30 de nov. 2021

La casquería del procés

Tras el derrumbe, el recuento de bajas y desperfectos. Sobre las bajas surgen preguntas curiosas ¿Qué fue de Anna Gabriel? ¿De Marta Rovira? ¿Qué fue de tantos que se pavoneaban por las calles (que siempre debían ser suyas) y por las cámaras de Tv (que siguen siendo suyas)? 

Durante los últimos momentos antes del hundimiento, coincidí en una estación de servicio enmedio de una autopista con un coche enorme, gris grafito, del que se apearon Alfred Bosch, su escolta, su chófer y su asistente. Todos revoloteaban a su alrededor para complacerle: uno le ayudó a encontrar el número en el móvil, otro le llevó un café y el otro, posiblemente, le sacudía la caspa de los hombros. Él, gafas oscuras y gesto altanero, se comportaba como un ministro austrohúngaro. Pueso eso ¿dónde está Alfred? Resulta que ha encontrado trabajo en una universidad privada internacional, con sede en Barcelona, dedicada a los negocios y cuyo eslógan para atraer alumnos es el sol de España, sus paellas y sus vinos.

Tras el descalabro, la realidad. La realidad es que aquél sistema informático capaz de hacer un censo mágico, ipso facto y brillante para poder votar el nefasto 1 de octubre de 2017, es el mismo sistema informático que hoy es incapaz de responderle cuando le pide el certificado Covid.

El paisaje tras la batalla nos muestra una imagen de terror: empezamos a ver en qué querían convertirnos, cual era el país prometido tras el velo de ilusión y engaños. Quizás la mayor mentira del procés es la que se dijeron a sí mismos los líderes del invento. Quizás ellos fueron los primeros en descubrir que, tras el engaño y la ilusión, no había nada: eso debe expresar el rostro del señor Turull mientras transfiere sus bienes a la esposa, con la ilusión de que la justicia no le deje sin patrimonio. Vaya aterrizaje en la realidad, el del señor Turull. Aunque el mismo señor, por estos días, vuelve a medrar por los aledaños del gobierno, con la ilusión de tocar poder otra vez.

Tras el descalabro, los despojos. Pellejos de infidelidades, puñaladas traperas, quiebros argumentales. Silencios raros. El silencio algo siniestro -como todo en él- del señor Junqueras, tan temible como un obispo maligno conspirando para quemar a algún hereje. La sonrisa bobalicona y pérfida a la vez del señor Puigdemont, solicitando socios y pagadores para su incomprensible Consell per la República del que nadie habla, salvo sus pobres cuatro socios.

Tras el naufragio, la balsa de la medusa: la señora Paluzie, antaño vociferante y émula de Pilar Rahola incluso en el porte y el peinado, hoy afirma estar cansada de presidir la ANC y sueña, a todas luces, con una retirada discreta hacia su puesto de funcionaria de España, ganado en unas oposiciones al cuerpo de funcionarios del Reino de España.

Tras el colapso, las cosas vuelven a su cauce: los mezquinos conspirando. Los pobres de espíritu moviéndose por las sombras a la caza de un puestecito fácil y bien pagado. Rull y Turull. Gabriel y Rovira tomando las aguas en algún balneario suizo. Los desdichados herederos tirándose de los pelos ante un ordenador que no funciona. David Madí en alguna oscura operación empresarial de altos vuelos. Tv3 conjurándose para beatificar a Pujol en vida. El país, hecho trizas, contempla el paisaje tras la batalla, cuando las aguas vuelven a su cauce y descubre que vive en la Cataluña eterna pero un poco más jodida y más pobre. En los mercadillos de los pueblos del interior se venden a 1 euro las últimas baratijas. Pancartas de libertad, serigrafías de líderes desaparecidos, eslóganes, chapas, lacitos, espardeñas y sardanas. Y el último librito de Cuixart, gratis si usted se compra tres calcetines amarillos.

28 de nov. 2021

Populismo petaonal

De repente, a través de un medio de comunicación local, conocemos la última ocurrencia del señor alcalde: peatonalizar dos calles céntricas por las que cada día circulan miles de coches.

El vecindario de estas calles debe de estar harto de soportar el tráfico constante, por supuesto. Como el vecindario de otras muchas calles. En una de las dos calles afectadas por la ocurrencia se encuentra la sede del partido TotxTerrassa. Una anécdota casual, supongo. En este tipo de propuestas, que no sabemos si son promesas vagas o proyectos aprobados, asoma el talante populista del partido del alcalde.

Sabemos como se pueden ganar una elecciones locales, y no es muy difícil: se trata de reunirse con muchos pequeños grupos (de vecinos, de colectivos, de dueños de mascotas, de madres y padres de una escuela, de feministas de un barrio, de usuarios de un medio de transporte, de un gremio determinado) y prometerles todo lo que piden. Aunque lo que pidan entre en contradicción con las demandas de otros grupos. Eso ¿qué mas da? Se trata de que todo el mundo salga satisfecho de la reunión con el candidato. cada reunión es un puñado de votos y el augurio de un disgusto, el aviso de una paradoja, el aviso de un timo. Luego ya veremos. No es nada casual, supongo, que la promesa surja en la segunda parte de la legislatura: así ya tiene media campaña hecha para las próximas elecciones.

En ese proceder no se puede tener en cuenta la ciudad en su conjunto, no puede haber ninguna idea de cohesión: por el contrario, esa mecánica tendirá, invariablemente, a enfrentar a los grupos entre sí y a socavar al conjunto social.

