Lunes 30, Confinado
Alguien auguró que el 2020 sería un mal año. Creo que se basaba en datos esotéricos, casualidades que se le amontonan al año: bisiesto, formado por ceros y números pares, coincidencias con otros malos años que terminan en 20...
A día de hoy, y a pesar de lo que tenemos, hay quien no está satisfecho y advierte: a finales de abril nos rozará un cometa muy peligroso. Otro dice: vendrán grandes inundaciones. Otro: el gobierno decretará un corralito y vamos a perderlo todo. La desgracia tiene un gran poder sobre la imaginación, la desata. Las desgracias se imaginan juntas: no se puede demostrar, empíricamente, ni que anden por parejas ni por tríos. Pero en la imaginación si, en la imaginación las unas llaman a las otras. En el sentido opuesto nadie advierte: este año todos nos haremos ricos, se descubrirá la vacuna definitiva contra el cáncer, todos los estudiantes sacarán matrícula de honor, nadie pasará hambre en el mundo y los independentistas catalanes caerán por fin en la cuenta de que les engañaron como a bobos.
Para más inri, el otro día vi la adaptación al cine de "Desgracia", una novela de Coetzee que leí hace muchos años, justo después de quedar fascinado con su "Esperando a los bárbaros". Si las desgracias nunca vienen solas, suelo leer por los menos dos obras de cada autor, y las leo seguidas (exceptuando a algunos, de los que no paso de la décima página -un día de esos, cuando esté ocioso, escribiré la lista de los autores repudiados en la página diez: hay mucha presencia catalana, dicho de paso). La forma en que Coetzee aborda la edad madura y sus desgracias me atrae mucho. Coetzee hacía lo mismo en "Esperando a los bárbaros". En "Desgracia" Coetzee aborda sin tapujos las paradojas y lo desagradable de la madurez, el sexo y el amor en esta edad, sus paradojas, sus contradicciones. Además, el protagonista parece atraer las desgracias. Experimenta la vergüenza de la víctima, se humilla. ¿Se rinde o lo acepta? En la versión cinematográfica, John Malkovich interpreta con maestría al protagonista, el profesor Lurie (experto en la poesía de Byron -el romanticismo decadente no es casualidad).
Acabo de caer en la cuenta de los ciudadanos ingleses que se trasladaron, con todo lo que tenían, para vivir en la soleada Costa del Sol, en donde imaginaron una vejez plácida. Son gente mayor, jubilados en su mayoría, jubilados de los barrios obreros de Manchester, de Liverpool, de Yorkshire. El Brexit les ha dejado en la incertidumbre (o con el culo al aire, que diríamos en español) y justo cuando les dejan en la intemperie (una intemperie metafórica, ya que viven en chalecitos) les cae un virus que se ensaña con la gente mayor. Deben pensar que les ha caído un año de desgracias juntas. También he visto un debate interesante: ¿deben los mayores sacrificarse para salvar a los jóvenes?. Es un debate filosófico complejo. Quizás es indemostrable que el sacrificio de un abuelo salve a un joven, pero creo que ha puesto un dedo en una llaga. En las guerras se acepta que los jóvenes mueran por el bienestar de la patria, es cierto, pero ¿algunos tienen más derechos que otros?. Doy por hecho que, por fortuna, cuando un enfermo entra en un hospital, ningún médico le situará en un baremo de sacrificables en función de su edad, nacionalidad, discapacidad o nivel socioeconómico. Pero el debate ya está ahí.
También leo a graciosos (con título oficial de gracioso en Tv3) que se burlan de tal o cual infectado, o que acusan a Pedro Sánchez de las muertes de catalanes debidas a un virus planetario o que aprovechan el caso para, en una filigrana barroca del humor patrio, afirmar que una Cataluña independiente y aislada habría tenido menos muertes por el virus. Hay que tener un grandísimo sentido del humor para afirmar algo así.
Me pregunto como nos debe ver el cometa que podría entrar en la atmósfera el 29 de abril. Creo que los cometas no tienen ojos y tampoco piensan. En su ceguera y en su inconsciencia, sin embargo, también estamos nosotros.
[Hoy, en el Mercadona, me he comprado la lata de "Callos con garbanzos". Por lo del cometa. Ya sé que el President Torra me reprocharía no haber optado por una de "Seques amb botifarra". Pero mire usted, president: usted y yo hemos pasado de los 50 y cualquier día de esos nos declararán sacrificables.]