Hace un par de años, la ANC lanzó la campaña "Volem un pais on...", a la que cada cual respondía aportando sus mejores deseos para la futura Cataluña independiente. Ahora, tras dos largos años de árdua meditación, Empar Moliner responde y aporta el fruto de su pensamiento: "Volem un pais on les putes i els camells parlin català". (Queremos un país en donde las putas y los camellos hablen en catalán).
La señora Empar Moliner ejerce de tertuliana graciosa y algo gamberra en Tv3. Sin pisar la popularidad de la señora Rahola (a la doña se le debe reverencia) Moliner ofrece titulares con ese sentido de la cosa un poco escandalosa tan catalana, el humor picantón que pretende ruborizar a los beatos y a las tietes. Su última ocurrencia ha sido reclamar que las putas y los camellos hablen en catalán. En el improbable caso de que Moliner lea esta página tengo que decirle que existen putas y camellos catalanohablantes, incluso de lengua materna catalana. Solo hay que saber donde encontrarles, algo que ella, que es periodista, resolverá en un periquete.
Hace algunos años, el cantautor Jaume Sisa dijo algo así como que Cataluña no sería un país hasta que no tuviese policía y pornografía. En el caso de Sisa, la suya era una broma menos clasista, sin ese suave hedor supremacista que desprende la ocurrencia de Moliner. ¿Quiere la señora Moliner que las camareras de hotel de su país hablen en catalán? ¿Quiere que las cuidadoras de ancianos en las residencias hablen en catalán?. Lo entiendo: hablar de kelis y de cuidadoras de ancianos no da para un buen titular como las putas y los camellos, mucho más cachondo. Y por cierto, ya puestos, ¿porqué Moliner no habla de putos y camellas?
Sobre la broma de Sisa, hay que decir que hubo uno que la pilló. ¡Vaya si la pilló!. Un tal Jordi. Demasiado puritano para las cosas de cintura para abajo (salvando el bolsillo de la cartera), soslayó la pornografía pero dispuso la policía, a la que no bautizó como "policía" si no con ese nombre ridículo y rancio (de origen oscuro) que me llevan, los pobres. ¿Hará algo el señor Torra con la petición de Moliner? [Entre nosotros: lo dudo mucho. Torra es quizás más puritano y más beato que Pujol. Así que lo siento mucho, señora Moliner, su plegaria no será atendida por el alto mando del régimen.]
A la señora Moliner le sugiero que añada otra plegaria, más acorde con los intereses del señor Torra y más fácil de ser atendida: que pida buenos escritores en catalán, porqué de eso hay menos que putas y camellos. En concreto, no hay ni uno solo.
Bueno, quizás hay alguno. Pero lo desconozco. Gracias a personas como Moliner (y muchas otras, por supuesto) llevo varios años completamente desconectado de todo lo que se escribe en catalán. No me interesa. Me hastían y me avergüenzan. Si la literatura en catalán no estaba ya bastante jodida, la aventura del procesismo la ha rematado. Y le contaré algo más personal: hace años, más de diez, tuve en las manos un libro de relatos de Moliner. Me lo prestaron, diciéndome que me iba a gustar, ya verás, es muy buena. Leí el primer cuento, esperé un tiempo prudente y devolví el libro. Hice un comentario educado, recuerdo que hablé de "un estilo que no me emociona" o algo así. Hoy ya no pasaría nada de eso. Cuando alguien insinúa que me prestará un libro de autor catalán rechazo la oferta: no leo a autores catalanes, digo, hay demasiada buena literatura a lo largo del tiempo y del mundo como para perder el tiempo con mediocres o malos. El otro día leí una crítica de Puigdevall en El País y estuve tentado por unos segundos, pero enseguida me encontré con el volumen de los cuentos completos de Roberto Bolaño y me olvidé de la recomendación de Puigdevall. Lo siento por Ponç, que se esfuerza con mérito para reseñar textos de autores catalanes. A Puigdevall le digo que seguiré leyendo esas reseñas tan bien escritas, pero solo por el placer de leerlas y nada más.
A día de hoy, solo tengo en cuenta una pluma en Cataluña, que es la de Pérez Andújar. No solo me parece el mejor escritor de aquí si no el más imprescindible, el mejor pensador. La referencia indispensable. Sin menoscabo de Vila-Matas, Marsé o Mendoza. Es sintomático que Pérez Andújar no haya caído en el costumbrismo, última estación de la narrativa catalana antes de su desaparición inminente en la nada. ¿Porqué el costumbrismo es el único (y último) género que se cultiva en catalán? Esa pregunta queda para los expertos, aunque yo tengo mi hipótesis: para un mal escritor el costumbrismo es un flotador al que agarrarse, porqué es asequible y permite disimular la falta de talento y la ausencia de imaginación, y a la vez habla de lo único que de veras le importa: lo nuestro, nuestras cositas. En el costumbrismo no hay ánimo de universalismo si no todo lo contrario: solo lo genuino, lo catalán de veras. Así, la mal llamada novela negra catalana no es más que costumbrismo malo con policía bueno, la autoficción (tan de moda) es costumbrismo con confesiones inconfesables, la rosa costumbrismo con gotas de sexo. Y así sucesivamente. A quién lo quiera le pongo ejemplos irrefutables.
Esa es una de las consecuencia evidentes del secesionismo, una de las más clamorosas: ha arrasado con la cultura, la ha provincializado hasta límites insospechados y la ha metido ¿para siempre? en una nueva etapa de Decadencia que se augura muy larga y muy honda. Eso lo han logrado muchas personas, entre ellas la señora Moliner. Somos muchos los que hemos desconectado de Cataluña, de su cultureta residual y tribalizada, la de nosotros para los nuestros hablando de lo nuestro. Cada vez me encuentro con más personas que lo ven y lo viven como yo y me cuentan: ya no compro libros en catalán, no me interesan. ¿Cuántas veces he escuchado eso en los últimos cinco años? Eso está ahí, se vive y se conoce. Vosotros sabréis lo que hay que hacer, por mi parte tengo clara la decisión.
