28 de set. 2022

EL PUEBLERINO Y LA AGENDA PRESIDENCIAL

Un matón de pueblo le alza la voz al presidente y le desbarata la agenda. Este relato trata de masculinidades tradicionales y masculinidades nuevas. Y de fantasías nacionales.

El resultado es este: a Pere Aragonès se le ha torcido la agenda. Debía visitar la "Cataluña central" y no podrá acudir, ya que un señor con aspecto de malote y voz chusquera le ha estropeado los planes y le ha metido en un berenjenal.

Mientras muchos se preguntan como puede ser que los italianos hayan votado a la señora Meloni, aquí nos preguntamos como puede ser que el señor Batet haya sido alcalde, luego diputado y ahora el portavoz del grupo Junts, máxima representación del nacionalismo más rancio. Cuando uno escucha hablar al señor Batet le acuden varias imágenes a la mente: un tipo zafio acodado en la barra del bar, el tipejo que te espera en la puerta del instituto para soltarte un puñetazo o incluso el follonero del After hours que se lía con el segurata.

Puede que no todos los diputados estén dotados para la oratoria (Dios reparte los dones de forma irregular), pero hay algunos casos que sorprenden, especialmente cuando la oratoria ha sido suplantada por unas voces broncas y una sintaxis lamentable. El señor Batet acunó la expresión "caure en sac foradat", novedosa y de cosecha propia, traducción directa de la expresión "caer en saco roto". Me imagino a los puristas de la lengua catalana llevándose las manos a la cabeza, horrorizados tras comprobar que los soldados más fieles a Cataluña ya no saben hablar el buen catalán. Supongo que le habrán echado las culpas a la colonización y esas cosas, y alguno habrá lamentado el dispendio en inmersión lingüística, cuyo balance siempre sale calamitoso.

Al señor Batet me ha parecido verle en alguna peli de Sergio Leone, no recuerdo cual, solo recuerdo a un pendenciero de tercera fila a quien Clint le pegaba un tiro por toda respuesta a su provocación y el público aplaudía.

El Parlamento catalán: un Saloon de western rodado en Almería. Sí, en Almería: para mayor disgusto de nuestros identitarios siempre ofendidos. Mientras en el Congreso se habla de crisis energética, de emergencia climática y de gestión de los impuestos, en el parlamentito catalán hay bronca patriótica, orgullo nacional y gestualidad esencialista. Un parlamentito de gran utilidad a precio desorbitado: si ustedes buscan el coste para los catalanes de este parlamentito comprenderán de veras qué diablos significa "inflación".

Los catalanes estamos de pega: por una vez que nos sale un presidente de perfil bajo y nueva masculinidad, le asaltan los bravucones que añoran el tiempo de la bravuconería (inane) de Puigdemont y de Torra. Ya es mala suerte: lo de Cataluña es una maldición eficaz.

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Notas. ¿Quién es Albert Batet? https://cronicaglobal.elespanol.com/pensamiento/el-retrato/albert-batet-hijo-estraperlo_543687_102.html



26 de set. 2022

MELONES PARA EL PUEBLO

La señora Melones gana las elecciones. Ese podría ser un buen titular, a la altura de los discursos de la propia señora Meloni. Tras ver la zafiedad de su campaña, que incluía un vídeo en el que la política mostraba dos melones "galia" a la altura de sus pechos, a uno se le ocurren muchos titulares vulgares. Ya lo ha hecho hoy mismo algún medio: "¿Queríais mujeres en puestos de poder? Pues ahí las tenéis."

Uno, luego, podría escandalizarse o rasgarse las vestiduras, o incluso aportar datos como la abstención del 49% que explica la victoria apabullante de un partido neofascista cuya líder afirma admirar a Mussolini, quiere prohibir el aborto o salirse de la UE. 

Pero me temo que el asunto pasa, inevitablemente, por detenerse en el papel de las izquierdas en general y de la socialdemocracia en particular. Es decir, en el papelón de esas izquierdas.

Llevamos ya mucho tiempo asistiendo al discurso errático e impreciso, lleno de palabras preciosas y conceptos complejos, pero que no llega a quien debería llegar. No hace falta irse a Italia para comprobar la poca capacidad de las izquierdas, sus titubeos. Sin moverme de la desdichada Cataluña: el papel (el papelón) de las izquierdas con el "procés" es el botón que sirve de muestra. El partido "En Comú-Podem" muestra una incapacidad pasmosa para identificar que el procés es una contrareforma de derechas, un proyecto burgués e identitario de lo más rancio y juega, en un juego de malabares imposibles, a mostrar una equidistancia absurda que decepciona a todo el mundo y no contribuye a nada bueno.

