Que la vida iba en serio uno lo descubre tarde y, también, cuando se le mueren los que sintió como los suyos, más allá de la sangre y los lazos opresores. Surge un indudable sentimiento de orfandad ante la muerte de los que nos han acompañado, incluso sin saberlo, durante décadas. Algunos nos han acompañado durante más tiempo que algunas parejas.
A Juan Marsé, al que sólo conocí una vez, por teléfono, antes de mandarle una entrevista por correo electrónico, le considero alguien muy próximo, con esa familiaridad rara que nos transmiten aquéllos de quienes hemos ido siguiendo sus pasos, sobretodo sus palabras, sus libros, sus huellas, esa larga estela de libros que forman la educación literaria de uno y, a veces, la sentimental. Aprendí sobre Barcelona y sobre Cataluña con Marsé más que con algunos que se las dan de autoridad en la historia o en la sociología. Si se me viene un nombre a la mente cuando leo "literatura catalana contemporánea", ese nombre es el de Juan.
Aunque llevaba tiempo advertido ("Juan está muy malito"), la noticia de la muerte me abofeteó en la cara. La muerte se comporta así, desafiante y vengativa como una amante despechada. Luego vino la sorpresa desagradable, al observar atónito -por más que advertido, de nuevo-, la repercusión de su muerte en el mundillo siniestro, minúsculo y grotesco de la cultureta catalana. En Tv3 dieron la noticia después de las incidencias del tráfico y fueron varios los intelectualillos de la cosa catalana que expresaron de él: no era catalán, despreció nuestra patria, etc. Es mejor no escuchar mucho a esas vocecillas rencorosas a las que, en realidad, solo les mueve la envidia ante el que es, sin duda alguna, el mejor escritor catalán del siglo. Le desprecian porque escribió en castellano, y les importa poco que nos haya dejado las mejores novelas catalanas, muchas de ellas destinadas a clásicos del XX.
De haberse subido a los hombros de Juan Marsé, la novela catalana del XX y del XXI hubiese caminado a hombros de gigantes. Pero se conformó con la espalda de los enanos (y de las enanas, claro).
Ante la ignominia de los que pretenden ser de mi tribu pero no lo son porque no dispongo de tribu -y menos la caníbal tribu catalana-, me propuse hacer un acto de desagravio íntimo. Me puse a releer "La oscura historia de la prima Montse", que me encanta, una de mis tres obras preferidas de Marsé. Y luego, casi por casualidad, di con "Juan Marsé habla sobre Juan Marsé", la larga entrevista filmada por Augusto M. Torres en 2012, en el piso del escritor de la calle Bailén. Durante la visión de la entrevista, en la que Marsé repasa en orden cronológico su obra, anoto algunas frases:
- Escribo en castellano porque me da la gana. Hay otra explicación, pero es larga y aburrida.
- Mis referentes literarios, de niño, los leí en español. En catalán, en mi casa, solo había algo de poesía de Salvat Papasseit y un tomo de "Genoveva de Brabante".
- El escritor empieza por ser un gran lector.
- Me molesta mucho la confusión que se da [en Cataluña] entre lengua y patria.
- La patria del escritor no es la lengua: es el lenguaje.
- ¿El patriotismo? Una definición que me gusta mucho es la que da el personaje de Ingrid Bergman en "Encadenados" (Notorious, A. Hitchcock, 1946): "Conozco a los patriotas: son los que sostienen la bandera con una mano y con la otra te vacían los bolsillos".
- Sí, estuve en el jurado del premio Planeta aquél año en el que se premió el bodrio de Maripau Janer. Luego dimití.
- Mi relación con la censura franquista es, en realidad, casi de agradecimiento. Se leyeron mi obra. Me propusieron cambiar "pechos" por "senos", y "muslos" por "antepierna"; no dijeron nada de algunas ideas políticas del libro (Últimas tardes con Teresa).
- No me interesa la novela negra, y menos ahora, cuando parece que todo el mundo quiere hacer novela negra. La novela negra se terminó hace muchos años.
(Tal como sucede cuando tratamos de los relevantes, a partir de cada una de estas frases se puede escribir un artículo por lo menos. A propósito de la censura franquista: urge hablar de la autocensura o de algo mucho peor que sucede en Cataluña: la autoimposición de escribir, cuando se escribe en catalán, para agradar y complacer al régimen nacionalista de la Generalitat, fenómeno mucho más lúgubre que la censura).
Tras una hora y media de luz blanca, fundido a negro.
Gracias por compartir y hacernos recordar a Marsé.
ResponEliminaEl tema patria, idioma y demás está muy manido, ya lo sabes, con decir que han traspasado en Cataluña 15 millones de euros para lo de la Covid19 al fonde de TVE3 porque van fallidos de casch, está todo más que dicho.
Les falta vergüenza y les sobra desfachatez. leí por Tuitter al respecto de Marsé y desde la páginas de ciertos políticos, que había "un español menos", y el resto lo reafirmaba.
