30 de des. 2022

EL REFERÉNDUM DE 2023

Preocuparse por la política catalana envilece y embrutece. Por eso mismo hice acopio de paciencia, valor y paracetamoles y busqué el discurso navideño del presidente regional. Lo hice alertado por los titulares de la prensa, que me alarmaron: Aragonès promete un referéndum por la independencia catalana en 2023.

Sin embargo, y tras escuchar el tostón voluntarioso e ingenuo, pero tedioso, descubro que Aragonès no ha prometido ningún referéndum. La prensa se rasga las vestiduras ante un anuncio que nadie ha hecho. En su lugar, Pere hace una larguísima perífrasis, un aburrido circunloquio en el que habla de sentar las bases para iniciar un debate encaminado a debatir el futuro del "conflicto" entre Cataluña y España y tal. O algo así.

Me parece que Aragonès todavía no ha comprendido que el único conflicto que existe aquí es un conflicto entre catalanes: el conflicto entre los catalanes que quieren la independencia a toda costa y los que no la queremos de ningún modo. No hay otro conflicto: todo los demás es ruido de fondo, propaganda y necesidad de poder. De poder regional. Una forma postpujoliana de peix al cove revestida con banderas cubanas (unas banderas que, todo sea dicho, desaparecen, languidecen, amarillean y se deshilachan en cuatro balcones estrictos).

Me parece que quienes se han llevado las manos a la cabeza y han prorrumpido en gritos y aspavientos solo escucharon el titular periodístico -desafortunado, sesgado y malintencionado-, pero no escucharon el discursillo de Aragonés. Cosa que, de otra parte, se entiende muy bien: ¿quién quiere perder el tiempo con esos sermones patrióticos y victimistas?.

Me parece que ya nadie se acuerda del dato: con un presidente del PP en la Moncloa, primero Mas con unas urnas de cartón y luego Puigdemont con unos tupperwares chinos, organizaron dos referéndums ante la pasividad, la torpeza y la pésima gestión de dicho presidente, un tal M. Rajoy.

Me parece que Sánchez puede errar con su estrategia de desescalada y su regreso a la política (fuera de los juzgados), pero también es cierto que nadie ha organizado ningún referéndum y el presidentito catalán usa el perfil bajo -valga la redundancia-. Otra cosa es esa persistencia en la deslealtad institucional de la que parece que no se descabalgan los politiquillos regionales, olvidándose de que la Generalitat es nada más y nada menos que Estado. Estado español para más siglas: es decir, España. Ese asunto debe resolverse en las urnas, claro está, pero en las urnas de veras, las legales. 

Un referéndum que solo aumentaría el conflicto catalán -entre catalanes- poniéndole cifras, números que son personas, personas que son ciudadanos que quieren vivir en paz con sus vecinos sin ser tachados de botiflers, de traidores, de ñordos y de colonos.

El día en el que el señor Aragonès termine de comprender que es el representatnte del estado en Cataluña y que preside a toda la ciudadanía, y que su misión es buscar lo mejor para todos dejará de soltar discursos con perífrasis lánguidas y conseguirá que los catalanes dejemos de vivir en Catatonia. Ese es mi deseo para Cataluña en 2023: que los titulares periodísticos que hablan de Cataluña nos hablen de progreso social en vez de hablarnos de deslealtad y de ensueños identitarios.

21 de des. 2022

EL JUEZ QUE HUELE A POLIL

-La ley soy yo, dice el juez Roy Bean -en una de  las mejores pelis de John Huston, con la voz (y el cuerpo) de un Paul Newman magistral. Se trata de una de las mejores cintas de humor negro del cine.

Eso sucede en una cinta de ficción. El bandolero Roy ha usurpado el puesto de juez en un pueblucho tras cargarse a las autoridades locales (una autoridades corruptas y lamentables -dicho sea). A continuación, el nuevo juez autoproclamado ejerce la justicia a su modo, con un código penal que posiblemente no se ha leído nunca, tratada como una Biblia y con su carga carga simbólica.

A partir de ahí los desmanes del juez Bean son inenarrables, aunque hay un sentido poético profundo en sus decisiones: ¿han oído hablar ustedes de la vertiginosa "justicia poética"?

Vamos a dejar en paz a la poesía: habrán adivinado ustedes que me pongo a escribir sobre jueces por lo actual del tema. Por lo que me cuentan, a unos jueces más bien seniles les preguntaron si querían en su puesto (bien pagado y sin necesidad de fichar a las 8 de la mañana) y ellos dijeron que si, señoría, quiero seguir en mi puesto. Tienen algo de juez Roy Bean estos señores de la toga más encumbrada, algo de soberbia amén de rancio.

Oigo por ahí que esos jueces son franquistas: bueno, como mucho podrían ser "neofranquistas", ya que cuando Franco coleaba ellos eran unos niñatos. Lo que no quita que haya nostálgicos, revisionistas y demás pelajes, gente que añora el autoritarismo y el "por la Gracia de Dios", cuya idea de la democracia sigue siendo aquella "¿democracia? sí, pero a la española". Feijóo, el caballero triste, anda por allí haciendo como que los jueces tienen algo que ver con él, pero yo diría que solo pasaba por allí -como cuando se montó en un yate, unos años atrás. Solo los tontos son moderados en su tontería, se dice.

No creo que esos jueces sean franquistas: al fin y al cabo, algunos "ismos" no existen. El franquismo se termina con Franco, ya que no es ninguna ideología: acuérdense de que Franco era el que daba el consejo: "no se meta usted en política". Para Franco el poder nada tenía que ver con el arte de la política: se trataba de mandar para sí mismo y los suyos, enriquecerse y fastidiar al prójimo, más o menos como nuestros conocidos independentistas catalanes: incapaces de formular ningún modelo de país. No hay ideología en esos ismos: solo la voluntad de poder estricta de quien se lo tiene todo bien organizado y no piensa ceder ningún privilegio.

En España hay algo que flota, que medra, que aúlla en la oscuridad. Algo digno de la pluma de Lovecraft y que no es el franquismo: es ese tufillo rancio, butaca de terciopelo desgastada que huele un poco a orín, a culo, el ujier genuflexo, el crucifijo negro, la cucaracha detrás del inodoro. 



18 de des. 2022

LA PROPINA DE PEDRO

No salgo de mi asombro ante la campaña Yo dejo propina de la señora Ayuso. Hay un retorno a la caridad medieval, premeditado y oficial: una lección de neoliberalismo salvaje en un minuto. Alguien le dijo a la señora Ayuso que es muy lista (quizás ella misma se lo dijo) y que las personas listas pueden cometer los atropellos que sean.

Me he preguntado por las propinas y me doy cuenta de que no soy mucho de propinas. Las he dejado pocas veces, hay algo que me hace sentir mal en ese gesto soberbio e inútil. Sin embargo, pronto voy a dar una propina. Al señor Pedro Sánchez.

Voté a Pedro Sánchez. Bueno, mejor dicho: por ser residente en Cataluña, voté al PSC. Soy de convicciones socialdemócratas y, siendo así, no me quedaba otra opción. Voté a un partido del 155, es cierto. Y hubiese preferido un 155 algo más contundente que el 155 de Rajoy.

También soy de los que, por un segundo, creyeron que Sánchez y Rivera serían capaces de pactar un gobierno de coalición de centro-izquierda. Sin embargo, Rivera cayó en un delirio de grandeza y creyó que podía arrebatarle el puesto al PP, de modo que agudizó su perfil derechón y se dio de bruces con su ego. El pobre Rivera no tan solo liquidó su carrera política con un giro de guión estúpido, que derrochó la victoria en las elecciones catalanas de Arrimadas: también arruinó el futuro de la formación y la mandó al olvido.

Esos "Ciudadanos" que llegaron a ser una puerta al liberalismo político y una alternativa real al nacionalismo catalán se disolvieron en la inopia de su líder.

Entonces, Sánchez quedó en las manos de Podemos, organización que -con más lentitud que Ciudadanos- también siente la atracción del abismo y la desaparición. 

Llegados al día de hoy, y cada vez más cerca de las elecciones legislativas, uno se pregunta si volvería a votar al PSOE de Sánchez. Por supuesto que veo muchos peros: las concesiones al independentismo me parecen fuera de lugar, excesivas y generosas en demasía. Yo soy uno de esos catalanes que sufrió los años del acoso nacionalista, uno de los catalanes llegaron a escuchar "aquí no te queremos", "no eres de los nuestros", y botifler, y no pintas nada aquí, y puedes largarte cuando quieras.

Tampoco me gustan los pactos con Bildu, y la figura de Arnaldo Otegi me parece nefasta sin paliativos. Dicho esto: no es cierto que Bildu sea ETA. Esa equiparación es burda y solo demuestra ignorancia (o mala fe): ¿acaso Vox es Fuerza Nueva?.

¡Tengo un dilema difícil! ¿Difícil? Bueno, la verdad es que el PP intenta resolver mi dilema y se pinta la cara con los colores más bochornosos del espectro, cosa que le agradezco de veras. Lo último ha sido ese spot deleznable sobre las propinas en los bares . 

Se habrán olido ustedes la conclusión de este texto: solo puedo volver a votar al PSOE de Sánchez. Con todos sus peros y mis dilemas, con todas las dudas. Mi propina es para Pedro. A la espera de una derecha española inteligente, liberal y democrática. 