Y de eso vive la ultraderecha, campando a sus anchas en el erial que les ceden. Resulta muy fácil ofrecer un discurso de soluciones facilonas, de oposición a los derechos de ciertas minorías que enfurecen a las masas y de anti-todo. Empezando por la antipolítica: he observado una siniestra similitud entre Giorgia Meloni y Laura Borràs en varios aspectos, de modo que si la Meloni muestra unos melones, no sería nada extraño ver a la señora Borrás con la varita de Magia Borràs gritando:

-Con las soluciones Borràs, Cataluña será lo más.

Hay que preocuparse seriamente, des de las izquierdas, por articular algo comprensible y claro, y sobre todo eso: hablar muy claro. Contar con claridad y sin manías porque se deben pagar impuestos, y porque la carrera por bajar impuestos es lo que de veras puede romper a España. Hay de articular un discurso limpio, que incluya el patriotismo sin manías, que no le tema a negarse ante las peticiones de los nacionalismos periféricos con su egoísmo voraz e infinito, que plantee la necesidad de un debate científico ante las cuotas de lenguas en Cataluña. De lo contrario, ya lo ven, se organiza una manifestación en Cataluña por lo de la lengua y se presenta el señor Abascal, que de lengua y pedagogía sabe lo mismo que de filosofía presocrática, y le regalan el protagonismo.

Y perdonen mi acceso de nostalgia o casi de melancolía, pero no me imagino a Pérez Rubalcaba o a Julio Anguita cayendo en esa vacilación tan triste y tan descoranozadora, y tan desmovilizadora del electorado de izquierdas.

Quiero creer que todavía están a tiempo. Pero no hay ni un segundo que perder. Lo que está en juego es demasiado grande, más que los melones de Giorgia.

25 de set. 2022

LA POESÍA DE MARINA GARCÉS

Lo escribía el otro día mi amigo Pere, en un artículo sobre Edgar Morin y su libro "La mente bien ordenada". Y ese texto breve pero intenso me hizo pensar. No se le puede pedir nada más que eso a un texto: que te obligue a sentarte y a recapacitar. Gracias pues, Pere.

Vivimos en España, país que más allá de sus paellas, toros, siesta y guerras fratricidas, se conoce por sus cambios constantes en materia legislativa referida a la educación. Cada gobierno hace su propia ley educativa, que será reformada o derogada en el siguiente gobierno. Uno ha perdido la cuenta de las leyes, ordenanzas y normativas por las que ha transitado a lo largo de su vida como profesional de la docencia. Si les digo la verdad, me encuentro sumido en la perplejidad y el desconcierto y no soy capaz de aseverar si debo evaluar por competencias o por capacidades clave, si es más relevante el conocimiento que la competencia, si prevalece el esfuerzo o la resiliencia.

En medio del vendaval, doy con un libro de Marina Garcés, autora que siempre he leído y admirado en casi todo -que no es todo. Se trata de "Escuela de aprendices", libro publicado por Galaxia Gutenberg en 2020 y que tiene el aspecto de libro de madurez. Este es un libro honesto y pensado, al que se le agradece que sepa incluir una poesía a modo de epílogo: encontré algo mágico, bellamente antiguo y delicado en ese cierre en forma de poesía para un libro de filosofía. Más que poesía, Garcés regala una colección de aforismos que me remiten a algunos textos de Nietszche, autor que también usaba la poesía aforística. Recuerdo el caballo de Torino que abrazó el filósofo alemán mientras leo a Garcés.

Los debates sobre educación, a día de hoy, están dirigidos por periodistas, columnistas o políticos que jamás han puesto un pie en las aulas tras superar la educación obligatoria, o cuyo conocimiento de la educación pública es más bien escaso. Fíjense ustedes en un dato curioso: la mayoría de los políticos que legislan sobre la educación surgen de la educación privada, la misma a la que matriculan a sus hijos. Hay pocos pedagogos en el debate público de la educación. Dicho de otro modo: a mi me da igual si todo el mundo se siente entrenador de fútbol, pero me molesta que todo el mundo opine sobre educación. 

Del mismo modo que ningún tertuliano osa opinar sobre física cuántica o sobre bioquímica ¿por qué razones cualquier tertuliano opina sobre como, cuando y porque se debe enseñar en las aulas?

Se lo cuento del revés: este año, de nuevo, unos 30.000 alumnos de Formación profesional se han quedado sin plaza en los centros públicos catalanes. Sin embargo, el debate que nos transmiten los medios -y que por consiguiente está en boca de todos- trata del 25% de las clases en castellano, cuando eso es un tema menor, tergiversado y manipulado hasta el hartazgo.

Lo que nos cuenta Garcés es lo esencial y lo profundo, lo que de veras debería importar. El asunto del premio al esfuerzo del alumnado, por ejemplo (uno de los puntos fuertes del libro, a mi modo de ver), es un tema crucial sobre el que meditar a fondo.

Les dejo un verso del epílogo de "Escuela de aprendices", por si se les antoja meditar durante una tarde de domingo de otoño con nubes ociosas cruzando el cielo:

Cuando estudiar ha pasado a significar "sacarse un título", está claro que tenemos un verbo expropiado que reconquistar.