¿Sabrá la señora Moliner que se vive muy bien sin leer la mala literatura del kilómetro cero? ¿Sabrá que, en un futuro, a ella y a mi nos van a cambiar los pañales unas señoras que hablan en español y cobran sueldos de miseria? ¿O preferirá indagar en los bajos fondos a la búsqueda del grial catalán entre putas y camellos?
25 de juny 2019
21 de juny 2019
El incidente de la niña y la bandera
Ilustración extraída de "Dibujos para colorear", una página muy solicitada por los docentes.
Si los extraterrestres siguieran la prensa catalana, pensarían que vivo en la peor ciudad del mundo. Esta ciudad solo aparece en los medios como escenario en donde relatar detenciones de células islamistas, feminicidios y tiroteos suburbiales y nocturnos.
La última aparición de la ciudad en la prensa narra un suceso escolar. Bueno, por lo menos se cuenta que en la ciudad hay escuelas, y niños que van al cole. Algo es algo. Pero lo que se cuenta, lo que reporta la prensa es que una niña de tercer curso de primaria acudió a un centro de atención primaria para ser atendida de una agresión. Se cuenta que la niña fue agredida por su maestra, y que el motivo de la agresión es que la niña dibujó la bandera española en la cubierta de su álbum de fin de curso.
El titular, por lo tanto, es: Una maestra agrede a una niña por dibujar una bandera española. A partir de aquí la hoguera prende con facilidad pasmosa. Siendo niño, una vez intenté encender una mancha de gasolina caída en el suelo y tras gastar varias cerillas abandoné mi propósito. Es más fácil encender la llama del odio que la gasolina. Las redes "sociales" se llenaron de odio y violencia en pocos minutos. Alguien difundió el nombre de la maestra, ya que era visible en el parte de la denuncia que interpuso la familia de la víctima.
-Mira lo que me han mandado -y el compañero de trabajo me muestra un tuit en la pantalla de su telefonillo: -"Hay que divulgar el nombre y la dirección de la familia que denuncia y hacerles la vida imposible".
Yo, por mi lado, recibo mensaje del otro lado. Del otro bando: vamos a hablar con propiedad. Lo de Cataluña es eso, bandos opuestos. Los del otro lado piden el linchamiento de la maestra. A las pocas horas se convoca una concentración ante la puerta de la escuela. Pegan decenas de dibujos infantiles con banderas españolas en la puerta del centro. El bando opuesto contraataca enseguida: se informa de que la familia denunciante es gitana. La palabra "gitana" está escrita con letras mayúsculas. Eso se retuitea. Se cuenta que la familia tiene antecedentes penales, que se trata de una gente conflictiva. La llama ha prendido con fuerza. Es probable que haya concentraciones en defensa de la maestra denunciada. Alguien insinúa que la familia de la niña es oportunista e interesada, que solo buscan sacarle dinero a la administración catalana por la vía de la indemnización. Alguien añade que los gitanos suelen hacer esas cosas, que son gente ladina y ya se sabe.
Intenté frenar los ánimos en los dos bandos. En uno fracasé enseguida: saben de mi que soy unionista, mal catalán y españolista, por lo cual ni me tuvieron en cuenta. En el otro lado tampoco rebajé la llamarada, porqué están hartos. Cualquier chispa puede producir un incendio, eso es lo que hay. Eso es el logro del procesismo, del independentismo o de lo que sea que se llame esa expresión del nacionalismo identitario. Llevamos demasiados años secando la hierba bajo nuestros pies, preparando el material inflamable.
Intento convencer a alguien (sin éxito) de que aquí se debe distinguir entre dos cuestiones: la posible agresión de un docente a un alumno y por otra parte el asunto de la bandera. Justo ahora, en las redes se cuenta que la maestra trabajaba con el lacito amarillo prendido en la solapa. También se dice de las llamas que "prenden". Si eso es cierto (que no lo se) tenemos otro asunto encima de la mesa (encima de la hoguera): ¿es lícito que un trabajador público trabaje con un símbolo ideológico y político? Ese es otro debate. Otro debate que el procesismo ha obviado. Una vez dije que, con la Constitución en la mano, el lazo amarillo en la solapa de un trabajador público (estamos hablando de docentes de primaria) no es constitucional, pero me respondieron sin pensar que la libertad de expresión va por delante del resto de los derechos y, por añadidura, que mi opinión solo demostraba que la Constitución es mala, tan mala como el "régimen del 78". Respondí (quizás no debería haberlo hecho) que la expresión "régimen del 78" se refiere a la democracia y que, en consecuencia, soy un firme defensor del régimen del 78. Aquí la conversación de torció para siempre. Es decir: me callé. Quien exige diálogo lo boicotea.
Todas las evidencias cuentan lo mismo: el único conflicto real es un conflicto entre catalanes, y no hay ninguno entre "catalanes" y "españoles", pues eso es una aberración. Lo que hay es un clima de guerra civil entre catalanes. Eso, nada más que eso. Pero eso es muy grave.
Me parece más interesante hablar de un maestro que pierde los estribos y usa la fuerza física con un alumno. Hay que hablar de eso. Los maestros no somos perfectos, podemos ser víctimas de la tensión. Hace poco se reconoció el "burning out" como enfermedad profesional y se puso como ejemplo a los docentes como uno de los colectivos laborales más afectados. También me parece interesante hablar de los símbolos políticos en las solapas, o de los símbolos políticos en las fachadas de la instituciones públicas. Esos debates deben ser racionales y, por lo tanto, pausados. Debates hechos con argumentos, con expertos, con juristas, con sociólogos. No puede ser lo que tenemos: cerillas lanzadas sobre montones de paja acumulados a la espera del día de la hoguera. Si la niña era gitana ¿qué aporta?. Bueno, quizás aquí tenemos otro elemento, otro factor que asoma: ¿el país acogedor acogió a los gitanos? ¿Como es la convivencia? ¿Qué hubiese pasado si la niña hubiera dibujado la bandera de Marruecos?
