20 de des. 2016
Cuento de navidad con poco
Hubo un tiempo, en la edad de la vida cuando todavía me llamaban "joven", en que decidí vivir con lo mínimo, casi con nada. Me quise desprender de todo lo que me sobraba, y como resultaba difícil tirar cosas y muebles y ropa y objetos, lo que hice fue irme yo, dejándolo todo. Agarré mi coche cochambroso y me planté a mil kilómetros de mi ciudad, enmedio de una llanura con dehesas en las cuales pastaban los toros condenados a la lidia y en donde unos chanchos lustrosos, de piel oscura, futuros jamones y paletas para paladares adictos al lujo se estremecían de placer en charcas de barro. Solo me llevé lo que cabía en el maletero. Quería ser pobre en una tierra de pobres, y sabe Dios que lo conseguí.
Me habían prestado una casa casi abandonada en un pueblecito en la ribera del Tajo, muy cerca de la frontera con Portugal. Por el camino hacia el pueblecino, ya muy entrada la noche, un coche de la Guardia Civil me paró con un convincente juego de luces multicolores (mayormente anaranjadas).
-¿Sabe usted que lleva una luz trasera fundida? -me dijo el hombre, bastante joven, metido dentro de un anorak que le llegaba hasta las orejas. -¿Va muy lejos?
Le respondí la verdad. Incluso le confesé el nombre del pueblo adonde me dirigía. Me faltaban unos 400 kilómetros, me dijo después de un cálculo muy rápido. Luego se quedó en silencio, meditando, como si algo le hubiese ensimismado. "Conozco el pueblo", dijo. "Vaya qué casualidad. Y ¿que le lleva por allí?".
Le dije la verdad otra vez: que estaba huyendo de Barcelona, de Cataluña y posiblemente de mi y de mis cosas. El tipo se quedó pensativo de nuevo, y a mi se me hizo evidente que le había tocado una fibra del alma. Pero entonces hubo algo que se le pasó por la cabeza y le llevó a dudar. Creo que, por un instante, la posible simpatía dejó paso a la polilla de la sospecha. Al fin y al cabo, su trabajo es sospechar. "Abra el maletero", dijo, ahora en un tono más serio, repentinamente profesional.
Contempló el maletero repleto hasta arriba. Lo alumbraba con la linterna. Intenté mirar mi maletero con sus ojos y me di cuenta de que aquello parecía un contenedor de basura: libros desparramados, ropa en fardos mal pertrechados, zapatos viejos, un ordenador anticuado, un títere descoyuntado encima de todos los trastos, unos cuantos cedés de música clásica y una mantita gris con una cenefa roja.
Su sospecha se convirtió en algo parecido a la pena. Me miró con compasión, creo. Cuando un hombre más joven que tu te mira con compasión sucede algo muy difícil de explicar, y es algo que solo sabe quién lo ha vivido. Quizás los emigrantes ilegales pueden contar eso.
-Mis padres se marcharon de ahí y jamás volvieron -murmuró- Es curioso... y usted se va para allá...
-He decidido cambiar de vida -dije mientras intentaba esbozar una sonrisa- Bueno, empezar otra vez. Por eso no me llevo nada.
¡Nada! Escuché esa palabra pronunciada por mis labios y sentí vergüenza un segundo más tarde. "Nada" significaba un maletero lleno hasta arriba, además de un coche que, por más desvencijado que estuviese, todavía era un coche que anda. Es muy posible que un africano, un peruano o un afgano tengan otro concepto de "no llevarse nada", un concepto bastante más ajustado al sentido de la frase. Creo que ellos son más precisos cuando hablan. Y justamente por eso su literatura es más preciosa. Por eso me reí por dentro: en ese instante me di cuenta de que uno no se libra nunca de ciertas manías, de ciertos tics, de eso que llaman "cultura" y que es lo que hemos heredado de las generaciones precedentes. ¡Qué difícil es dejar de ser catalán! estuve a punto de pronunciar en voz alta.
-No pretenderá conducir hasta el pueblo sin parar ¿verdad? Con una luz fundida no es buen plan y además seguro que otra patrulla le verá, le va a parar y quizás le multen... Mire, a sólo unos diez minutos de aquí hay una pensión. Barata, apañada. Para camioneros. Quédese a dormir allí.
Hice lo que me había sugerido, más por cansancio que por obediencia. No caí en la cuenta de que no había ni un solo camión. Dejé el coche en el breve aparcamiento junto a la casa, me metí un cepillo de dientes en un bolsillo y unos calzoncillos limpios en el otro y entré, pedí una cama y me quedé dormido al cabo de pocos minutos. No tengo ningún recuerdo de aquella habitación. En mi memoria, es como si hubiese dormido en una cama que flotaba en una nada negra, insípida, inodora.
A la mañana siguiente bajé a tomar un café. El dueño estaba pendiente del televisor, en donde unos niños uniformados cantaban los números de la lotería nacional de navidad. Cuando salí al exterior me di cuenta de que había algo raro en el coche. Atrapada por el limpiaparabrisas una hojita de papel se agitaba levemente empujada por la brisa. Era una nota escrita en letra azul y menuda, sin firma. "Debe cuidar mejor de sus cosas. El maletero estaba abierto". El texto de la nota quizás no es exacto, ya que no me fío de una memoria que jamás ha sido muy de fiar. Pero el sentido era este, exactamente este. Eso lo juro.
Abrí el maletero, y me imaginé que lo iba a encontrar vacío. En los brevísimos segundos que transcurrieron mientras me precipitaba hasta la portezuela, intenté escudriñar dentro de mi para saber si prefería encontrarme sin nada -pero ahora de verdad de la buena- o si prefería conservar mis cositas. Lo abrí. Estaba todo ahí, tal como lo recordaba. Sólo había un detalle distinto, una única diferencia: la linterna del guardia civil encima del títere. Le había cogido las manitas y lo había puesto como abrazando a la linterna, tal como se abraza a un niño muy pequeño, a un perrito o a cualquier ser desvalido.
PD. Hoy, muchos años más tarde y a finales de 2016, conservo el títere y la linterna. Ambos todavía funcionan.
14 de des. 2016
Y de postres, desobediencia a la catalana
Por estos días, en la malograda Cataluña, un ingenuo podría pensar que se fragua un capítulo interesante sobre el antiguo asunto de la desobediencia civil. El barullo retomó algo parecido al auge con las fotos de unos ciudadanos -sin rostro- quemando fotos del monarca borbón en la plaza mayor.
Las fotos en que se muestra la foto de un rey quemándose tienen algo de broma antigua, jocosa y sin duda decimonónica. El rey está invertido (quiero decir que la imagen del monarca aparece cabeza abajo). Es una imagen que me lleva a recordar a los viejos dadaístas, los pioneros del humor moderno y del surrealismo en versión anarquista. Se cumplieron ya los 100 años del dadaísmo, pero parece que el dadaísmo no solo acaba de llegar a la vieja Cataluña, si no que lo hace de la mano de señores y señoras con cargo político, lo cual, lamentablemente, es más bien poco dadaísta.
Se trata de la desobediencia convertida en espectáculo. Uno, que leyó a los antiguos (que no viejos) teóricos de la desobediencia civil se sonroja un poco ante este tipo de gestos. Me pregunto qué pensaría Henry David Thoreau de los desobedientes catalanes, puesto que que son diputados o alcaldes o concejales y que, en virtud de esa condición, perciben y se ingresan -sin desobedecer- sus buenos emolumentos, procedentes del estado al cual dicen desobedecer. Cosas catalanas. En Cataluña, la pela siempre será la pela, aunque se llame "euro" (palabra que, en griego, significa pipí).
Hace unos días se celebró la festividad del 6 de diciembre en conmemoración de la fecha en que la Constitución española actual entró en vigor. No debería ser necesario apostillar que se trata de la primera Constitución [digamos que] democrática. Guste más o menos, es la primera constitución española después de 40 años de dictadura militar. Creo, modestamente, que ahí hay algo bueno a celebrar.
Pues bien, hubo unos cuantos cargos electos catalanes que ese día decidieron no celebrar nada, y se fueron al trabajo. Como es preceptivo, se hicieron una foto en el puesto de trabajo, la cual mandaron enseguida a dar tumbos por las redes sociales. Uno se saca fotos y las difunde cuando hace algo insólito. En ese caso, estaba justificado: alcaldes y concejales trabajando es algo realmente insólito. O por lo menos, desconocido por el gran público y por el "poble de Catalunya". A lo mejor, el único trabajo que abordaron ese día fué posar para la foto, pero algo es algo: hay que ser optimista y positivo en plan Claudio Coelho (y "coelho" significa "conejo" en portubrasileño)..
Ir a trabajar en el día de la Constitución es un poco dadaísta, pero hay algo más dadaísta todavía: el día 8 del mismo mes, dos días más tarde de la fecha desobedecida, se celebraba otro día festivo: la Inmaculada Concepción de María. En esa fecha tan sagrada, sin embargo, incluso los alcaldes del partido más radical de la izquierda radical, aunque con cargos electos, sí se quedaron en su casa, y respetaron fecha tan señalada por el señor obispo. Nadie desobedeció la festividad de la que es Virgen entre vírgenes. Silencio absoluto, respeto, veneración. Quizás los alcaldes del mundo nacional-radical no acudieron a la misa, pero mostraron su más profundo respeto por la madre virginal de la divinidad y se quedaron en su casa. A lo mejor, en la intimidad de sus casas y de sus ateneos, hicieron rituales satánico-independentistas, pero si fue así no difundieron las imágenes de su liturgia (o de su anti-liturgia, lo cual también sería bastante dadaísta). Hay que molestar al sistema, pero con mesura. Con la mesura que impone la medida catalana del seny i la rauxa.
Unos días más tarde, la policía autonómica catalana (la nómina de la cual procede del Ministerio del Interior español, lo digo por si alguien andaba perdido), detuvo a los concejales que quemaron la foto del monarca. Se trata de concejales de un partido que se autodenomina "antisistema" pero que acude a las sesiones del Parlamento catalán con la legítima intención de cobrar a fin de mes. Quizás no hay nada más "sistémico" que el Parlamento, a excepción de esos policías que les detuvieron. El palabro "antisistema" necesita una actualización urgente, dicho sea de paso.
Digamos que no solo esa desobediencia a la catalana tiene una clara inspiración dadaísta, si no que toda la situación catalana sufre de un dadaísmo fabuloso, decadente. Cuando afirman que "la independencia está a la vuelta de la esquina" tras difundir sus alocadas desobediencias extemporáneas, lo hacen con esa seguridad apabullante del médium a quién el espíritu de un muerto le acaba de susurrar la verdad. Los dadaístas estaban encantados con los médiums y el espiritismo, y eso se nos repite ahora, como el ajo del allioli, quintaesencia de lo catalán -al lado del fenómeno casteller.
Aunque a veces me agobia ser ciudadano catalán, debo reconocer que tiene su gracia vivir en Cataluña. Es la gracia que promueven los payasos tristes. Me pregunto como debieron leerse a los teóricos de la desobediencia civil esos humoristas ajados aunque jóvenes, tipos que parecen haber nacido viejos más que antiguos, porqué jamás fueron modernos. ¿En qué extraña desobediencia gótica pensaban cuando quemaban fotos de un rey invertido en la plaza mayor? Pienso en las gentes que se opusieron a regímenes totalitarios jugándose la vida, y en el valor escalofriante de aquéllos que se expusieron ante dictaduras, terror y cárceles escalofriantes. En Argentina, en Chile, en Albania, en la Alemania nazi, en la URSS (pienso en Shalamov, en Soljenitzin). Y etc. Me acuerdo del pobre Gandhi. ¿Qué pensarían de la desobediencia a la catalana, de los cargos públicos de esa autonomía rica y consentida, que se hacen fotos para subirlas a Facebook o a Instagram, con sus chistes tristes en twiter? ¿Qué clase de desobediente es el que se ingresa la pasta de España y declara sus ingresos a la Hacienda española para no incurrir en un delito fiscal?