13 de des. 2022

ORIOL, LO PEOR DE LA POLÍTICA -SEGÚN IÑIGO

El señor Urkullu recuerda los días previos al 1 de octubre de 2017 en Cataluña. Alguien le pidió que hiciera de mediador en el lío catalán, y Urkullu, lleno de buenas intenciones, se prestó. Urkullu repasa las personas con las que habló y de cada una de ellas esboza un retrato con muy pocas palabras. Pocas palabras y ninguna piedad para los líderes secesionistas que violentaron la democracia.
A Urkullo solo le falta parafrasear a Shakespeare: en octubre del 2017 el infierno estaba vacío, y todos los demonios estaban en Cataluña.
Iñigo les captó a todos: sibilino y astuto, formado en buenos colegios y de buena familia, pero mucho más inteligente y hábil que los cuatreros catalanes. Y aunque el vasco descabeza a todos los títeres (a Puigdemont le destripa con tres palabras bien puestas), uno se detiene ante lo que cuenta de Oriol Junqueras. Cuando el periodista le pregunta por el de Esquerra, Urkullu esboza una sonrisa ambigua, se detiene, piensa y, luego, por fin suelta: "Junqueras encarna lo peor de la política". No hay más respuesta: lo que sigue es el silencio y cuando la conversación se retoma es evidente que Iñigo ya no dirá nada más sobre Oriol, que cada uno saque sus conclusiones y se haga sus hipótesis. Yo me hice las mías.
Hoy he visto por un instante a Junqueras en televisión y me he acordado de Urkullu enseguida. El rostro altivo, la mirada errante, la soberbia, ese tono que destila maldad bajo su impostura de bondad hipócrita. Hay, en el verbo de Junqueras, algo de los peores curas de la literatura. Y no es por casualidad: junto al iluminado Jordi Cuixart, Junqueras es el otro santurrón del nacionalismo agresivo, el otro personaje que bordea siempre el lenguaje religioso.
¡Cuánta maldad debe haber en el corazón del hombre para tener que interpretar siempre a un santo de opereta!
Junqueras ha contado lo de siempre, lo aburrido, lo tan bravucón como falso.
Pero me ha devuelto a los terribles momentos de 2017, cuando él y su pandilla ejercieron una violencia deliberada y abyecta contra la mitad de la ciudadanía catalana en nombre de su fe verdadera. Y ha vuelto a las andadas: la terrible represión y blablablá, despreciando que la mayor violencia y la mayor represión de aquellos días no estuvo en las porras policiales: estuvo en él, en su asalto a la democracia y a la ciudadanía catalana que no piensa como él. Y eso se lo dice alguien que piensa que aquellos porrazos policiales fueron un error tremendo, fruto de la torpeza bíblica del PP.
Ahí lo tienen: lo peor de la política devuelto a la arena política por un extraño giro legislativo que le podría rehabilitar. Me acuerdo de Urkullu y de un verso de Extremoduro: "no lo entiendo o lo entiendo demasiado".

11 de des. 2022

Navidad en España

Hay una tienda, por ahí, cerca de mi piso, en la que venden libros de segunda mano. Los clasifican en los estantes por orden alfabético, separados por los idiomas de la edición.

Entro a menudo en este local y rastreo un rato, olfateando como un sabueso humano que se pretende sensible al olor de los grandes libros. Me gusta el olor de esos libros polvorientos, amarillos a veces, a veces húmedos de humedades humanas, a veces ondulados, a veces enmohecidos y a veces impolutos como Neptuno, jamás surcados por el hombre.

Cuando entro en la tienda me paso un rato en ella dando tumbos. Voy des de la G de García Márquez a la V de Vargas Llosa. Busco en la K de Kadaré, en la C de Carrère. Y luego vuelvo a la G, pero a la G de Goytisolo.

A veces encuentro chollos. Y me sorprendo que alguien se haya vendido por 20 céntimos una obra de Zweigo de Tolstoi editada por El Acantilado, libros que fueron comprados por muchos euros. Me llevé un librico de Valdemar hace poco, cuyas ediciones son muy caras.

Soslayo invariablemente la B de Bosch, temeroso de saber que alguien se vendió uno de mis pocos libritos. Eso sucederá algún día, es inevitable.

Hace poco, mientras yo olfateaba entre los anaqueles, apareció en la tienda una pareja de ancianos que acarreaban un carrito de la compra de color azul y chirriante. Ambos, con dificultades y quejidos, arrastraron su carrito hasta detenerlo delante del dependiente. Empezaron a extraer libros bellamente encuadernados, de los de antes. Clásicos del siglo de oro y de la literatura hispánica. Los depositaban encima del mostrador con una mueca indescifrable, entre la pena y la ilusión.

No vi ninguna lágrima en esos ojos que habrán derramado millones de lágrimas y casi ya están secos.

Allí dejaron a Lope de Vega y a Blas Infante, a Carpentier y a García Lorca, a Quevedo junto a Góngora, a Borges, al anónimo del Lazarillo y a Pardo Bazán. 

A veinte céntimos el tomo, les recordó el dependiente. Y el chico iba sumando de 20 céntimos en 20 céntimos, hasta que llegó a 14 euros. Cuando la suma llegó a los 14 la pareja de ancianos se miró con una sonrisa medio tibia, medio helada. Vaya usted a saber qué pensaron que se iban a comprar con 14 euros. Quizás algo exquisito del Mercadona.

-Volveremos enseguida con otro carro- murmuró el hombre.

-Bueno, igual mañana -susurró la anciana.

Escrito en una población de provincias de España, en diciembre de 2022.

9 de des. 2022

TIEMPOS DE REDENCIÓN EN CATALUÑA

Reza la Constitución que España es un estado aconfesional (que no laico, como a veces leo que escriben por ahí los ilusos). Aconfesional, como saben ustedes, significa que no hay una sola religión, si no que el estado no profesa ninguna y las permite todas. Incluso las varias religiones nacionalistas: y lo digo así porque el nacionalismo tiene muchos elementos religiosos.

Ahora mismo no solo está en marcha el perdón piadoso de los delincuentes sediciosos, si no que se está perpetrando una operación de redención en sus pantallas. En un canal de TV pueden ustedes ver "La sagrada familia", presentado como el documental definitivo sobre Jordi Pujol y su clan. Lo firma David Trueba para darle una pátina de elegancia.

Me gustaron las películas que vi de David Trueba, que no son todas. También leí algo de su escritura y me gustó menos, pero me parecía alguien a tener en cuenta.

Sin embargo, la serie "La sagrada familia" dedicada al clan Pujol que ha dirigido me presenta a otro Trueba: un hombre incapaz e insolvente ante el reto que se le planteó. David Trueba no estuvo a la altura y el encargo le vino grande. No pudo o no supo, o le pagaron para eso y él obedeció. Ante todo: lo que se cuenta en esta serie estaba todo ya visto y sabido. Quien espere algo más, que se abstenga de perder el tiempo.

La serie procede al rescate moral del individuo más nefasto que se ha paseado por la democracia restaurada, y obra como una herramienta de esa "memoria histórica" que consiste en presentarnos a un buen hombre con algunos claroscuros, pobrecito, claro está, ya se sabe, nadie es perfecto y el pobre andaba muy atareado construyendo un "país".

Nos cuenta lo previsible y la moraleja que difunde es: como todos los hombres, Pujol tuvo sus luces y sus sombras, pero predominan sus luces. Y quizás, dice alguien en el documental, de sus 23 años de presidente le sobraron algunos. Pero todos sabemos la verdad: de esos 23 años de presidente le sobraron 23, y ese aparato que construyó (llamado Generalitat) se parecía más a una máquina de corrupción y propaganda que a cualquier otro artefacto. En cualquier caso, no era la democracia esperable en un hombre que procedía del antifranquismo lo que inspiró a su omnipotente creador: era otra cosa, más oscura, y que está en el alma del hombrecito (y que algunos conocen).

Sobre la miniserie de Trueba solo se puede recurrir al dicho: para este viaje no hacía falta ninguna alforja. David, lo siento pero la verdad es esa: has cometido un truño. La serie es completamente olvidable, mala y tan llena de buenas intenciones como el infierno: no hacía falta blanquear a un señor que ya dispone de muchos medios para su beatificación.

La productora de la serie (Lavinia) habrá pensado que el fin de los días del señorito Pujol está cerca y que ha llegado el momento de la redención. Por cierto: el dueño de la productora militó en el PSAN y el PSUC, partidos que se suelen olvidar cuando se habla del gran desastre catalán.

6 de des. 2022

PACA LA CULONA

Alguien se detendrá en el título, horrorizado o atónito, y exclamará: ¿cómo osa alguien meterse con el aspecto físico de una mujer? ¿cómo es posible tal barbaridad y tal atraso en el año 2022 de Nuestro Señor, cuando eso ya está extinguido?.

Puedo tranquilizar a todo el mundo por dos motivos. El primero: "Paca la Culona" fue dicho hace ochenta años. Eso es un documento histórico. El segundo: la expresión "Paca la Culona" iba dirigida a un hombre.

Quien se expresaba así no era otro que el general Queipo de Llano, el carnicero de Sevilla. Así se refería a Francisco Franco el de Tordesillas. Es sabido que Franco y Queipo no se llevaban muy bien, pero no se suele mencionar lo de Paca la Culona.

A día de hoy, escribir eso es una provocación bipolar: molestará a los admiradores de Franco (¡"Cómo osan nombrar así al Caudillo!), pero también a sus detractores: ¡no se puede insultar a nadie metiéndose con su aspecto físico! ¡está insinuando que Franco pertenecía a la comunidad LGTBIQ+ y le está señalando por eso! A día de hoy, le reprocharían al infame Queipo de Llano... por su incorrección lingüística, y las actas soslayarían el "Paca la Culona" para no ofender a los distintos colectivos que salen ofendidos con tal ocurrencia. 

No sería nada extraño, por consiguiente, que alguien nos dijese: "es franquista meterse con la sexualidad de Franco".

Hablando de nuestras cosas y de nuestra guerra, recuerdo cuando Alfonso Guerra tildó al señor Rajoy de "mariposón": ¿se pueden imaginar el revuelo que se alzaría, a día de hoy, si a alguien se le ocurre hacer algo similar con el señor Feijóo? Yo creo que eso no ocurrirá. La autocensura ha subido varios peldaños y todos andamos como pisando el hielo delgadito de un estanque, temiendo que se resquebraje bajos nuestros pies y nos veamos sumergidos en las aguas gélidas (y letales) de ese horror cósmico que es la corrección.