¿Se pueden peatonalizar dos calles tan transitadas sin presentar un modelo de movilidad alternativo? ¿Qué promesas le hará el señor alcalde al colectivo de conductores que cada día necesita transitar esas dos calles por falta de mejores opciones? ¿Les prometerá un carril aéreo de drones gratis? ¿Les ofrecerá desplazarse gratis en la flota de coches del Ayuntamiento? Nada me sorprendería. Se trata de presentar propuestas impactantes, por ridículas que sean, y crear infografías bellísimas, con árboles y gente feliz paseando.

Cuando empezamos a oír hablar de la corriente populista en política nos creímos que el populismo era cosa de otros países, siempre lejanos y tristes, en donde una ciudadanía bobalicona se deja engañar por promesas imposibles pero bellas, por eslóganes facilones, por campañas que solo son tres palabras y cuatro colorines. Nos equivocamos quienes no vimos que el populismo campa a sus anchas entre nosotros, y con una facilidad pasmosa.

No solo usaron las tácticas más burdas del populismo los políticos independentistas que ahora deben hacer marcha atrás y a toda prisa: también sucedió en nuestros pueblos y ciudades, con alcaldes que crean un partido de la noche a la mañana y lo visten con un nombre que lo significa todo y nada a la vez: Tot per Terrassa. Toma ya, vaya usted a saber qué modelo de ciudad propone alguien incapaz de presentar un modelo de convivencia y se limita a elaborar un programa electoral con la lista de peticiones que le han hecho en cientos de reuniones con los colectivos más dispares.

Quien obra así no solo engaña a todo el mundo a la vez, ya que sabe que presenta un programa irrealizable, un puzzle imposible de propuestas a la tun-tún: a la vez, empobrece a la ciudad y la presenta, a los ojos de sus vecinos, como una ciudad desnortada y sin rumbo, que pierde ritmo frente a las ciudades del entorno.

Por cierto: las huellas de gatos pintadas en la calzada, que se presentaron como un proyecto estrella, ya se han borrado y todavía no sabemos si esa pintura salvó la vida de un solo gato. ¿Qué indicadores nos puede presentar el señor alcalde, sobre la mejora en la esperanza de vida de los felinos?

25 de nov. 2021

DESOBEDECED VOSOTROS, DICE

Ya es curioso que sea un Responsable de Educación el que pida la desobediencia a sus subordinados. Jamás vi a un maestro pidiendo la desobediencia en clase. Lo cual significa que, contra todo pronóstico, todavía me falta mucho por ver. Esa una de las gracias infinitas que tiene vivir en Cataluña.

El responsable de la Educación, a su vez, parece no haber aprendido nada de los últimos años. No estaría de de más que, además de pedirnos desobediencia a los demás, le preguntase a Oriol si aprendió algo sobre las consecuencias de la desobediencia mientras estaba en periodo de reflexión, en el Campo de Lledoners. Yo creo que Oriol algo aprendió.

Resulta muy raro que un jefe pida la desobediencia de sus trabajadores. Incluso estratégicamente, resulta muy raro de veras. Puede que sus trabajadores se tomen la desobediencia en serio y, cuando de dentro de cuatro días les exija algún que otro sacrificio, esos le respondan pues oiga, mire, voy a desobedecer otra vez, tal como usted nos enseñó. ¿Se le ha ocurrido eso al jefe de la Educación?

Y si uno lo piensa bien, todavía es más raro que pida desobediencia mediante una carta oficial: esas cosas suelen sugerirse en voz baja, disimulando, aprovechando un momento de descuido o de debilidad, cuando el profe no te mira.

Y otra cosa muy rara: resulta chocante la referencia (algo obsesiva) al modelo de éxito de la inmersión, un modelo que es de éxito y de fracaso a la vez: ¿cómo puede ser algo a la vez una cosa y su contrario?La pregunta es: si la inmersión es un éxito ¿cómo se explica el retroceso del catalán y que ahora su supervivencia dependa de un 10% de horas más de clase?

Quizás la desobediencia es pertinente, pero distinta a como la plantea el señor responsable de educación. Quizás los chavales desobedecen a los maestros y a los inspectores lingüísticos que merodean por los recreos. Quizás el catalán transmite, hoy, lo que el castellano durante el franquismo: la antipática lengua del régimen.

23 de nov. 2021

EL PROCÉS ERA UNA GALLINA (MUY CARA)

Esa gallina, que hoy da sus últimos aleteos en un rincón del corral, esa gallina, ahí donde la ven, hubo un tiempo en el que se sintió águila imperial. Quizás águila republicana, pero yo diría que imperial. En sus mejores momentos, cuando ella se veía a sí misma como un águila yo, que pasé por unos momentos terribles, la confundí con un buitre que exigía mis vísceras y pedía el sacrificio de mi nacionalidad en el altar de su imaginario medieval.

Sin embargo, ahí la tienen: nada queda de sus aspavientos, de sus alaridos de madrugada, de aquellos días en los que incendiaba la tarde, ebria de ratafía y banderas, paseándose por la tierra queriendo ser Godzilla y creyendo que todo el mundo la miraba. Da sus últimos aleteos y, a veces, uno diría que da sus últimas bocanadas. Su graznido se pierde en la voz aflautada y aguerrida de un oscuro orate vendedor de gasolina; su plumaje, antes de oro amarillo, ahora es pardo y vulgar, como las camisas pardas.