Me callo. Los irresponsables han ganado la partida. Por lo menos hasta hoy. Se prefiere el odio a lo otro (y escribo "lo otro" porqué pronto vamos a olvidar el nombre de la concordia). Hay demasiadas personas esperando la llamarada, demasiadas personas acumulando el odio a la espera de la fiesta del fuego. Me pregunto (en silencio, claro): ¿como y cuando se fraguó ese odio hacia el otro? ¿Quienes son los responsables de haberlo promovido? ¿Quienes los responsables de no haberlo tratado?
En silencio y casi con temor pido (a nadie, al viento) que no sea demasiado tarde.
18 de juny 2019
El alcalde Ballart te felicita el cumple
Me cuenta: que hubo una discusión familiar. En su familia, por tradición y convicción, siempre se ha votado a Convergència. Des de la noche de los tiempos: cuando lo de Atapuerca, su familia ya votaba bien y a Convergència. Algunos, los díscolos, votan a Erc a veces, esa es la máxima licencia tolerada. Uno de ellos, el tío abuelo, tiene una foto al lado de Jordi Pujol en el comedor de casa, en un sitio alto, fuera del alcance de los niños. A su lado, una bella imagen en cuero repujado de la Virgen de Montserrat, con un halo de las cuatro barras en forma de arco iris.
La discusión empezó cuando uno de los familiares, de una cierta edad, sorprendió a todo el mundo al anunciar que, en estas elecciones municipales, votó al candidato Jordi Ballart.
-¿Cómo? ¿Votaste a un socialista? ¿De veras has hecho eso?
-¡Acabáramos! -ruge entre mugidos uno, al que creían dormido- ¡Dios mío! ¿Adonde vas, Cataluña? ¿Quo vado, Catalonia?
-Ballart no es socialista -afirma en su defensa el cónyuge, y lo repite- Ballart no es socialista: rompió el carnet de socialista cuando lo del 155. Acordaros de eso.
-Memento huius -murmura otro, provecto pero despierto, aunque dudando de la corrección del latinajo.
-Remember this -aporta el más joven, sin levantar la mirada de la pantalla en donde zumba el Fornite.
Los comensales se callan durante unos segundos. Calibran la gravedad del acto de traición a la tradición secular. Pujol y la Moreneta les observan desde la altura del enorme mueble bar biblioteca, color caoba, serios y circunspectos. Los parientes evalúan los hechos, sopesan mientras mastican anchoas de l'Escala, aceitunas de la Terra Alta y rabanitos de Peratallada, están en los entrantes estrictamente catalanes, estrictamente adquiridos en el supermercado Esclat: hay que valorar, por un lado, que no ha votado a los nuestros y, por el otro, que ha votado a uno que dimitió de socialista y ahora ha pactado la alcaldía con Erc. Eso último no deja de ser una cercamiento al redil, a lo correcto y a lo nuestro. Eso está bien. Sin embargo... ¿uno que fue socialista es verdaderamente de los nuestros? ¿Se puede pensar que quien tuvo retuvo y sospechar que el bicho socialista, ahora letárgico, no se desvelará en la primavera menos pensada?
-Os diré la verdad -interviene de nuevo la señora- Le voté porqué es un tipo simpático y cercano. Me felicitó por mi cumpleaños. Por el twiter. Os lo leeré.
La mujer se levanta, se va a por su smartphone (que reposaba ante los tomos de la Gran Enciclopèdia Catalana y del "Paisatges de Catalunya. Els nostres paisatges" que regaló La Caixa en el 84), se pone las medias gafas de lectura y tras un rato rebuscando por la pantalla lee: "Estimada Antònia: perdona que et feliciti amb dos dies de retard. Per molts anys. J.B.".
-¿Lo veis? -les espeta, con una sonrisa ancha y satisfecha- No es un mensaje que mande a todo el mundo, me lo manda a mi y solo a mi.
Uno de los familiares abre el mueble bar y agarra la botella de ratafía, medio llena.
Cuentan por el pueblo que Ballart ganó las elecciones con trucos como ese, con esos acercamientos al pueblo a través de twiter. A mi me cuesta comprender que la democracia funcione así, pero también debo reconocer que me cuesta mucho entender lo que se entiende por "democracia" en la desdichada tierra catalana.
Para el lector que no sea del pueblo en donde vivo debería contarle un poco quién es el candidato (ahora ya flamante alcalde) Jordi Ballart. Fué el candidato del Psc en las anteriores elecciones y obtuvo la alcaldía con la candidatura socialista. Su gobierno fue algo caótico, me contó una fuente bastante fiable que hizo la lista a su medida, no digo yo que fuese una lista de amiguetes pero sin embargo eran personas jóvenes y con escasa experiencia de gestión pública. Por lo visto había un cierto desmadre. El alcalde Ballart tuvo que recuperar a la vieja guardia socialista, a quienes había desplazado, para recolocarles a ver si le ayudaban a poner algo de orden. Eso creó malestar. Entonces llegó la aplicación del artículo 155 y el joven Ballart vio la oportunidad de dimitir con dignidad (esa dignidad tan catalana, tan cacareada de un tiempo a esta parte: no olvidar que el señorito Rull es de este pueblo).
Contó que dimitía por su disconformidad en lo del 155, ofendido porque el Psoe votó a favor de la medida. Fue entonces, en su despedida, cuando pronunció una frase muy tremenda:
-Me voy porqué el partido no me representa.
Bueno, la ocurrencia es bastante penosa. Por lo que me ha sido dado a entender, la cosa sería del revés. Es él quién representa al partido, digo yo, pobre de mi. Esta frase la puede soltar el votante que cambia su voto, pero es casi grotesca en el alcalde a quien el partido ha llevado a la alcaldía. Bueno, esas cosas indican bastante bien el nivelito de la política catalana, de larga tradición pueblerina, pero ensimismado y arruinado con todo lo del procés.