Entre convertir al Congreso en una taberna, como hacen sus señorías de Podemos y de Vox, y comportarnos como el abad de un monasterio cisterciense debe de haber un punto medio.

Pero dicho esto, no me negarán que la ocurrencia del infausto Queipo no tenía su gracia y que jamás volverán a Franco igual que antes, una vez conocido que era Paca la Culona.


4 de des. 2022

WAKA Y LA EDUCACIÓN EMOCIONAL

Hablo a menudo con las alumnas y suelen contarme sus cosas. Entre ellas, que no se pierden un finde en Waka, la discoteca más de moda por la zona. Cuando les pregunto qué es lo que encuentran en Waka, la respuesta suele ser unánime, clara y muy convincente:

-Allí está lo peor de la zona: extranjeros babosos, borrachos, tipos que te tocan el culo, maduros salidos y etcétera.

Estas alumnas se están sacando un grado superior de formación profesional, del ámito social: es decir, quieren trabajar con personas y con valores positivos, para el progresos social. Y es más: cuando hacen un examen se saben la teoría al dedillo: empatía, cohesión, inclusión, perspectiva de género. Son capaces de organizar buenas actividades de educación emocional. La teoría está aprendida. Pero luego llega el fin de semana, y el finde tira más que una carreta.

La prensa recoge a menudo graves incidentes en esta discoteca: peleas en donde terminan varios detenidos por agresión, violación. Puñaladas, bofetones, puñetazos. Ha habido de todo. Y ellas están allí, para poder contarlo. El aprendizaje sentimental del Waka es superior al de las aulas, claro. Pero lo paradójico del asunto es esa escisión: sabemos todas las teorías, pero nuestra práctica se olvida de la teoría tras cruzar las puertas del Waka: en este infierno de pago se ponen a prueba las verdaderas emociones con la ayuda inestimable del cubata.

Algo está fallando en la educación emocional y en la gran insistencia en la perspectiva de género, la coeducación y el discurso sobre feminismos y buenas masculinidades: a la hora de la verdad, tira más el ambiente chungo, complejo y peligroso del Waka. El morbo de toda la vida. La adrenalina del riesgo atrae  más que la sapiencia. Esas alumnas, por su edad, ya han vivido una escolarización des de la más tierna infancia que les ha insistido en toda la retahíla de valores, emociones, y teorías.

Antes se machacaba al alumnado con la religión, la Virgen y Jesucristo. Y a la salida del cole se ciscaban en Dios. Ahora pasa lo mismo, pero ya no es a Dios a quien se deja en la puerta: es la nueva catequesis. Lo cuenta Rousseau en el principio de sus Confesiones: cuando era un adolescente, cada d´çia al levantarse se calzaba primero el zapato del pie derecho. Hasta que su profesor le dijo: haces lo correcto, Juan Jacobo, hay que calzarse primero el zapato derecho. A partir de aquel día, Rousseau se calzó siempre primero el zapato izquierdo. 

Algo muy profundo está fallando. Y aunque cuando uno trabaja en educación debe saber que las cosas son así, y que la paradoja es lo más habitual, no deja de asombrarse. Quizás -me digo- algo queda de todo el discurso, de las lecturas, de las reflexiones, del eco lejano de las aulas. Esperemos que sea así, que algo quede. Pero quizás fue tanta la insistencia en el discursos que las adolescentes, por ley natural, se van a lo opuesto en cuanto cierra el instituto y llega el ocio.

30 de nov. 2022

VUELVE LA MARATÓ PETITORIA Y CATALANA

Mucho se habla de los recortes en sanidad pública de la señora Ayuso. Pero poco se nombra a la sanidad catalana, que le lleva varios años de ventaja a la madrileña en desmantelamiento. La cosa viene de lejos: no se si se acordarán de un tal Boi Ruiz, consejero autonómico del equipo del probe Mas, el equipo más destructivo de los servicios públicos de España entera (y el mismo equipo de gobierno que tuvo las narices de autodenominarse "el gobierno de los mejores").

Lo de Ayuso es, de nuevo, el ensayo de una aprendiz al lado de los gobernantes regionales de Cataluña. Por eso y por algunas patrañas patrióticas, la señora Ayuso parece estar matriculada al curso on-line de los peores ideólogos catalanes, que también suelen gritar ¡Libertad! cuando se vienen arriba.

La situación de la sanidad catalana, como íbamos diciendo, es desoladora. La inversión más baja de entre las 17 autonomías (y de eso no pueden culpar a la malvada España opresora, puesto que la Generalitat tienen todas las competencias en temas de salud pública). 

Sin embargo... ahí está la Marató de Tv3, esa mesa petitoria henchida de catalanismo autocomplacido, que cada año recauda dineritos de la caridad para dárselos a la investigación médica. El método no podría ser más rancio, más viejuno ni más patético. Pero ahí está, y Tv3 lo presenta como uno de los mayores eventos del año. Pudiendo tirar de caridad y espectáculo televisivo... ¿para qué invertir dinero público en la salud de los catalanes? (Y las catalanas, y las catalanis).

Un año más, los espectadores de Tv3 se irán a la cama convencidos de que a los catalanes nadie nos gana en solidaridad y buen gusto en la televisión, y que este es un grandísimo país, merecedor de ser nombrado la Dinamarca del Sur y cosas así, y visca la república catalana y Puigdemont president: por aquí ya nos conocemos, y sabemos que no hay ocasión que se desperdicie para reivindicar a nuestros fantoches más nostrats.

Bien pensado, en ese mundo florido y bucólico de Cataluña, en donde todo el mundo es mú majo menos los botiflers, los ñordos y los colonos, creo que el gobiernillo podría sentarse con los directivos de Tv3 e ir pergeñando otras Maratones: para sufragar la escuela pública, para bajar las tasas de las universidades (las más altas de España entera)... -Aunque quizás las propuestas irían hacia otra parte: hoy me he enterado que el partidito Junts (el de Laura Borràs, amigos y enemigos), le ha propuesto a ERC que, si quieren su voto para aprobar el presupuesto regional, deben darle más dinero al concierto con las escuelas concertadas: es decir, a los maristas, escolapios, opusdeis, carmelitas descalzas, vedrunas y salesianos... 

Y no descarto que, en un futuro no muy lejano, Tv3 organice el programazo "Sienta a un/a/i pobre/a/i en tu mesa" para aliviar el gasto en Bienestar Social: los pobres nos salen muy caros y hay que abrir embajadas por el mundo.

27 de nov. 2022

¿EL FIN DE ESPAÑA?


Hay que ser bastante lerdo para inferir que si se aumentan los derechos de la ciudadanía española España se descalabra, se rompe o se desune: la pesadilla de la rotura de España es un trastorno mental.

Una España con más derechos civiles es una España mejor: con derecho a abortar, a la eutanasia, al divorcio, al tránsito sexual. Los derechos de la ciudadanía solo pueden molestar a algunas personas: a las que pretenden tener derechos exclusivos, por herencia, por familia o por la gracia de Dios.

España no es otra cosa que las personas que viven en España en un momento dado, como diría Cruyff. España perdió su imperio en el que no se ponía el sol y sin embargo España siguió existiendo. España perdió su armada invencible en un lamentable suceso naval y España no se jodió. España se hundió en la tiniebla miserable del franquismo pero sigue existiendo.

Hay que ser un poco más flexible y un poco más comprensivo. Lo más español es cumplir la Constitución, eso es ser español. Creo yo.

España es muy variada y diversa, y esa es la gracia de España. Hay fachas, progresistas, maricas, independentistas, folklóricas y transexuales. Hay periodistas, docentes, tertulianas, amas de casa, adolescentes seguidoras de la Motomami, feministas, nostálgicas del franquismo, guardias civiles, García Lorca, el Niño de Elche, Carlos Salado. Hay muchas españas en España y yo estoy convencido de que todas estas españas son España y no quieren dejar de ser España.

Los independentistas catalanes son mucho más españoles de lo que se imaginan (aunque su imaginación sea torpe y corta): su esencia carlista es la esencia de la España más rancia, la España de las esencias incombustibles. Jordi Turull, sin ni tan siquiera sospecharlo, es mucho más español que Santiago Abascal. Pobre hombre, siempre lloriqueando por las esencias del terruño...

España no se rompe y para eso está la Unión Europea. Y por eso soy partidario de la Unión Europea: porqué la UE es la mayor garantía de que España seguirá existiendo tal como es. ¿Los cazadores o los toreros son más españoles que los veganos o los antitaurinos? Esa es una pregunta inútil y que no resuelve nada. La España del siglo XXI es, a fin de cuentas, la suma de todas las sensibilidades de la ciudadanía española de hoy. No hay otra España que esta, les guste o no les guste. Y va en el sueldo del primer ministro comerse a los energúmenos de Vox, y en el del presidente de la Generalitat catalana tragarse a los millones de catalanes botiflers como yo.


25 de nov. 2022

25 DE NOVIEMBRE 2022

El feminismo es un movimiento político que lucha por la igualdad de las personas. Esta sería la definición más elemental, la más comprensible y la más fácil de compartir. Dicho de otro modo: ¿quién puede estar en contra de la igualdad? ¿Con qué argumentos se podría estar en contra? Bueno: la igualdad es algo que no gusta a todo el mundo, pero en estos casos lo mejor sería disimularlo. Hay que recordarlo: para defender la igualdad tuvieron que rodar algunas cabezas coronadas que se le oponían en nombre de algunos privilegios insostenibles.

Sin embargo... (¡siempre el sin embargo!) hoy en día alguien cuestiona al feminismo. Es fácil escuchar a quien dice que el feminismo actual es un "feminismo mal entendido" y se queda tan ancho. Son personas del mismo estilo que aquellas que hablaban de la "democracia mal entendida" en el principio de la Transición. Pero los defensores de una supuesta "democracia bien entendida" no eran demócratas si no todo lo contrario. También recordarán ustedes que se abogó por una "democracia a la española", de modo que hoy no es tan raro escuchar a quienes hablan de un "feminismo a la española": la buena española feminista es la que está embarazada y sigue trabajando, dijo alguien hace muy poco.