Me acuerdo del antiguo Cabaret Dadá. Igual es que me quedé dormido enmedio de la función, por inexplicable que pueda ser eso. Igual estoy soñando, dulcemente, sentado y cabizbajo en una butaca del Cabaret Dadá, y confundo a Francesc Homs o a Carme Forcadell con los actores que se marcharon a sus tristes pensiones del barrio chino berlinés después de actuar encapuchados, disfrazados de pájaro o desnudos. Igual confundo a los concejales de la CUP con un coro de actores del esperpento valleinclaniano. A lo mejor es eso ( y eso sería lo mejor, sin duda): estoy dormido en el gallinero del teatro y sueño. Porqué no solo la vida es sueño, también lo es Cataluña. En el sueño, escucho una canción antigua que suena como asordinada, como en una peli de David Lynch: Qué bonita es Cataluña...
Esa calle y esa plaza, y ese municipal,
Y esa esquina y esa fuente, y esa escuela nacional
Y esa estatua, y ese puente, y esa carretera punto cat
Y ese perro muerto en la cuneta, y esos albañiles en samarreta, casi ná
Que bonito es Cataluña, en invierno y en verano
Con mantilla y barretina, a la sombra, y al solano
Qué desobediente es Cataluña, con sus concejales y sus diputaos
Con sus Mossos y sus señoritos, sus apellidos, sus nombres
Su sexo bien entendido, y su carnet del Pedecat.
12 de des. 2016
L'Enric i el Rec (Comtal)
S'acaba de publicar "El Rec Comtal. 1000 anys d'història". L'han fet Viena edicions i l'Ajuntament de Barcelona, però sobretot l'ha fet l'Enric H. March, que du anys i panys treballant la qüestió amb la passió que se sent quan es fan les coses de veritat. És un d'aquells llibres que fa gust de tenir, de sospesar i de mirar-se'l. Llegir-lo és un plaer, però insisteixo en allò del "llibre-objecte" que es diu de vegades i que en aquest cas té sentit.
El treball, exhaustiu, documentadíssim, il·lustrat amb imatges que gairebé justifiquen l'edició és el resultat d'una feina llarga i meticulosa que va prendre cos en un blog i que ara es transforma en llibre de paper. Passa de vegades i no sempre ho entenc: però en aquest cas, jo diria que el paper era imprescindible. I per això felicito l'Ajuntament de Barcelona, de tot cor.
Barcelona és una ciutat enlluernada per la modernor (més que per la modernitat), pel disseny i per les transformacions a corre-cuita, i pel camí es deixa tantes llacunes i tants oblits que, algun dia, li donaran un premi a la ciutat més estúpida d'Europa. Amb les presses per les olimpíades van liquidar barris i paisatges (i aquells xiringuitos de la Barceloneta). Amb la carallotada del Fòrum, els darrers vestigis del Somorrostro van anar-se'n per la claveguera d'un disseny ridícul, de decorat sarsuela postnuclear. I una mica abans, els havia tocat el torn als carrers del Raval que recordaven el Xino: no cal ser massa llest per intuir quina és la Barcelona que es vol sostreure de la memòria. Sí, la Barcelona obrera.
I no sé si deu ser perquè ara tenim un ajuntament més d'esquerres i més digne, és aquest ajuntament el qui recupera la memòria del Rec Comtal. Mil anys d'història es diuen de pressa però passen d'un en un i fins a mil. I aquest llibre ens explica que venim d'un riu antic, que és el Besòs canalitzat des de Moncada (la Moncada de la bifurcació), i que el riu té mil anys. Riu i història són conceptes que, posats de costat, fan un goig especial i posen la pell de gallina. Quan contemplo els reflexos del sol al canal que passa per Vallbona, i des d'on es veu la Torre del Baró en una banda i el Bon Pastor a l'altra -camí de Sant Adrià- em sento petit, enformiguit. I alhora profundament emocionat.
Avui, el passeig per la vora del canal és un passeig tan intens que hi he de tornar una vegada i una altra. Si mires el canal, hi ha mil anys d'aigua que circula en silenci. Si alces el cap, el paisatge de les xaboles i dels blocs per a pobres que van dreçar, oportunament transfigurats en constructors de blocs de merda, els señoritos catalans de sempre, la nòmina dels quals es troba als arxius de la militància convergent i abans, dels afectes al règim franquista. Deu ser per això -també- que Barcelona oblida amb presses? Per passar per alt qui feu què? Per esborrar els noms dels qui van prosperar amb Franco? És per aquest motiu que als señoritos no els va agradar que un esriptor dels blocs de Sant Adrià fes el pregó de la festa major?
Ara algú dirà que me'n vaig per les branques i que ja hi som, i que patatim i que patatam. Però aquestes preguntes venen al cas: passejar per la vora del rec -i duent el llibre de l'Enric a la mà- fa que preguntis, que pensis, que sentis. Des de la ràbia fins a la fascinació. Aquest canalet, de vegades terriblement modest, d'una humilitat que eixorda, ens explica una història llaguíssima i ens diu que l'aigua que entra a la vila, com la sang que ens corre per les venes, ha passat abans pels llocs de la misèria i de la perifèria, que hi han xipollejat ànecs i polles d'aigua i granotes i capgrossos.
El darrer passeig l'he fet amb la càmera a la mà, (n'hi ha un d'anterior aquí) i en aquest he volgut copsar com és la vida per les riberes del rec. Avui encara, blocs i postbarraquisme, horts de susbsistència, la pobresa i els autobusos de l'extrarradi, i les furgonetes cremades i els ocellets a la gàbia, prenent el sol. Fantàstic. No us perdeu la passejada -ni el llibre. Aquesta és la meva selecció de fotografies, fetes en homenatge a l'Enric, el desembre de 2016:
10 de des. 2016
Curs de llengua catalana, 1
Estic llegint "Las bailarinas muertas", de l'Antonio Soler (Málaga, 1956), publicat per Galaxia Gutenberg, a Barcelona, el 2016. M'embadaleixo en cada frase. En Soler té una capacitat per la frase bonica i terrible que fa conjunt amb el to i l'atmosfera d'allò que relata: la línia fràgil, dèbil i delicada que distingeix el bell de l'obscur, el que commou del que esgarrifa.
Quan faig una pausa en la lectura, em demano com és que no trobo textos d'aquesta mena en la producció catalana contemporània. Ara parlo dels catalans que escriuen en llengua catalana, és clar (i per això aquest apunt l'escric en català). Els autors que escriuen en català han renunciat a allò que és fonamental en la literatura? Es preocupen tan sols de l'argument, d'agradar (a qui sap qui!) i de fer una prosa que, de tan lleugera, esdevé banal? Sentim algun complex envers la matèria prima de la literatura?
Com és que m'emociona l'Antonio Soler o en Javier Pérez Andújar o en Jordi Ledesma o en Joan Marsé quan expliquen com és Catalunya i en canvi em deixen indiferent l'Antoni Vives, l'Alfred Bosch i la Margarida Aritzeta? Perquè em deixen el cor glaçat la Ramona Solé, en Damià del Clot, en Pere Verdaguer o en David Martí, la Raquel Gámez, en Marc Moreno? Les respostes són a la qualitat de la llengua que gasten, sens dubte.
Estic parlant de la llengua catalana i de les seves paradoxes: crec que són els qui més juren presservar-la aquells qui més la perjudiquen. La llengua catalana desapareixerà (i ho farà molt abans que la castellana), i no cal estripar-se la camisa davant de l'evidència que va fer desaparèixer el llatí dels emperadors del món i de Sèneca, de Virgili i d'Apuleu. No sabem quan, ni qui en serà nomenat el culpable oficial. Tan sols sabem que algú assenyalarà algú altre i li dirà "culpable". Alguns diran que ha estat el deixament de les autoritats, la pèssima dicció i la mala sintaxi que uneix polítics (especialment els més nacionalistes) i presentadors de Tv3. D'altres ens culpabilitzaran a tots: als qui ens diem bilingües i militem en el bilingüisme, els qui han inclinat la diglòssia cap al castellà, els qui han renunciat al català pur per motius polítics, sexuals o tan sols mandrosos. [De la crisi financera també ens en van culpabilitzar a tots, perquè vam gosar viure per damunt de les nostres possibilitats, com qualsevol señorito de mierda català i/o qualsevol hidalgo castellà.]
La llengua catalana té un problema seriós de reumatisme: quants escrits sonen xarons, ridículs, artificials o antiquats? I quants sonen banals, d'un col·loquialisme contaminat de periodisme? Per por de no semblar antiquat, hi ha qui prova d'escriure en una llengua de nivell baix, senzilleta, sense imatges ni figures, amb un lèxic escàs per voluntat d'arribar al "gran públic".
Recordo lliçons antigues i llibres de llengua i literatura llegits fa anys. Recordo que unes de les funcions de la literatura és afavorir la llengua: d'una banda, presservar mots, expressions i girs que tendeixen a desaparèixer. De l'altra, modernitzar-la i fer-la avançar. Però mai (mai!) empobrir-la.
Quan escric solc buscar mots que tinc ganes d'indultar. Més que presservar-los, sento que els concedeixo un indult: el qui indulta un reu sap que el reu morirà igualment, perquè és la llei de la naturalesa. Però a l'indultat (mot o persona) se li concedeix un temps afegit de vida sobre la Terra un cop ja era condemnat. Vet aquí el vetust i bell "àdhuc", el fantàstic "saltataulells", el sonor i breu "xava", el preciós "tronat", el llarg i cacofònic "entotsolat", el delicat "reguitzell", el "xiroi", el noble i desprestigiat "nogensmenys", el temps verbal moribund a "de fora vingueren..." (una expressió que agrada a la caterva processista, col·lectiu especialment desproveït de gràcia lèxica i sintàctica), i vet aquí el delicat i fosc "metzina", "l'eixorc", "l'eixordador", l'etimologia misteriosa del "xarnego" (m'estalvio un segon comentari sobre el processisme i la Carme Forcadell -perquè no va dir: President, "poseu" les urnes?), la tenebrosa "bubota", la bellesa fràgil "d'esberlar", l'amplia sonoritat de "l'estrafolària".
És probable que la llengua castellana, per la boníssima influència dels parlants i dels escrivents llatinoamericans, hagi millorat i evolucionat molt més que la catalana, fins al punt que ja és a anys llum de nosaltres en capacitat presservadora. Tinc el goig de tenir alumnes de talla petita i d'edat curta que provenen dels països de l'amèrica castellanoparlant i que em donen una lliçó diària de bon castellà: ric, ple, amb girs i lèxic alhora modern i alhora arcaic. Dóna gust de sentir-los parlar (només a l'horeta de castellà, és clar!). És evident que les colònies catalanes (Andorra i l'Alguer) no ens han dut gran cosa, tret de penes i expoli. Aquí es parla de "Països catalans", però les Illes i el País Valencià ens passen la mà per la cara en vitalitat lingüística i no ens els escoltem, perquè continuem pensant que com Catalunya, res. Deixo una pregunta: què carai és això del "català estàndard", aquest penós prejudici que ens impedeix usar els girs, el lèxic i les frases fetes de la llengua valenciana i la llengua de les Illes? I que s'oblida de les "varietats" ebrenques, de les ponentines, de les pirenaiques? No serà que el català del poder vol esborrar el català de les comarques sense poder? Ai, quin embolic! Com pot ser que els escriptors de ponent escriguin en un estàndard artificial? Com pot ser que una barcelonina com la Sílvia Mayans reivindiqui amb tanta energia la llengua de l'Ebre a la qual renuncien molts dels qui la tenen per materna (exceptuant el prolífic i notabilíssim Jesús M. Tibau, és clar)?
Perquè vet aquí: l'altra funció de la literatura és fer avançar la llengua, recollir la llengua del carrer, que és la llengua sense adjectius. Vivim en un país feliçment contaminat (parlo de sociolingüística, no de medi ambient ni de qualitat de l'aire que es respira). Però aquesta contaminació contamina la llengua escrita de la pitjor forma possible: entra a la sintaxi i s'oblida del lèxic.