Esa gallina, que hoy sucumbe y se arrulla en el rincón del corral, sin embargo, puede ser muy dañina todavía: no se le acerquen mucho, no se fíen de ella. A veces, en sus últimos momentos, cualquier bicho puede ser muy peligroso. Está en el corral pero no acorralada: ese corral es su feudo, no lo olviden. Lleno de estiércol, de plumas viejas y a la sombra de la antigua masía medieval, ese corral es su país. Su refugio, su feudo, su castillo. 

Esa gallina, de apariencia frágil y quebradiza, nos salió muy cara. Se llevó el dinero con el fin de crear un paraíso en la tierra, fruto de sus visiones y de sus ilusiones. Engañó a medio pueblo y se quedó su dinero. Con ese dinero puso huevos por medio mundo. Huevos carísimos: los hay en Nueva York, en Berlín, en Bruselas y en un montón de ciudades del mundo. Aquellos huevos no llegaron a abrirse jamás: nadie cuenta como les va, por donde andan, en qué ocupan su tiempo. Silencio alrededor de los huevos repartidos por el mundo.

Esa gallina que se sintió águila y otros la vimos buitre, esa gallina hoy reposa con un ojo entornado y una pata tiesa. Parece hastiada, agotada. Y lo está, pero recuerden que esa gallina es capaz de infligir un gran dolor a su alrededor. No se olviden de eso: lo que hoy es una gallina antaño fue un reptil monstruoso, y en su esencia natural están, todavía, el reptil y el monstruo.

21 de nov. 2021

ALBERTO, O LOS PELIGROS DE LA PERFECCIÓN

Alberto era un gran dibujante. Vivía bien gracias a su arte prodigioso. La obra de Alberto rozaba la perfección y a veces la superaba, a juicio de los críticos. Entre sus clientes estaban los reyes y los nobles más ricos de centroeuropa y de Italia.

Cuando hubo cumplido los cuarenta, Alberto quedó fascinado por las ballenas. Supo de la existencia del animal marino por los relatos que le contaron y por unos bocetos torpes que pudo ver, garabatos infames, tras pagarle una fortuna al oscuro comerciante de horrores que conoció en una taberna de Núremberg. La ballena tiene algo de imposible, de pesadilla.

Si es cierto que existen las ballenas, pensó Alberto, quizás la Creación nos la han contado muy mal y Dios no es tan bueno como parece, ni tiene en mucha estima a la belleza. Y quizás los humanos le importamos poco. Si no fuese así ¿porqué Dios habría creado a la ballena?

-Todos los dibujos que he visto de la ballena son muy malos, hechos por gentes que no saben dibujar. Esto es un desastre que se debe remediar -le contó a su mujer, un domingo por la mañana.

Alberto vendió lo que tenía, empeñó lo que pudo y dejó la casa. Se fue con su mujer y con su hija, muy niña, a buscar a la ballena. Cruzó miles de quilómetros: transitó parajes tristísimos, helados, grandes llanuras blancas batidas por un viento tremebundo y cruel que dejó los deditos de la niña de color morado pálido, como las malvas de los cementerios. Quizás debemos pensar que Dios es bueno pero está empecinado en ponernos a prueba constantemente, y por eso nos puso en un mundo muchas veces inhóspito, cuando no feo y hostil. Dios quiere poner a prueba nuestra fe día tras día: ¿tan poco se fía de nosotros?

Tras varias calamidades, robos, ultrajes y llantos, la familia de Alberto llegó a la ciudad de los marineros que conocían a la ballena.

Los marineros le corroboraron que habían visto a las ballenas, y que eran mucho más horribles que los dibujos que llevaba y los cuentos que le susurraron. Obtuvo nuevas descripciones. Tuvo que pagar por cada relato, por cada descripción. Poco a poco, Alberto empobreció en la ciudad del puerto y llegaron las penurias de verdad. El hambre entró en sus vidas y les echaron dos veces de las pensiones en las que se alojaban. En la tercera de ellas se deduce que la familia ocupaba un cuarto minúsculo, sucio y sin ventilación, el fin del descenso hacia la miseria. El relato de Alberto siempre soslaya el punto de vista de la mujer y de la hija: solo sabemos que los tres lo pasaron muy mal a través de su voz, pero jamás podremos saber qué pensaba su mujer del empeño de Alberto. No sabemos si alguna vez su mujer le preguntó: -Alberto… esa miseria que nos has traído ¿es el precio que pagamos nosotras por tu obsesión perfeccionista?

Con los días, los sobornos y la escasez, Alberto consiguió trazar el dibujo definitivo del monstruo marino. Gracias a su habilidad con el lápiz, prodigiosa de veras, dibujó a la bestia abismal en más de cien posturas y escenas, que incluían la destrucción de barcos, hombres y delfines y tortugas devorados por las fauces fabulosas del animal, el torso de la ballena simulando que es una isla para atraer a marinos incautos y otras muchas ilustraciones fascinantes.

Convencido del poder hipnótico de la ballena, Alberto intentó vender sus dibujos para salir del mal paso pecuniario y aliviar las estrecheces. Quizás se sentía culpable por el dolor infringido a la familia, quizás solo pretendía llenarse el buche. Pero su empresa fue un fracaso rotundo. Sus dibujos, demasiado precisos, habían conseguido presentar a la ballena como a un animal creíble: la ballena dejó de ser la bestia diabólica y se convirtió en un pez muy grande y muy gordo y nada más que eso. Alberto mató al monstruo. Tiempo más tarde, primero los europeos y luego los japoneses, exterminaron a las ballenas.