 

22 de set. 2022

¡NO QUIERO PAGAR IMPUESTOS!

El debate de los impuestos enmascara otro debate, que es el de centralización/descentralización, el viejo fantasmón español. Ahora mismo, quienes más hablan de la unidad de España son quienes más trabajan por su atomización. Y del revés: aquellos que parecían dispuestos a federalizar España, son justamente quienes defienden su unidad. Hay algo lúgubre y cínico en todo eso.

Dan un poco de vergüenza esos nuevos independentistas: Ayuso, Moreno y el de Murcia, de quien no consigo recordar su nombre. Todo el mundo sabe cual es la otra cara de la moneda de la bajada de impuestos: el empobrecimiento de los servicios públicos. Aunque no lo digan, lo sabemos de sobras. Hoy bajada de impuestos y mañana cerramos tres centros de atención primaria.

La historia de España no solo es cíclica: es tediosa. Damos un paso hacia adelante, dos hacia atrás. Dos hacia adelante, uno hacia atrás. Nos vemos atrapados en una ilusión con banderitas, monsergas, discursos y grandes palabras. Yo le voy a contar un historia muy pequeñita, que se limita al pie de una alumna de la ESO en un barrio pequeño, de un suburbio pequeño, en una ciudad pequeña.

Una alumna llega a las 8 y diez minutos. Le abro la puerta y le pregunto por ese retraso.

Ella lleva un zapato en el pie y el otro en la mano. Cojea. Le pregunto.

Cuando está sentada, me muestra el pie descalzo: la piel se ha levantado y la planta está roja de sangre. Me detengo un segundo ante esa sangre colorada en una piel tan morena, pero actúo enseguida con las primeras curas. Una vez ella está más calmada y el pie limpio y vendado, me fijo en esa zapatilla que que ha quedado tirada a un lado. No hace falta tener el ojo de un perito para descubrir que esta zapatilla ha andado muchos quilómetros, muchos más que aquellos para los que fue diseñada. El zapato está destrozado por todas partes, es viejo. Será un zapato de segunda o tercera mano (es decir: de segundo o tercer pie). Luego caigo en la cuenta de que el resto de su vestuario sigue el mismo patrón. Hay un drama pequeñito, de talla 38, ante mi. Miro sus ojos. No llora, no muestra dolor. Esta joven, que apenas habrá cumplido los 15, ya conoce el mundo.

En esos ojos queda un resquicio de ingenuidad y algo de la candidez que vemos en los ojos de 15 años. Pero a la vez me doy cuenta, con una punzada que me hiere en el pecho, que esa ingenuidad y esa candidez se están desprendiendo de su mirada, que se van a caer en cualquier momento y no habrá quien lo recoja del suelo. Ella me cuenta que en su casa hay una caja con zapatos, y que el primero que se levanta se pilla los mejores. Si te levantas tarde, te toca calzarte los peores. Y hoy le ha tocado a ella el peor par de zapatos de la caja porque las sábanas (si es que existe eso en su casa) se le han pegado al cuerpo.

Eso sucede en una ciudad de España en septiembre de 2022, con los fondos Next Generation derramándose por doquier, con bajadas de impuestos para favorecer a los más ricos, para atraer a empresas, para promover la creación de riqueza. Alguien podrá acusarme de sentimentalismo, de demagogia lírica.

Mis impuestos son los zapatos de esta niña. Por eso quiero pagar impuestos. Podría irme yo a la zapatería y comprarle unos buenos zapatos nuevos, claro está, y ganarme el cielo y el aplauso de mis semejantes, en el mundo y en Facebook. Pero mi acto sería otra vez aquella caridad de las mesas petitorias, y no quiero caridad ni mesas petitorias para Sami. 


18 de set. 2022

SILVIO, ISABEL, ALBERTO


Por fin pude ver "Silvio" en Filmin, la cinta de Paolo Sorrentino protagonizada por el magnífico Toni Servillo que, en realidad, se titula "Loro" en italiano (es decir: "Ellos"). Sorrentino es cruel y poético a la vez, simbolista e incluso ambiguo. Pero si este retrato salvaje de Silvio Berlusconi es preciso en algo, eso es en el perfil psicológico e ideológico de esa derecha populista y pueril que avanza sin freno, y generalmente al compás de los postulados de la extrema derecha más grotesca. 

A menudo citamos a Sarah Palin como la persona que inspiró el discurso de Trump, pero posiblemente olvidamos la versión testosterónica anterior, debida al inefable Silvio. Menos ideológico pero más demagógico y desvergonzado, Silvio veía la política como el complemento ideal de los negocios, y trató su cargo de primer ministro como si fuese otra de sus empresas. Lo hizo sin tapujos y, eso sí, nombrando a la "libertad" en cada frase. Su libertad, sobra decirlo, es la libertad que tiene el cliente cuando puede escoger entre una marca de papas fritas u otra. Aquí empieza y termina la libertad del ciudadano convertido en cliente: por lo demás, mano dura, control de la judicatura y leyes a medida. La democracia desapareció en Italia durante aquellos años.