El candidato ha vuelto ahora a las elecciones sin el Psc, con partido propio y con una candidatura en la que, a pesar de haber figuras que conozco y son respetables o incluso admirables, también está trufada de viejas glorias del deporte local, una actriz de series de Tv3 venida a menos y lindezas por el estilo. Ha pactado con Erc porqué le faltaban algunos votos y, por lo que parece, la primera acción política de relieve que afrontará será colgar un buen lazazo amarillo en la fachada de la casa consistorial, y quizás una pancarta con algo alusivo a unos delincuentes encarcelados.
Pero lo de felicitar el cumple por twiter a sus seguidores está muy bien. Quizás es una práctica más inspirada en la conducta de un cacique que de un político democrático, pero no soy nadie para juzgarlo. Es lo que hay en esa Cataluña tan entrañable.
17 de juny 2019
Serra y la 43 División Jubilada de Cataluña
El general Mark Serra, al frente de la 43 División Jubilada, arremetió con todo su ímpetu contra el Ayuntamiento, tomado por el enemigo, en un intento de recuperar el alcázar para las huestes tradicionalistas.
Ese es el relato.
Nos tomaron el pelo durante años. Durante décadas. Décadas simulando que en Cataluña se cocía la mejor democracia, los más europeo de la Península, lo más moderno, lo más chic. En realidad, se procedía al cultivo del chup-chup reaccionario. Nos hicieron creer que debíamos sumarnos a la causa (incluso se formuló explícitamente: Súmate), porque eso era lo progresista, la verdadera cohesión, lo moderno de veras. No: solo había carlismo, identitarismo, nacionalcatolicismo.
Hace poco dijeron que: "eso va de democracia", y era otra mentira. Eso no va de democracia: eso va de autoritarismo, de abuso, de imposición, de división entre buenos y malos, verdaderos y falsos. Eso no va de Ilustración, eso va de Rahola. Eso va de Patria. Patria o muerte. Esa pintada la he visto infinitas veces por las carreteras de esa Cataluña interior, siniestra y sombría y manchada de fiebre amarilla. Eso va de caciques de toda la vida. Eso empezó hace mucho, muchísimo tiempo.
¿Cohesión social? Eso les ha importado un bledo de toda la vida. No se debe olvidar que el modelo escolar de la "inmersión" (que se debería revisar con urgencia) es el resultado de un pacto de Pujol con el Psc, puesto que Pujol quería dos líneas paralelas para la escuela pública en Cataluña: la catalana y la española. Y fue el Psc, con Marta Mata, quién llegó al pacto de una sola escuela, a cambio de aceptar la inmersión lingüística.
Javier Cercas, a quien admiro como novelista, ensayista (qué gran ensayo es "El punto ciego") y como columnista se siente ofendido, engañado y asqueado porqué se tragó aquello de Pujol sobre quien es catalán. Pero Cercas, esta vez, se olvida de cual era la frase completa que pronunció el sátrapa del Eixample: la frase entera es la que sigue. Catalán es aquel que vive y trabaja en Cataluña y quiero serlo (ho vol ser). Ahí estaba la trampa, en ese pedacito de frase que se olvidó por el camino porque estaba agazapado en la colita, por donde salen los huevecillos del crótalo.
Eso no va de democracia: eso va de tradicionalismo, de Patria. Los españoles llevamos por lo menos 200 años metidos en ese conflicto, del que el catalán es solo una expresión, un brote. Eso va de patria o democracia, y deberíamos poder pensar como lo hace el señor Valls. Lo que va delante es la democracia con sus leyes y sus instituciones. Que pueden ser torpes, imperfectas o incluso deficientes. Pero es eso o el terror. Eso o la nada, eso o la guerra del general Serra y sus divisiones de odiadores eternos.
14 de juny 2019
El Independentista será arrebatado por Dios
En la epístola a los tesaloninences, Saulo de Tarso (alias san Pablo, para los iniciados), tuvo la ocurrencia de hablar sobre el "Arrebatamiento", un fenómeno raro y difícil de procesar que se puede resumir en: poco antes del fin del mundo, Dios se llevará a los creyentes vivos junto a los muertos, para ahorrarles a los primeros el sufrimiento del holocausto final. Vamos, que los fieles en la fe verdadera se van a perder el espectáculo del finde definitivo.
-Yo ya he desconectado de España -me dice un compañero de trabajo, muy serio y sobrio en apariencia, completamente convencido de la verdad íntima que expresan sus palabras- Compro en Bonpreu, mi operadora es Parlem y mi energética, Som Energia. Y la gasolina, en Petrolis Independents. En casa, solo Tv3. Para ser catalán no basta con serlo y ya está, eso es de tibios. Hay que ejercer de catalán. (No le pregunto por el banco en donde guarda el dinerito, ni por el idioma en que mira las series de Netflix).
La creencia en el Arrebatamiento no funciona en el catolicismo pero lo hace muy bien en los derivados americanos del protestantismo. Pentecostales y demás tienen una gran fe en ser arrebatados, para dejar con un palmo de narices a los tibios y a los ateos, a los infieles en general y, en especial, a los pecadores (los arrebatados no solo deberán ser los que expresan su fe, si no los que militan en ella y en la virtud).
La Generalitat de cuando el clímax independentista que está visto para sentencia intentó crear algo parecido a unas "estructuras de estado" (sic) invento que permitiría al gobierno regional y a sus buenos ciudadanos transicionar de España a la República catalana de un día para el otro, a un solo clic de distancia. Se trataba de montar una Agencia tributaria a toda prisa (y mal, por supuesto) y alguna que otra entidad rocambolesca (se habló de un banco catalán, de un pequeño ejército, etc). Todo quedó en nada. En nada o en farol. Jamás sabremos qué parte había de farol, qué parte de delirio y qué parte de realidad de las que cuestan dinero al contribuyente.
