Louis Schlesinger
[Al lector atento, y mejor aún si es aficionado a los números pitagóricos, no se le habrá escapado la bonita aritmética del asunto: Louis (5 letras) X Schlesinger (11 letras) = 55, el número de la página en donde aparece].
Este nombre sonoro se menciona de forma marginal en la biografía del general Narciso López, y su vida queda resumida en unas pocas frases. Se sabe de él que era judío nacido en Budapest, el 9 de marzo de 1825. Combatió en varias revoluciones centroamericanas. Su rastro desaparece en las playas del Pacífico, hacia 1860. No hay registro de su muerte.
Schlesinger había combatido en la frustrada insurrección de Hungría de 1848 junto a Lajos Kossuth y después se marchó a América. Todas las aventuras militares en las que participó son desastrosas hasta la calamidad. Este erudito políglota a quien quizás le estaba reservada una apacible vida de funcionario o de abogado en Budapest fue a buscar la muerte a lejanos países tras elegir, en cada ocasión y con una constancia rayana en la lucidez, el lado malo de la historia. El lado de los perdedores.
¿Una posible imagen de Louis Schlesinger? Probablemente no
Estuve rastreando estas dos palabras juntas (Louis y Schlesinger) durante unas horas, y conforme pasaba el tiempo y más cosas descubría más se desdibujaba Louis Schlesinger, hasta perderse en una bruma de color ámbar. Algunas de las escasísimas imágenes que encuentro podrían no corresponder al personaje, no hay ninguna certeza. La que he escogido es dudosa, improbable. Y si fuese su verdadero rostro, no deja de estremecerme este aspecto de fantasma, esa cualidad translúcida.
Más tarde descubro que alguien con este mismo nombre y apellido fundó la comunidad Societas Fraterna en 1878, en Orange County, California. ¿Se trata del mismo hombre? La sociedad secreta se disolvió poco después, a raíz de un escándalo sexual relacionado con el amor libre que practicaba su fundador. No tengo ningún motivo para creer que se trate del mismo Schlesinger, pero la posibilidad -por más hipotética y trasnochada que sea- me resulta muy atractiva. Así que por fin me tumbo en el sofá y me quedo contemplando el cielo nublado, gris y monótono del último día del mundo.
Imagino a Louis Schlesinger huyendo de Costa Rica vete a saber como, pero sin duda en un estado penoso, abatido, quizás enfermo. Durante estos años de derrotas y fracasos ha pensado y ha leído, y muchas veces ha soñado con una Arcadia radiante y luminosa sin violencia, todo amor. Incluso imagino que se marchó de Hungría por culpa de alguna tragedia amorosa. Entonces imagino que su novia húngara de los dieciséis años murió de fiebres y pobreza, y Schlesinger no tuvo más remedio que lanzarse a perseguir la muerte por todo el mundo. Siempre buscando guerras perdidas de antemano, alistándose en el bando más débil posible.
Hasta que llegó el día en que emprendió el camino hacia la Arcadia soñada y se fue a la mítica y soleada California, de la que tanto había escuchado hablar. Allí encontró la paz y la dicha, bajo la forma del amor libre.
Y con esta imagen medio soñada durante la siesta me voy adormeciendo. Contemplo por última vez el pedazo de cielo gris plateado que se puede ver tumbado en el sofá de casa. ¿Dejaré de escribir si se termina el mundo? Esta es, sin duda, la mejor idea. Y luego contemplo de nuevo el cielo del último día del mundo.
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Si por alguna razón desconocida el mundo no ha terminado y este post aparece en tu pantalla, dejo algunos rastros que permiten imaginar más cosas de la vida de Louis Schlesinger:
http://www.latinamericanstudies.org/filibusters/schlessinger-guatemala.pdf
http://the-great-silence.blogspot.com.es/2006/10/grasseaters-halloween-series.html