Viendo la cinta de Sorrentino (filmada en 2018) uno descubre las similitudes con el panorama de la derecha española que encabeza Isabel y que Alberto no sabemos si tolera, soslaya o hace como que no va con él -pero no le molesta demasiado. Es muy probable que el conflicto Isabel-Alberto estalle dentro de poco, con consecuencias que caen en el terreno de la ciencia ficción. En este terreno, veo frágil a Alberto, hombre taciturno y algo torpe, de mirada neblinosa y gesto lento. Nada que ver con la arrogancia de Isabel, la mujer que arrasaría en Masterchef y en Eurovisión al mismo tiempo.

Hoy, 18 de septiembre, se ha celebrado en Barcelona la manifestación por la escuela bilingüe, a la que no se ha presentado Alberto: me pregunto que hubiese pasado si llega a presentarse Isabel. Por una parte: es bueno que el debate de la lengua en la educación sea algo cívico, un debate sobre educación y no sobre modelos de Estado, ya que esa contaminación no ayudará para nada a tener un diálogo sensato y centrado en evidencias científicas educativas, que es el lugar que requiere.

Quien si se ha presentado a la manifestación ha sido el inefable Abascal, señor cuya presencia me impide desfilar tras sus pasos y que sigue señalando el destino de los líderes del Partido Popular, parcos e incapaces de presentarse como una derecha democrática y homologable en el contexto europeo. El señor Abascal, como Puigdemont desde Waterloo, es de esa clase de políticos que apuestan por el "cuánto peor, mejor", la actitud del oportunista irresponsable que espera sacar tajada del río revuelto, confuso y crispado.

Cada vez resulta más difícil defender que hay que pagar impuestos (y cuántos más, mejor), defender lo público, lo democrático, los derechos civiles o la Constitución desde una perspectiva socialdemocrática, igualitaria y correctora de desigualdades: las promesas de bajada de impuestos son la trampa más dañina y peligrosa. Deberíamos haber aprendido algo.

Pero estamos en España. Es decir, en el bucle mortal de las dos Españas.


15 de set. 2022

ALIZZZ, UN CHARNEGO DE LA PERIFERIA

Alizzz es uno de los músicos catalanes más relevantes de los últimos años. Y no escribiré ningún "pero" tras esta afirmación, como quizás alguien podía anticipar.

Registrado en la partida de nacimiento como Cristian Quirante, el artista conocido como Alizzz ha llevado a cabo la producción musical de muchas piezas que habrán escuchado en los últimos años en todos los medios. Pero no se trata solo del éxito comercial -indudable- de Alizzz: este hombre consiguió que soslayara la posibilidad de escuchar "El Madrileño" de C.Tangana en Youtube y me gastara unos euritos en la compra su CD, el cual acostumbra a girar en mi casa. Y se lo digo de corazón: hay que escucharlo.

Pues bien: Alizzz nos acaba de sorprender con una pieza cantada en catalán, "Que pasa nen" y protagonizada por él mismo, promocionada con un vídeo en el que Cristian se pasea rumboso y flamante por Castelldefels, su población natal. La canción es una declaración en toda regla y constituye algo parecido a un himno, entre lo personal y lo colectivo.

En uno de los primeros versos, Alizzz se define como un "charnego de periferia".

Y ahí me detengo. Para contarles:

Hace casi una década, en uno de los momentos flamígeros del "procés", yo todavía me intercambiaba mensajes con conocidos de la línea independentista -luego me bloquearon todos. Le recriminé a una persona que el nacionalismo radical hubiese desempolvado la palabra "charnego" y el odio a los catalanes sin ocho apellidos ídem, y ella no tan solo me lo negó: afirmó que el nacionalista catalán jamás habla de "charnegos" y que lo mío era una bajeza moral: el independentismo es inclusivo, me dijo, el independentismo es integrador y blablablá. ¿Se lo pueden creer?

Por eso mismo está muy bien que Alizzz se defina como "charnego de periferia" en esta canción casi himno, y que lo cante en este catalán suyo, que es el acento catalán más común le pese a quien le pese. Ese es el catalán de mis alumnas y el único catalán real. Salvando algunas zonas de Vic y de Olot, por supuesto.

Si ustedes escuchan la canción de Alizzz que aquí les dejo enlazada, podrán descubrir que cada frase tiene su miga. Bajo una apariencia ligera, algo gamberra y provocadora, Alizzz suelta lo que muchos pensamos y aplaudimos. No es casualidad que le exija a la alcaldesa de Castelldefels -o Castefa, como quieran- que le ponga una escultura, y ahí está la mejor ironía de todas las que contiene su pieza. 