Hoy es 25N. Día internacional contra las violencias machistas. Y en cantidad de instituciones se ha conmemorado de alguna forma. Lo malo de los días internacionales de algo es que cansan y pierden el significado, y con el paso de los años se convierten en nuevas tradiciones -paganas pero tradiciones a fin de cuentas-, tan aburridas e insulsas como la Castanyada, el Dia de Pi de les Tres Branques o l'ou com balla.

Eso no quita que al feminicidio se le deba tomar muy en serio. Por poner un dato (a mucha gente solo se le puede hablar con datos para llamar su atención): la violencia machista ha matado a muchas más personas que ETA. Con una salvedad (que es otro dato): ETA desapareció, entregó las armas y se disolvió, con lo cual no hay más muertos en su terrible balance asesino.

Nadie puede estar en contra de la violencia, sea cual sea. Y aunque casi todo el mundo encuentra alguna excepción a la norma y en consecuencia justifica alguna forma de la violencia, ¿se puede estar en contra de ETA y a la vez soslayar a las víctimas de otras violencias o dudar de su existencia? Eso también parece muy difícil de argumentar. 

23 de nov. 2022

DE CAÑAS EN LA TABERNA VOX


Jamás me hubiese imaginado sentirme con ánimos de escribir a favor de la ministra Irene Montero. Pero tras escuchar lo que le ha dicho una señora diputada, portavoz de Vox, no me queda otra. Eso es lo que consigue este grupo del que todavía no sabemos qué ha venido a aportar al parlamentarismo y a la política españolas.

El discursos grosero y zafio de Vox, rastrero muchas veces, está inspirado en las peores tabernas y parece estar importado directamente de la barra manchada con ronchas de cerveza a las butacas del Parlamento. Sin embargo, hay cosas que se sitúan en un terreno más dudoso: ¿el discurso de Vox es pura improvisación calenturienta? Quizás esté muy bien estudiado. Lo que consiguen con ese lenguaje es, ante todo, dejar al Partido Popular anonadado y fuera de juego. Hoy, cuando el PP lo tenía bastante bien para darle un repaso al gobierno, llega Vox y le deja en el margen, en la irrelevancia.

¿Será ese el objetivo de los discípulos de Abascal? Nadie recordará nada de lo que han dicho los populares: para el recuerdo solo queda la brutalidad estéril de Vox y la respuesta de Montero, ágil y oportuna, medida y certera. Cuando alguien pregunte qué significa el eslogan "ninguna agresión sin respuesta" podremos ponerle la respuesta de Montero como ejemplo. Ha estado bien, las cosas como sean.

Irene Montero no es santa de mi devoción, pero cuando alguien acierta se le debe reconocer el acierto. Y además hay que ir sacando el lenguaje rastrero de ciertos lugares, porque de otro modo va a parecer que el país habla como Vox y eso es falso. La lenguaraz portavoz que hoy ha arremetido contra Montero con tanta mala sombra y estupidez, sea calculada o espontánea, crea una visión sesgada de una España abierta y tolerante a quien le importa un bledo con quien se acuesta el otro, si tiene mucha pluma o si se disfraza de señora en su tiempo libre. Lejos de la rigidez de los países protestantes, en los de raíz católica somos mucho más permisivos (quizás porque existen la confesión, la expiación y el arrepentimiento) o, simplemente, por el carácter heredado de los romanos.

Se que lo más inteligente es ignorar a Vox y sus estulticias y su mala fe, y reivindicar una comunicación educada, respetuosa e inteligente. No tengo nada contra el vocabulario tabernario siempre que se de en las tabernas. España es mejor país que ese que nos quieren presentar.

22 de nov. 2022

LA LENGUA DE LOS ACOMPLEJADOS

¡Emergencia lingüística! exclaman los apocalípticos de la cosa catalana. Hay una encuesta sobre usos lingüísticos de la juventud barcelonesa que lleva más de un año dando vueltas por ahí, pero cada vez que un nacionalista se la encuentra (un mal momento lo tiene cualquiera) le entra la desesperación y siente la necesidad de salir a la calle gritando que se avecina el fin del mundo. El milenarismo, en Cataluña, se fija en el número de hablantes en la lengua de Guerau de Liost. Es más: si un día se extingue la especie humana, lo que más lamentarán será que nadie hable en catalán.

Tanto es así que el mismísimo Òmnium Cultural se ha gastado unos dineritos (procedentes de subvenciones, me temo) con eslóganes tan ridículos como inanes: nos piden que no nos acomplejemos y que usemos el catalán siempre y en todas partes. Lo habitual y lo de siempre, lo que vengo escuchando des de mi más tierna edad. No se observa ninguna reflexión por ningún lado: si el catalán desaparece, nos dicen, será por culpa de los catalanes traidores, flojos o acomplejados. ¡Es tan simple!

Ya lo saben ustedes: el latín de Cicerón desapareció por la dejadez de los romanos, que debieron acomplejarse y encima no tenían un buen Òmnium Cultural que les salvase.

¿Una reflexión, he dicho? Eso sería lo mínimo: preguntarse por el retroceso del uso del catalán cuando es hegemónico en la escuela, único en la administración, con su carísimo canal de Tv, con sus campañas y sus subvenciones. Jamás la lengua catalana había estado tan protegida, tan promovida, tan bien presupuestada. Y sin embargo... ¿el error está en un complejo de los catalanohablantes?

Hay una pseudociencia llamada "sociolingüística" que estudia ese tipo de fenómenos, y que en Cataluña siempre ha tenido a muchos fieles. Son esos creyentes los que nos hablaron de bilingüismo y diglosia, de bilingüismos asimétricos, de la imposibilidad de una sociedad bilingüe, ya que según su doctrina todo bilingüismo tiende a la desaparición de una de las dos lenguas. Decenas de años de sociolingüística tendenciosa y sesgada para terminar acusándonos de acomplejados. La desaparición del catalán, pues, resulta ahora que obedecía a cuestiones de índole psicológica, de timidez y holgazanería. De renuncia: siempre llegamos al mismo lugar, al maldito botifler.

"Parece que odies el catalán", me dijo un conocido antes de cortar toda relación conmigo. No le respondí: durante mis años de docente he pasado muchísimas horas dando clases de catalán y en catalán, y la mayor parte de lo que he publicado en papel lo he publicado en catalán. No me apetece nada defenderme, excusarme ni tan solo argumentar. Otra cosa, claro está, es que a partir del "procés" haya decidido que este blog se escriba en castellano y que no vuelva a publicara nada en catalán. Pero este es otro asunto. Y no es un complejo: es una decisión pensada.

20 de nov. 2022

TRIODOS Y LA ÉTICA BANCARIA

El banco Triodos apareció en España hace unos años. Su imagen corporativa presenta a un banco alternativo que no participa en el Ibex, más transparente y dedicado a la economía social. No tuvo que ser rescatado cuando la crisis y fue justamente entonces cuando deposité en él unos ahorrillos. Recuerdo bien el día en el que acudí a su sede barcelonesa, que está en un edificio emblemático de la Diagonal. En la salita de espera nos agolpábamos un montón de personas: algo nos permitía reconocernos. Ausencia de corbatas, mucha sudadera, mochilas, bicicletas, chirucas. Era algo parecido al encuentro de miembros de una organización secreta que se ven las caras tras años de clandestinidad.

Esperé mi turno con paciencia. Quizás dos horas. Por aquellos días, Triodos experimentó un crecimiento exponencial en el número de clientes. Mientras en los demás bancos la gente hacía colas para llevarse el dinero, en Triodos la hacían para meterlo. Parecía un banco limpio y fiable. Un amigo, uno de los nuestros. Su director, parlanchín y buen comunicador, daba charlas en foros vecinales y presentaba esa nueva banca "ética" por los círculos alternativos. No se me ocurrió que "banca" y "ética" son conceptos antagónicos, agua y aceite: el aceite crea una película encima del agua, pero no convierte en aceite al agua. En aquellos años, todos llevábamos tal cabreo encima que estábamos dispuestos a escuchar el canto de la sirena ética.

Poco más tarde me encontré ya con algunas dificultades: era terriblemente complejo operar on-line y uno debía llamar para resolver dudas y sistemas de seguridad con aspecto de trampa para incautos. Es cierto que todos los bancos han puesto más filtros para las operaciones on-line en nombre de la seguridad, pero lo de Triodos consigue que me sienta como esas abuelas a quienes la tecnología orilla del sistema con una crueldad fría y distante. Usted me podrá decir: a lo mejor eres algo torpe con las contraseñas. Y es cierto que sí soy algo torpe, pero con la otra entidad en donde tengo el dinerito jamás he tenido problemas. 

Con el paso de los tiempos, uno diría que Triodos se parece más a los demás bancos y que la ética solo es una máscara, un eslogan. Para muestra, un botón: Triodos ya ha conseguido una sentencia judicial en contra que le obliga a liberar depósitos bancarios bloqueados con engaños ilícitos. Y si bien es cierto que no juega al Ibex, también es cierto que juega en una liga paralela en donde también hay "riesgos". ¿Serán riesgos éticos?

Unos días atrás, tras una reflexión, decidí sacar mis ahorrillos y llevarlos a otra parte. Puestos a guardar el dinerito en un banco desprovisto de ética, decidí dejarlos en uno que, por lo menos, resulte algo más accesible. Conseguí dar con mi contraseña, pero tras varias pantallas recibí el aviso: introduzca la clave que ha recibido por SMS. Como me temía, el sistema de clave por SMS falló (todavía estoy esperando la clave, que debía llegar de inmediato) y a consecuencia de eso se bloqueó la cuenta. Y sigue bloqueada. El teléfono al que puedo llamar, tras buscar un rato por la web, empieza con un aviso de "más de 5 minutos de espera" para pasar luego a "más de 10" y finalmente, antes de cortarse, a "más de 15 minutos de espera". Y ahí estamos. Por parte del banco no ha habido ningún mensaje: saben que la cuenta está bloqueada y quizás ya les vaya bien así, pues deben haber visto que la operación abortada consistía en el vaciado de la cuenta.