Dit d'una altra manera: reduïm l'ús del pronom feble, abaratim la sintaxi autòctona però en canvi ens neguem a acceptar la presència cada cop més massiva de mots castellans. Fa poc he vist una mena de diccionari d'expressions grolleres i d'insults pensat per fornir de material els escriptors del gènere negre que necessiten lèxic per parlar d'hòsties, de baralles a la taverna, de drodadictes, de pallisses al barri Xino i de bandes de quinquis. I... què vols que et digui? La majoria sonarien millor en xarnego, més versemblants. (La versemblança és aquesta obsessió malaltissa de la nostra literatura actual, que viu l'inversemblança com un mal, quan resulta que l'inversemblança és el secret més sublim de l'art).
Cal començar a acceptar que la llengua castellana ha entrat a la catalana, i que això no té qui ho aturi. En alguns dels textos que he publicat he optat per fer parlar en castellà el personatge castellanoparlant, i n'he assumit els riscos. A "Aire brut", aquest risc va imposar que un terç de la novel·la fos escrita en castellà. Això ho tenim a favor: el lector català és perfectament competent en castellà i (més enllà de si les causes són bones o dolentes -patriòtiques o no) no recordo ningú que se'n queixés.
Com sempre, em remeto als meus ídols de la llengua catalana. Tots ells duen dècades morts i enterrats. Parlo d'en Juli Vallmitjana, d'en Jacinto Verdaguer, d'en Paco Madrid, d'en Domènec de Bellmunt. Fins i tot del nen de dretes en Josep Maria Planas. I el jutge de poble en Joan Perucho. Ah! I en Blai Bonet, en Bauçà, en Jesús Moncada, en Desideri Lombarte (recomano amb fervor!), en Dalí (sí, el pintor de Portlligat fou un gran escriptor -amés de franquista i mala persona, com en Josep Pla i la majoria de gironins), en Joan de Santamaria, en Rafael Tasis. Cap d'ells no va tenir por d'incorporar el gir en castellà (amb la cursiva dels nassos, de vegades), però tots ells escriuen en una llengua de gramàtica rica, de sintaxi agosarada, de frase llarga i ben pensada -si cal. (A mi que em diguin el què vulguin, però en Jaume Fuster fa un dels ridículs més monumentals de la història de la literatura catalana a "De mica en mica s'omple la pica". Com si diguérem: algú ho havia de dir).
Admiro la majoria de traductors i traductores al català. Jo diria que fan la feina que no fan els escriptors (demano algun premi per a ells!). Hi ha una traductora que fa poc va publicar aquest pensament (cito de memòria): "traduir és la millor manera d'escriure una novel·la sense sentir el pànic a la pàgina en blanc". [Em va fer venir ganes de suplicar que, si hi ha una propera vida -esperem que no!- em sigui concedit ser traductor o traductora]. Donaria el què fos per saber què opinen els traductors i les traductores d'allò que escriuen els escriptors catalans actuals. M'agradaria saber-ho, però em refereixo a saber la seva opinió sincera, honesta, de veritat.
Aleia iacta adhuc. Nogensmenys, amen. Joder (amb /j/ aspirada, en plan cordovès)!
5 de des. 2016
Anemia y colesterol en la literatura catalana
Hace muchos, muchísimos años, el por entonces presidente Adolfo Suárez soltó que la lengua catalana era válida para hablar en familia y hacerles mimitos a los críos, pero que no era útil para hablar de ciencia. Sucedió al principio de aquel fenómeno paranormal y fraudulento llamado "Transición", y que tanto les gustó a los señores políticos de la época. (Pujol estaba que se moría del gusto a la par que Roca, quien hoy es el abogado de la Infanta).
La respuesta de los poderes fácticos catalanes (eso que ahora llaman "sociedad civil") fue tan contundente y unánime que, poco después, Suárez se retractó. La retractación de Suárez acalló el debate y todo el mundo quedó satisfecho en Cataluña, puesto que el valor del catalán ya no estaba en entredicho. Visto desde hoy, creo que desaprovechamos una gran oportunidad para analizar, dialogar y buscar soluciones.
Cuando Suárez soltó su torpedo, el país salía de una dictadura militar en la que la lengua catalana estuvo prohibida para el uso público, en la educación y en los medios. La mala situación de la cultura catalana tenía una buena excusa. Se toleraba con moderación la edición de libros en catalán a medida que el régimen flaqueaba. Franco, ya senecto, debió pensar que si la burguesía catalana me pide flexibilidad para con la lengua catalana no puedo negárselo más, ya que me ayudaron mucho y bien en mi cruzada contra la clase obrera, el comunismo, los ateos y los anarquistas. Franco y sus amiguetes catalanes habían exterminado a la clase obrera catalana, de modo que, en teoría, solo le era posible escribir en catalán a la intacta burguesía de misa: Salvador Espriu, Foix y demás señoritos lletraferits de obra tan inútil como prescindible.
Durante la dictadura, sin embargo, se publicaron buenas obras literarias. Algunas de ellas escritas desde el exilio. Ojo al dato; en México, Argentina, Chile, etc. Los países citados no lo son al azar. Hay que pensar qué y quién escribía allá. Y ¿quienes si no los hijos de la burguesía catalana se fueron a esos países para "cooperar" con ellos para labrarse un currículum de burguesitos enrollados a su vuelta, después de hacer exactamente nada y nada más que nada?
Cuando se produjo la "apertura" en la Transición, el aluvión de literatura catalana fue tremendo. A mi casa llegaban novelas, traducciones, poesía, ensayo, historia... Un torrente de papel impreso en catalán que mis padres compraban por encima de sus posibilidades económicas y lectoras, ansiosos por leer y sobretodo por demostrarles a sus hijos que la lengua que les legaban era una buena lengua, con mucha cultura detrás y un gran porvenir. Mi padre y mi madre fueron dos ingenuos maravillosos: creían en eso y en el ascensor social.
Pero pasaron los años, y tras la euforia vino el tedio. Hace ya muchos años que se presiente, algo va mal. Y en los últimos años, peor. La producción literaria catalana está en declive. Se escribe y se edita mucho, pero casi nada trasciende ni emociona ni provoca cortocircuitos en la mente de los lectores. El ensayo está ausente y la novela languidece entre novelitas y prosa breve, de entretenimiento.
El profesor de la UB Jordi Llovet lleva años advirtiendo del declive, y lo achaca en parte a la falta de inversión: se traduce poco pensamiento, poco ensayo. Grandes autores de las ideas contemporáneas apenas tienen traducción al catalán. La producción propia flaquea. Busquen a Zizek en catalán y ya me dirán. Che altro c'è. Llovet también acusa al giro nacionalista de la cosa catalana, porqué el soberanismo que nos oprime es un movimiento que se mira a si mismo ensimismado y se excluye del mundo mientras, narcisista y onanísticamente, celebra como grandes cosas las cosillas propias: confunde lo propio con lo bueno, siguiendo la tradición de los nacionalismos de corte fascista. Primer els de casa. Com Montserrat no hi ha res, Margarida Aritzeta és igual o millor que Asa Larsson.
El exceso de azúcar obtura la circulación y al final paraliza el corazón. En un artículo reciente, Llovet casi implora: "¡dejen de exportar castellers y bastoners, y empiecen a importar pensamiento y literatura!".
En 2014 se editaron decenas de docenas de libritos sobre la guerra de 1714 (incluso vi "La cuina de 1714", con supuestas recetas feudales). Todos basura. Y ni una sola traducción de Baumann, ni de Klein, ni de .
A mi se me hace cada día más farragoso leer un buen texto literario escrito en catalán contemporáneo. Lo más atrevido, vivo, brillante y locuaz que leo en esta lengua sigue siendo Verdaguer, Juli Vallmitjana, Paco Madrid, Joan Perucho... Manuel de Pedrolo, Josep Maria de Segarra o Blai Bonet me parecen más vivos que los vivos de veras. Por no hablar de Miquel Bauçà. En el caso de la poesía, la galaxia que se mueve alrededor de Enric Casasses es un asunto aparte, el único asidero que nos queda. Pero... ¿la poesía nos salvará? ¿Cuántos lectores tiene ese género?
El asunto pinta feo. No sabría decir si la cultura catalana necesita entrar en la UCI o recostarse en el diván del psiquiatra. No andaba desencaminado el que hace poco pedía a gritos un barco cargado de psicoanalistas argentinos (de la escuela lacaniana, añadiría yo) para Cataluña.
A todo eso hay que decir que hay pequeñas editoriales valientes, que traducen y apuestan sus pocos dineros por traernos cultura de calidad. Hay varios ejemplos pero solo voy a nombrar dos: Edicions del Periscopi i Raig Verd, cuyo valor es de categoría épica y de los cuales ni mu en Tv3. Esas editoriales viven al límite del abismo.
Por otra parte, leo a escritores catalanes de expresión castellana (lo digo así, aún sabiendo que escribo en ridículo) que me ofrecen una prosa de alta calidad, capaz de explicarme como es el país en donde vivo.
Dejo algunas preguntas:
- ¿hay algo en la misma lengua que dificulta la literatura? ¿Se ha perdido el catalán como lengua para la creación literaria de calidad? ¿Ha perdido vivacidad? ¿Porqué suena tan pobre y cahabacana y campechana la mayor parte de lo que se publica?
- ¿tiene algo que ver con todo eso la "normalització lingüística"? ¿Qué papel ha jugado Omnium Cultural y su secuestro de la lengua? ¿La guerra contra el castellano -y contra el bilingüismo- nos ha empobrecido? ¿Cómo se explica que, tras tantos años de inmersión lingüística en la educación y de gasto en Tv3 las ventas de libros en catalán representen el 30% de lo que se vende? ¿El público lector lector es refractario por rebeldía o porqué lo que se escribe en catalán es incapaz de despertarle interés?
Hablando de todo eso hace poco con un amigo indiscutiblemente culto y ponderado, me dijo, lacónico, que la literatura catalana debería enmudecer por un tiempo, ponerse a leer y a formarse. Yo diría que podría aprovechar el tiempo para reflexionar, también, sobre el propio vehículo, sobre la lengua. En estos momentos, veo más respuestas en los buenos traductores (y traductoras) que en los creadores de literatura.
Hay que leer lo que se escribe fuera. Más allá del Ebro (y del Atlántico) existe una literatura de muy alto nivel. Pocos días atrás hablé con un escritor diletante que se propone retos raros, por puro placer. Y por ese motivo intenta traducir a Roberto Bolaño al catalán. Me dijo que, a veces, esa tarea le parece imposible. Si eso es así se debe a alguna anomalía del catalán. Esperemos que sea una patología curable.
Mientras tanto, y ya que soy felizmente bilingüe, voy a seguir leyendo a mis queridos charnegos y a mis amados sudacas.
2 de des. 2016
Los Recónditos
El día 1 de diciembre fue un día de apariencia fea, de frío húmedo y tristeza. La tristeza quizás la llevaba yo, pero lo demás me lo encontré, igual como te pasa con tus apellidos. Ese día, por la tarde, me subí a un tren en dirección a Barcelona para reunirme en cónclave con el Club de los Recónditos. Era el día de la presentación en público de la primera edición en papel de este blog.
Escritores recónditos... La idea surgió de Miquel y de Francesc, dos mentes que nunca cesan de pensar, y empezó a concretarse en su blog "Escritores recónditos". Hace ya bastante tiempo me llamaron para participar en él, y yo me presté. Recuerdo que era a finales de curso, posiblemente en primavera (lo digo por el atuendo que llevo en la foto que documenta la reunión). Nos encontramos en el jardín medio romántico medio burgués del Ateneu de Barcelona, charlamos un rato, nos reímos y yo, a la vuelta, perdí las llaves de mi casa. Tardé más de dos horas en convocar al cerrajero de urgencias, que me cobró unos 500 euros por romper la puerta y luego reparar el estropicio. El cerrajero tenía algo de bovino y a la par de judío. Si existen los toros judíos, deben ser muy parecidos a mi cerrajero nocturno.