15 de nov. 2021

PAU JUVILLÀ, PERSEGUIDO POR MAL ESCRITOR

La señora Borràs y el señor Aragonès han firmado un documento (manifiesto, declaración solemne, yo que se) en el que le piden a la Justicia que retire el caso contra un tal Pau Juvillà, diputado de la Cup imputado por desobediencia y colgar lazos amarillos donde no debía.

En el texto de Borràs y Aragonés se nombra, como no, la insoportable represión del "Estado Español" y otras lindezas al más puro estilo victimista. Lo de siempre, a saber: altos cargos públicos del Estado, extraordinariamente bien remunerados, acusan al Estado de persecución. Que baje Aleksei Navalni y lo vea. 

La verdad es que hasta hace poco desconocía a Juvillà, y fue cuando me enteré de que su nombre sonaba como presidente de la Mesa del Parlament y es entonces cuando me dijeron: ese escribe novelas negras, como tu. ¡Vaya! No me sorprendí mucho, ya que ando muy desconectado de los jóvenes escritores del género policial en catalán por un motivo muy simple: me aburren soberanamente y la inmensa mayoría de lo publicado en catalán en la última década bajo el sello "novela negra" me parece un soporífero discurrir por el costumbrismo pastoril (¡qué obsesión por la cosa rural tenemos en este país!) aderezado con un par de muertos y un policía, invariablemente Mosso de Escuadra bienpensante, progresista y de vida sana y moral impecable. En definitiva: un Mosso de bien, tal como debe ser. Algo muy oportuno en la novela negra, como todo el mundo sabe.

Consulté y descubrí que Pau Juvillá ha publicado cuatro cositas, una de ellas una historia del PSUC "a les terres de Lleida" que debe ser muy interesante y luego, si, efectivamente, un par de novelitas negras.

Juvillà esgrimirá la represión contra la disidencia catalana, ya lo saben, la matraca habitual. No dirá que la justicia quizás se haya equivocado de delito, pero en el caso de que le halle culpable, la inhabilitación y la multa le estarán bien empleadas por sus débiles novelillas y por algo que llama la atención: su curioso pluriempleo. El chico escribe novelas aún siendo diputado, miembro de Òmnium Cultural, miembro de la CGT (¿CGT y Òmnium todo junto? ¡jolines con la confusión!), tras haber sido técnico en gestión ambiental, concejal de Lleida y, por fin, desobediente al Tribunal Constitucional. Su capacidad es de vértigo, y claro, en esas situaciones algo se tiene que resentir: se resiente su prosa, fácil y simplona.

En Cataluña hay una buena colección de escritores y de escritoras que, de existir el delito penal de mal/a escritor/a, darían con sus huesos en la cárcel por decenios. Conozco a una buena pandilla, se lo aseguro. Lo que pasa es que escribir lo puede hacer cualquiera y todo es líquido, y del mismo modo que se puede transitar por los sexos y los géneros, también se puede transitar por las novelas y los cargos públicos. Lo que les digo: estamos asistiendo al siglo de oro de las letras catalanas con novelistas como Pau Juvillà, el pobre escritor perseguido por un estado opresor del que lleva cobrando, cargo público tras cargo público, toda su vida.


14 de nov. 2021

Isabel, niña Isabel (Díaz Ayuso)

El pobre Pablo Casado se dejó crecer la barba y total para nada: se dejó crecer la barba para distinguirse de Albert Ribera, pero ahora Albert está de década sabática y entonces le brota la niña Isabel por la retaguardia, flanco derecho.

De nada le serviría a Pablo dejarse media melena para simular que Pablo es media Isabel.

Pablo tiene algo de gafe homérico. Y eso es una evidencia. Cuando las encuestas del ABC le daban buenas perspectivas electorales, sale Isabel y le desmonta el ensoñamiento. Isabel es más populista que Pablo, más zafia y más mediática. Y encima, Isabel hace lo que no hizo Pablo: gana elecciones.

El PP lo tiene crudo y le crecen los enanos. Tras el circo carísimo que Pablo se montó en la Plaza de Toros de Valencia capital, una tal Isabel, recién llegada, le desmonta el invento y le pone en la encrucijada. Pablo no tiene quien le escriba cartas, ni tiene quien lo entienda. Los errores del pobre Pablo llaman a su casa con la factura en la mano: cuando juegas a ser malote, siempre hay uno más malote que tu. Hacia abajo no hay límite, Pablo, eso deberías saberlo. A tu edad eso deberías saberlo.

Isabel se miró los videos tutoriales de Sarah Palin, copió las ideas más penosas de Puigdemont y solo con eso le estropeó la fiesta valenciana y taurina a Pablo, que anda desnortado y vociferante, pero a mil leguas de Isabel, la niña Isabel. Creo que muchos le susurran a Pablo: oye, Pablete, ríndete ya, tu eres un perdedor.

Los españolitos de la media España de allá desde siempre estamos temblando ante el empuje de la niña Isabel pero a la vez sabemos que alguien tan simple, tan burdo y tan barato jamás conseguirá mayoría para gobernar. Y sin embargo estamos tensos como jamás lo estuvimos con Casado el Desdichado, ese hombre a quien la mueca se le tuerce día tras día y sin remedio alguno.

En el otro lado tenemos a Pedro Sánchez, un tipo que parece caerse siempre de pie. Dicen que Napoleón escogía a sus generales entre los soldados que salían de la batalla sin un solo rasguño. Napoleón hubiese nombrado general a Pedro Sánchez: cuando peor lo tenía, Isabel le desmonta a Pablo y se lo ofrece a sus pies.

