escarnecer la lengua vernácula mientras levantara el sentimiento patriótico sin enterarse, sin caer en la cuenta de que cada uno de sus goles enardecían a una vieja patria humillada y la despertaban del largo sueño. O algo así. Y quizás sí supo Messi lo que pasaba, pero a él eso le importaba un pimiento.
Ahora, cuando el tal Pep está lejos y en declive, y cuando la carrera de Messi inicia su caída, puede que algún soberanista se desentienda, se afloje, se desafecte de la causa. O que se traslade a la causa última: ganar dinero levantando pasiones patrióticas en los demás. Me pregunto qué debe pensar, ahora, la profesora de inglés que era culta y, sin embargo, nacionalista de una nación ficticia.
Cuando mis alumnos obligadamente me preguntaban que de qué equipo era les contestaba que era de cuatro. Al insistir si Barça o Madrid estaban entre esos cuatro, les decía que precisamente estaban excluidos los dos. Y ya por terminar de romperles los esquemas les comentaba que cada año cambiaba de equipos y que normalmente eran los equipos que podían "asustar " a Barça y Madrid.
ResponEliminaBuena opción. La mía fue mirar los presupuestos de los equipos y optar por el más pobre.
EliminaCuando mis alumnos obligadamente me preguntaban que de qué equipo era les contestaba que era de cuatro. Al insistir si Barça o Madrid estaban entre esos cuatro, les decía que precisamente estaban excluidos los dos. Y ya por terminar de romperles los esquemas les comentaba que cada año cambiaba de equipos y que normalmente eran los equipos que podían "asustar " a Barça y Madrid.
ResponEliminaDesde niño hasta adulto, del Athletic hasta las trancas. No recuerdo el año, el Athletic cedió San Mamés para la oresentacy de un engendro de candidatura europea: PNV-ERC-BNG. En ese momento, al instante, se desvaneció mi sentimiento athleticzale. Me hice del Baracaldo, y afiancé, aún más, mis simpatías por la S.D. Iturrigorri. Me trasladé a Málaga, y me hice de nuevo del Athletic, pero del de Coín. Hasta hoy. Y como en lo deportivo no me dejo llevar más que por sentimientos de ésta índole, siempre me han gustado el Manchester (el United. Evidentemente) y el Bayern. El de Múnich. Claro. Es que yo he visto jugar a Beckenbauer, a Müller, a Augentaller Hoennes, Maier, Breitner... Ningún jugador de hoy en día, les haría sombra. Y del Manchester, porque me apasionaba el fútbol inglés, junto al brasileño. Y el fútbol de Atriles, o Redondo. Del Barça, siempre recuerdo a Neenskens, el mejor jugador de la historia azulgrana, y a Urruti. Debo ser ya mayor.
ResponEliminaSiempre me ha llamado la atención, el que Messi desde las doce años en el Barça y Cataluña, ni siquiera tenga cierto acento catalán al hablar. Parece recién llegado de San Telmo. Ya sé que es rosarino, pero San Telmo es un barrio muy descriptivo de Buenos Aires. Parece del mismo centro del barrio bonaerense. Y también, como no hay ni una crítica, que no se la deseo, por no mascullar ni un un mínimo de catalán. Lo mismo ocurre con otras figuras foráneas del club. Deben tener visado del rancio patrioterismo catalán, mientras a cualquier triste comerciante, o empleado de gasolinera, bar, supermercado... lo crucifican públicamente si osan hablar la lengua de Cervantes.
ResponEliminaA messi no le han afeado nunca su desprecio al catalán. Deben pensar que le deben mucho y la lengua, en este caso, no es algo a tener en cuenta. Lo que cuenta es el dinerito. Me choca mucho la actitud del nacionalismo con Messi cuando se la compara con la actitud de los mismos hacia el camarero, la camarero, la cajera argentina que les atiende en español.
EliminaEl origen deportivo del Estado está en PDF. Es un trabajo de Ortega que debería ser materia de estudio entre los chicos de bachillerato. Explicarles que a falta de intelectuales se han hecho adictos al vencedor; lo que nos remite a que ser del Español debe de ser una pasión insobornable, nunca gana.