Me dirán ustedes: te ha entrado una rabieta por tu fracaso en la gestión telemática. Y también tendrán parte de razón. Pero debo añadir: si esa banca no se hubiese permitido presentarse como "ética" quizás mi cabreo sería menor y el disgusto menos intenso. Usted no se mosquea igual con alguien que se le ha presentado como "amable" y de pronto se le pone borde que con alguien que le ha advertido, de buenas a a primeras: soy antipático. Hubiese preferido que Triodos se me presentase como: somos un poco menos indecentes que los demás, pero lo somos.

Estaba pensando ahora en las decenas de miles de ilusos que se apuntaron al Bitcoin, creyendo que era un sistema alternativo, inteligente y audaz, y casi anarquista. Aprovecho para recomendarles una lectura imprescindible: "El banquero anarquista", del admiradísimo Fernando Pessoa. Creo que allí está todo bien explicado.

18 de nov. 2022

UN REPUNTE DE TESTOSTERONA

Se conoce que a cada tendencia le sale su opuesta: el incremento del veganismo va acompañado por un crecimiento de los carnívoros aficionados al chuletón. En los años 20 y 30 del siglo pasado, emergieron con mucha fuerza el fascismo y el comunismo a la vez. También coincidió el aumento de la fe católica (la Virgen de Fátima anunció la conversión de Rusia en un páramo portugués) con el empuje del anarquismo más intenso. A la globalización se le oponen los defensores del quilómetro cero y del huerto urbano. 

Así pues, al crecimiento del feminismo le ha salido un repunte de testosterona para compensarlo. Uno no puede soslayar el alto número de políticos testosterónicos del circo: para mi, el que más hormonas lleva en la sangre es, paradójicamente, el señor Pablo Iglesias. Ya de buen principio era evidente que el peinado con el que saltó a la arena (la larga cabellera recogida) era una máscara: en efecto, Pablo llevaba en realidad una melena leonina pero confundió a todo el mundo, y le llamaban "el coletas" incapaces de ver lo que tenían ante sí. Nadie le llamó "el león de Vallecas" en aquellos tiempos.

En estos días, al señor Iglesias se le ha atravesado en especial su antigua camarada Yolanda Díaz, a quien ahora insulta día si y día también. En sus ataques a Yolanda afloran la testosterona y el rencor, o quizás una testosterona rencorosa. En el polo ideológico opuesto está el señor Abascal, con esa barba que también actúa como una máscara velluda y una gestualidad puede que demasiado impostada: todos recordamos la tendencia al homoerotismo (frecuente en la historia del fascismo) que exhibió al principio de sus gestas, posando en calzón corto en lo alto de un peñasco. Exacto: en la exhibición de la testosterona puede habitar una duda. Lo habrán escuchado ustedes alguna vez: "soy tan hombre que incluso me f**** a otro hombre".

En Cataluña, tierra desdichada, hay la misma proporción de testosterona que en el conjunto de España. En contra de lo que afirman las tesis nacionalistas e independentistas, gozamos de la misma proporción de veganos, ultraderechistas, corruptos y malandrines que el conjunto de España. Por desgracia para los indepes, no nos distinguimos en nada. El "fet diferencial" es que no hay hecho diferencial.

El nacionalismo siempre ha mostrado (aquí y en todas partes) una gran carga testosterónica, inspirada quizás en aquella lamentable cinta de Mel Gibson y los escoceses que era un canto a la cosa masculina, nacional y escrotal. Lo que le pasa a la testosterona nacional catalana es que produce más perplejidad que otras: el señor Junqueras, relleno de odio y de colesterol, habla de amor -con la boca torcida- pero exige sumisión y obediencia, al más puro estilo autoritario -y, por lo tanto, patriarcal. El señor Torra intentó presentar una imagen masculina que le venía grande, y por eso quiso poner la pancarta más grande y se negó a sacarla. Fíjense en el peinado del señor Puigdemont y en las medidas de su chalé: también ahí hay un ansia sin disimulo. Ni hablar cabe de Jordi Cuixart, cuya testosterona se demuestra cada día y en su gestualidad de profeta Jeremías.

Solo un político patrio escapa a tanta hormona: y este no es otro que el presidente interino, el señor Pere. Y, la verdad, es de agradecer que tengamos a un presi (aunque sea breve) desprovisto de la hormona nacional. Veremos.

 

17 de nov. 2022

OKUPA Y LUEGO DESOKUPA, CON BORRÀS Y HELLÍN.

Hace muchos años, cuando era muy joven, hubo un tiempo en el que me planteé la posibilidad de ocupar una vivienda. No disponía de posibles, soy hijo de familia pobre y en aquel instante estaba sin trabajo. Antes de ocupar, que me parecía una opción heroica y muy arriesgada, me acerqué a un centro social ocupado del barrio de Sants para pedir asesoramiento. Estoy hablando de la mítica Hamsa, una fábrica abandonada que fue el epicentro del movimiento okupa en los 90. Me informaron muy bien. Me contaron los pasos necesarios y las precauciones que se deben tomar. Y me contaron que podía contar con ellos para resistir en los primeros instantes, pero que si decidía dar este paso debía ser consciente de las consecuencias legales -y policiales.

Me sentí incapaz de tal hazaña y desistí: ocupar es arriesgado, difícil, solo apto para los muy valientes. Mi suerte cambió y pude alojarme en un piso compartido pagando mi parte, una comuna internacionalista en el barrio Chino, calle Pintor Fortuny.

Allí había varios argentinos, un italiano, dos alemanas, una holandesa y, contándome a mi, cuatro españoles de Cataluña. Todo el mundo trabajaba en la precariedad. Los extranjeros extracomunitarios estaban en la precariedad extrema. Las dos chicas alemanas vivían a costa de una beca de estudios y la holandesa recibía dinero esporádicamente, procedente de unos padres bohemios, actores de teatro de calle en Arnheim. La comida diaria era una olla en la que cada uno echaba lo que podía. El chico italiano (fugado de Italia por insumiso al servicio militar) trabajaba de camarero en un restaurante muy pijo y traía exquisitices sobrantes, por las que algunos ricos habían pagado muchísimos euros.

Estuve unos meses en aquel piso, hasta que llegó la policía judicial para notificarnos que el dueño del piso (la empresa Nestlé) pretendía reformarlo para venderlo. Entonces supimos que el supuesto arrendador era un farsante que nos estaba timando, miembro de una organización -catalanísima- dedicada a reventar puertas para alquilar luego la vivienda a los más necesitados. Yo había conseguido estabilizarme un poco más en lo económico y decidí que era el momento de cambiar de aires, de modo que me marché: a partir de entonces he pagado puntualmente mis alquileres. Me crié en una familia obrera y jamás se me ha ocurrido comprar una vivienda: cuando uno depende de un sueldo, la única opción lógica es alquilar.

He leído que el Ayuntamiento de Premià de Dalt, cuyo alcalde es del partido Junts x Cataluña (el partido de Laura Borràs y Carles Puigdemont) ha contratado la asesoría de la empresa Desokupa. Y ese dato me ha llevado a recordar el pasado juvenil que acabo de contarles. La empresa Desokupa es uno de esos negocios que se sumergen en la oscuridad más tenebrosa, en una tiniebla fascistoide y trasnochada. Algo me dice que no debería sorprenderme: siempre pensé que el nacionalismo catalán es un engendro muy de derechas y que es muy lógico que contraten a las empresas afines a VOX. Al fin se encuentran los que siempre estuvieron cerca. ¿Acaso algo diferencia a los adoradores de Don Pelayo de los adoradores de Guifré el Pil·lós? 

Y mientras me preguntaba eso descubro que Laura Borràs ha contratado a Luis Enrique Hellín para el equipo que la defenderá en los tribunales. Como ustedes recordarán, el tal Hellín es un antiguo miembro de Fuerza Nueva, procesado y condenado por el asesinato de una sindicalista. El círculo se cierra. El enemigo siempre ha sido uno y el mismo.

 

15 de nov. 2022

BOICOT, FÚTBOL, ÁRABE.

Quienes no amamos el fútbol no somos mejores que aquéllos a quienes les gusta. Vaya eso por adelantado y para evitarme el comentario sobre la supuesta superioridad intelectual y etcétera. No, no soy un intelectual que aborrece el fútbol debido a un complejo de superioridad ni a una supuesta exquisitez. El fútbol, simplemente, me aburre. Algo debe de haber en mi configuración mental que me impide gozar de este entretenimiento y, sin embargo, me permite divertirme con el Candy Crush. Y comparo al fútbol con el Candy Crush a propósito y con toda la intención: no he dicho "prefiero a William Faulkner". Aunque también.

Creo que fue Luis Goytisolo (ese sí es un intelectual) quién pronosticó que, tras la muerte de Franco, el fútbol iba a desaparecer ya que ese deporte lo había promovido la dictadura y, una vez felices y demócratas, los españolitos no nos dejaríamos engañar con tan burdo deporte. Goytisolo, pues, nos demostró que se puede ser intelectual y pésimo adivino y no solo eso: también que el intelecto muchas veces muestra una gran torpeza para comprender el mundo.

Por lo tanto, lo del mundial de Qatar lo veo con los ojos desapasionados del indiferente. Jamás he podido ver los 90 minutos larguísimos y tediosos de un partido, y el que más aguanté en toda la vida fue uno, catalogado de histórico (lo llamaron "el partido del siglo" en Tv3 -antes de empezar), en el que el Milan le dio una solemne paliza a un Barça en el que Guardiola era jugador. Aguanté casi 40 minutos solo por el goce de ver la derrota del Barça, un equipo que siempre me cayó mal por su soberbia y su prepotencia, y por su manía de pretender ser "más que un club".