¿Qué es un escritor recóndito? les pregunté a mis admirados amigos. Creo que carraspearon un poco, se miraron de soslayo. "Son los escritores poco mediáticos", dijeron al fin. Bueno, en ese caso, les respondí, estoy de acuerdo en figurar en vuestra lista. Por lo visto, algunos de los escritores a quienes les invitan a figurar en su compendio rechazan la oferta, y yo creo que es porqué la palabra "recóndito" les sugiere marginalidad, miseria, maldición o, incluso, toxicomanía. Yo creo que todos esos conceptos ocultan al verdadero monstruo que acecha tras el término: el fracaso. El fracaso es bello, poético y sobrecogedor cuando sucede a los demás, es como el suicidio valiente, como el héroe patriótico. Pero todos queremos verlo en las páginas de una buena novela rusa, en la pantalla del cine o en el hijo del vecino fanfarrón. Jamás en carne propia.
El escritor recóndito ¿es recóndito por elección deliberada o por dejadez? ¿lo es por una cuestión de principios o de impotencia? Jamás lo sabremos.
Cuando yo era muy joven (sobre los 16 y un poco más) escribía poesías y me reunía en un bar de barrio con otros colegas del instituto, todos poetas. Éramos poetas tremendamente recónditos y, además, furiosos, llenos de rabia y de rencor. Éramos jóvenes catalanes pobres. Cuando nos poníamos a hablar de poesía solíamos tratar a los escritores "consagrados" de imbéciles, de hijos de la gran puta para arriba. Les deseábamos una muerte atroz tras una enfermedad horrible. Escribíamos sobre ello. Ya por aquel entonces, yo añadí a algunos de mis textos vengativos y llenos de mala leche al señor Jordi Pujol, por entonces autoproclamado Muy Honorable y Potestad de la Sardana.
Pasaron los años y nuestro club de poetas rabiosos proseguía indemne, cabizbajo, con la mueca del odio torcido ya fosilizada en el rostro. Nos agarrábamos al fin de la adolescencia, aunque los asideros eran cada vez más escasos, más escuálidos. Los dueños del bar del barrio envejecían y eran cada día más descuidados, más guarros. El café estaba realmente malo. (El "tallat" adquirió categoría de terror gótico, pues nadie supo como demonios habían conseguido dotarlo de un tono verdoso, de charca podrida). Los vasos de cerveza siempre sucios y el aperitivo de la casa, progresivamente aguado, sin vergüenza ni disimulo.
-Anem malament de quartos -gemían. Eran mayores y se terminaron las osadías de antaño, cuando se iban los fines de semana a Andorra para mantener el estraperlo de pornografía y paquetes de Winston. Eran los viejos catalanes, emigrados de un pueblo miserable del Pallars con un fajo de billetes, primero franquistas y luego nacionalistas de los de Convergència. Me contó el dueño del bar que las revistas porno las compraba sólo para cubrir el alijo de cartones de tabaco que yacían debajo, ya que la guardia civil de la frontera conocía su condición de conco irredento y se conformaba con un ejemplar o dos a cambio de hacer la vista gorda, a la vez que le regañaban como una abuela a su nieto, díscolo pero ya sabes, buen chaval.
El mundo se esforzaba en proveer de argumentos nuestro odio por él.
Llegó un día en que alguien me propuso escribir cuentos para una revista. Yo acepté, pero no dije nada a los miembros del club de los poetas enfermos. Luego, alguien leyó uno de aquellos cuentos y me invitó a escribir una novela breve, para jóvenes. También acepté. Comprendí que mi silencio no podía prolongarse más y decidí que debía contar la verdad. Me imaginé que mi novelita aparecería en los escaparates de las librerias, que habrían reseñas en la prensa y que quizás me iban a entrevistar en radio y televisión. Como en una pesadilla, sospeché que alguno de los poetas medio muertos me descubriría, y que iba a ser delatado y luego lapidado ipso facto en el descampado del Guinardó (por encima del hospital de Sant Pau) al que acudíamos a emborracharnos, o que quizás amanecería cadáver en las costas del Garraf, ya que alguno de los poetas tenía carnet de conductor de autos y yo ya leía novela negra.
Así que tras una noche aciaga, me armé de valor (y de tres o cuatro vasitos de orujo) y confesé mi pecado ante los poetas. Fui automáticamente vilipendiado. Alguno me trató de "patética prostituta" y otros, simplemente, empezaron a despreciarme suavemente. No me invitaban a los encuentros, no respondían a mis llamadas y si aún así yo conseguía hablar con ellos hacían como que el viento soplaba huracanado y no se me escuchaba.
-Es que lo tuyo es muy grave... -me susurró uno de ellos- Cobrar por tu arte, por tu alma... ¡Qué pensaría Rimbaud de ti..!
Pasaron los años. Yo continué publicando, aunque jamás fui un escritor visible. O sólo esporádicamente, brevemente. Casi como por accidente u omisión. Si aparecí en tv, fue en canales municipales.
Mis antiguos compañeros del club de los poetas que querían ser malditos se hicieron mayores. Dos de ellos lucharon arduamente para ser funcionarios autonómicos. Los dos lo consiguieron, aunque uno de ellos murió poco más tarde y el otro se las apañó para ser pensionista a los 50 años: era listísimo. Tanto, que consiguió engañar a los tribunales médicos fingiendo una grave enfermedad mental. (En 2011 se hizo independentista catalán y dejamos de hablarnos). Otro entró a trabajar en Caixa del Penedès (hoy debe ser por lo menos director de una sucursal de pueblo del Banc de Sabadell). Otro hizo una carrera discretamente buena como comercial de electrodomésticos de la conocida cadena Kyoto, y luego se pasó a la cosa inmobiliaria.
Bueno, para ser chicos de barrio y jóvenes españoles de los ochenta no está nada mal.
29 de nov. 2016
Léxico procesista básico (1)
A continuación expondré algunas de las palabras y conceptos clave más usados en el discurso procesista catalán (no confundir con el independentismo, que es cosa distinta aunque no más seria).
Hoy abordaremos los conceptos sencillos, dejando para posteriores entradas los más elaborados (mandat democràtic, España, 1714, Catalunya, franquista, democràcia, ERC, Puigdemont...
Assemblea Nacional Catalana (ANC)
Cuando plantas el adjetivo "nacional" en un sintagma nominal, hay que andarse con ojo al sustantivo que le antepones, no vaya a ser que huela muy mal (ahí tenemos nada menos que al Frente Nacional). Es por ese motivo que, siendo una organización vertical (piramidal) de tono autoritario-paternalista, le pusieron "Assemblea". El invento se pergeñó poco después del 15M (no es casualidad) y por aquellos días lo de "asamblea" resultaba tan progresista como capaz de engañar a los incautos y los ingenuos. A pesar de constar de unos pocos miles de socios (cuyo número exacto es un misterio), actua como un poderoso lobby que presiona al gobierno autonómico catalán a la vez que le arropa, le aplaude y le exculpa de todo pecado. Organizaciones así las hubo y las hay por todas partes, generalmente sin disimulo de su orientación fascista. En el caso de la ANC, lo niegan con rotundidad. Con menos rotundidad ronronean que no son supremacistas o etnicistas. [Viendo a sus líderes y analizando su ideario, uno llega a la conclusión de se debe disponer de una imaginación muy fecunda y de una notable fantasía para suponer que el catalán es superior en algo a cualquier otro hijo de la península ibérica]. Pero igual me equivoco y resulta que los rodolins de Guerau de Liost superan los poemas de Lorca. ¡Qué sé yo...!
Casals, Muriel
Presidenta de Òmnium Cultural (ver la entrada más abajo) hasta su muerte en 2015. Dió el giro procesista a ese club de la burguesía catalana. Pero como falleció, no voy a decir nada malo de ella y haré como con Rita Barberá: respeto para con los difuntos hayan sido lo que hayan sido. (Nota: debo acordarme de no criticar jamás a Augusto Pinochet, puesto que se halla en condición de cadáver).
Consulta
El palabro aparece de repente en mitad del proceso para sustitutir al referéndum. No se sabe muy bien porqué. Posiblemente, porqué "consulta" tiene un significado más nostrat y más ambiguo, que son las dos prioridades del proceso: que sea tan de aquí como la llonganissa de Vic i tan borroso como el poble de Catalunya. O quizás porqué en la Casa dels Canonges (residencia oficial del Presidentpuidgemont) se intuyen que será más fácil hacer una consulta que un referéndum. Cabe apostillar que durante esta semana (entre el 28 de noviembre y el 4 de diciembre) Tv3 realizará un programa titulado: Referéndum si, referéndum no. Es decir, el referèndum del referéndum. Después de tanto lío, casi seguro que todos estarán mucho más cómodos con una consulta, que es lo que se hace cuando se llama al número del Tarot.
Convergència (antiguamente, Convergenciaiunió)
Organización catalana con ánimo de lucro cuyo principal fin era gestionar el expolio de dinero público perpetrado por la Generalitat de Catalunya. Su tapadera fue el disfraz de partido político. Nacionalista, por supuesto. Los párrafos de Juan Marsé en "Últimas tardes con teresa" donde habla de los "señoritos de mierda" no iban dirigidos precisamente a los señoritos de Convergencia, pero sirven para comprender.
CUP
El fenómeno "Cup" fué descrito por el dramaturgo Santiago Rusiñol en su comedia "L'auca del senyor Esteve", escrita en primera versión en 1907. En esta obra relata la evolución de una familia burguesa catalana típica: el abuelo trabaja como un poseso para levantar una tienda, el hijo expande el negocio y se forra, el nieto les sale artista y rebelde. El nieto, sin embargo, no osará jamás morder la mano que le da de comer. Si Rusiñol escribiese hoy su comedia y le diesen ganas de concretar, diría que el abuelo era franquista, el hijo de Convergència y el nieto de la Cup. Dicho está.
Desconexión
Diputados serios o muy serios, altos funcionarios y altísimos cargos políticos hablan de "desconectar Cataluña de España" con naturalidad y sin perder el ademán impasible del patriota convencido, aunque sin contar jamás como diablos puede tratarse a una región autónoma como si fuese una tostadora de pan enchufada a un estado. Se habla de leyes para la desconexión, de comisiones de sesudos y sabios expertos en desconexiones y de plazos para llegar a ella, aunque esos plazos siempre se demoran, de 18 meses en 18 meses. (Debo consultar qué dijo Pitágoras del número 18 -¡ni tan siquiera es número primo!).
Desobediencia
Estrategia y amenaza constante, aunque hasta hoy solo un chiste de sobremesa. Lo de la desobediencia catalana parece inspirado en el cuento del pastorcillo mentiroso. Se sugiere que las instituciones autonómicas (cuyo poder emana de la Constitución) van a desobedecer la propia Constitución así como a los tribunales que la protegen (y a los que acuden muy a menudo para defenderse de las supuestas intromisiones estatales en el Estatut de Autonomia). Hasta el día de hoy, sin embargo, los actos de desobediencia tienen un indiscutible carácter folklórico: negarse a retirar banderitas, poner urnas de cartón, trabajar en día festivo (!!!), etc. La desobediencia tiene siempre el suave perfume del jolgorio, lo inane y lo pueril. Nadie se imagina a George Washington amenzando a la Corona Inglesa con no presentarse a la misa del cumpleaños de la Reina o con acudir al curro en el dia San Jorge. De momento, Oriol Junqueras y el Presidentmas tributan a la agencia tributaria española. Nada que ver con los viejos teóricos de la desobediencia civil. ¿Habrán leído algo sobre desobediencia civil esos políticos catalanes? ¿Lo habrán sacado de algún capítulo de "Merlí"?).