Isabel debe de tener tirón electoral, eso está a la vista y nadie lo duda. Pero los líderes como Isabel suelen desmoronarse muy aprisa, y más si son líderes del PP: acuérdense de lo que le sucedió a Cristina Cifuentes. Alguien de su mismo partido difundió el video de Cristina mangando en un súper: Mariano no estaba dispuesto a que una mujer le ensombrase. 

Les dejo, para terminar, unos versos de uno de mis poetas catalanes más estimados. 

A una dama muy joven, separada

Jaime Gil de Biedma

En un año que has estado
casada, pechos hermosos,
amargas encontraste
las flores del matrimonio.

Y una buena mañana
la dulce libertad
elegiste impaciente,
como un escolar.

Hoy vestida de corsario
en los bares se te ve
con seis amantes por banda
--Isabel, niña Isabel—

sobre un taburete erguida,
radiante, despeinada
por un viento sólo tuyo,
presidiendo la farra.

De quién, al fin de una noche,
no te habrás enamorado
por quererte enamorar!
Y todo me lo han contado.

¿No has aprendido, inocente,
que en tercera persona
los bellos sentimientos
son historias peligrosas?

Que la sinceridad
con que te has entregado
no la comprenden ellos,
niña Isabel. Ten cuidado.

Porque estamos en España.
Porque son uno y lo mismo
los memos de tus amantes,
el bestia de tu marido.


12 de nov. 2021

LA CUP PRESENTA SU NUEVO SHOW

Bienvenidos al nuevo show de la Cup, en finde y para todos los públicos.

Que un partido como la Cup esté negociando unos presupuestos autonómicos tiene su miga. Algo chirría en el concepto, pero es un chirriar cómico, y eso es mucho de agradecer. La Cup nos ha puesto de los nervios muchas veces, pero ganan las veces en las que el partido de las chicas antisistema nos ha permitido echarnos unas risas.

Vamos a ver: durante este fin de semana de la tormenta de Blas, la Cup reunirá a sus asambleas pastoriles y decidirá si sigue negociando con el gobierno regional, si rompe o si se dan un abrazo.

Recordarán ustedes, sin duda, aquella asamblea de la Cup en la que votaron si dar respaldo o tumbar a Artur Mas (el grandioso Mas) como presidente autonómico, y la votación terminó en empate a 1551 votos. Fue muy raro que el empate comunicado a la prensa no fuese un empate a 1714 votos, cifra que hubiese encandilado a la parroquia mucho más que 1551, que es el nombre de un cava -bebida de burgueses decadentes y de narcotraficantes.

Por si alguien todavía duda de la disolución del procés, solo nos faltaba la aportación de la Cup: lo que oyen, la Cup negocia unos presupuestos regionales. Sic transit gloria mundi. Entre las exigencias de la Cup está lo más previsible: mandar a tomar viento el proyecto del Hard Rock en Vilaseca, por ejemplo. Ojo. Y que conste que, a mi, ese proyecto también me cae muy mal.

Pero vayamos a lo esencial: quienes prometieron una república santo súbito, con un país nuevo feliz y trotskista, un poco anarquista, feminista, ecologista (o directamente vegano), ahora están debatiendo si dar el sí o dar el no a unos partidos que van des de la derecha dura y rancia de JuntsxCat a la democracia cristiana de ERC (democracia cristiana con achaques carlistas, por cierto). 

Las asambleas de la Cup deben ser un show digno de ser visto, y tanto es así que estoy por pagar entrada (en forma de impuesto revolucionario, por supuesto) en la asamblea de Vic o de Manlleu, ya que el divertimento estará asegurado. Ahí se reúnen artistas de gran valor: me imagino las soflamas de los pesados habituales, los idealistas cegados por la verdad abrumadora con chalé y piscina, el cliente habitual del Veritas, el viejo anarquista de toda la vida con Jaguar en la puerta, la maestra de escuela con residencia en La Cerdaña, marido ejecutivo de HP y verano en el paraíso de Doha -un horror, un horror-, el agricultor bio-eco, el creyente en las palabras de Josep Pamies, el ínclito vidente de les terres de ponent, un terraplanista muy anti-vacunas, un salvador de cabras abandonadas en los montes, tres turistas alternativos con cuenta en un banco de las islas X, dos cultivadores de marihuana revolucionaria y un tipo de Sant Hipòlit de Voltregà que lleva trece años escribiendo la obra definitiva: "La república àcrata de Catalunya en les epístoles de n'Aleister Crowley".

El espectáculo cupaire promete. La Bodega Bohemia no llegó nunca a tan altos índices de interés como la Cup, debe reconocérsele el mérito.

Si yo fuese Salvador Illa me estaría frotando las manos ante la perspectiva de un show tan grande. A Salvador Illa se le ha pegado la buena fortuna de Pedro Sánchez: cada cosa que les pasa es una oportunidad: siempre se caen de pie. Y quien peor se lo pasará este fin de semana será el presidente regional, royéndose las uñas ante la perspectiva de un empate a 1714 votos. Cada uno se forja su infierno. Alea iacta est.