Veo que ahora hay indignación y ganas de boicot al mundial de fútbol que se celebrará en un país ejemplo de lo peor: una dictadura islámica, país que desprecia los derechos humanos, que legisla contra las mujeres, país que ha sacrificado un número indefinido de trabajadores inmigrantes para levantar esos templos del deporte en medio del polvo y la arena. Un país de vergüenza, sin duda.

Pero cuando uno se informa un poco descubre que el anterior campeonato se jugó en Rusia. ¡Rusia! Un país cuyo respeto por los derechos humanos no es ningún ejemplo. El mundial de 1978 se celebró en Argentina cuando este país estaba presidido por el dictador Videla, asesino y carnicero de entre los peores que ha sufrido la humanidad. Busco un poco y no encuentro invitaciones al boicot de los mundiales de Argentina o de Rusia, y eso me extraña un poco: ¿todavía no éramos progresistas en 2018, cuando el mundial de Rusia?. 

En Qatar se van a reunir varios conceptos lamentables y muchos negocios, con tendencia indisimulada hacia los sucios. Nada bueno se puede imaginar uno de lo que pueda acontecer allí en los palcos, los hoteles y los burdeles. Yo no boicotearé el mundial de Qatar: en primer lugar porqué mi ausencia como espectador será la de siempre. En segundo lugar, porqué a los qatarís les importará exactamente un churro que me mire esos partidos o que no me los mire: no boicotea quien quiere, si no quien puede. 

Recuerdo que mi padre me decía algo que sería muy incorrecto a día de hoy: los seguidores del fútbol deben de tener un componente homosexual, ya que no se explica de otro modo esa devoción por ver a 22 hombres en calzoncillos sobre el césped.




13 de nov. 2022

LAS IDENTIDADES LÍQUIDAS

Después de leer "Los hermanos Karamázov" me sentí ruso. No solo ruso en general: me sentí un ruso llamado Fíodor Dostoievsky. Cuando llegué a la última página de "El Reino" pensé durante mucho rato que yo soy Emmanuel Carrère, viviendo en un lindo chalecito de la isla de Ré. Mientras leo a Mircea Cărtărescu me siento rumano, de Bucarest, inquilino de un piso en un bloque de Stefan cel Mare. Tanto es así que incluso veo, claro y distinto, sujeto en mi mano, el contrato de alquiler de este pisito triste tras una fachada enorme y gris (más tarde descubro que esa hoja de papel que sostengo es la factura de Endesa).

La factura de la electricidad me devuelve a mi realidad y a mi ser. El principio de realidad tiene eso: que nos lleva de regreso a casa después de las ensoñaciones. Ese es el principal problema que tiene la realidad: es real. Puede ser fea, torpe, desagradable o de pesadilla. Pero es lo que hay. ¡Ojalá existiese una pastilla de Pfizer que me permitiese convertirme en Fíodor!. O en Mircea, o en Emmanuel. Ojalá se pudiese burlar a la realidad con un fármaco, o con una visita al cirujano. Si me voy tres días a Estambul... ¿dejaré de ser calvo? ¿Seré realmente un melenudo tras mi paso por una clínica turca?

Lo que sí se puede hacer es olvidar: mediante ejercicios muy severos de meditación, con drogas o con la bendición de la amnesia, uno puede olvidar que vivió una adolescencia más bien estúpida, que se lió con quien no debiera o que jamás logró ser lo que se propuso cuando era joven. Los griegos antiguos celebraban la amnesia como una dádiva divina, pero los griegos calvos no se iban a Estambul. 

Existe un síndrome llamado "síndrome de Kórsakov", (que no tiene relación con el músico Rimski-Kórsakov, el de Scheherazade), y que afecta a la cognición de los alcohólicos agudos: las lagunas en la memoria que provoca la borrachera se rellenan con recuerdos falsos, a los que el paciente les da el mismo valor que a los verdaderos. Lo dicho: a la realidad se la puede soslayar durante un rato, pero la realidad siempre está ahí y regresa, empecinada y obsesiva. Y llama a tu puerta más veces de las que llama el cartero de los testigos de Jehová.

Uno invirtió en bitcoins y soñó que se hacía rico. Otro soñó que era catalán en vez de español, y que mediante una urna de plástico chino y mucha observación de Tv3 se convertiría en ciudadano de la república independiente de Cataluña, con capital en Waterloo. Otro sintió que, pese a sus genitales masculinos, era mujer, y se apuntó a un programa vitalicio de farmacología y cirugía, y les exigió al registro civil y a los jueces ser tratado tal como se sentía. Otro se sintió un dios todopoderoso y se compró Twitter. Otro pensó que si se alquilaba un garaje se convertía en emprendedor y líder de una startup. Hubo uno que pensó: si me tiño de caoba el pelo canoso y me presento como moderado, seré presidente del gobierno español. También hay uno que se ha comprado un coche eléctrico y cuando anda por ahí siente que es el salvador del clima del planeta Tierra, y se permite mirar con desprecio a los que van en coches de gasolina: yo soy superior, se dice, y duermo más tranquilo que tu.

Mucho me temo que Zygmunt Bauman no calculó demasiado bien antes de proclamar la liquidez de los tiempos, y no fue consciente de la que iba a liar: una vez la realidad fue declarada líquida, solo se hizo líquida la ilusión y, por consiguiente, la tontería identitaria. La realidad, como el dinosaurio de Monterroso, todavía estaba allí. Con la realidad solo se puede pactar, a lo sumo. Moraleja: póngase usted (sobrio) ante un espejo y procure negociar con lo que ve. No será más feliz, pero por lo menos será sensato.


11 de nov. 2022

MARIANELA Y LOS PROGRES


Este es el relato de Marianela. Había vivido hasta los catorce en un pueblo de Colombia, cuyo nombre no citaremos. Marianela es negra y pobre y colombiana. Las cosas les iban mal en su país y, cuando la familia tuvo la oportunidad de emigrar a España, la aprovechó. Llegaron a Madrid hace cosa de un año. Pero en Madrid se torció todo al poco de llegar: las promesas de vivienda y trabajo para ella y su madre no se cumplieron.

Entonces supieron de una oportunidad cerca de Barcelona. Des de hace dos meses, viven en una población mediana, a unos 20 quilómetros de la capital. A Marianela, menor y en edad de escolarización obligatoria, le asignaron una plaza en un centro de secundaria. De esa gestión se encarga la Oficina Municipal de Escolarización, la OME. La OME es uno de esos organismos en los que se van colocando cargos, a cargo del erario público: el anterior alcalde situó a una nueva directora, y el nuevo alcalde situó a una superdirectora por encima de la directora. Sea como sea, ambos deben ser buenos trabajos: la directora humillada no dimitió y siguió en su cargo devaluado, que tiene un muy buen horario y cabe suponer que un mejor sueldo.

La OME lleva unos años ejerciendo lo que las autoridades locales llaman una política de progreso y de lucha contra la segregación escolar. Esa política consiste en repartir al alumnado inmigrante por todos los centros, por más lejados que estén de su domicilio. Suena muy bien sobre el papel, ¿verdad?. Así pues, la OME mandó a Marianela a un centro concertado del centro de la ciudad, uno de esos centros de toda la vida y al que los ciudadanos de toda la vida quieren matricular a sus hijos.

Marianela aguantó apenas dos semanas en el centro asignado. Lo cuenta con palabras escasas que soslayan la crudeza de lo que vivió allí: no entiendo el catalán y soy negra. Mi mamá no tiene dinero. Me hicieron la vida imposible los compañeros y los profesores. Marianela abandonó los estudios y ahora le deben buscar una plaza donde sea, a toda prisa. Las cifras del abandono escolar son altísimas en Cataluña -de las más altas de España- y eso requiere acciones. 

Así fue como, una tarde, Marianela y su madre llegaron al instituto y las entrevisté. Solo pido que me matriculen en un centro público como este, me pide Marianela, cansada y tímida, cabizbaja. Ha observado que en este centro de la periferia hay muchos más negros y negras y, por el atuendo, deben ser tan pobres como ella. Aquí sería una más.

Las políticas contra la segregación han obtenido ese resultado, y el de Marianela no es el único. Hay una buena intención evidente en la política de repartir a los inmigrantes por centros públicos y concertados, es una de esas políticas bienintencionadas y progresistas. Sobre el papel. Pero no en la piel de Marianela, ni en el de otros casos que conocí: allí yo era el moro, el chungo, el gitano, el paria. Y, el resto, niños de papá. 

A veces el progreso es una ilusión en un papel, y parece muy progresista cuando está escrito con frases bellas, decoradas con conceptos espléndidos y llenos de humanidad, fraternidad, ensueño igualitario. A veces las ideas progresistas te confunden, como la noche. No era tan fácil luchar contra la segregación, cuando los segregados y los segregadores son personas reales, con nombre y apellido. Como usted o como yo.

9 de nov. 2022

LA GUERRA DE LOS ABUELOS

El señor Feijóo ha cometido un nuevo dislate cuando ha definido a la guerra civil española como una guerra entre abuelos y bisabuelos que ya no nos incumbe. Entre la bisoñez y la ignorancia, Feijóo se presenta como un botarate incapaz de ninguna afirmación inteligente. Eso debería preocupar a sus allegados en el partido y a la ciudadanía española en general, que sigue a la espera de un PP presentable en los estándares europeos.

El pobre señor Feijóo debería saber que, si se presenta para gobernar a España (es decir, al conjunto de los ciudadanos y las ciudadanas de este país) debería tener un discurso algo más sensible y algo más sólido. Pretender que la guerra civil española es algo lejano, inane y cosa de abuelitos muertos suena a broma estúpida y sórdida, y más cuando en su propio partido hay quien siente un apego especial hacia el comandantín y se le revuelve el estómago cuando revuelven su pútrida momia para sacarla de ese edificio feo y bochornoso del Valle de los Caídos. Casi más feo que la Sagrada Familia de Barcelona, que ya es decir feo.