Yo no creo que Dios juegue a ir de farol con el fin del mundo, dice un panfleto que me han depositado en el buzón los pentecostales de mi pueblo. Las amenazas parecen tan temibles que a uno no se le ocurre que eso sea una jugada de tahúr. Lo explicitan muy bien: "Para los incrédulos y escépticos, para las sectas falsas y aún para algunos creyentes, resulta incomprensible que ocurra un arrebatamiento".
-Hay algunos que van de catalanes e incluso de indepes pero que solo van de boquilla, para conservar el puesto de trabajo y no tener problemas. Son traidores, pecadores de botiflerismo. Pero se les detecta enseguida: compran en Mercadona, cobran la nómina por el BBVA, se ponen el lazo amarillo solo para la ocasión, son de Jazztel y de Iberdrola. Les tenemos anotados, que lo sepan.
"El arrebatamiento de los creyentes de este mundo impío, que está bajo el juicio y la condenación de Dios, es una manifestación maravillosa del amor y la misericordia divina, ya que escaparán así de la más grande tribulación que sobrevendrá en toda la faz de la tierra". Eso lo cuenta el papelito que encontré en el buzón y que me dejó con mal cuerpo.
-¿Hay una lista de buenos catalanes? -pregunté, mientras disimulaba el escalofrío que me proporcionaba una sudoración gélida y desagradable en frente, espalda y zona inguinal.
-¡Vamos! ¿Tú qué crees? Tenemos las listas de los que se apuntaron a las Vías catalanas de los últimos 11 de septiembre, de los que votaron el 1 de octubre, de los que pagan la cuota de la ANC y de Òmnium, de los que se afiliaron al Consell de la República de nuestro Bienamado Puigdemont... Recúerdalo: cuando se hace una lista, se hacen dos. Los ausentes forman la segunda lista. Y los tenemos, los tenemos con sus nombres y sus deneís y sus direcciones.
Engullí mis propias babas con disimulo, como si solo estuviese aspirando aire, tal como dice Rimbaud que hace poesías: solo respiro. Pero para mis adentros pensé: estoy perdido. Para mis afueras sonreí, con una sonrisa que me remitía a una mueca de Roberto Benigni en "La vita è bella" o a una de Alberto Sordi hacia el final de "I vitelloni".
"No améis al mundo, ni a las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él". (Juan, 2:15). Esta cita se complementa con otra del mismo autor, pero de otro libro del mismo: "Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo dijo: sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas" (Apocalipsis, 4:1).
-Cuando proclamemos la independencia, los botiflers, los unionistas, los tibios y los pseudocatalanes se van a enterar, vaya si se van a enterar. Ay de aquél al que le pillemos con un ticket del Mercadona en la papelera -tomó aire mi compañero de trabajo y luego soltó, con la voz una octava más alta:- ¡Ay del vencido!.
12 de juny 2019
Ni de izquierdas, ni republicanos ni fiables. Solo catalanes.
Hace unos pocos años, al principio de la crisis del delirio colectivo catalán, me entrevisté con una persona que me propuso participar en un libro colectivo. Yo, que sabía algo de su manía persecutoria, le pregunté si el libro colectivo contendría alguna referencia a la cosa nacionalista, a lo cual me respondió que no, que no para nada y de ningún modo, que el libro iba de arte literario y que el arte es puro y etcétera, y que no iba de política. La respuesta me puso sobre alerta, como es natural. Se que los nacionalistas creen que el nacionalismo solo es emoción pura y por eso desconfío de quienes hablan de la pureza. Cosa curiosa, porqué la mayoría de ellos no han sufrido la "educación emocional" de la escuela pública catalana de la última década.
Como la política había aparecido en la conversación, mi interlocutor sintió la necesidad de sincerarse y me contó que era apolítico (?) aunque votante de Esquerra Republicana de Catalunya. Alcé una ceja, circunspecto. Entonces creyó que debía contármelo mejor:
-Mira, no creo en la política, pero soy de izquierdas, soy republicano y soy catalán. Así que mi voto estaba definido, ¿no te parece? -y a continuación hizo un mohín que pretendía subrayar su astucia y su buen discurrir, ante los que me invitaba a hincar la rodilla (sí, todo eso estaba implícito en su mohín).
En vez de arrodillarme me hice el loco y le pregunté: Oye, ¿qué significa ser republicano?
-¡Coño! -me espetó con otra mueca, esta vez jocosa y burlona, que me trataba de estúpido: -Los catalanes no queremos al rey.
Unos días más tarde le mandé mi colaboración en su libro colectivo. Y un par de semanas más tarde recibí las pruebas de imprenta, para que les diese un vistazo. Me mandaron las pruebas de imprenta del libro entero, de modo que tuve que llamarle con urgencia:
-Oye, por favor, retira mi texto del libro. Lo siento por las molestias, pero como me engañaste debo retirar mi texto.
El libro supuraba independentismo por todas partes. Las palabras "Catalunya", "nación", "soberanía", "cultura catalana", "dignidad" e "independencia" estaban repetidas en un prólogo de menos de 20 líneas.
Hasta ese momento, mi interlocutor había cometido una inferencia errónea (pero habitual entre los de la caterva): infirió que mis apellidos catalanes me obligaban a la causa secesionista. Eso suele suceder. Al principio me divertía. Ahora me hastía.
Los de Esquerra republicana de Catalunya no han sido jamás de fiar. Acuérdense del gobierno tripartito catalán, sociedad de la que tuvieron que ser expulsados por el presidente Maragall por infiables, mezquinos y pueriles. La historia de ese partido (más que partido, unas siglas en venta permanente a la espera del mejor postor desde que se quedaron huérfanas al final de la guerra civil) es esa y nada más que esa. Solo así se explica que por esas siglas hayan pasado el fascista de Vic Josep Dencàs, dos asesinos de ultraderecha como los hermanos Badia (Miquel, el psicópata "Capità Collons" y su hermano Josep) y a la vez el místico Àngel Colom, el presidente de la Bolsa de Barcelona Joan Hortalà o el beato Junqueras. [Me pregunto: ¿tendrán todos ellos en común una cosita que se llama Opus dei?].