Si algún día esa comarca del Baix Llobregat será reconocida por alguien, será por las mujeres y los hombres como Alizzz, que consiguieron contarle al mundo que Cataluña es un territorio plural, mestizo y alegre. Y charnego. Como Rosalía o Estopa, que son del Baix Llobregat.

Tras ser la protagonista de las huelgas contra el franquismo de hace décadas, el Baix Llobregat vuelve a ser el verdadero centro de Cataluña. El ombligo catalán no está en las comarcas gerundenses más carlistas, y si acaso otro día hablamos de cultura y cultureta y de la decadencia de la burguesía o de la muerte de Pujol.

Alizz nos cuenta, metido dentro de su bólido, que Cataluña conseguirá salir de la tiniebla medieval y nacionalista más pronto que tarde. Mi Cataluña es la de Alizzz.

14 de set. 2022

LA ANC CONTRA LA DEMOCRACIA

Entre camisas azules y negras. Foto: El Periódico

Uno se levanta a veces optimista, y piensa que la pesadilla catalana de 2017 ya se pasó, y que vista con esa distancia de hoy más bien produce risa. Pero hay otros días en los que uno se despierta oscurecido y con el mal pie, y entonces regresa a los temores de aquellos meses nefastos. La realidad se mide por estados de ánimo

Así pues, tras ver las valoraciones de la manifestación de este 11 de septiembre, ya he vivido las dos emociones. Por un lado, el número de manifestantes es objetivamente bajo y, lo más sensato, sería soslayar el acto. Por el otro, hay quien considera que el número es alto pese a todo y que se debe volver a la carga. Aunque debilitados en número, de nuevo hay quien percute los tambores. Esos tambores me llegan, de madrugada, y hacen temblar los cristales del piso.

La ANC lidera esta opción, con el acompañamiento tibio del partido de Borràs y Turull, escindido en dos almas. La ANC insiste en anteponer la "voluntad del pueblo" (las personas que salen a la calle un día determinado) a cualquier ordenamiento legal y, por consiguiente, creen que esa voluntad debe imponerse y debe orientar al gobierno autonómico. Hablan de "desestabilizar al estado" en una demostración de irresponsabilidad escalofriante. Se ha comentado mucho la similitud de esta manifestación con la "Marcha sobre Roma" de Mussolini, ahora aumentada por haber desfilado con camisas negras -trasmutadas en camisetas. Aquella marcha italiana partía de los mismos presupuestos que ésta: los gobiernos deben obedecer a los manifestantes.

En el ánimo de Dolors Feliu, nueva presidenta de la ANC, está esa pulsión por violentar a la convivencia, a la ciudadanía y en última término la propia democracia: desestabilizar al estado. 

A mi, Pere Aragonès no me despierta mucha simpatía, pero le reconozco un valor importante. Es el primer presidente de los cuatro último que intenta no ser la noticia del día. Artur Más encendió el fuego en un acto de irresponsabilidad y en un error de cálculo enormes. Pero luego vinieron Puigdemont y Torra, adictos al titular bravucón y a la declaración diaria de soflamas tan inútiles como peligrosas. Aragonès, por lo tanto, ha entendido mucho mejor que los anteriores cual es el papel de un presidente autonómico más allá de que a él le guste o no ese rol, de que nos guste o no a los demás su figura.

Por eso es más triste todavía la actuación de la señora Feliu, empeñada en revivir una pesadilla que llevó odio, confusión y malestar. En su papel de nigromante indeseada, pretende levantar de nuevo al monstruo. El mismo monstruo que asoma por muchos países de Europa y cuyo último fin no es otro que derribar la democracia: la pulsión totalitaria disfrazada de oveja, trasvestida de víctima. De nuevo y como siempre.

11 de set. 2022

LA MUERTE ES JOVEN


No podré morir joven. Ya no puedo dejar un bello cadáver. Pero me acuerdo de los momentos difíciles de la adolescencia, y del instante de fulgor en el que se me ocurre la pregunta: ¿para qué vivir lo que me espera, viendo lo que veo en la vida de los adultos?. La adolescencia es eso, un destello lúcido de vida que atenta contra la vida. Escribí un cuento sobre eso y me llevaron al psicólogo. El psicólogo me contó otro cuento, distinto al mío y bienintencionado, pero debió de bastar: a día de hoy me acerco a los sesenta.

Justo en el día anterior a la muerte de la anciana reina, se publicaron los datos sobre suicidio juvenil en España. Se preveía un debate sobre la cuestión del suicidio adolescente, pero fue interrumpida la previsión cuando falleció Elisabeth, a sus noventa y tantos años. Hubo quien elogió ese reinado tan largo, cuando el único mérito de la señora es estrictamente biológico.