ResponEliminaEl Barcelona está subvencionado monetariamente, porque ideologicamente es lo que hace falta a quien quiere manipular a la masa.
No deberíamos olvidar que ser seguidor del Barcelona es de mecanismo de integración urbana, y que lo primero que hacen los "nouvinguts" es simpatizar con el equipo poniendose una gorra o una camiseta pare ser admitidos en el clan. es la única forma que a ellos se les perdone la intromisión de pisar tierra prometida, Itaca, que diría Mas.
PD: Tuve hace mucho tiempo un encontronazo con una buena profesora universitaria en la Facultad. También nos puso a Pep de referencia (hecho curioso) como trabajador y hombre de palabra y fe. recuerdo que me levanté y le dije lo que pensaba (a mi edad no me podía suspender porque yo iba a afinar unos conocimientos de metafísica y era un posgrado que no me afectaban las notas de esa asignatura), y le dije que era un mal referente, una comparación errada y una equivocación crasa en una clase de esa envergadura. Que no lo conocía personalmente (ella) y que no podía compararlo con nadie dado que ella hablaba ideologicamente y por resultados de juego.
No volví a asistir a sus clases, ya no me interesaba como profesora.
Creo que el futbol está hecho para crearse enemigos, no para fomentar amistades, y es por ello que huyo de Messis, Peps y Cornellás. He visto como buenas relaciones han ido a pique por hablar de futbol en esta Cataluña tan dada a fagocitarlo todo en nom de un club de futbol que és més que un club, según Narcis de Carreras, frase de un hombre que supo sacar tajada (como todos los presidentes de ese club) que al final son más importantes que ser alcalde de la ciudad.
Un abrazo
salut
El texto de ortega, que me citaste tu por primera vez, es muy revelador. Y una gran lectura. La verdad es que a partir de este empecé a leer más la obra de Ortega, y cada vez la veo más necesaria por vigente, sorprendentemente vigente. Sus ideas sobre las periferias nacionalistas siguen siendo válidas e inteligentes.
EliminaAunque el fútbol quizás desactivó las antiguas luchas tribales o las sustituyó o las sublimó, lo cierto es que genera violencia, mala leche y conflictos. Incluso en el patio de la escuela es el juego más generador de conflictos.
Lo de poner al tal Pep como ejemplo estuvo muy de moda en un tiempo, parecía que este hombre era un modelo para ilustrar al pueblo llano, aunque él solo ha pronunciado perogrulladas y se ha puesto, al fin, al servicio de los inversores árabes. Bueno, que cada uno haga con su vida lo que crea, pero no nos den lecciones, por favor.
Bien, pues ahora tienen un motivo mas para deprimirse, la estentórea decadencia del Barça, y la posible salida de Messi del club.
ResponEliminaDesde crio sentí simpatía por el Barça, quizás para llevarle la contraria a mi padre, forofo del Real Madrid hasta la médula.
Pero empecé a despegarme del Barça ya hace años, cuando el fútbol se empezó a convertir en un negocio multimillonario para algunos, coincidiendo mas o menos en la época en que Alvarez Cascos declaró el futbol "de interés nacional".
Que los "indepes" se hayan apoderado del Barça, en contra de su filosofía histórica del club ( venim del nord, venim del sud ), no me extraña nada. Necesitan una épica y una estética, sea la que sea.
Y el club, ha vendido su alma al diablo, ya que históricamente siempre ha tenido mas seguidores en el resto del país que en la propia Cataluña.
Final de ciclo y final de partida, la mediocridad mas absoluta. Que les aproveche.
Como no me interesa nada el fútbol, tengo poca opinión al respecto, la verdad. Me parece un juego aburrido, bruto y, como espectáculo, nada. Es cierto que ofrece emociones a los seguidores, y supongo que es fácil llevar esas emociones a otros terrenos, como el patriótico. Me acuerdo de cuando los de ERc suspiraban para que España no ganase el mundial de Shakira e Iniesta, ya que ganarlo iba a implicar un crecimiento del sentimiento español en contra del catalán.
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