No me cabe en la cabeza que alguien se plantee llegar a pactos con ese personal, cuyo bajo perfil intelectual solo se compensa con su actividad frenética en el folklore: castellers, bastoners y minyons escoltes o, en su defecto, monitores de esplai rústico y tractoril. Como tampoco me sorprende lo más mínimo que los abogados de Junqueras afirmen que su cliente no hizo nada y que todo fue un engaño, una broma, una gimcana de colonias de verano celebrada en otoño. Lo curioso de todo eso, lo único relevante, es que existan personas dispuestas a darles el voto a la mínima de cambio, o ingenuos como mi interlocutor, que considera a ese partido un partido de izquierdas (a lo sumo vagamente liberal, en la línea de Rivera) o republicano sin tener ni idea de lo que es el republicanismo. Creo que mi ingenuo interlocutor estaba convencido de que un republicano es aquel que cuelga la foto de Felipe del revés, o algo así. Y luego se va a la Indepetaberna a meterse unas cervezas del Montseny entre pecho y espalda para celebrar su virilidad y para rapsodiar, una vez puesto, unos versos muy lindos del poeta Gabriel. ¿Gabriel Celaya? ¿Gabriel d'Annunzio? ¿Ferrater?. No. Del poeta Gabriel Rufián.
10 de juny 2019
El chino tonto y el catalán listo. O alrevés.
Por esos días ha salido a la luz que nuestro viejo amigo Mas (el que la Cup quiso mandar a la papelera de la historia pero es la Cup la que se encuentra en el contenedor del rechazo) quiso pactar un acuerdo con el gobierno chino para obtener un préstamo que financiase la independencia catastrófica de la cosa catalana.
Creo que Mas y su equipo todavía pensaban que los chinos con como los chinos de los chistes racistas de la época colonial (la edad de oro de la burguesía catalana), esa pobre gente de piel amarilla y ojos rasgados que desean ser engañados como chinos. Ser, lo son. Chinos, digo. Pero otra cosa es que, a estas alturas, deseen ser engañados por unos pazguatos catalanes. Creo que Mas y los suyos, y sus descendientes, no han salido al mundo ni se han apercibido de que el mundo a su alrededor ya no es el de cuando Guifré el Pil·lós. Ni tan solo el de cuando Guerau de Liost o la Mancomunitat de Prat de la Riba. Los chinos ya no son los chinos que fueron. Ahora son listos y son ellos los quienes engañan a los espabilados de medio pelo, como Mas o el beato Junqueras.
En los tiempos en los que Mas intentó engañar a los chinos, circuló una cosa fake de esas que tanto abundan en el mercadillo procesista, y que rezaba algo como así: los listos catalanes les ofrecemos el puerto de Barcelona a los chinos para que instalen una base militar, y a cambio nos dan un pastón increíble para financiar la república catalana, independiente y deficitaria. Quizás el tuit que contaba eso les contó a los chinos el dato más relevante: la república es deficitaria. Es decir, inviable. La verdad: nunca más se supo del pastón chino. Mas hizo mutis al respecto (tan prudente como inhabilitado) y la cosa cayó en el abismo negro del olvido. La patria recuerda y olvida con gran solvencia. La patria es eso: recuerdos -falsos a menudo- y grandes olvidos. Solo así se mantiene una ficción patriótica.
El crédito de los chinos se evaporó en la nada, por lo visto. Mala cosa. La republiqueta perdió otra ocasión de financiarse que no sea a costa de mesas petitorias para alimentar al loco de Waterloo, de donativos para la caixa de resistencia o de ingresos en la cuenta solidaria de la ANC. Por lo que leo, las tres opciones recaudan miseria y media. Quizás no solo los chinos se hartaron de los catalanets: quizás los propios catalanets se están hartando de sus Vivales, sus jetas y sus vividores. De seguir así, llegará el día en que el "poble català" se dará cuenta de que el procés y toda su feria de vendedores de crecepelo solo ha sido eso: un timo, una estratagema para mantener el tren de vida de unos listos que, aún siendo tan listos, no consiguieron engañar a los chinos, algo que antaño conseguían hacer incluso los pueblerinos de la Cataluña profunda, los carlistas y los del tractor.
7 de juny 2019
Rey o república: una novela
El dilema está ahí. Monarquía o república. Uno diría, que, por principios éticos, uno es más favorable a la república. Eso es un concepto, una idea. Luego está lo concreto. En lo concreto uno no es partidario de cualquier república, ni opuesto a cualquier monarquía por el mero hecho de ser una cosa o la otra.
Hace poco me respondieron que la república es más barata que la monarquía. Eso me lo dijo uno que es catalán. Es buen chico pero es catalán, así que no hagan mucho caso. El buen chico catalán también dijo que con el dinero que nos ahorraremos por no mantener a un monarca haremos muchoas políticas sociales. Aquí ya no pude sostener mi carcajada interior, y se me salió toda para afuera.
Debatir sobre si un modelo de estado es más barato que el otro es un debate de barra de bar, con perogrulladas y sandeces por doquier y a ambos lados del mostrador repleto de cascos de cerveza. Siento decir que, por lo general y en Europa, las repúblicas son más caras que las monarquías. Pero el precio, lo repito, discutir sobre el precio me parece lamentable. Eso es una discusión de vendedores de grifos, de ollas a presión o de tarifas de telefonía móvil.
