En la otra foto se va a una familia que podría ser la misma, sentada en un saloncito moderno, limpio y aseado, luminoso. Podrían ser los mismos 30 años más tarde, aunque los hijos ahora muestran una piel blanca sin dubitación. En el mueblecito detrás del que posan se distingue una figura de plástico de la Virgen de Montserrat, un mapa de Cataluña pegado en la pared con chinchetas y la banderita cuatribarrada cuyo mástil, del tamaño de un mondadientes, está hincado en un cubo de metacrilato que parece un cubito de hielo. La foto segunda rezuma modernidad y, las sonrisas, un bienestar futurista muy deseable.
El eslógan de la campaña, en letras gordas y verdes, reza así: "Integrados somos felices porque somos del pueblo".
El texto cuenta de qué trata eso: se propone que, voluntariamente, las familias procedentes de la emigración extracatalana (sic) se trasladen a vivir a zonas del interior de Cataluña. Se enumeran algunas: el Pla de l'Estany, l'Osona, parte del Ripollès y la Garrotxa. Se detalla que hay unas casitas monísimas dispuestas para ellos. Humildes, sí, pero también dignas. La Generalitat, a través de la Oficina para la Integración Racional (dependiente de la Conselleria de Presidència) se hará cargo de los costes de la mudanza y les prestará ayuda activa (sic, otra vez) para encontrarle lugar de trabajo al padre de familia y plaza escolar para los chicos. Se informa de que no se les exigirá matricularse a cursillos de catalán, puesto que "el entorno será educativo, integrador y acogedor en la línea de lo que siempre fue Cataluña, tierra de acogida sin par".
A continuación leemos dos testimonios de primera mano. El primero es de un tal Manuel, ahora Manel, reubicado en el lindo pueblecillo de Santa Pau. Manel cuenta como fue querido y animado por sus vecinos nada más llegar adonde él, ahora avergonzado, confiesa que le pareció un "villorrio inmundo", y relata cómo cambió su vida para mejor, cómo aprendió la lengua de Verdaguer en un santiamén gracias a que todos le hablaban en la lengua de Fabra, como tardó poco en olvidarse del flamenco y del fandango, cómo se enfrascó, con pasión y entusiasmo, en la lectura de "La plaça del Diamant", y lo contento que está de que sus hijos regresen a casa proclamando a los cuatro vientos: "papà, sóc català i ara tots m'estimen, i el veï solter Jordi-Roger em dóna carquinyolis amb vi ranci per berenar". Manuel recita fragmentos enteros de "Terra baixa" de Guimerà y canta "L'emigrant" según la versión de Núria Feliu. Y no solo eso: Manel se aprendió de memoria tres artículos de Pilar Rahola en la Vanguardia y los proclama con la soltura de un rapsoda en la plaza mayor. De ese modo, Manuel recibe propinas de los pueblerinos, que le lanzan monedas con entusiasmo y le empujan a seguir por el bello sendero de su nueva vida en la verdad.
El segundo testimonio es de alguien que se llamaba Maricarmen y ahora es "la Carmeta", mujer jubilada nacida en Úbeda reubicada en Sant Joan de les Abadesses, donde participa en el grupo de teatro amateur de Mossèn Plàcid Sobrequés y su sobrina, sor Oportuna Sobrequés (están ensayando "La Verge i el jove del flabiol") y acude cada tarde al local de la asociación de puntaires, en donde se ha sentido por fin acogida y parte de la comunidad: acogida como nunca, sostiene. "Visto desde ahora -relata la Carmeta en catalán- siento que mi vida de inmigrante en el Gornal, donde jamás hablé catalán e incluso lo repudiaba por lerda e ignorante, fue una pérdida de tiempo descomunal. Ojalá hubiesen lanzado la campaña "Integrados somos felices, somos del pueblo" mucho antes, vaya pérdida de tiempo fue mi vida lejos de la catalanidad bien entendida. Fuera de la catalanidad no hay felicidad, añade la Carmeta con los ojos humedecidos (1).
El verano terminó y llegó el otoño. En otoño aparecieron unos nuevos panfletos en los buzones del bloque 63. Esta vez estaban impresos en amarillo, rojo y negro. Se informaba a los vecinos que no se habían acogido a la campaña generosa "Integrados somos felices" de que la gracia y las ofertas habían caducado. El traslado era simplemente obligatorio, y se debía proceder en un período de tiempo no superior a un mes natural. Pocos días después, cada vecino recibió una carta con el logotipo de la Conselleria d'Interior (Departament de Requalificació nacional) en donde se les precisaba el lugar asignado para la reubicación. Muchos tuvieron que buscar en Google para conocer los pueblecitos o las aldeas a donde les destinaban. Más tarde se fijaron en la letra pequeña: la Generalitat no les prestaba ninguna ayuda para el traslado ya que, como todos sabrán, vivimos en tiempos de crisis y penurias y grandes dificultades, el Estado Español nos niega las subvenciones y todos debemos arrimar el hombro por el bien común, no es tiempo para egoísmos y etc.
Por lo que se cuenta, una vez vaciado el bloque 63 se procedió a tapiar meticulosamente sus accesos y puertas y ventanas hasta la altura del piso tercero. Luego empezó lo mismo con el bloque 57.