Las sociedades siempre han aceptado el sacrifico de su juventud como algo necesario: Francia y Alemania (entre otros países) quedaron diezmadas de jóvenes durante la primera guerra mundial. En la segunda, de nuevo Alemania y Rusia. Por no hablar de la sangría civil española: si ustedes leen los reportes de las agencias públicas para el recuento de fosas comunes en cunetas y cementerios, verán que -más allá del bando- son cuerpos que murieron en su primera juventud. No hay mejor documento que demuestre la estupidez de la guerra que visitar un cementerio europeo.

¿La patria exige parir mártires de una ilusión nacional o ideológica? Dicho de otro modo: esos niños que ahora juegan en el parque, y cuyo griterío alegre me llega por el balcón: ¿pueden ser ofrendados mañana en el altar de una obsesión de ancianos nacionalistas?

A día de hoy, en la Europa democrática no hay guerras y los jóvenes no se ven impelidos a verter su sangre en los campos yermos, como en un antiguo ritual griego de fertilidad. Pero los jóvenes mueren en sus casas, en las vías del tren de cercanías, en la soledad aulladora de un polígono industrial.

La sociedad prefiere conmemorar la muerte de una ancianita con una vida regalada antes que hablar de esos chicos y esas chicas que se quitan la vida cada día en nuestros barrios. Des de 2020 hasta hoy, el número de chicos suicidados se ha duplicado. El número de las chicas suicidas se ha triplicado: debe ser más difícil imaginar un futuro en femenino, aunque este sea un debate muy complejo.

En el curso pasado conocí dos intentos de suicidio en el centro educativo. Quizás tres. Todas eran mujeres muy jóvenes, de menos de 20 años. Estuve sentado en unos peldaños fríos y feos esperando a la ambulancia con una de ellas. Viví allí uno de los instantes que no se olvidan.

Cada vez que piso aquellos peldaños se me erizan los pelos del alma.

SEPTIEMBRE SOLEMNE (O RIDÍCULO)

Quienes conozcan un poco Cataluña sabrán que el mes de septiembre es el mes de las solemnidades en esta triste región: cada mes de septiembre se empeñan en ser nación histórica, con destino en lo universal.

En este desdichado 2022, por añadidura, la solemnidad se ha multiplicado: el día de la Comunidad Autónoma (o Diada, para aquellos a quienes guste más así, en femenino) se comparte con el mundo mediante una sobredosis televisiva de una reina de Inglaterra muerta cuyo cadáver transita de norte a sur la Pérfida Albión. Varios canales de televisión retransmiten todo el santo día uno de los infinitos actos de un sepelio británico que se prolongará en el tiempo de un modo medio sobrenatural, medio morboso, y que superará en pomposidad el entierro de la momia de Lenin.

(Nota: la señora Elisabet también digo yo que estará momificada, porque de otro modo y con estos calores no creo que llegue en demasiado buen estado de revista al evento final, previsto para dentro de una semana).

Lo solemne está a muy pocos centímetros de lo ridículo: lo he visto muchas veces. En un entierro al que tuve que asistir no hace muchos años, el empeño del señor cura por darle trascendencia al acto le llevó a cometer varios lapsus, de modo que el acto fúnebre terminó en carcajadas y con un sacerdote azorado. Algo sí sucede hoy entre Escocia e Inglaterra. El heredero de la corona británica, que lleva el nombre de un conocido coñac español, ya ha metido la pata un par de veces y ha generado centenares de chistes macabros. Es lo que tiene la solemnidad: cuanta más, mayor riesgo de ridículo.

Lo mismo para la Diada catalana. Unos políticos serios y solemnes (de nuevo, para variar) desfilan entre silbidos e insultos, huevos con pintura y pancartas faltonas. Los festejos de una patria medieval y neblinosa, tan legendaria como ahistórica, transcurren entre broncas que echan al traste cualquier atisbo de solemnidad. Los líderes más aguerridos se suman a la bravuconería incomprensible del señor Cotarelo, que se erige en representante de la antipolítica sin que nadie se lo haya pedido (más allá de una decena de tuiteros ociosos). 

Lo solemne no roza lo ridículo: quizás es la máxima expresión del ridículo. 

6 de set. 2022

¿DIOS ES DE DERECHAS?

Quizás sea más sensato preguntarse: ¿la gente de derechas es más de Dios? Cabe recordar la existencia de curas obreros (o más bien obreristas), de comunistas cristianos y de socialistas de misa, es cierto. Y, en el caso catalán, hay que precisar que el partido más católico es Esquerra republicana.

Pero lo cierto es que hay una comunión evidente entre el conservadurismo político y el religioso a lo largo de la historia. Hay países que lo llevan bastante bien, como Francia: laica en sus formas, muy cristiana en su población. Este verano vi, en un pueblecito de la Aquitania, una iglesia de pueblo abarrotada. El caso Español es el que nos hace sufrir, como siempre. Y no se trata ya de la guerra civil vista como una "cruzada", ni de esa "reconquista de don Pelayo": se trata de situaciones cotidianas.