Visto lo visto, uno concluye que las monarquías constitucionales europeas son mejor garantía de buena calidad democrática. Aunque sin echar cohetes. Todo es discutible. Una república es un modelo que parte de la igualdad en todos los estamentos y los sentidos. Pero en cuanto nos pasamos a los ejemplos prácticos, el principio ético flaquea. Las repúblicas africanas no son un buen modelo de nada. Tampoco las monarquías, es cierto. Ahí hay empate. Si seguimos por el lado post-soviético, nos vamos a dar de bruces con unas repúblicas penosas, desprovistas de democracia por más que pongan urnas y celebren referéndumes.
Vamos a elaborar un ránquing de calidad democrática basado en criterios europeos. Francia no puede competir con Inglaterra: mantienen un empate técnico. Dinamarca, Suecia, Holanda, Bélgica: son democracias monárquicas a las que nos gustaría parecernos. Luego está Portugal, que es caso aparte, y un caso envidiable en muchos aspectos.
Hace varios años, justo al principio de la cosa del "procés" catalán, escribí el guión de una novela negra que mandé a dos editores. Los dos me mandaron a freir espárragos. El guión trataba de un pobre tipo, Llibert Busquets (hijo de catalán convergente y de andaluza sin filiación pero con hambre) funcionario burócrata de la Generalitat de Cataluña, que recibe el encargo de encontrar a los descendientes de una supuesta línea dinástica catalana. El pobre funcionario (inspirado en el protagonista de "El abrigo" de Gogol) se presta al encargo con toda la ilusión patriótica posible, y actúa lleno de nacionalismo entusiasta: está convencido de que Cataluña merece ser un país independiente de España y, firme creyente en las monarquías, se lanza a la realización de su misión. Está convencido de que, en cuanto dé con el heredero legítimo del trono catalán, su patria será reconocida en el mundo y sin necesidad de molestos trámites democráticos.
Pero... cada vez que detecta a un posible heredero de la corona catalana, este aparece muerto en extrañas circunstancias.
Conforme avanza la trama, el protagonista desdichado sospecha que quizás está siendo utilizado por un poder oscuro y asesino. Al final de la novela, el protagonista huye de Cataluña porqué se sabe perdido y se exilia en Burgos. Es en Burgos en donde escribe su historia y entonces les pide ayuda a las autoridades burgalesas, que le desoyen y le tratan como a un vulgar orate. En sus memorias, el pobre burócrata catalán comprende que le encargaron descubrir la línea sucesoria de Guifré el Pil·lós para poder eliminar a todos los candidatos, ya que el secesionismo catalán pretendía recurrir a la fórmula republicana tras demostrar que no hay descendiente vivo de la dinastía nacional. El protagonista descubre, por fin, y en pleno delirio, que tras su encargo envenenado está Marta Ferrusola.
El argumento, mejorable, se lo regalo al señor Boadella.
Bueno, eso es, en resumidas cuentas, lo que opino del debate entre monarquía y república.
¡Uy! me olvidaba de decirle algo a la diputada Laura Borràs: si algún día vuelve a entrevistarse con el Rey de España, le pido que no le repita que los catalanes no tenemos rey. Dígale, por favor, que una parte de los catalanes prefieren una república autoritaria como la que nos intentaron endosar ella y sus amiguetes.
4 de juny 2019
El Probe Torra se va a Sitges
Cuando tenía algo menos de 30 años leí la novela titulada "Tintín en el nuevo mundo", debida a un tal Frederic Tuten y editada por Muchnik. Tras una apariencia ligera y cómica, el tal Tuten procede a versionar la árdua Montaña mágica de Thomas Mann. Es un texto que fluye, aunque participe de aquella postmodernidad que, a día de hoy, reprobamos casi todos: no, no todo vale. Sin embargo, yo diría que hay mucho más que postmodernidad en la novela del tal Tuten.
Sea como sea en cuanto a corrientes ideológicas -con sus correspondientes correspondencias estéticas- el tal Tuten procede a situar a un personaje de la cultura pop en el universo de Mann. A mi me gustó la novela, pero sin desmayos de placer. No sabría decir que diría si la releyese hoy. Fuese como fuese, debo decir que la idea de situar a un personaje ajeno y extemporáneo en un mundo alejado me parece un buen ejercicio. Peter Greenaway hizo "Eisenstein en Guanajuato" con resultados discutibles pero interesantes. Twain hizo "Un yanqui en la corte del Rey Arturo" mucho antes que todos, y el resultado es muy divertido. Situar a un personaje en un medio ajeno, hostil o muy lejano es un buen programa. ¿Qué haría el Capitán Achab si, tras el desastre del Pequod, amaneciera náufrago en una playa cubana?.
Y ¿qué haría el señor Artur Mas si naufragase en su yate menorquín y las corrientes marinas le llevasen hasta la playa del Cap d'Agde, el paraíso del sexo liberal?. Eso son buenos puntos de partida para argumentos novelescos.
Así pues, unos días atrás, el buen señor Torra se personificó en Sitges, en la inauguración de unas jornadas que celebra allí cada año el Círculo de Economía, una de las pocas entidades catalanas que no hacen bandera de su filiación geográfica y que no incluyen el adjetivo "nacional" en su nombre. Eso es algo programático, una evidencia que el señor Torra debería haber tenido en cuenta. El Círculo de Economía se autotitula así y no se autotitula "Cercle d'Economia Català" o "Cercle Nacional d'Economia", y eso debe ser por algo. Pero el bueno de Torra, henchido de idealismo y entregado a la lírica patriótica ratafiesca, les largó el mismo discurso que les larga a los socios fundadores de la Fira de la Babosa Encebada de Sant Crispí de les Roures: los problemas de Catuña se resolverán con la indepe, Catuña es una tierra oprimida, vivan los lazos amarillos, Puigdemont el nostre pezidén, llibertat pèsols, etc.