Vale la pena saber con quien te juegas los cuartos, no hay nada como saber que el que está enfrente juega con las cartas marcadas, es como el fajador en el ring, te caen los golpes, pero duelen menos porque los esperas y vas preparado.
Te insisto y no dejo de recordarlo: nos gobiernan los últimos de la clase, y estos no delegan a mejores porque les robarían el puesto.
Dicen que en catalán y para este Sant Jordi Jodido, el libro que más se vendió en catalán fue uno de la Rahola.
No me lo creo, y si fue así peor, porque ya ves que clase de "literatura" se lee.
Salut
Los números de ventas por sant Jordi siempre me han parecido dudosos, ya que siempre muestran un sesgo raro. Que el libro más vendido en catalán sea el de Rahola muestra que (si fuese verdad): el lector en catalán ha perdido la razón (el seny) o no tiene ningún criterio literario.
EliminaY por otra parte: piensa que separan las ventas en catalán y castellano por un motivo propagandístico: el más vendido en catalán se ha vendido tanto como el último de la lista en castellano.
De las frases de Marsé se deduce que lo tenía claro, que era sincero y que su silencio ordinario (no el de la enfermedad) era oro frente al ruido. Brindo por él y lo que nos significa.
ResponEliminaTe pego aquí un comentario que me han dejado en otra parte, para poner una nota alegre: "Mientras llega la felicidad". Todo admirador de Marsé debe leer esta fabulosa biografía. Ejemplo: el personaje de Pijoaparte se le ocurrió al ver a un immigrante español en Suiza, que cantaba: si quieres que te la meta /al estilo cartagena/pon el culo boca arriba/y el vientre sobre la arena.
EliminaNo me van mucho las biografías y menos las de escritores (con esas muestras que tenemos aquí: Cela, Umbral, Sánchez Dragó, Vargas Llosa... ¿a quién le importan las vidas de semejantes individuos?), me importa más conocer su obra. No obstante, creo que con Marsé haré una excepción; me lo pongo en lista.
EliminaPor cierto, y para conocer un poco el mundillo intelectual español desde la postguerra hasta casi la actualidad, acabo de leer uno muy ilustrativo: "El cura y los mandarines" de Gregorio Morán Suárez. Lo recomiendo.
La verdad es que soy poco de biografías (y menos las autorizadas), pero hay excepciones. Si te quieres divertir con un grandioso libro sobre vidas y obras de escritores españoles, nada como "Las armas y las letras" del magnífico leonés Andrés Trapiello.
EliminaL'autor ha eliminat aquest comentari.
Elimina(Perdón, siempre olvido cerrar los paréntesis, repito mi mensaje:
EliminaPor cierto, y ahora que busco información sobre Gregorio Morán, veo que tiene al menos dos libros sobre el "prusés": "La decadencia de Cataluña: contada por un charnego" y "Memoria personal de Cataluña (Investigación nº 171)". En éste último cuenta cómo fue despedido de La Vanguardia a raíz de un artículo (que fue censurado y no llegó a publicarse) en el que se decían cosas como lo siguiente:
"Ahora bien, atendamos al cese de Albert Batlle como jefe de los mossos d esquadra y su sustitución por el delincuente «legal» Joaquín Forn -podría llamarse así a aquel que rompe la legalidad cuando le peta en función de sus intereses políticos-. Lo hizo en los Juegos Olímpicos del 92; la pitada al Rey; la campaña «Freedom for Catalunya»... Es decir, que a partir de ahora quien controlará los mossos d'esquadra es un tipo dentro de toda sospecha, que no cumplirá más que la que le exijan los ilegales. No quisiera incluir aquí su amplio currículo como talibán de la barretina.
Estamos en manos de un personal que bordea la ley, y que lo hace con el ánimo no sólo de incumplirla, sino de imponer la suya, que no es otra que ir a la ruptura y provocar un conflicto no sólo cívico sino violento. Necesitan algún muerto que sirva de símbolo a la asonada. En ocasiones pienso que estamos rememorando las guerras carlistas, a las que son tan agradecidos gran parte de estos fanáticos del enfrentamiento. «Un muerto salvaría a Cataluña» es el lema escondido entre los conspiradores de esta farsa."
Esto... o sea... quería decir "(Perdón, siempre olvido cerrar los paréntesis), repito mi mensaje:"
EliminaXDDD
El paralelismo que hace Morán con el carlismo me parece muy oportuno: el carlismo está presente en todo el asunto independentista, como si aquél virus se hubiese quedado en donde apareció, a saber: Cataluña y País Vasco. El deseo de obtener un muerto que se pueda presentar ante el mundo como señal de que su lucha debe ser tenida en cuenta es obvio. El problema es que nadie se presta a ser el muerto, pero con el tiempo lo conseguirán. Si no les paran los pies de una vez por todas. Un amigo está escribiendo una novela conspiranoica que parte de un atentado a Puigdemont, y si lo piensas bien eso podría ser definitivo.