Dret a decidir
Uno puede sacarse de la chistera un conejo o, en su defecto, un derecho. El derecho a decidir tiene la misma cobertura legal internacional que el derecho a vivir 300 años. A ver quién es el guapo que nos lo niega. Si alguien nos niega el derecho a vivir 300 años, será merecidamente merecedor de los adjetivos: unionista, botifler, españolista, facha. ¡Habráse visto!
Estructures d'estat
Parece ser que, des de 2012, el Parlamento autonómico catalán está entregado en cuerpo y alma a construir estructuras de estado, de modo que, a día de hoy, deberíamos tener más estructuras de estado que todas las que descubren los arquéologos en el Valle de los Reyes. Sin embargo, nadie ha visto nada. Nada exceptuando el dinero presupuestado para ellas.
Forcadell, Carme
Actual y paradójica presidenta del parlamento autonómico catalán (no desobedece a la nómina que le manda España cada final de mes). Su historia de ascenso fulgurante (y caída inminente) tiene algo de tragedia shakesperiana. Cuentan por ahí que fue ninguneada por el partido en el que pretendía prosperar (Erc) y que ese es el origen de todo, una oscura venganza: "Ahora vais a saber quién soy yo". Podría ser de Shakespeare pero lo mismo dice la bruja piruja de La Cenicienta. A medio camino entre el hooligan inglés y el Boig noi culé, Forcadell ha mantenido un tono crispado y rudo, con frases que suenan como maldiciones: "President, posi les urnes!" (se refería a las urnas de cartón, com las del colegio de primaria para escoger al delegado de clase). Con el paso de los días ha moderado el tono, aunque posiblemente no se deba a haber comprendido cuál es su papel institucional, si no a razones más oscuras.
Rull (Josep) y Turull (Jordi)
Son los Dupont y Dupond de Tintín trasladados a la política catalana y su mayor aventura, el procesismo. Sus muecas casi gemelas muestran el desolador desamueblamiento mental que les hermana. Ya que la historia les olvidará enseguida, hay que ir pensando en inmortalizarles en algún cómic para no perder memoria histórica.
Òmnium Cultural
Organización de la alta burguesía cuyo fin original fue jugar a hacerse los mecenas de la cultura catalana a cambio de ejercer un poder hegemónico sobre la misma. Entre sus fundadores hay familias que encabezan la lista de evasores fiscales del país (hablo de España). A ellos se debe el desastre que hoy no sabemos arreglar. La lengua catalana no ha sido la lengua de acogida de ninguna oleada migratoria, la producción cultural catalana es cada vez más miserable, más lamentable y más raquítica (véase literatura, cine, teatro o artes pictóricas). Cuando deberían importar cultura y pensamiento, exportan castellers, bastoners i correfocs. Cosas de la burguesia catalana.
21 de nov. 2016
Processiolàndia pel pedregar
El llibre va aparèixer ara fa un any en traducció catalana i aprofito l'ocasió per recomanar-lo als lectors de relats curts, potents i per pensar. Si hi ha cap nacionalista que tingui ganes de pensar (cal esperar que sí) també l'hi recomano, però amb prevenció.
Les línies que segueixen no ressenyaran el llibre. Em limito a comentar que Processiolàndia va pel pedregar: el sentit de l'oració.
Ja fa temps que el processionisme anava pel pedregar, però fins fa poc els processistes encara sabien mantenir un to com de dignitat ofesa i altiva, i encara especulaven amb el país nou on cada dia hi haurà pastís de xocolata de postres i programa de cultura a Tv3. Ara, per fi, gasten menys fums. S'han posat una mica humils, i això és molt bo. Qui sap si, algun dia, podrem parlar-ne amb calma. Potser aviat arribarà un nadal en què les famílies que tenen membres processistes i membres federalistes i membres d'altres espècies podran tornar a seure juntes a menjar torrons i neules, i en què el gotet de ratafia no serà motiu de baralles com la del tango de la punyalada. Potser arribarà un dia -aviadet- en què en Vicent Partal i en Vicent Sanchís mostraran un cert aire com d'autocrítica.
Anem a veure el paisatge del pedregar d'avui:
Fa pocs dies, el conseller de la generalitat Santi Vila (el somriure culte i amable del règim) va insinuar que el referèndum secessionista pot ser que no se celebri. Els independentistes més procaços van esverar-se menys de l'habitual, perquè ja saben que en Vila no és ben bé "dels nostres". Deuen tenir-lo apuntat a la llista negra per si algun dia cal passar comptes. A mi, en Vila no m'agrada perquè és un ultraliberal temible, prò és un home cultivat i llegit, el que més dins de la terrible tenebra ignorant dels seus companys de govern: compareu-lo amb en Jordi Jané, aquest pobre paio que sembla que s'estigui estudiant la resta portant-ne, o amb el propi Puigdemont, que no sap fer subordinades i que encara parla com un pagerol carlista i ruc, molt osonenc.
Poc més tard, el conseller Junqueras (l'home que ha passat de col·laborador graciós en un programet d'humor de la Tv3 a pseudoministret d'economia), va embarbussar-se en una reunió d'empresaris i no va saber què dir, i va reconèixer, de facto, que el processisme està encallat i en declivi.
La senyora Forcadell (la dels tèxtils que venen milions de samarretes cada mes de setembre) fa uns dies que està moixa, i que mostra allò que en diuen en "perfil baix". És fàcil d'entendre: damunt del seu cap hi ha una espasa de Damocles. Sap que un jutge la pot inhabilitar per llenguallarga i saltamarges, com a un vulgar gamberret de barri baix que s'ha excedit xulejant els veïns. Quan es tracta dels quartos, fins i tot el més indepe s'arronsa, i el salari que cobra la senyora del tèxtil pel càrrec -que li atorga la Constitució espanyola, recordem-ho- és dels salaris que hom procura conservar.
La senyora Joana Ortega, ex d'Unió democràtica i ex de diversos assumptes (la senyora que va fingir tenir una titulació acadèmica que no té), ara es dedica a promocionar una marca de roba juvenil que gasta eslògans rabiosos i agosarats, com samarretes negres amb lluentons que formen les paraules "Dirty Lips". Però també li ha trobat el gust a deixar-se caure pels platós de la Tv, i en un d'ells explica que es va retirar de la política entre greuges i retrets cap a Esquerra Republicana de Catalunya, el partit que va perdre la "E" en una mala nit en què va sortir a lligar en una disco de pijos i que ja ha renunciat a buscar-la. Ara són els Republicans de Catalunya, com en Trump als EUA o en Sarkozy a França. Es veu que dins del processistes hi ha mal rotlle, malgrat els esforços que fa el crepuscular cantautor Lluís Llach (també força silent, ara que ho penso).
El senyor Romeva, a qui la premsa de Crónica Global anomena "Cocoliso" per distingir-lo de "Cocomocho" (l'Honorable Putxi) se'n va anar als països nòrdics a explicar el procés a qui li pugui interessar, i només se'l van escoltar un partidet de l'extrema dreta danesa. En tornar va callar i no va dir res, i si li pregunten "què tal per allà dalt" ell respon un lacònic "fa molt de fred". En Romeva també ha presentat un llibre de contes per la canalla, perquè es veu que la feina li deixa prou temps lliure. Potser sempre ho ha dit: "Visca la Catalunya del temps lliure!" o alguna cosa semblant.
Pocs dies més tard, el CEO (que és un organisme de la generalitat de catunya) publica una enquesta en què diu: que si avui es fes el referèndum, el SI perdria davant del NO per uns quants punts. També diu: que si ara es repetissin les eleccions catalanes, la suma de Junts pel Sí i la Cup no donaria majoria. I que els xicots de la Colau avançarien moltes posicions.
Això: Processiolàndia, pel pedregar. I en Pujol també calla, perquè sap que si parla li brollaria la veu del Gollum quan defensa "el meu tresor" (mai no sabrem si el tresor d'en Cigronet són els milions andorrans, la visió patriòtca al cim del Puigmal o el sillonet del Palau dels Canonges. O Catalunya, perquè temo que, per a en Pujol, els quatre objectes són un de sol).
El cas és que el PP sembla que surti de l'hivernació dels darrers anys, i ara apreta una mica més els señoritos que van passar de socis d'Aznar a esperpèntics sobiranistes. Els homes (ep, i les dones!) d'en Mariano Rajoy han començat a tractar el processisme català amb una estratègia extreta de l'hemeroteca de la Cup. Tal com sona. Fou aquell estrany i polièdric David Fernàndez el qui ho va dir: "mà estesa i puny tancat". Això és exactament el que diu ara la ministra Soraya: "mà estesa pel diàleg, puny tancat a les aventures il·legals". I llavors els processistes afluixen. N'hi ha algun que es mostra satisfactòriament satisfet, perquè el PP els està oferint una sortida digna al problema que tenen: com explicarem als xicots de l'ANC i de l'Òmnium que el procés s'ha acabat? Cap processista amb càrrec no té ganes de perdre la feina.
Ara que el Procés declina i va pel pedregar és hora que els qui l'hem sofert deixem l'estoïcisme i comencem a demanar explicacions. I responsabilitats. Si encara som en un país democràtic o pseudo-democràtic, la salut pública ens ho demana. A veure quanta pasta ens ha costat la broma. I a veure quines coses útils es podien haver fet amb aquesta pasta llençada al cubell dels projectes nacionalistes.
Em demano amb una inquietud curiosa què diran els independentistes aquells, els de tota la vida, els que s'han empassat la conya i se l'han presa seriosament, els qui van creure que els seus senyors es deixarien la pell per la independència: com entomaran els discursos de la retirada? Li reclamaran a na Forcadell que els retorni els quartos del kit-independentista-obligatori-per-desfilar? I què repensaran, quan repensin en aquelles urnes de cartró d'un llunyà 9 de novembre, i d'aquell "vot de la teva vida" que els van prometre un altre 9 de novembre (dos anys abans del 9N en què Trump va guanyar en urnes de veritat, i molts anys més tard del 9 de novembre de la nit dels vidres trencats, quan els nois d'en Hitler també van prometre grans canvis nacionals)?
També estic una mica més alegre aquests darrers dies, perquè en un món de micro nacionalismes agressius, de Trump, de Farage, de Viktor Orbánn i de Marine LePen, és bo que pel davall dels Pirineu reconeguem que -de moment- encara es pot respirar. I que duri, amén.
10 de nov. 2016
Trump en Cataluña
Trump caganer, una forma sutil de mostrar una imagen catalanizada y entrañable del magnate americano
Parece un chiste, pero no lo es: Arturito Mas, en su página de facebook, ha colgado una breve reseña sobre el resultado de las elecciones americanas en la que no esconde una emoción bastante alegre ante la victoria de Donald. Mas aparece bastante "xiroi" en el video grabado en su casa o en el despachito de titularidad pública en el Palau Robert, que fue la mansión de un viejo franquista de los 40. El Mas o Menos presidente malgré le mi-coup de la cup destaca la capacidad de Trump por "hacer posible lo imposible" y aboga por aplicarse la lección en casa, en esta que es su casa, la Generalitat o Cataluña (nunca sabemos a qué se refiere exactamente, porqué Mas y los suyos nunca han diferenciado bien el partido, el Palau i el país). Hay que ver los sueños que tiene Arturito cuando sueña en imposibles.
Parece un chiste malo pero no lo es: los sectores hooligans del independentismo llevan tiempo mostrando admiración hacia el Presidente Trump por su desparpajo, por su falta de respeto hacia la democracia y sus instituciones. Trump tiene algo de forcadelliano o de forcadellista, eso es innegable. Del mismo modo que Forcadell tiene algo de trumpiano o de trumpista.
Parece un chiste pero no lo es: Òmnium Cultural, el engendro más maligno de la burguesía elitista catalana exceptuando a Convergència, acaba de convocar una manifestación "En defensa de la democracia y de las instituciones catalanas". Paradoja catalana: la democracia y sus instituciones son justamente lo que llevan tiempo intentando desbaratar con desfiladas, xiuladas, desobediencias a medias y otros focs de camp.