Hace algunos años, siendo Ministro del Interior el señor Fernández Díaz, este se fue a un cónclave de ministros del ramo europeos y, cuenta su homólogo francés Bernard Cazenave que, en una pausa entre reuniones, el español le arrastró a un rincón y allí se sacó una estampita del bolsillo de la americana al tiempo que le espetaba:

-¿Conoce usted a esta señora?

La señora de la estampita no era otra que la Virgen de Lourdes. Cuenta Cazenave que se asustó un poco e intentó zafarse de aquel tipo raro, algo rijoso, con su diplomacia francesa aprendida en los estudios para político que siguen en Francia quienes optan a cargo público de interés.

El ministro Fernández es el mismo que contó que es regularmente asistido por un ángel custodio, de nombre Marcelo, que le asiste de forma regular incluso para facilitarle lugar en donde aparcar el coche. No niego que eso pueda ser cierto, y de ser así tendríamos una evidencia de la propensión de Dios hacia las personas de derechas: dedicar un empleado divino a tales menesteres supone una auténtica declaración de principios.

El señor Pujol, por seguir con pequeños políticos de derechas, afirma haber vivido varias revelaciones de corte metafísico, una de ellas la fundacional visión en no me acuerdo qué cima del Pirineo des de donde contempló Cataluña a sus pies y supo que era el elegido. Otro presiente, un tal Torra, se encerró en el monasterio de Montserrat para practicar una huelga de hambre en compañía de monjes, aunque tal sacrificio solo lo mantuvo des de la hora del almuerzo hasta la de la merienda.

Ahora ha sido un tal Feijóo quien ha revelado que todos sus éxitos se deben a que está asesorado de forma permanente por el Apóstol Santiago. Lo dijo sin rubor, y sabiendo muy bien quienes comprenderán y apreciarán tal asesoría. El Apóstol Santiago es el mismo a quien acude la señora Olona en un peregrinaje más bien breve y curioso, que expía en Galicia sus excesos en Andalucía. Quizás Olona también exije ser asesorada por el Santo Apóstol. 

Nota al margen: lo del Apóstol Santiago en Galicia es una leyenda medieval del siglo VIII. Si uno sabe un poco de historia recordará que Santiago no está sepultado allí.

El drama español siempre está ahí: una derecha incapaz de modernizarse y de entrar por fin en la ilustración, desempolvando blasones arcaicos y rancios crucifijos, quizás nostálgica de unos tiempos tenebrosos no muy lejanos. Esta derecha no está homologada para dirigir la política española del XXI y es urgente que se ponga al día. Tienen ejemplos muy válidos en Francia, en Inglaterra, en Alemania: no le estamos pidiendo peras al olmo. Si España se define en su Constitución como un estado aconfesional, deberían respetar este artículo y practicar algo muy fácil: la creencia religiosa es algo personal e íntimo y es importante que sea así.

Guárdense sus estampitas en casa, y recénle al apóstol en el mismo lugar. Pero, en público, mejor seguir las evidencias científicas y el método racional que tan buenos resultados nos da. De lo contrario, prepárense para permanecer en la caverna y las sacristías y, por consiguiente, en la oposición. No sería de extrañar ver alguna conversión a los adoradores de Chtulhu, un dios mucho más vengativo que el otro.


4 de set. 2022

TENGO MIEDO

Un huracán se ha formado en el Atlántico y avanza presto hacia España. Tiene nombre de mujer: Danielle, trasunto femenino del héroe bíblico que derrotó a un gigante. Las armas nucleares de Putin. Un invierno frío sin calefacción. La escalada sin freno de los precios, la escasez. La viruela del mono. El dengue llega a Europa. La sequía deja sin navegación los grandes ríos, y se han agotado los acuíferos de Málaga y Almería. La desertización avanza. La fauna marina se muere. No hay microchips. Los grandes pantanos están muertos, y la imagen más pavorosa es la silueta de la vieja iglesia emergida, como el aviso más funesto. Las piedras del hambre en el río Elba. La peor tormenta solar de la historia.

La sexta extinción ha empezado a caminar.

¿Cuándo empezó todo? Alguien me dice que des de la COVID-19 (siempre así, en aterradoras mayúsculas) eso es sin vivir de sustos. Pero otro le replica que empezó con los atentados del 11-S. Sin embargo, aquellos atentados eran una obra humana y las autoridades procedieron al exterminio de los culpables para tranquilizar al ciudadano. Lo de la COVID era un ser invisible, inhumano y cruel, un ser maligno que anda por el mundo des del principio de los tiempos. 

Sufrimos, entonces, el campo de entrenamiento para el miedo más grande y global de la historia: la humanidad confinada y fabricándose tapabocas en casa. Recuerdo las miradas de desconfianza en el supermercado: cualquier vecino era tu asesino en potencia.