9 de nov. 2021

CTHULHU IN GLASGOW

Hay quienes afirman que el desastre climático es imparable, irreversible. Que vamos de cabeza hacia un infierno de sequías, inundaciones, incendios (siempre provistos del adjetivo pavoroso) y otras calamidades. El panorama futuro, para los pesimistas (ecuánimes bien informados), es terrible y más cuando uno mira a su alrededor: contemple usted a sus hijos o a sus nietos y pregúntese: ¿vivirán en el infierno? ¿Su mundo se parecerá más al mundo de Mad Max que al del Señor de los anillos?

El cambio climático, pues, ya tiene algo de Cthulhu, el monstruo cósmico de los cuentos de H.P. Lovecraft, el que una vez invocado por la impericia, la estupidez o la ingenuidad del héroe ya no había forma de devolver a las catacumbas. Una vez Cthulhu ha aparecido en nuestro mundo ya solo nos queda el crujir de dientes.

No faltan entonces quienes señalan a los culpables. Los culpables, si hablamos de países, son los últimos que se han incorporado al desarrollo, al crecimiento, etc y al modeolo de éxito capitalista. Los que llevan dos siglos montados en el expolio y la quema de combustibles señalan a los recién llegados.

Del mismo modo, el conductor de un Tesla de 100.000 euros me miró mal un día, reprochándome que lleve un Citroën C3 de 12 años, gasolina y humo (que me costó 3.000 euricos de segunda mano). El contaminador era yo: el hombre rico al volante de un Tesla estaba cuidando del planeta, el mismo planeta que yo maltrato al volante del C3 cuando voy y vuelvo del curro por la carretera de los baches que discurre entre la incineradora municipal y el crematorio del cementerio.

-¡Los andaluces cultivan aguacates cuando no tienen el agua suficiente! ¡El aguacate andaluz es una fruta insostenible! -exclamaba una ecologista catalana en una emisora catalana. Señalar al malo, al pobre, al culpable es fácil: y siempre es otro.

Nada se dijo, en esa emisora catalana, del asunto del porcino catalán, negocio sobre el que se calla de un modo sospechoso, aunque algún día estallará el asunto del cerdo en Cataluña, y será un estallido digno de ser visto. No se habló de los litros de agua que consume una granja de cerditos, ni del embrollo tremendo de los purines. Y recuerden ese dato: en Cataluña ya hay más cerdos que seres humanos. Pueden bromear sobre el dato, pero el dato es cierto.

El pobre, el último, el recién llegado: ese es el culpable de la llegada de Cthulhu, el responsable de que sus nietos (esos lindos retoños que son un amor) vayan a vivir más pronto que tarde en una tierra infernal, desertizada, quemada, arrasada por tormentas apocalípticas.

Cthulhu se ha asomado por Glasgow y se le ha visto el hocico rupestre. Muchos han sentido su aliento fétido en el cogote (Lovecraft habla de un hedor como de miles de peces podridos). Y entonces han señalado al pobre, o por lo menos al más pobre que tu. No es que Greta Thunberg sea santa de mi devoción, pero algo de razón lleva la chica cuando acusa a los reunidos en Glasgow de palabrería vacía y de cinismo. Aunque todos deben pensar lo mismo: la hecatombe llegará dentro de 80 o 100 años. Para entonces la ciencia habrá avanzado una barbaridad y... y si no... y si no, en cualquier caso, yo ya no estaré. Que lo resuelva el nieto de Pedro Sánchez.


8 de nov. 2021

A falta de presos, toca la lengua

El nacionalismo necesita de un enemigo y debe sentirse víctima de algo. Sin esas dos premisas, ningún nacionalismo sobrevive. Al catalán le han quitado los presos: ya no hay que reclamar amnistías, ni poner pancartas en las instituciones, ni lazos en el abrigo caro. Por las aceras, banderas estrelladas que el viento lleva, mortajas coloridas de una ilusión guerrera. Quedan algunos lacitos, pero son escasos y quien lo lleva ya no recuerda muy bien, y quizás piense que esa salpicadura amarilla le da un aire exclusivo.

Al nacionalismo catalán le han quitado sus presos, esos mártires relucientes y pomposos que exhibían en los escaparates. Convertidos en ciudadanos libres e iguales, los antiguos presos no tienen nada que decir, nada que aportar. O muy poco. Y lo poco que aportan son tautologías, remiendos de eslóganes, banalidades. Quedan, eso sí, algunos supuestos exiliados, cada vez más difuminados en la neblina de lo inane, desprovistos de discurso, entrando en el olvido en silencio, sin mirar atrás.

¿Como podemos mantener la llama que nos mantenía vivos? ¡Sin nacionalismo no somos nada porque no tenemos nada que hacer! y la vida es solo tedio. A algo hay que agarrarse. La batalla de la lengua catalana siempre ha sido útil para avivar emociones, y ninguna emoción es más poderosa que el miedo: el miedo a la muerte supera a los demás miedos y por eso debemos soltarle a ese pueblo que es un solo pueblo, que su lengua, la sacrosanta, está a punto de fallecer. De fallecer a manos de la lengua del enemigo, claro, ya que sin enemigo no hay asunto. Estamos en las mismas.

Del "Espanya ens roba" y por eso debemos salir de España, al "Espanya ens mata la llengua" y por eso debemos matar nosotros primero la suya, la otra, la mala, la del enemigo eterno: el enemigo del nacionalismo debe ser secular. Tras la defensa del catalán hay, más o menos indisimulado, el odio a la lengua del vecino y el deseo, nada secreto, de arrebatarle su lengua.