EliminaJ. VICENTE, el libro de Gregorio Morán es beno, pero como en todo, contiene un pequeño error al referirse a Ernest Lluch.
ResponEliminaNo voy a sacar en colación el porqué, simplemente mantengo una intimísima amistad con un colaborador de E. LLuch, y que mantenían amistad hasta que la eta (minúsculas) acabó su la vida, seguidor además de G. Morán, y que fue quien hace un año y pico, cuando salió el libro por Arkal, me lo dejó prestado advirtiendome de la errata (política) que G. Morán había escrito sobre Lluch.
Quiero decir con esto, que en ocasiones G, Morán no señala con claridad situaciones que no ha vivido en primera persona, y que acusa con displicencia. Por lo demás, soy un seguidor de él y mantengo absolutamente todos los recortes de sus Sabatinas Intespectivas de La Vanguardia, de donde lo expulsaron de un día para otro, por no lamerle el culo a don Godó y su director de diario.
Salut
Creo que Morán es discutible, en efecto, y que como todo opinador inteligente y agudo merece ser analizado. Es una referencia necesaria para los que pensamos que una Cataluña independiente sería un horror totalitario y que justamente por eso aborrecemos la opción independentista. Pero debe ser discutido racionalmente.
EliminaYa tengo en cuenta que ni Morán ni ningún otro son depositarios de la verdad absoluta ni libres de tener a su vez esqueletos en el armario, como cada quisqui (tampoco Lluch era perfecto, aunque su calidad de martir haga considerarlo más cerca de ese estado). Pero en ese libro de los mandarines tiene retratos muy acertados de gente como Fraga, Pío Cabanillas, Suarez... y tantos otros gerifaltes franquistas, y tantos escritores que les bailaban el agua.
EliminaPor cierto, creo que uno de los libros que he mencionado, "La decadencia de Cataluña", en realidad es una recopilación de esas "sabatinas" que mencionas.
Ahora , además, se ha metido don Carod Rovira hablando de la lucha armada, de los mossos, los agentes rurales y los bomberos como fuerza de choque para ir en una supuesta rebelión contra España.
ResponEliminahttps://www.naciodigital.cat/opinio/21848/control/territori
Nadie nos cuenta de que este señor se llama en realidad Josep LLuis Perez Rovira, si Perez. Hijo de un funcionario de la Guardia Civil; aragonés emigrado a Cambrils, (como tantos maños).
No hay nada tan patético como cambiarse el orden de los apellidos para parecer más catalán. Es como la fe del converso, pura hipocresía.
Salut
He leído el artículo de Carod (de Pérez, en realidad), y me he quedado a cuadros. No hay inteligencia ni dignidad algunas en el independentismo. Este individuo simuló ser un independentista democrático, razonable, constitucional, con su rollo de la "pluja fina" y demás memeces de pueblerino de la avellana. Ahora (a la vejez viruelas) nos sale con el control del territorio, que significa control de las personas que viven en el territorio, ya que el territorio solo son piedras. Es bochornoso y asqueroso. Y me duele empezar hablando de Marsé y terminar por Carod, que es un imbécil integral.
EliminaNo sabía lo de los apellidos. Hubiera sido oportuno el conocimiento de ese hecho cuando aquella famosa comparecencia televisiva en la que un miembro del público le llamaba "Sr. José Luis" y él, con esa actitud agria y chulesca que le caracteriza, decía aquello de "aquí y en la China Continental me llamo Josep Lluis"
EliminaLo siento, LLUIS, pero a tu edad habrías de saber, o al menos intuir, que una gota de mierda esparcida en el entorno, (la de esta gente), puede malograr el mejor coctel de gambas de Palamós acompañado de un Dom Perignon añada extra (la de Marsé).
ResponEliminaUn abrazo
Habíamos empezado con Marsé. Intentaré rescatar un libro suyo que tengo por ahí confinado, a ver qué me dice.
ResponEliminaSinceramente, carod rovira me parece algo absolutamente prescindible. No ya en comparación con Marsé. Me parece algo, digo ALGO, ABSOLUTAMENTE prescindible.
El libro de Marsé al que me refiero es "Si te dicen que caí". Está mencionado en todas partes como uno de los grandes. Cuando lo empecé me dejó frío y lo dejé. No sé si es la mejor lectura para un ferragosto de 2020. Pero lo intentaré.
Gracias, Lluís
Para mí "Si te dicen que caí" es la mejor novela (de las que he leído, que aún tengo algunas pendientes) de Marsé, quizá porque fue la primera suya que leí. Mejor que "Últimas tardes con Teresa".
EliminaCompletamente de acuerdo.
EliminaSalut
Sin menoscabo de "Si te dicen que caí", una gran novela, yo suelo recomendar "Ronda del Guinardó" un encanto de novela breve con dos personajes antagónicos e imposibles, tanto como entrañables.
Elimina