Por fin me cuentan que el temor a la extinción es más viejo que el hambre: acuérdense de los milenarismos medievales, o de ese compendio de horrores que consta en el Antiguo Testamento. Y, en el nuevo, el Apocalipsis: lisérgico e incomprensible pero quizás por eso temible. Sodoma y Gomorra. El diluvio universal. Bueno, bueno, suelta otro: en los años sesenta todos pensábamos que JFK y NK (Nikita Kruschev) se liarían a bombazos atómicos y todos moriríamos achicharrados, pequeñas cucarachas abrasadas por culpa de unos científicos locos y unos políticos ególatras.

La última novela del grandioso Michel Holellebecq se titula "Aniquilación".

Hace unos años, tras la crisis financiera de 2008, nos dijeron que deberíamos aprender a convivir con la incertidumbre. Y a fe de Dios que lo hicimos. Ahora toca convivir con el terror. Así, la sociedad más rica, más opulenta, con más derechos civiles, más libertad y más democracia debe saber que nada es gratis y que la expiación pasa por vivir con miedo. Thomas Piketty augura revoluciones terribles, con más sangre y violencia que la francesa. El terror llama a tu puerta: la última compra hecha en Amazon es un libro de cuentos de miedo y desasosiego.

Siempre me gustó la literatura de terror y el cine de inquietud, quizás porque se que se trata de ficción, y traslado mi miedo a ese terreno.

Cuando se asusta tanto a la sociedad, siempre suele aparecer un salvador oportuno y oportunista que pasaba por ahí. Veo al pobre señor Feijóo esforzándose en presentar una imagen de buen gestor (o de discreto administrador de fincas). Su última ocurrencia, nada tranquilizadora: asegura que el apóstol Santiago le asesora des de hace un montón de años. Contra el miedo, respuestas metafísicas en el flanco derecho. También hay una pulsión de salvación en el independentismo catalán con sus soluciones tan mágicas como neoliberales. Y etc.

Ándense con cuidado, y vivan asustados de antemano. Cuando se vive bien se vive con miedo, forma parte del trato. Macron advierte del fin de la opulencia, aunque muchos no hayamos conocido a esa señora. Cuídense, también, de los que vienen a salvarles. ¿Miedo a la extinción? Bueno, al fin y al cabo, todos hemos nacido con el sello de la extinción en nuestros genes -me susurra el amigo el pesimista.


1 de set. 2022

MUCHO CATALÁN, POCA PASTA

De la cultura catalana se habla mucho, y quienes lo hacen nos llevarían a pensar que están dispuestos a dar la vida y los dineros por ella. Cuando se toca el asunto del catalán en la educación pública, el ruido llega hasta el cielo y los santos se acurrucan, temerosos, ante el estruendo. 

Pero la realidad es que los presupuestos se van a otras partes: la cultura catalana nunca ha interesado a unos políticos refractarios no ya a la cultura catalana si no a la cultura en general: es de sobras conocida la alergia que le provocaba la cultura al señor Pujol, quien pensaba que la cultura es un invento de comunistas. No se olviden: la señora Ayuso no se ha inventado nada y todo en ella parece un plagio de lo peor de los políticos nacionalistas de acá. Todo el discurso es cortina de humo, burda camama para ocultar la pereza unas veces y la mala fe otras. Hay un odio explícito a la intelectualidad, y a veces un postmoderno desprecio.

Aquí solo se promociona la cultureta, algo que ya contó maravillosamente nuestro añorado Terenci Moix.

Dicho de otro modo: mientras crece el ruido por el 25% de castellano en la educación pública, los que más se tiran de los pelos ante lo que consideran una agresión intolerable y blablablá llevan a sus hijos a escuelas privadas (cuando no de élite) en donde no se sigue el principio de la inmersión en catalán. El caso de la cultura es similar. El Departamento con menos presupuesto es, justamente (lo han adivinado), el de cultura: menos del 1% del presupuesto de la Generalitat. Cuando fue Consellera de la cosa cultural esa señora que ahora se agarra al silloncito en nombre de la patria y de la dignidad histórica, el presupuesto siguió intacto. El presupuesto para Educación en Cataluña está entre los más bajos de las 17 autonomías.

Hablan y hablan e incluso gritan sobre el catalán, lo catalán, la cultureta. Pero debe salir gratis y cuando los músicos o los escritores piden ayudas económicas les responden que la subvención castra la creatividad y cosas por el estilo. La cultura, para el poder regional, siempre fue la cultureta: bellas tradiciones como los castellers (hicieron un museo de los Castellers en Valls cuyo presupuesto ascendió a... 6 millones de euros, aunque a día de hoy está cerrado, vacío y polvoriento).

Un ilustrado francés del XVIII lo dijo claro: no saben ustedes la cantidad de estupideces que nos hemos ahorrado por falta de presupuesto gubernamental.

Y hablando de Francia: comparen ustedes las políticas culturales y lingüísticas francesas, sin olvidarse de que no vale la excusa habitual: la Generalitat tiene plenas competencias en cultura y educación.