Atribuirle al castellano el asesinato del catalán es más bien burdo, ya que el mal estado social del catalán creo que solo es atribuible al propio catalán y a sus instituciones, torpes y muchas veces ridículas. Así, la defensa del catalán toma las riendas del esencialismo purista, otra vez los tintes xenófobos y supremacistas: maestras, licenciadas, periodistas... todos se suman a la irracionalidad sin tapujos. Piden delatar al profesor que habla castellano, como si hablar castellano fuese similar a profesar una religión satánica, como antaño se delataba a la bruja o al judío.

Anda por ahí una profesora de lengua catalana llamada Carme Junyent que se ha rebotado contra el lenguaje inclusivo en nombre de la salvaguarda de las esencias, y habla como si el pobre Pompeu Fabra (otro culpable del mal estado actual) se hubiese reencarnado y anduviera por las calles advirtiendo del fin de los días. De los días en catalán. La reacción contra el lenguaje inclusivo de la señora Junyent es una forma de esencialismo sin futuro. Y tal vez sin presente. La sociedad no camina hacia donde ellos miran, hacia donde ellos señalan.

El catalán estaba medio bien hasta que el procés lo jodió.

5 de nov. 2021

XAVIER RIUS, CUANDO LOS PERIODISTAS SON LA NOTICIA



Es muy grave lo que le sucedió a Xavier Rius, el director del digital e-Notícies: el Parlamento catalán le ha retirado la acreditación para acudir a las ruedas de prensa de la portavoz del gobierno. Y todo por preguntar sobre el mal gusto (el mal gusto de una broma pedófila, para más señas) de unos humoristas de Tv3, es decir, de unos supuestos humoristas pagados con dinero público.

Lo de los bromistas de Tv3 lleva años pisando la delgada línea roja del insulto a quienes no piensan en nacionalista, en la raya del delito. La respuesta de la institución catalana al prohibirle el acceso a un periodista nos indica el talante que hubiese tenido su republiquilla, la de los 8 segundos: eso va de democracia, aseguraban. Pero cuando un periodista molesta un poco se le echa a la calle. Lo dicho: pura democracia. O democracia sí, pero a la catalana. El tufillo autoritario siempre ha estado en la cosa nacional catalana, y parece que el tufillo no cesa.

Sin embargo... ¡ay! siempre hay un sin embargo. Debo decirles que ojeo el e-Noticies con un interés menguante, ya que aparte de sus cosas con el procés, Rius suele bordear una ideología poco disimulada. La última: quiere que todo el mundo se entere de la nacionalidad del agresor machista de Lérida. Y lo explicita no en uno, si no en dos noticias. Que quede claro.
 
Son frecuentes las entradas en su digital referidas a agresiones de los "menas", a la inseguridad en las calles y etc, siempre con el foco puesto en los "extranjeros". Nunca ha contrastado ese tipo de noticias, nunca nos ha dicho cuantas agresiones cometen los extranjeros comparándolas con las que cometen los nacionales. Si quieren tener esos datos no los busquen e-Noticies, ya que allí no están. Incluso recuerdo entradas bastante lamentables cuando el Open Arms llevaba rescatados en el mar hacia España, insinuando barbaridades muy previsibles entre quienes sostienen esas ideologías. ¿Cuentan la nacionalidad de los políticos corruptos? ¿La de los banqueros delincuentes? ¿Nos explican la nacionalidad de los timadores de abuelas y abuelos? ¿Insisten en la nacionalidad del asesino y violador de Logroño? ¿Insisten en la patria de nacimiento del Rey del Cachopo?

El caso de Xavier Rius nos demuestra que la víctima también puede ser un agresor, ya que fue víctima en un caso y agresor en otros: ¿acaso no es una agresión insistir reiteradamente en la nacionalidad de un violador, como si eso fuese relevante?

Se lo diré de otro modo: el "procés" creó extraños compañeros de viaje, y le agradezco a Rius su posición valiente frente a los políticos secesionistas. Pero ahora, cuando el procés periclita y se diluye, ya va siendo hora de recuperar las ideas claras: eso no es periodismo, es amarillismo puro. Por no decir xenofobia.

4 de nov. 2021

LAS EXPERTAS DE LA LENGUA CATALANA EN RAC1 DICEN

Cazo al vuelo una tertulia en la radio, RAC 1.

Cuando uno va en coche, a la vuelta del trabajo, quiere escuchar la radio y no está dispuesto a escuchar hablar de fútbol, suele sufrir de lo lindo. Saltando por el dial, solo escucho Messi, Mbapé, Dembelé, un tal Xavi. No he trabajado nueve horas para tragarme monólogos sobre un tal Xavi.

Y así, de emisora en emisora, huyendo del deporte y de sus horrendos expertos de voz trompetosa, caí en un tertulia en Rac1, la emisora del señor Conde. Aparentemente era una tertulia cordial y seria sobre la situación de la lengua catalana, en donde hablaban del porqué los jóvenes abandonan más y mejor el catalán en los últimos diez años.

De repente llega una tertuliana que es presentada como experta en sociolingüística por una universidad catalana (universidad online), y se las da de científica, con títulos grandilocuentes. Por más ciencia que acumule en su currículum, la señora suelta que el problema del catalán radica en que los catalanes de veras debemos ser mucho más militantes de la lengua. Y se queda tan ancha.

Entonces, poco a poco, voy descubriendo que, de los cinco o seis tertulianos (y tertulianas), solo uno mantiene las ideas claras y aporta datos científicos de demografía y de estudios, y no se deja arredrar por el argumentario patriótico-emocional de los demás, que actúan como una pandilla.