Que Trump les caía simpático a nuestros indepes era algo casi obvio, previsible. Esa es la doctrina que comparten con el yanqui: sólo cumplo las leyes que me convienen y las otras las desobedezco, transpiro etnicismo en el discurso de "lo catalán", reinterpreto las historia burdamente, tolero a los agresivos y hago como que no lo veo cuando actúan (en el inevitable Camp Nou, en la entrada de la exposición sobre la simbología franquista, en el pregón de la fiesta mayor de Barcelona, etc). Me aprovecho del sistema para empequeñecerlo, sueño con ejércitos catalanes y sobretodo (ahí está la Cup): no escondo los proyectos anexionistas. (Soñar es gratis y delirar en grupo, fabuloso). Porqué, como todo el mundo sabe, tarde o temprano nos vamos a anexionar la Comunitat Valenciana y les Illes Balears. Y al aparato resultante de la anexión le pondremos el nombre de Països Catalans, en memoria de un mito que jamás existió y que remite a las tinieblas medievales. Más de uno sueña en el duermevela de la espera de un referéndum imposible que, en vez de ponerle por nombre "Països Catalans", podrían ponerle un más diáfano, enfático y honesto "Segundo Imperio". Así, un poco Asimov, ciencia ficción popular.
Los indepes ven bastante bien lo de Trump, porqué el tipejo -un señorito de mierda- les parece más proclive a reconocer un Estado catalán que la señora Clinton, de aspecto más serio y formal. Al rubio del tupé parece que todo le da igual mientras sea un poco gamberrete y sirva para socavar la democracia y sus normas del juego.
De Trump, los independentistas furiosos pero también Mas lamentan la parte machista, pero a los indepes, con Trump, les pasa lo mismo que a los burgueses nacionalistas les pasaba con Franco: que salvo la prohibición del catalán en la vida pública, lo demás les encantaba: hicieron grandes negocios, tuvieron a la clase obrera sometida y acojonada (o muerta y presa), explotaron a los pobres sin límites y liquidaron casi para siempre el pensamiento crítico, el librepensamiento y el análisis marxista. Curiosamente, eso es lo mismo que les molesta a Forcadell y sus colegas. Sin la miseria cultural y de pensamiento que dejó Franco, hoy por hoy los independentistas lo tendrían muy negro: ¿qué ciudadano culto y formado se dejaría engañar por los eslóganes independentistas?
Parece una pesadilla pero no lo es. De un tiempo a esta parte, Tv3 da pequeñas entrevistas a pensadores, políticos y personas no-independentistas. Supongo que para evitar el ridículo bochornoso en el que se habían metido. Pero su cambio es solo aparente: durante las entrevistas (el último caso, la entrevista a Manuel Cruz), sobreimpresionan en la pantalla mensajes de supuestos espectadores ultranacionalistas, independentistas del sector doberman que se permiten amenazar sin tapujos a quienes no creemos en la independencia. Es como si le dijeran al espectador: a esos les dejamos hablar un ratito, pero tu ja m'enténs.
Todo eso son malas noticias para la democracia, como la victoria de Trump. Son noticias que hablan del declive de los valores democráticos, del respeto por la cosa pública, del respeto a las otras formas de pensar y ver el mundo.
Tal como cuenta Jordi Llovet en su artículo sobre la caída de la democracia, esta forma de gobernar y gobernarse parte del recuerdo de la antiquísima democracia ateniense. Y cabe recordar que aquello fue algo breve y frágil. También conviene recordar que la democracia es un sistema que no es mayoritario en el planeta, y que el neoliberalismo lleva tiempo acosándola y derribándola porqué se opone a sus proyectos. Nada de todo eso es un chiste. Ni tan siquiera tiene pizca de gracia.
El cineasta documentalista Michael Moore ha propuesto, en sus EUA, que las gentes democráticas deberían empezar a bloquear a Trump des de las calle para impedirle que se mueva. Los catalanes deberíamos hacer lo propio con los admiradores de Trump en Cataluña, porqué de lo contrario nos vamos a encontrar con un paisaje igual o peor (yo creo que peor) del que tienen ahora en Estados Unidos.
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Una interesante reflexión sobre el trumpismo catalán, aquí: www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/fenomeno-trump-proceso-soberanista-catalan-5621179
El separatismo catalán es una variante del populismo que recorre Europa y conecta con el fenómeno Trump en cuanto a fondo supremacista
5 de nov. 2016
Castellano para catalanohablantes
He empezado mis lecciones de dicción castellana con una canción que habla de la relación entre las dos clases de españoles, y de lo españoles todos que fueron los catalanes en 1939.
Con este breve y casi cómico apunte inauguro la serie de este año sobre la batalla del Ebro.
Nota: la chaqueta que se exhibe en el video es una auténtica chaqueta del ejército rojo que entró en Berlín.
31 d’oct. 2016
Noche de muertos y muertas, 1938, cerca del río Ebro
La fotografía que reposa justo encima de estas líneas de letras podría parecerle a alguien una broma macabra, una irreverencia o una expresión del humor facilón propio de la noche de los muertos. Está tomada en la víspera del día de los muertos de 2016, en un lugar cerca del río Ebro que no voy a revelar. Tras la aparente broma, en realidad no hay broma alguna, sino una historia bonita de amor y de muerte. De amor más allá de la muerte.
[Llevo años pensando en esta historia y en otras parecidas, así como también en otras distintas que suceden en esta tierra, la última frontera, la línea del frente, el principio del fin, la primera batalla de la guerra que, en Europa, terminó en 1945 con la derrota del fascismo en Berlín a manos del ejército rojo.]
En realidad, tras la fotografía hay varias historias, y todas ellas luchan contra la inverosimilitud y el olvido. Las buenas historias hacen eso. A mi, la historia de Clarence Kailin y John Cookson y Fernando Iaffa Brodsky me parece una historia muy buena. Porqué me emociona y me sonroja.
Por eso me tumbé y posé encima de la tumba de Clarence Kailin, que murió en 2009 en Madison (Wisconsin) y pidió ser enterrado en España, al lado de su amigo John Cookson, también nacido en Wisconsin, que murió en la batalla del Ebro el 8 de noviembre de 1938. Lo mismo había hecho Fernando Iaffa Brodsky, argentino, que es quién está en la tercera sepultura, a la derecha de la de Cookson. Fernando murió en Buenos Aires en 1985 y también dejó dicho que quería reposar al lado de John. Los tres pertenecieron a la brigada Abraham Lincoln y allí se hicieron amigos. Amigos inseparables a pesar de la muerte y la derrota. ¿Qué amistades se forjaron en la XV brigada de los voluntarios internacionales? ¿Qué pasó mientras luchaban por salvar la república española? Los tres perdieron aquélla guerra, pero es gracias a ellos que hoy estamos aquí. Por eso les debemos tanto.
Tras unos días en las tierras de la batalla del Ebro visitando cementerios y escuchando relatos de muerte y de vida y de amor y de olvido y de memoria y de vergüenza, de dignidad y de barbarie decidí tumbarme encima de la tumba de Clarence. Es mi forma de agradecerle sus gestos: el primero, acudir a España, tan joven para luchar con armas contra el fascismo. El segundo, dignificar con su cuerpo sepultado la memoria, y acusar y vencer, por fin, a los señores del olvido.
Mi cuerpo, tendido en la tierra todavía tibia tras el sol del mediodía en el otoño ibérico, sintió el calorcito y le transmitió quizás, a su vez, algo de calor a la tierra. En esta duda hay una buena pregunta.
Esta es mi forma de celebrar la noche de los muertos con los que tenemos tantas deudas los pobres españolitos, los españolitos del corazón herido.
25 d’oct. 2016
En la muerte del novelista Ignacio Padilla
El escritor Ignacio Padilla murió en un accidente de tráfico, en Méjco, en agosto del 2016. Padilla, que tenía 48 años el día de su muerte, es uno de los autores de la llamada Generación del Crack junto a Jorge Volpi. La noticia no tendría ningún interés especial, ya que la cifra de muertos en la carretera es enorme, y en esta danza bailan todos: desde princesas inglesas hasta plebeyos. La democratización del coche está al servicio de la democracia de la muerte. Hemos vuelto a los tiempos en que se confía en la democracia de la muerte, como en en los oscuros tiempos medievales de señores y vasallos. De las demás democracias uno ya no sabe qué demonios pensar.
Decía que la noticia no tendría un interés especial, pero para mí sí lo tiene, ya que Padilla escribió la novela "El daño no es de ayer" en 2011, en la que aparece un coche abandonado en el desierto de Mojave, un viejo Rolls Royce accidentado en la arena que actúa como una puerta hacia el otro mundo. Quien penetra en el esqueleto del automóvil (por la ventanilla solar del techo, ya que las puertas están atascadas por la herrumbre) accede a otra dimensión y se convierte en un espectro parlanchín que se mete en las cabezas de los vivos. En aquella ficción, Padilla cuenta que el Rolls perteneció a una vieja espiritista que se había codeado con Madame Blavatsky. El lector concluye que la vieja dama había creado el aparato más ansiado por sus correligionarios: la máquina de transmigrar almas.
Decía que la noticia no tendría un interés especial, pero para mí sí lo tiene, ya que Padilla escribió la novela "El daño no es de ayer" en 2011, en la que aparece un coche abandonado en el desierto de Mojave, un viejo Rolls Royce accidentado en la arena que actúa como una puerta hacia el otro mundo. Quien penetra en el esqueleto del automóvil (por la ventanilla solar del techo, ya que las puertas están atascadas por la herrumbre) accede a otra dimensión y se convierte en un espectro parlanchín que se mete en las cabezas de los vivos. En aquella ficción, Padilla cuenta que el Rolls perteneció a una vieja espiritista que se había codeado con Madame Blavatsky. El lector concluye que la vieja dama había creado el aparato más ansiado por sus correligionarios: la máquina de transmigrar almas.
La novela de Padilla ganó un premio literario en Colombia (un premio de 100.000 dólares que envidié en silencio) y la leí justo un año antes de su accidente, durante unas vacaciones. Me sumergía en la lectura después de comer, en la butaca de la terracita orientada a levante de una casa de piedra en un pueblecito olvidado del Maestrazgo, en la ladera de un monte que es, también, la orilla de un pantano de aguas verdes, quietas y profundas.
La lectura se veía suspendida por el sueño: el libro aparecía más tarde encima de mi cuerpo, desparramado como después de un acto de amor. El sudor de mi cuerpo humedecía las páginas de la novela y ella, en correspondencia, penetraba mis sueños. El recuerdo de esa lectura ha devenido una mezcla indistinta de la literatura de Padilla con mis ensoñaciones, a partir de un texto que es ya de por si de naturaleza hipnótica y esotérica. Tanto es así que, posiblemente, algunas de las cosas que he contado sobre la trama o los personajes de Padilla pertenezcan a mi cosecha, cosechada en sueños. Como esa alteración contiene algo delicado o incluso bello, no creo que le moleste al lector. Ni al autor fallecido.
El pueblecito donde leí la novela de Padilla tiene un nombre que se me escurre de la memoria como el agua de su pantano entre los dedos. También tiene una carretera nueva, ya que la antigua era demasiado peligrosa y acumulaba gran número de accidentes mortales. Quise pasar por ella aun conociendo el riesgo que eso conlleva, y debo decir que, en efecto, es diabólicamente tortuosa. En algunas curvas sin peraltar te asomas demasiado al vacío, al fondo del cual está el agua turbia del pantano, el más antiguo de España.
Conducir por esta carretera en desuso es bastante fatigoso. Por este motivo me detuve a reposar poco antes de llegar a Ladruñán, en la entrada de Santolea, uno de los muchos pueblos abandonados de la región. Las casas, construidas en adobe, se encuentran mal, en un estado lamentable. Las casas y los objetos se despreocupan y se abandonan a la disolución en cuanto las dejamos solas.