Hace unos días se llevaron de su tumba a Queipo de Llano, un tipo de macabra memoria. Y España amaneció mejor tras este acto de reparación que tanto ha tardado. Resulta fascinante que se haya tardado tanto en acometer, sin complejos, algo que se debería haber hecho hace muchos años.

España es un país un poco mejor con esta Ley de la Memoria histórica, y eso no tiene discusión alguna. Esta ley nos hace un poco más europeos, un poco más civilizados. Y el PP haría bien en sumarse a la civilización, ya que lo contrario es de vergüenza ajena.

Hace un par de días leí el comentario jocoso de alguien que le respondía a Feijóo: "dígame usted en qué categoría de abuelos estaba García Lorca". Ahí está el asunto. Que también está en el brillante prólogo del libro "A sangre y fuego" de Chávez Nogales y que tan bien recoge un escritor tan sensato como Andrés Trapiello: aunque se cometieron muchas barbaridades en ambos bandos, solo uno de ellos era democrático, solo uno de ellos estaba del lado de la ley.

Leo que Macarena Olona advierte al partido Vox de que podría ser ilegalizado por falta de democracia en su gestión y por lo visto se propone denunciarles. No es un asunto menor: España tiene un grave déficit en cultura democrática, y eso explica muchas de las desgracias que nos acontecen. Quizás nos faltan años de aprendizaje democrático y de pedagogía, de templanza, de sosiego y de pactos. La democracia es pacto entre diferentes, entre distintos, entre opuestos, entre adversarios. Lo opuesto a la democracia es la guerra, la muerte. El pobre señor Feijóo no debe saber nada de eso, digo yo, y muy poca formación democrática le veo. Por no hablar de su nula formación en historia.

Quien no sabe explicar la historia y la reduce a un chascarrillo torpe debería saber que España no se puede permitir esas estupideces. Si en España gobierna algún día la derecha solo será una derecha liberal, ilustrada y profundamente democrática, tal como las derechas europeas. Mientras se empecinen en sus veleidades franquistas y rancias solo se parecerán un poco más a los independentista catalanes, y todo el mundo puede ver cual es el futuro electoral del independentismo catalán: el ridículo más bochornoso.


6 de nov. 2022

EL GÉNERO FACHA

Hace poco tiempo, una maestra de P5 llamó a los padres de dos alumnos, niños gemelos. Y les contó: uno de los dos es trans, eso es lo que hemos detectado las maestras. ¿Cómo argumentó su diagnóstico? Pues muy sencillo: usando todos los estereotipos de género: al gemelo X le gusta el color rosa, le gusta jugar con muñecas, dibuja princesas y estoy segura de que, en casa le gusta ayudar a su madre en las labores del hogar.

Ver para creer: mientras todavía no hemos terminado con los estereotipos, cuando todavía estamos bregando para explicar que no existen colores femeninos y masculinos, que no hay ocupaciones masculinas y femeninas, nos aparece el transgenerismo y nos devuelve al sexismo más rancio. Y lo bueno es que esa ideología transgenerista se nos presenta como lo más progresista, cuando es -a ojos vista- lo más reaccionario y conservador. Y luego está lo siguiente: por haber contado eso alguien me tildará de facha.

Intenté leer algo de la teoría "queer" para no ser tildado de ignorante además de facha, pero les debo confesar, avergonzado, que cada página de Judith Butler me produce una mezcla de sopor y de confusión: soy incapaz de comprender ese lenguaje críptico y endiablado, pretendidamente intelectual y deliberadamente oscuro. Creo que se debe desconfiar de los intelectuales que son incapaces de contar sus ideas de una forma clara y entendible y que enmascaran su propia confusión tras una pátina de complejidad conceptual, solo destinada a sugerir que, si no me entiendes, eres burro. O burra.

Hay una extraña (e irritante) pretensión de superioridad moral tras estos postulados que afirman que el sexo es una construcción cultural, y esa pretensión no es una pretensión de verdad, ya que no se sustenta con ninguna evidencia racional. En el discurso transgenerista hay voluntad de poder, como diría Foucault, y no la voluntad de veracidad que defendía Habermas. 

El sexo, nos guste o no, es una cuestión de cromosomas y de dismorfia biológica. Gemma Lienas lo contó muy bien: durante la COVID murieron más hombres que mujeres, ya que el sexo masculino tiene una respuesta peor ante el virus: eso es el sexo. Sin embargo, durante la epidemia, se contagiaron más mujeres que hombres, ya que muchas más mujeres estuvieron cuidando, atendiendo y en contacto con contagiados: eso es el género. Es un ejemplo sencillo que nos permite comprender que solo el género es cultural. Nada hay, en la naturaleza, nada que capacite mejor a las mujeres para cuidar de enfermos: el género sí es una construcción.

Hace muy poco, apareció en un medio local la entrevista a una joven trans arrepentida. Ustedes dirán que cualquier traidor siempre es usado por el bando contrario, y que su testimonio está sesgado y manipulado. No niego que podría ser el caso, pero lo que cuenta esa joven es terrible y me he fijado en un punto en concreto: Berta (antes era Sergio) lamenta justamente "que nadie me hubiese advertido antes de transicionar de que el tránsito no iba a resolver ninguno de mis problemas psicosociales". "A día de hoy, creo que yo era un hombre al que le atraían sexualmente los hombres y nada más que eso, pero eso nadie me lo dijo: todo el mundo me animó a transitar". Luego, Berta relata con crudeza lo que significa una vaginoplastia: como todas las heridas del cuerpo, tiende a cerrarse. Berta será para siempre dependiente de la cirugía y de la farmacología.

De modo que, si se trata de defender los derechos de las minorías, pronto tendremos que redactar una Ley Transarrepentidos/as. Y quienes estén en contra de ella serán, indefectiblemente, fachas. Con el paso del tiempo, el género facha va a requerir también una ley, me temo.

Quizás va siendo hora de definir claramente y sin tapujos el fascismo, el sexo y el género. Y devolverle al lenguaje su maravillosa capacidad para comunicarnos y entendernos.

3 de nov. 2022

QUE LOS POBRES VAYAN EN PATINETE


Dicen las autoridades competentes que a partir de 2023 habrá "zonas de bajas emisiones", por las cuales determinados coches no podrán circular. Solo podrán pasar los eléctricos, los que lleven la etiqueta "ECO" o los nuevos novísimos.

Las autoridades le han declarado la guerra al humo del motor. Pero uno sospecha que le han declarado la guerra a los pobres, que somos quienes vamos a pagar el pato del cambio climático.

El Ayuntamiento de Barcelona, eco, verde y lila, está entre los más radicales. Con una población empobrecida incapaz de comprar un coche nuevo, por las calles solo circularán los cochazos: algo propio de un gobierno de izquierdas.

Se me ha ocurrido mirar precios de coches para poder ir al trabajo y me encuentro en el dilema de comprarme un patinete o ir a pata, saliendo un par de horas antes. Así, creo que a partir de ahora veremos a las clases sociales (eso que algunos sostienen, cínicos y altivos que ya no existe) distinguidas por el tipo de vehículo: los pobres resignados y en patinete, los ricos en cochazo. Que quede claro. Todo por el clima.

Si los pobres no podemos ir en coche, es obvio que habrá menos coches circulando y el clima planetario agradecerá el esfuerzo de los pobres con una lluvia de dádivas verdes, ecos y lilas.

Mi opinión sobre el coche eléctrico es que se trata de un juguete para niños ricos y poco más, un trasto de dudoso gusto cuya enorme batería es ridículamente ineficiente e imposible de reciclar. En el futuro, pues, habrá pirámides de baterías viejas y muchas más pirámides de coches de pobres esperando al desguace del transporte de la clase media y baja. Todo por el bien del clima.
 
Por fin volveremos a las andadas, cuando solo disponían de coche los más afortunados. Todo por el clima. El deber del pobre es contaminar menos, y dejarle el aire limpito al futuro.

Mientras vamos mirando precios de patinetes en las tiendas, leo que las autoridades del Puerto de Barcelona compiten con otros puertos para atraer a más cruceros, y que hay planes para ampliar aeropuertos o construir algunos de nuevos (uno de ellos en el estuario del Tajo). ¿Todo por el clima?

No se si se habrán fijado ustedes en estos barcos horrendos llamados cruceros, en lo que pasa mientras están amarrados en el puerto. Esos monstruos feos y desagradables deben mantener los motores encendidos. Cada minuto de esos motores contamina lo que contaminaría mi coche si circulara durante diez años. Por no hablar de lo que contamina un avioncito de esos que lleva a un grupo de turistas, a un grupo de seguidores de un equipo de fútbol que se van a berrear a otra ciudad.

Uno, poco a poco, ha ido generando una especie de manía hacia el prefijo "Eco" y mucho me temo que eso se va a extender, hasta el punto de que estoy empezando a aborrecer los libros de mi admirado Umberto Eco. Y no niego que se debe actuar para reducir la contaminación. Pero me pondré a ello cuando vea cruceros eléctricos en los puertos y aviones eléctricos en los aeropuertos.

1 de nov. 2022

FEIJOO ES UN PROBLEMA PARA ESPAÑA

Quienes critican a Sánchez (y a ese indefinible "Sanchismo") deberían aceptar que Pedro Sánchez se ha trabajado con esfuerzo y solvencia un puesto de respeto en la UE. A Pedro Sánchez se le ha puesto cara de estadista europeo. España es, a día de hoy y gracias a Sánchez, un país relevante en la UE. Algo que ni Rajoy -ni mucho menos el probe Casado- hubiesen logrado. Y, por lo que parece, el pobre Feijoo se nos presenta como un hombre tan desafortunado y maltrecho intelectualmente como sus predecesores.