En un momento dado, el tertuliano solitario y lúcido suelta lo que debe soltar: la Generalitat lleva 40 años con competencias exclusivas en lo de la lengua y luego está lo innombrable: las consecuencias del procés.

Los demás culpan a Ciudadanos y por consiguiente al PSC, y les acusan de... romper la convivencia en Cataluña. Nada más y nada menos.

Como se pueden imaginar, los ataques más graves se los ha llevado Salvador Illa, el nuevo malo para la tribu del cromañón catalán.

Pero todos lo saben: el procés no tan solo no les llevó a la independencia, si no que ahora llega la factura, tras el descalabro económico y emocional.

La vinculación entre patria, independentismo y lengua tiene una víctima evidente: el catalán pierde hablantes.

Cuando una lengua se asocia a una ideología, se socava la lengua.

1 de nov. 2021

Guifré el Pil·lós mor als patis de les escoles

La fiscalització dels usos lingüístics als patis de les escoles no és d'ahir. Du molt de temps preocupant les autoritats educatives, algunes mestres, periodistes i militants de la cosa lingüística en general. Darrerament, però, l'atzagaiada ha pres una dimensió més gran, paral·lela a la fi del procés. Ja no demanen la independència: demanen que els infants parlin en la llengua de Guifré el Pil·lós quan juguen al pati. És, segons diuen, una batalla imprescindible per la supervivència de la llengua de Guerau de Liost.

A mi em sorprèn que, qui afirma que la immersió lingüística és un model d'èxit inqüestionable, sigui el mateix que veu amenaçada la llengua immersora perquè els infants parlen en la llengua que volen, que senten o que escullen mentre juguen al pati. Llavors... potser la immersió no va ser un model d'èxit i tocaria qüestionar-la.

Fa alguns anys hi va haver docents que vam plantejar si calia retirar els camps de futbol dels patis de primària i de secundària, vist que el futbol sol dur més conflictes que beneficis, i més lesions i violència que mediació, convivència i pau. Jo, els he de dir que no he sabut veure mai aquells "valors de l'esport" que alguns ens volen fer creure que viuen dins d'una pilota de futbol xutada amb fúria. Quin argument van fer servir els defensors del futbol al pati, en aquella ocasió? Molt senzill: ens van respondre que els infants han de jugar com vulguin i al què vulguin, ja que el pati és un espai de joc lliure.

Els podria respondre el mateix que em van respondre a mi, als militants furibunds de la Plataforma per la Llengua que volen suprimir el castellà, imposar el català i vigilar la llengua en la qual es relaciona un infant durant la mitja hora de joc lliure al pati?

Torno enrere: si el model de la immersió era un model d'èxit... ¿com s'explica que calgui intervenir als patis per canviar la llengua dels jocs i les interrelacions? Alguna cosa fa tuf de podrit: tal vegada la immersió és un dels fracassos més grans (i més cars) de la història de l'escola a Catalunya. Tal vegada la realitat és més tossuda i, en qualsevol cas, d'entre les dues llengües oficials a Catalunya, n'hi ha una de més competent, de més amable, de més assequible. Hom només parla allò que millor li serveix per a obtenir l'objectiu del parlant: comunicar-se, entendre's amb l'altre, relacionar-se.

Ningú, quan parla, no té per objectiu esdevenir un guerrer de la llengua. Ningú no pretén salvar una pàtria quan li parla a l'amiga. Tan sols vol parlar-li i a l'amiga, i que l'amiga l'escolti, i tenir un diàleg amable, afable, sense pàtries ni banderes entre els mots -i les emocions que els mots transmeten.

Sembla mentida que una evidència tan senzilla i tan clara no sigui acceptada pels nostres guerrers: cada cop que vigilin, fiscalitzin i finalment prohibeixin una llengua hauran guanyat uns quants parlants més per a la llengua prohibida, ja que li hauran donat el certificat de llengua de llibertat. Tan difícil és admetre que a Catalunya es parlen dues llengües oficials (i desenes d'altres, no oficials)?.

Segurament el problema arrenca de quan a una de les llengües se la va denominar "llengua pròpia", concepte aberrant que indica que el territori parla, quan només parlen les persones que hi viuen en cada moment. 

Es fa impossible saber en quina llengua es parlava en aquest territori que avui s'anomena Catalunya ara fa mil anys, però sí que sabem, per les dades històriques objectives que tenim, que el castellà i el català eren presents al segle XVI. I que, en determinades èpoques, el castellà fou la principal llengua dels mitjans de comunicació escrits (no tan sols de l'àrea de Barcelona). En síntesi: el castellà seria tan propi de Catalunya com el castellà, en el cas que hi hagués llengües pròpies. Els deixo una pregunta: quina era la llengua pròpia del territori que avui anomenem Califòrnia, al segle XII? La resposta és tan senzilla que fa por formular-la. En quina llengua parlen els infants als patis de les escoles de San Diego, a dia d'avui?

El problema no sembla que tingui una solució fàcil, perquè el sector guerrer no està disposat a negociar res, ni tan sols a negociar amb la realitat sociolingüística. 

I aquest és un problema greu, perquè tal com anem, i mentre es plantegi que una de les llengües vehicula una ideologia nacionalista, es corre un risc molt important. Podria ser que jo, fill de mare catalanoparlant, decideixi abandonar la llengua materna. Em poso a mi com a exemple d'un fenomen que podria esdevenir-se aviat, a no ser que ens decidim, per fi, a admetre les realitats i a pactar formes de convivència realistes i models educatius democràtics.