El cementerio de este pueblo, cosa rara, está mucho más descompuesto y ruinoso que las viviendas. La evidencia de ese fenómeno de asimetría provoca un extraño desasosiego en el viajero.Tanto es así que lleva mucho trabajo reconstruir sus panteones con la imaginación. Lo primero que sorprende es el gran número de este tipo de tumbas que llegó a albergar el camposanto, que ha adquirido el aspecto de un poblado etrusco o el de un jardín novecentista burgués pero asilvestrado. Los pequeños mausoleos se parecen en algo a las cabañas de pastor y se distinguen de ellas porque el interior de la bóveda está pintado de azul. De un azul intenso como el de las mañanas del verano, de forma que hoy, cuando levantas la mirada en el interior de uno de esos panteones, te parece que la bóveda pintada sigue ahí, completa y perfecta: no hay interrupción entre el celeste del firmamento y el del antiguo pigmento añil.
La Generación del Crack pretendió zafarse de la tradición latinoamericana del realismo mágico, sin embargo, Padilla puso los pasos en las huellas y habló de almas transmigratorias, coches que permiten el acceso hacia el otro lado del espejo y viejas damas espiritistas. No puedo evitar preguntarme si su muerte no será el truco definitivo de quien sabe algo más, el giro ingenioso de una trama preñada por el sueño. Se me ocurre que debería volver al cementerio abandonado de Santolea, trepar a uno de los mausoleos y saltar al interior por el agujero en la bóveda. Con cuidado, eso sí, ya que no quisiera dañarme el tobillo y quedarme cojito para toda la (otra) vida.
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21 d’oct. 2016
¿Dónde está la cabeza de Franco?
Lo primero que uno debe pensar ante la pregunta "¿dónde está la cabeza de Franco" es que esa pregunta quizás no es pertinente. La cabeza de Franco, diría uno, está en su tumba del Valle de los Caídos, junto al resto de la osamenta. El cráneo de Beethoven desapareció de su sepulcro y jamás se ha recuperado, pero por lo que se sabe la tumba de Franco no ha sido profanada. Y si descartamos alguna intervención divina, mágica o paranormal (como por ejemplo que el Caudillo hubiese ascendido al cielo en cuerpo y alma), no hay pregunta.
Lo que sucede es que sí es pertinente la pregunta, porqué no hablamos del cráneo del dictador, de sus huesitos. Hablamos de su representación, de su efígie, y de la ausencia de cabeza en la efigie. Nadie sabe qué pasó con la cabeza de metal de la escultura ecuestre. ¿Estará en casa de un nostálgico de los viejos tiempos? ¿En el taller de un artista dadaísta? ¿En el fondo del mar o de un vertedero?
Hay que ver el poder de los símbolos, y eso que estamos en la era de los Pokémons virtuales, el IPhone 6 o 7 y las gafas de visión en 3D. Pero ahí está la fuerza de la efígie. Una efígie que, aún descabezada, todo el mundo reconoce y a todo el mundo le provoca algo en el estómago. Hay que reconocerle algo al escultor, sin duda. Cuando tu obra trasciende como la suya es que algo ha hecho bien. O muy bien. Ya me gustaría a mi que alguien quemara mis libros en la plaza mayor cuando yo ya esté muerto.
Hoy la escultura ha sido derribada. Estaba hecha unos zorros: cubierta por varias banderas, manchada de huevo de gallina y de pintura, coronada por desechos del contenedor más cercano. La han derribado en 2016, que ya tiene tela. Jamás la agredieron mientras el dictador estaba vivo. Ellos sabrán porqué, aunque yo también lo se.
En la tele hablan todo el rato de la escultura de Franco y de los toros, como cuando era pequeño. Me miro las imágenes del derribo y leo y escucho. Consulto las noticias de los días anteriores. Hay que ver, qué maravillas: la exposición de la que formaba parte la escultura trata de la impunidad de la simbología franquista en las calles de Barcelona, y parece que eso es lo único que no le importa a nadie. El derribo de la escultura parece una parte más de la exposición, una performance bien pergeñada por sus organizadores. Para dar visibilidad a una exposición de historia, cosa muy loable en una ciudad cuyo museo más visitado es el del Futbol Club Barcelona. A lo mejor, y por un día, la exposición más comentada y más visitada es la del Born. Bravo por la cultura y por esos ciudadanos interesados en formarse y aprender, en promover su sentido crítico de los hechos y los fenómenos.
En la hemeroteca leo que la exposición sobre la impunidad de la simbología franquista ha hermanado a dos tipos de personas, que se han hermanado en el sentimiento de ofensa: la Fundación Francisco Franco y los procesistas afines a Convergència. ¡Vaya! Vuelven a unirse los convergents y los franquistas, como cuando yo era pequeño. Los señoritos catalanes y los viejos franquistas se enfadan, gritan e insultan a esa alcaldesa que consideran una intrusa porqué no forma parte de su linaje. El linaje que, por ley natural, debe presidir el Cap i Casal, el palacio de la Ciutat Comtal.
Viejos franquistas y convergentes de toda la vida no es que sean parecidos: es que coinciden en nombres y apellidos. Por eso se juntan ante la estátua. Los convergente-franquistas de Tortosa son los que defendieron que la estátua de la victoria fascista debe permanecer intocable en su lugar. A los convergente-franquistas les ofende la ofensa al hombre que les arregló la vida y los negocios, y lo disfrazan de patriotismo baratillo, de modernidad ultrademocrática. A jeta no es gana nadie. El día de la iauguración, un grupo de antiguos luchadores antifranquistas acudieron al Born a mostrar su repulsa ante la efigie del dictador muerto. Fueron vapuleados por otro grupo, formado por procesistas catalanes bastante más jóvenes. Los jóvenes procesistas llamaron "fascistas" a los viejos luchadores antifascistas. Cosas veredes. El aire se ha puesto raro, algo venenoso flota en la atmósfera de este país (o lo que sea) des de que los procesistas tomaron el poder y empezaron a relatar su relato en Tv3, Catalunya Ràdio y demás órganos de propaganda. Quién me diga que no, miente.
Los abucheos, los huevos y la pintura que se han lanzado contra la escultura ecuestre y acéfala no se han lanzado contra el símbolo. Se han lanzado contra Ada Colau. Esa es la capacidad del símbolo, su enorme potencia creadora de múltiples significados y asociaciones mentales.
En el bochornoso discursito de rimas y pareados de Toni Albá de hace menos de un mes, ya se intuía por donde iban a discurrir los capítulos siguientes del vodevil agresivo de esta secta minoritaria pero muy cabezona (seguimos hablando de cabezas). Es raro que Toni Albá no haya acudido a lanzar huevos a la escultura acéfala disfrazado de algo antiguo, porqué su sarta de pareados del antipregón fue como un prólogo de eso: todos contra Colau, esa forastera que ha venido a estropearnos la fiestecilla nacionalista. Eso no lo perdonan ni los procesistas convergentes ni los antiguos camisas negras. Hay algo profundamente falangista en todo eso, muy falangista y muy de falangista catalán, que los hubo y los hay. En Convergència, en Unió, en el Partido Popular Catalán y en Ciudadanos, que son los partidos que normalmente se unen para votar algunas cosillas unidos, aunque eso la crónica parlamentaria de Tv3 no lo cuenta nunca. De esos jóvenes falangistas muy catalanes e incluso muy procesistas los hubo, los hay y posiblemente los habrá, porqué veo que algunos son jovencitos. Hay cuerda para rato.
La verdad es que, bromas e ironías aparte, a mi no me hace ni pizca de gracia lo que se ha montado, y mucho menos como nos lo cuenta la prensa del régimen de aquí o la del régimen de allá, que son dos regímenes tal para cual, y nunca mejor dicho. Y ahora unidos entorno a la escultura descabezada de Franco, sin el cual ni estos de aquí ni los de allá estarían tan hermosos ni tan rollizos. Lo más inteligente que he leído al respecto es de uno que escribe: "Franco es nuestro Sleepy Hollow".
Y a todo eso, el pueblo ¿qué dice? Bueno, parece que el pueblo se agarra las pelotas, mira hacia otra parte y reza para que la cosa no se líe más, porqué ya andamos todos bastante jodidos como para que vengan a marearnos unos tipos que no comprenden el sentido de una exposición. ¿O lo comprenden demasiado bien?
19 d’oct. 2016
El Diplocat en su barrizal
La primera vez que escuché el término "Diplocat" pensé que me estaban hablando de un saurio gigantesco y pretérito, de los bobalicones y vegetarianos. Pero resulta que no, que el Diplocat no es una bestia antediluviana cuyo cadáver fósil se ha encontrado en algun valle de la Cataluña profunda -pongamos entre Olot y Manlleu. Contra todo pronóstico, y contra las imágenes mentales que promueve el palabro, el Diplocat es un aparato institucional creado por nuestra bendita Generalitat, una especie de red de embajadas y embajadores de Cataluña extendida por el ancho mundo. Un invento de esos del cual lo único que se intuye es que no debe salir nada barato. Voy a ver si cuentan el dispendio que nos perpetra en el portal de la transparencia catalana que, puestos a contarlo, es bastante siniestro, complejo y opaco. Pruébenlo y verán. (¿Para cuándo un Snowden catalán?).
El objetivo del Diplocat, más que promover la cultura y el comercio catalanes allende los mares y las montañas, es el invento definitivo para realizar aquel sueño del procesismo catalán: internacionalizar el "conflicto" catalán. El concepto se inventó hace muchos años: Eta lo intentó, y también las Farc -por nombrar a algunas instituciones creadoras de conceptos modernos.
Sin embargo, los éxitos del Diplocat son casi nulos. Sus aventuras desembocan siempre en situaciones embarazosas, trasnochadas y ridículas. Incluso habiendo puesto en su cabeza la cabezota de Raul Romeva, presentado como el gran mago de las relaciones y los contactos internacionales que se supone que es Raul Romeva, consejero y novelista, la cosa no va bien. El último desastre sucedió hace un par de días en París. Puigdemont aprovechó un acto protocolario de firma de convenios con la Région de Île de France para un pequeño cóctel festivo-reivindicativo, al que debían acudir políticos de altos vuelos para prestar apoyo público a la causa del procesismo. Lo había organizado el Diplocat y Romeva estaba allí de cuerpo presente, bastante tenso, como más bien tieso. Los trajes entallados de color gris marengo irisado no les sientan nada bien ni a Romeva ni a Puigdemont.
A la convocatoria francesa del Diplocat francés acudió un solo político de gran talla internacional: un tal Olivier Cadic, diputado derechón de la formación gala UDI (Unión de Demócratas Independientes), un pequeño partido regional hermanado con nuestros Ciudadanos, los de Rivera. La prensa más o menos libre se ha encargado de explicar que Cadic tuiteó el pasado 12 de octubre "Feliz día de la Hispanidad". Este es el nuevo gran éxito diplomático de nuestros amigos. ¿Qué diantre convenció a Cadic de sacarse una foto al lado de Puigdemont? Supongo que estaría pensando en los platos del restaurante al que le iban a invitar luego los catalanes, uno muy peludo y otro muy pelado, y los dos bastante raritos, con algo de buñuelesco -o de felliniano. A los franceses les gusta esa imagen surrealistica que les regalan sus vecinos de abajo, porqué les ayuda a convencerse de que son bastante mejores y más cultos y civilizados que las tribus de atrás de los Pirineos y de los Alpes italianos.
Contemplo la foto de Cadic. Me sugiere un especimen de esos jóvenes-viejos, un tipo de menos de 40 que nunca ha tenido 20. Un individuo algo despistado y perdido, de esos que se lo debe pasar de muerte con la profesión que más acceso da a canapés y cócteles. A Cadic te lo imaginas fácilmente de cóctel en cóctel, prestando y posando su rostro de sonrisa estudiada, reluciente y ambivalente, con olor a loción after shave medianamente cara, un rostro que también debe ser resultón en los ambientes liberales (me refiero ahora a los del sexo liberal, que es otra forma de ser liberal sin pasar por socialdemócrata).