Hay algo en el Partido Popular que huele a antisistema, a antidemocracia, a antipolítica. Negarse al pacto (más allá de las obligaciones de la Constitución) es una forma de despreciar a la política y a la democracia, y una forma de maltratar a España. El pacto es la esencia de la democracia. Nadie gana nada con la polarización, y el juego de Feijoo es el juego de la suma cero. Este hombre no puede gobernar un país democrático.

El Partido popular es el problema que tiene España. Un partido controlado por vete a saber qué intereses espurios, una organización sin el más mínimo sentido de Estado y que recurre a la lucha contra ETA cuando ETA ya no existe, o cuando alude al "procés" catalán sin haberse enterado de que el "procés" catalán es un zombi a quien el PSOE de Sánchez le cortó la cabeza en dos jugadas: el diálogo y el indulto. La inteligencia política se mide en esos plumazos oportunos y eficaces.

De aquel "procés" solo quedan unos vividores: quienes todavía engañan a los pocos catalanes crédulos, quienes lo usan para amarrar algún voto. En esta categoría de vividores están, también, sus señorías del PP.

Hagamos memoria: el PP multiplicó al independentismo catalán en cada una de sus torpezas. Los catalanes no independentistas lo sufrimos y sabemos de lo que hablamos.

La astucia del PSOE desactivó al independentismo, lo redujo y lo dividió. Lo dividió hasta dejarlo en una división perpetua: el partido que se llamó "Junts" es el partido menos unido y el más dividido del espectro español. ¿A qué se debe esta división? En primer lugar y sin duda a la estulticia de sus dirigentes, pero es una evidencia innegable que la división entre los estultos ha sido obra de la acción socialista. Allí donde el Partido popular creó excitación y votos, el PSOE supo crear división y cansancio.

La estrategia dialogante y democrática de Sánchez liquidó el procesismo catalán y dejó a Puigdemont en el olvido, que es donde debe estar alguien tan inane como el inquilino del chalé de Waterloo: ensimismado en la neblina de sus delirios.

En ese escenario creado por el PSOE, un observador neutral y alejado (un extraterrestre, por ejemplo) se daría cuenta enseguida de que el PP actúa de la forma más torpe posible. Y tanto es así que incluso un partido como Bildu se nos presenta con el aspecto de un partido con mucho más sentido del Estado que el pobre PP, perdido en su laberinto y sin saber qué hacer con VOX. Esa evidencia debería llevar a la reflexión a los líderes del PP, pero no parece que eso vaya a ocurrir pronto.

En este escenario, cualquiera puede ver lo más obvio: Feijoo es un problema para el PP. Pero es, sobre todo, un problema grave para España. Sabe Dios que un hombre tan torpe como Feijoo solo puede llevar a España al desastre.

26 d’oct. 2022

RICOS Y POBRES

España lleva un tiempo hablando de ricos y de pobres. Empezaron en Cataluña, región que se considera rica (aunque su PIB es igual o peor al de Detroit): Cataluña -una parte de ella- decidió que no quería sufragar a las regiones pobres y que, por consiguiente, deseaba vivir independiente de las regiones pobres. Eso es un espléndido ejercicio de insolidaridad y de ceguera, y es lo que hay tras el "procés", amén de una muestra de supremacismo cultural basado en una superioridad que yo, por lo menos, no puedo comprender que qué se fundamenta.

Siguió la señora Ayuso, profundamente inspirada en la estela de los independentistas catalanes, promoviendo un movimiento de independentismo de la Comunidad de Madrid bastante bochornoso y muy lamentable, aunque con buenos resultados electorales.

Ahora aparece un señor gallego un poco confundido, azorado y bastante torpe, y también nos habla de ricos y pobres. No creo que este señor de Galicia sepa mucho de la pobreza, pero eso no me sorprende. Su partido actúa como un lobby más que como un partido, y jamás al Partido Popular se ha intuido el más mínimo sentido del estado. La igualdad es un ideal antiguo, no es una moda. Y es uno de los pilares del estado del bienestar: eso no se discute. Sin estado del bienestar no hay democracia que valga.

Quizás los catalanes llevamos algo de ventaja en la carrera hacia el desastre, y por eso sabemos que el nacionalismo de derechas es lo más opuesto a la democracia y al bien común. El Partido Popular, ese partido escandaloso y corrupto, no tiene nada que ofrecernos ante la situación actual: sus propuestas solo son una invitación al abismo: ¿bajar impuestos? ¡Hay que ser muy cafre para pedir eso ahora, y más aún con el argumento pueril de "poner unos cuantos euros más en el bolsillo de los españoles". ¿A quién pretenden engañar?

Quienes vivimos de un sueldo y no tenemos hacienda sabemos muy bien lo que significa la propuesta de la bajada de impuestos. Quienes vivimos de un sueldo sabemos que nuestra única hacienda son los impuestos. Es decir, la cobertura de los servicios públicos que se sostienen con nuestros impuestos.

Se lo contaré de otra manera: quiero ser pobre y pagar impuestos. Y por eso he votado y votaré a esa socialdemocracia, y por eso soy de izquierdas con todas las contradicciones. Las contradicciones son muchas. Pero no tengo alternativa. 

Estudié con una beca por las rentas muy bajas de mi familia.

Estoy vivo gracias a la Seguridad Social.

Mi padre murió murió tras ser desahuciado por una mutua privada que promocionan los futbolistas del Barça: la enfermedad de su padre nos sale muy cara, me dijeron. Lléveselo de aquí y métalo en la sanidad pública, me dijeron.

Doy clases a unas alumnas que estudian gracias al sistema público y confío ciegamente en este sistema y en ellas. (La alternativa es infame). Quiero pagar más impuestos para asegurar el éxito de esas alumnas, para aumentar la inversión pública y para prestigiar la enseñanza pública. No pido que me aumenten el sueldo.

La sociedad solo puede ser democrática cuando trabaja para la igualdad. Y más allá: para la equidad.

La izquierda debe hacer mucha reflexión y debe enfrentarse a sus paradojas, contradicciones y tonterías. Pero no hay alternativa. Lo que propone el señor gallego es un suicidio colectivo. Las clases medias debemos estar dispuestas a sacrificarnos. Y las altas deben sacrificarse un poco más, como es lógico. ¿No se sacrificarán por su amada patria esos ricos tan patriotas? Si no les gusta eso, los ricos pueden trasladarse a Madagascar y pueden envolverse en la bandera de Madagascar para hacerse un selfie patriótico.

23 d’oct. 2022

LA LEY TRANS Y LA COEDUCACIÓN SECUESTRADA

Me meto en un berenjenal a consciencia. Me encuentro en buenas condiciones físicas y mentales. Quizás no debería entrar en ese jardín, pero a veces son los jardines los que te llaman y entonces hay que entrar en ellos. Sigo pensando en que la ética no es una opción, ni lo es mirar hacia otra parte. Aunque sea más cómodo mirar el paso de las nubes que las cosas humanas.

Les confieso algo, y lo confieso con pudor: no me atrevo a opinar públicamente sobre el asunto Trans y mucho menos sobre la llamada "Ley Trans". Mi opinión, a fin de cuentas, no tiene ningún valor más allá de ser la opinión de un ciudadano más, uno de esos con los que nos cruzamos por la calle, cada uno a su quehacer.

Pero como uno trabaja en la educación y es militante muy convencido de los valores de la coeducación, por fin me decido a expresar algo. Sin embargo, lo haré a través de otra persona. Es decir, mediante el gesto de recoger la opinión de otra persona, mucho más fiable, documentada e interesante que la mía.

En muy pocos días saldrá a la luz de los anaqueles de las librerías "La coeducación secuestrada", un libro coral coordinado por Silvia Carrasco, profesora de antropología de la UAB y con un larguísimo currículum en la militancia feminista, una profesora de quien he seguido sus trabajos durante mucho tiempo. Es decir: para hablar del asunto Trans, prefiero cederle la palabra a una mujer con larga tradición feminista. No vaya a ser que me acusen de cometer mansplaining, de machista infiltrado o, ¡como no!, de facha.

Así pues, les copio el texto que promociona el libro, todavía pendiente de publicar. Pero muy explícito. En cuanto lo tenga (lo he adquirido en pre-venta), quizás sí me atreveré a escribir una reseña. Mientras no llega este momento, ahí va:

La coeducación, la herramienta feminista clave para luchar desde la escuela contra el patriarcado que persiste a pesar de las leyes que nos declaran iguales, ha sido secuestrada.

Lo que parecía un renovado interés por la coeducación por parte de gobiernos de todo signo es en realidad una suplantación para introducir las ideas transgeneristas reaccionarias en todas las etapas educativas. Inspiradas en la teoría queer y aparentando una intención transgresora y liberadora, sostienen la existencia de una infancia y una adolescencia trans, que se basa en otra ficción transmitida ahora desde la propia escuela: la idea de que se puede cambiar de sexo, que se puede nacer en un cuerpo equivocado y que ser mujer u hombre es un sentimiento. En las comunidades autónomas se han ido aprobando normativas que convierten la ideología transgenerista en la nueva verdad y establecen sanciones para el profesorado y las familias que dudan o discrepan del «autodiagnóstico» infantil y adolescente y de sus «identidades sentidas». Cuando otros países ya dan marcha atrás, en España aumenta el daño irreversible con tratamientos hormonales y cirugías a un número creciente de menores, especialmente chicas, que se declaran trans tras su exposición a estas ideas, y se convierten en dependientes de la industria farmacéutica.

Pero las autoras van más allá. Argumentan que esto no es una moda ni obedece solamente a intereses económicos inmediatos: forma parte de un proyecto para el cual los derechos de la ciudadanía y, más aún, los derechos de las mujeres y de la infancia, son un estorbo. La abrumadora propaganda que difunde y apoya el transgenerismo y la exclusión de las voces críticas en los medios resulta, como mínimo, inquietante.