Los empresarios reunidos en Sitges intentaron hacerle entrar en razón con buenas formas y maneras, e intentaron contarle que el señor Torra en Sitges era como Achab en Cuba, o como Artur Mas en el Cap d'Agde. Intentaron hacerle comprender que algo chirriaba en su discurso, que algo andaba mal. El Señor Torra, como Don Erre Que Erre, insistió en lo suyo. Los empresarios del Círculo insistieron de nuevo, y Torra reinsistió en lo suyo. Eso se llama "diálogo para besugos" en lengua vulgar, o "enorme valentía" en la lengua de los redactores de Vilaweb. En cualquier caso, vamos a optar por el término medio: "aquí hay uno que no lo pilla".
El Señor Torra dijo, en cuanto se vió acorralado por las evidencias, que todos los problemas de Cataluña se van a resolver con la independencia de la ídem. Y les pidió a los empresarios del Círculo que le ayudasen en su noble objetivo. Es decir: el pobre hombre no solo no comprendió nada de lo que le contaban, sinó que insistió en declararles que no pensaba comprenderlo. Ahí, en este punto, el señor Torra coincide algo con el Tintín en el Nuevo Mundo o con Eisenstein en Guanajuato. Hay una disociación cognitiva, un problema, un algo. Quizás no sea tan grave como el problema mental que tiene el pseudoeurodiputado Puigdemont, pero no es un problema menor.
El problema gordo y de verdad lo tenemos los electores catalanes, que votamos a liantes y a personas que jamás se van a interesar por la realidad nuestra de cada día. La realidad que es la única realidad. La realidad (o el Círculo de Economía) suele tener su lógica, una lógica que no entiende de "mandatos" ni de referéndums de chichinabo. Se debe respetar la realidad del mismo modo que su versión legal, que es la democracia y las instituciones. La realidad también le contó algo al Probe Torra hace unos días, a través del tribunal europeo de los Derechos Humanos: las instituciones no pueden desobedecer las leyes. Si lo hacen no están ejerciendo el derecho a la desobediencia (que es derecho de las personas pero no de las instituciones): cuando las instituciones desobedecen a la ley cometen un delito. Es así de simple.
Esa es la realidad, y de eso solo hay una. Luego están las realidades paralelas de los locos y los extraterrestres, pero esas no sirven para la convivencia en una democracia. El papelón del Probe Torra en Sitges me avergonzó. Mire, señor Torra, le pido algo con todos mis respetos posibles. Cuando hable de la voluntad del pueblo catalán aténgase a la realidad y exclúyame de ese grupo, a ser posible de forma explícita. Mire la realidad, entiéndala, acéptela. Inténtelo. Imagínese usted que más de la mitad de los catalanes nos aplicamos su cuento y empezamos a desobedecer a la Generalitat, cosa que no hemos hecho. ¿Qué sucedería? ¿Tan difícil es velar por la cohesión social? Más de la mitad de los ciudadanos de esa comunidad autónoma se lo agradeceremos.
En caso contrario, hablemos de Tabarnia.
2 de juny 2019
En la sociedad del riesgo
En la sociedad del riesgo lo que estaba asegurado ha dejado de estarlo. Por eso abundan los anuncios de las aseguradoras, que igual le aseguran su casita a orillas del mar cuando el nivel del mar está subiendo sin que nadie lo pueda detener.
En la sociedad del riesgo nadie quiere el riesgo pero votan el riesgo. Los empresarios de Cataluña han votado para presidir su Cámara a un descerebrado que parece sacado de una cervecería del Munich de los años 20, que era una cervecería del riesgo. La atracción del abismo, dijo un viejo profesor de estética. Se refería al romanticismo, pero se refería a nosotros. La atracción del riesgo. El nihilismo alienta en el cogote del riesgo, en el cogote del populismo. En mi ciudad, ganó las elecciones municipales un grupo amorfo en el que se destacaban actrices venidas a menos y deportistas ídem. Ganó eso, el riesgo. Ganó la propuesta sin ideología, la del riesgo. Mi generación no sabe si, en cuanto nos llegue a la edad de jubilarnos, el estado nos prestará subsidio alguno por jubilación. Y votan al populismo. Bravo. Nos vemos dentro de diez años y lo hablamos. Igual nos vemos y lo hablamos en las pausas de tres minutos que no dejen mientras servimos como camareros jubilados en las terrazas de los turistas de la Barceloneta.
Yo no es que haya metido la cabeza bajo tierra como un avestruz, pero tampoco la levanto mucho, la verdad. Me quedo en mitad del camino.
Mientras tanto colaboro con mis cosillas. Hoy he terminado de decorar la réplica de una màquina Arcade de los 80 que estará en el Centro Abierto de los chavales del barrio en donde he ejercido de maestro este curso. Este y el otro. Esa es mi contribución a la sociedad del riesgo, y no se me ocurre otra. Ni mejor ni peor. Dedicar unas horas de mi vida en decorar unos paneles de madera que les alegren la vista a esos chavales que lo tienen jodido, para qué vamos a engañarnos. Sus padres vinieron del norte de África y ellos se esfuerzan por aprobar las asignaturas de lenguas castellana y catalana sin saber qué premio les darán. Les dijeron que había un premio, uno sin determinar.
A nosotros, años atrás, nos dijeron que en España había un invento llamado "ascensor social" y que funcionaba a base de titulaciones académicas. Ese invento se jodió hace tiempo, pero lo cuentan todavía. Ascensor social. En la sociedad del riesgo el ascensor se estropeó. Se quedó atascado entre el principal y el primero. Para rescatar a los viajeros del ascensor, los bomberos no encuentran otra alternativa que bajarlos hasta el entresuelo. Y que se despavilen.
Mientras tanto sigo pintando mi máquina Arcade para los chavalillos. Pinto unos zombies, unos invasores del espacio, un Mario, un Pacman y otras cosas de la época en que el ascensor social funcionaba, con sus múltiples metáforas.
Me ha costado una pasta en pintura decorar la máquina. Bueno, no pasa nada. Eso es el riesgo. En la sociedad del riesgo. Tras mi solidaridad y mi riesgo está mi ego, claro: ¿a qué es bonita la máquina?
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