Olivier Cadic
Las anécdotas del Diplocat, editadas en papel, compondrían una edición de lomo grueso, repleta de chistes y actos fallidos que, en contra de lo que cuentan a veces, no hacen referencia a los Hermanos Marx si no a Chiquito de la Calzada, humorista cuyo retrato debe presidir las dependencias oficiales de tan ilustre establecimiento pagado con los impuestos de los catalanes.
¿Qué demonios deben contar los embajadores de Cataluña en el exterior para buscar -y no hallar- simpatías, empatías y adhesiones? No lo sabremos jamás. Pero hay algo que explica su lista de fracasos, ya que solo son fracasos lo que han cosechado. No necesito pensar mucho para descubrir que la Cataluña de hoy es algo bastante difícil de promocionar, y mucho menos si se pretende ofrecer la imagen de una región moderna, avanzada, extraordinariamente democrática.
Nuestra Cataluña real es todo lo contrario. L'avara povertà dei catalani. Una zona/país/región/autonomía decadente, empobrecida, atrapada en una espiral de despropósitos, de muy escasa calidad democrática (valgan como ejemplo las últimas elecciones "plebiscitarias", el magnífico lío que llevó a un tipo como Puigdemont a su puesto, el rocambolesco papelón de Artur Mas, la enorme lista de cargos de Convergència imputados y pendientes de juicio, los embrollos de la Cup en su acción parlamentaria, etc).
¿Contarán los embajadores que Cataluña es la región autónoma con la inversión en educación más mínima de España y de Europa? Y a los catalanes que les subvencionamos el lamentable engendro diplomático ¿nos contarán de qué va el asunto del diplocat? Bueno, posiblemente no: teniendo en cuenta de que Cataluña ya lleva tiempo habiendo abandonado la educación para apostar por la propaganda simplona, es fácil pensar que el nivel de crítica, de análisis y de exigencia de los ciudadanos para con su gobierno autónomo debe ser bastante deplorable. Igual les parece bien todo. O igual les da todo igual. Mientras Messi se quede en el Barça.
Me temo que los políticos europeos contactados por el Diplocat pasan olímpicamente de asistir a sus actos porqué se dan cuenta de que Cataluña es algo así como una España en pequeño y tal vez en peor, con su propio Rajoy al frente de un gobierno de corruptos tal que el de Madrid, con sus cargos públicos vergonzantes e impresentables, con sus tremendos déficits en sanidad, educación y servicios sociales.
Creo que los técnicos del Diplocat aún están a tiempo de corregir el rumbo (lo de "rumbo" les encantará, y seguro que les gusta más que la rumba) y de reinventarse. Estaría bien si contaran que todo era nada, una broma pesada. Que en realidad el Diplocat era un dinosaurio hallado en Castellfollit de la Roca, comarca de la Garrocha. Puestos a crear fantasías, pueden pergeñar un fósil original y divertido de cartón piedra, con una manita de cuatro dedos como las cuatro barras, haciendo un gesto solemne inspirado en Guifré el Pil·lós. Pueden crearle una cabecita lisa como la de Romeva y un perfil antiguo de ave carroñera como el de Forcadell para explicar con buenas excusas porqué se les fué de las manos el asunto, con el subidón que les dio la ilusión del hallazgo y esas cosas humanas, que son tiernas y comprensibles para la mayoría.
13 d’oct. 2016
Hablar castellano es de pobres
Hace ya bastantes años, había dos colaboradores del diario Avui con columna propia que hoy ya no están. Están entre los vivos, pero ya no escriben en aquel periódico. Creo que se largaron del Avui por lo de siempre, por la pasta.
El uno se llama Salvador Sostres y la otra, Rahola, Pilar Rahola. Pasaron los años y el destino les condujo por senderos distintos, aunque jamás opuestos. Hay algo de paralelismo en sus vidas paralelas, aunque jamás convergentes. Bueno, Sostres en realidad sí era bastante convergente, de los convergentes de toda la vida, de los de Convergència. Cuando detuvieron a Macià Alavedra (¡vaya nomenclatura, el señor: casi se me hiela el espinazo al pronunciarle!), Sostres escribió algo así como un emotivo panegírico en el que hablaba del soldado de Cataluña caído en la lucha eterna contra el enemigo español. Aunque, en realidad, a Alavedra le enchironaron por un asunto de corrupción urbanística (y solo unos días), el columnista del Avui reescribió la historia en tono épico, de modo que más de uno intuyó los rasgos de Mel Gibson (en "Braveheart", pero quizás también en el de "La Pasión de Nuestro Señor", películas que tienen cositas en paralelo medio convergente) cuando escudriñaba el rostro enfático y lustroso del antiguo conseller de economía de Pujol, esposado, camino del talego.
Con el paso de los años Rahola recaló en La Vanguardia (uso el término marinero en honor a su linaje ampurdanés de Cadaqués) y Sostres empezó una trayectoria errática que le llevó hasta el periódico ABC. En ABC escribe en lengua castellana, y en esta misma lengua reparte estopa a diestro y siniestro con su habitual procacidad y estilo sin igual.
En aquellos tiempos de juventud, en el Avui (andaba el año 2005), escribió un artículo titulado: "Parlar espanyol és de pobres". El asunto estaba argumentado de la siguiente forma: Sostres analizó el PIB de algunos países de habla hispana escogidos al azar (Honduras, Nicaragua, El Salvador) y lo comparó con el PIB catalán. Los números no engañan: quién habla español es pobre. Sorprende que un gamberro rico como Sostres argumente a partir de los datos del PIB, porqué a priori uno diría que hablar del PIB es de pobres.
A mi siempre me ha provocado bostezos pensar en términos de PIB y sacar conclusiones de ello. Podría buscar los datos del PIB del barrio de Pedralbes, por ejemplo, y cotejarlos con la lengua mayoritaria en aquella zona afortunada: no he hecho el ejercicio, pero me temo que las cifras negarían la conclusión de Sostres.
Eso del PIB da mucha pereza, la verdad. A mi me inquieta otro asunto: ¿existen catalanes pobres? Uno diría que deben existir, pero también es cierto que están invisibilizados. Al menos por los órganos de información y propaganda y turismo mayoritarios, como por ejemplo Tv3, canal que sostiene la tesis de Sostres: si sale un pobre, habla castellano y en esta lengua se queja, se lamenta y expone, torpemente, su condición de miserable. Si sale un señor de clase media (o media alta) con estudios y cosas interesantes y bonitas que contar, habla catalán y se expresa de maravilla, y todo él desprende un saber estar y un buen rollo que echa para atrás. En catalán se habla de ciencia y de educación, de alternativas pacíficas y de arte. Es castellano, de malestar.
Pero sin duda hay una pobreza catalana y de expresión catalana. La ha habido siempre. No me refiero a las diputadas de la Cup, que suelen disfrazarse de pobres al estilo Manu Chao. Autores de antaño, como Juli Vallmitjana o el poeta Salvat Papasseit (por poner dos ejemplos) hablaron de ellos. Papasseit, además de hablar de los pobres de Barcelona, también era pobre. Y bastante pobre, por cierto.
Yo me sentí como un bicho raro durante la infancia y la primera adolescencia porqué mi padre, que era pobre y catalán, me mandó a una escuela en donde todos eran ricos. Entre los 400 alumnos de aquélla escuela había dos pobres y uno era yo. Era una escuela bonita, en un chalé de la parte alta de la ciudad. Bonita y privada, muy privada. Y catalana, muy catalana. Los dos pobres podíamos ir allí porqué los 398 papás ricos restantes añadían algunas pesetas a su cuota para sufragar el déficit que provocábamos los 2 pobres. Vamos, una infancia feliz, en resumen. Y agradecida.
Cuando alguna vez cuento que nací en una familia pobre me miran raro y alzan una ceja, como diciendo: ya estás exagerando, ya será menos. Lo puedo contar de otra forma: cuando tenía 7 años nos mudamos de la Ribera a un piso del Camp de l'Arpa. Era un bloque de renta protegida por el Ministerio de la Vivienda. Ocho pisos de altura, cuatro viviendas en cada planta, más un ático y una portería con vivienda. 34 viviendas en total. En aquel bloque había algunas familias catalanas: la de la portera, doña Carmen, y tres mas. Una de las cuales, la mía. Actualmente, en aquél bloque hay alguna que otra familia mas que hablan catalán, pero también las hay que hablan chino, peruano, amazig y ruso de Ucrania.
Tardé años en comprender que yo no era ningún bicho raro, si no un bicho perteneciente a una clase invisible pero no residual. Me vino bien descubrir la obra de Salvat Papasseit y saber algo de su vida. pero aún descubriendo a los escasos autores catalanes pobres, lo que más bien me hizo fue ir descubriendo, poco a poco, que había otros catalanes pobres por el barrio: nuestros padres tenían coches de marca Seat (alguno llegó a tener un Supermirafiori y había un papá -comercial de papelería- que se desplazaba en un Renault 8 de color amarillo limón, con un perrito de plástico y un muelle en las cervicales, pegado en el palier. El perrito asentía siempre, y eso nos indicaba que el papá en cuestión tenía que ser un tipo satisfecho, menos pobre que los demás papás). Nadie tenía ninguna casita en el campo y en verano, al camping. En los campings había bastantes pobres que hablaban catalán. De Sants y del Poble Nou, de Badalona, del Poble Sec, de Cornellá, etc. recuerdo aquel fantástico catalán "chava" del camping. ¡Qué gozada de idioma, el chava!
A veces me pregunto qué idioma hablarán hoy aquéllos catalanes pobres que conocí en el camping y en las calles de mi barrio. Una vez me atracó un yonqui catalán cerca de casa, pero el pobrecito murió hace mucho tiempo. Igual se han rendido y se han pasado al castellano, porqué a lo mejor se casaron con chicas de habla castellana (chicas pobres) y ya se sabe que muchas militancias se dan por vía genital. A lo mejor alguno de aquellos se enfunda los pertrechos independentistas de la ANC cada 11 de septiembre y acude a los guateques masivos que les montan los señoritos, y pega gritos contra el mal gobierno de España para desahogarse así de su pobreza.
Es raro pertenecer a una minoría invisible. A mi me parece un buen tema para escribir una novela o hacer un reportaje de esos entrañables. Debería ponerme a ello. Creo que los catalanes pobres están desconectados entre si: cuatro en este bloque, dos en aquél pueblo, etc. Un reportaje en la tv ayudaría a tomar conciencia y conectarnos entre nosotros. A lo mejor montamos algo en el merendero de Les Planes, que es un sitio bonito, algo decadente y muy de pobres. Pero contentos, porque se trata de eso.
Postdata: al principio del texto he nombrado a Rahola, Pilar Rahola, y luego la he olvidado. Argumentar bien no es para pobres y a lo mejor Rahola se mosquea por este menosprecio implícito, ya que igual se había hecho a la idea. Le pido disculpas si fuese así: lo dicho, argumentar bien es de ricos.
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Aquel artículo lejano de Sostres ha resucitado ahora brevemente, gracias a Javier Pérez Andújar y sus reivindicaciones gozosas sobre las cosas que son de pobres: leer, irse de vacaciones, merendar en un merendero. En una curiosa paradoja temporal, Sostres colaboró con Andújar 20 años atrás sin saberlo: un caso de ucronía?
Enlaces a los artículos citados de Salvador Sostres:
El primero, aquí. Como no he encontrado el artículo en su medio, enlazo la reseña que le hicieron, pero está bien porqué contiene el texto del autor: http://www.alertadigital.com/2013/01/21/lo-que-escribia-salvador-sostres-en-2005-hablar-espanol-es-de-pobres-de-horteras-y-de-analfabetos/
El segundo (en donde aparece la palabra "nazi", aquí): http://salvadorsostres.com/parlar-espanyol-es-de-pobres-versio-empirica/
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