Jordi Basté, en su alocución matutina a los catalanes, contó con delectación que se percibía un desplazamiento de habitantes de un barrio del Hospitalet hacia las comarcas centrales del país, a lo cual una contertulia de la Cup quiso apostillar que eso era algo bueno para Cataluña y su clase obrera. Luego, Basté contó los posibles fichajes del Barça para la nueva temporada, y después anunció la primicia: la inminencia de un nuevo disco de Lluís Llach, noticia que captó la atención, debates y llamadas jubilosas durante toda la mañana.
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[1]. Es decir: extra ecclesia nulla salvatione.
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[1]. Es decir: extra ecclesia nulla salvatione.
Si todo sale bien, en las próximas elecciones se podría encargar a un historiador del Koinè una nueva adaptación del 1984.
ResponEliminaSería lo justo y necesario, como dice a pie de Ronda general Mitre, la madre superiora.
Si lo que escribe el de Koiné es ficción, me alegraré. Viven en la ficción, es su lugar. Lo malo sería que se lo encargaran a un sociólogo. Y viva la Madre Superiora Imputada.
EliminaNo sabia nada de todo esto y eso que yo vivía en l'Hospitalet (Pubilla Casas y luego Santa Eulalia) tuve amigos de Polígono Gornal un barrio cuyos pisos fueron sorteados. En 1983 acabe en Banyoles por casualidad (nos habíamos quedado sin trabajo) para mi fue amor a primera vista. Solo decirte que nosotros (mi marido, hijas y yo) ya teníamos más dominio del catalán que los banyolines (mis hijas iban a escuela activa catalana y en Banyoles la enseñanza pública aún no se hacia en catalán). Todas mis correrías me han llevado a reconciliarme con mis raíces andaluzas y manchegas. Con mis hij@s no hubo problemas, para ellas era un regalo cuando llegaban sus abuelos, tíos y primos de l'Hospitalet, después tener un profesor independentista y dictatorial afianzo sus raíces anti independentistas. Yo sigo amando a Banyoles pero nunca me he adaptado del todo a su idiosincrasia. Paso mucho tiempo por "las españas" como dicen por aquí y sigo enamorada de mis otras tierras. Soy una charnega desagradecida, que farem....
ResponEliminaPerdona, pero me he quedado "in albis". ¿Esto es más o menos real o es ficción?
ResponEliminaPorque yo viví en los 70 en Hospitalet de Llobregat, cerca del Polígono Gornal (que por cierto, si no recuerdo mal, eran viviendas sociales de aquellas del yugo y las flechas) y no recuerdo nada de eso.
Y los inmigrantes de ahora... los inmigrantes de ahora ya se ocupan ellos mismos de okupar viviendas en el Maresme.
Esto es una ficción, por supuesto, y basada en una novela distópica de Philip Roth que trata de los judíos en la América de 1941. Yo no viví en el Gornal, sinó en la calle Industria, entre otras muchas familias de catalanes pobres. En el portal de mi bloque también estaban el yugo y las flechas, y estuvieron allí hasta hace poco. Sobre ocupaciones en el maresme no sé casi nada. Lo único que sé sobre el tema es la ocupación de una casa del Maresme a cargo de hijos de catalanes muy catalanes y con muchas posibilidades. Si ahora hay inmigrantes sin dinero que se meten en casas abandonadas, la verdad, no tengo nada que decir, salvo que yo, en su lugar, haría lo mismo. ¿Tu no?
Elimina¡Ufff, qué susto me habías dado!
EliminaEl tema de las okupaciones tiene varias vertientes porque desde luego es injusto e indefendible que existan viviendas vacías y familias (sean o no inmigrantes) que no tienen dónde vivir. Y familias que sí tenían donde vivir pero fueron expoliadas por bancos voraces, aprovechando la crisis que ellos mismos habían provocado.
Pero también se da, y mucho, esa situación que mencionas de pijos de buena familia que se disfrazan de perroflautas y okupan viviendas que tal vez estaban desocupadas por causas muy ajenas a sus dueños legales.
Y la otra vertiente, que es la que se está dando en el Maresme, es la causada por "menas" (dicho sea sin ánimo peyorativo, porque "menores no acompañados" son, generalmente de origen marroquí) que "rebosan" del Barcelonés y okupan edificios enteros en Mataró, Premiá y aledaños, siendo la okupación en sí el menor de los problemas que causan en los lugares en que se establecen.
"La Conjura Contra América". Lo tengo en cola pendiente de lectura, y si no recuerdo mal, una plataforma de TV por cable ha estrenado una serie basada en la novela.
ResponEliminaA algunos ya les habría gustado que en el pasado esta distopia hubiera sido realidad.
Pero por suerte, la sociedad real en Cataluña, es mestiza y aún los será mas todavía ( eso tu lo puedes certificar ).
Al tiempo, van atener que reconocer el chino como tercera lengua oficial.
Pero bueno, estos días nuestros "indepes" andan en el desasosiego tras conocerse que en un auto judicial se refieren al la familia Pujol como una organización criminal con funciones individuales perfectamente delimitadas. Y en correspondencia, acabo de oír unas declaraciones del señor Buch "tronando" contra la familia real.
No tienen remedio.