Un matón de pueblo le alza la voz al presidente y le desbarata la agenda. Este relato trata de masculinidades tradicionales y masculinidades nuevas. Y de fantasías nacionales.
El resultado es este: a Pere Aragonès se le ha torcido la agenda. Debía visitar la "Cataluña central" y no podrá acudir, ya que un señor con aspecto de malote y voz chusquera le ha estropeado los planes y le ha metido en un berenjenal.
Mientras muchos se preguntan como puede ser que los italianos hayan votado a la señora Meloni, aquí nos preguntamos como puede ser que el señor Batet haya sido alcalde, luego diputado y ahora el portavoz del grupo Junts, máxima representación del nacionalismo más rancio. Cuando uno escucha hablar al señor Batet le acuden varias imágenes a la mente: un tipo zafio acodado en la barra del bar, el tipejo que te espera en la puerta del instituto para soltarte un puñetazo o incluso el follonero del After hours que se lía con el segurata.
Puede que no todos los diputados estén dotados para la oratoria (Dios reparte los dones de forma irregular), pero hay algunos casos que sorprenden, especialmente cuando la oratoria ha sido suplantada por unas voces broncas y una sintaxis lamentable. El señor Batet acunó la expresión "caure en sac foradat", novedosa y de cosecha propia, traducción directa de la expresión "caer en saco roto". Me imagino a los puristas de la lengua catalana llevándose las manos a la cabeza, horrorizados tras comprobar que los soldados más fieles a Cataluña ya no saben hablar el buen catalán. Supongo que le habrán echado las culpas a la colonización y esas cosas, y alguno habrá lamentado el dispendio en inmersión lingüística, cuyo balance siempre sale calamitoso.
Al señor Batet me ha parecido verle en alguna peli de Sergio Leone, no recuerdo cual, solo recuerdo a un pendenciero de tercera fila a quien Clint le pegaba un tiro por toda respuesta a su provocación y el público aplaudía.
El Parlamento catalán: un Saloon de western rodado en Almería. Sí, en Almería: para mayor disgusto de nuestros identitarios siempre ofendidos. Mientras en el Congreso se habla de crisis energética, de emergencia climática y de gestión de los impuestos, en el parlamentito catalán hay bronca patriótica, orgullo nacional y gestualidad esencialista. Un parlamentito de gran utilidad a precio desorbitado: si ustedes buscan el coste para los catalanes de este parlamentito comprenderán de veras qué diablos significa "inflación".
Los catalanes estamos de pega: por una vez que nos sale un presidente de perfil bajo y nueva masculinidad, le asaltan los bravucones que añoran el tiempo de la bravuconería (inane) de Puigdemont y de Torra. Ya es mala suerte: lo de Cataluña es una maldición eficaz.
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Notas. ¿Quién es Albert Batet? https://cronicaglobal.elespanol.com/pensamiento/el-retrato/albert-batet-hijo-estraperlo_543687_102.html