23 d’oct. 2022

LA LEY TRANS Y LA COEDUCACIÓN SECUESTRADA

Me meto en un berenjenal a consciencia. Me encuentro en buenas condiciones físicas y mentales. Quizás no debería entrar en ese jardín, pero a veces son los jardines los que te llaman y entonces hay que entrar en ellos. Sigo pensando en que la ética no es una opción, ni lo es mirar hacia otra parte. Aunque sea más cómodo mirar el paso de las nubes que las cosas humanas.

Les confieso algo, y lo confieso con pudor: no me atrevo a opinar públicamente sobre el asunto Trans y mucho menos sobre la llamada "Ley Trans". Mi opinión, a fin de cuentas, no tiene ningún valor más allá de ser la opinión de un ciudadano más, uno de esos con los que nos cruzamos por la calle, cada uno a su quehacer.

Pero como uno trabaja en la educación y es militante muy convencido de los valores de la coeducación, por fin me decido a expresar algo. Sin embargo, lo haré a través de otra persona. Es decir, mediante el gesto de recoger la opinión de otra persona, mucho más fiable, documentada e interesante que la mía.

En muy pocos días saldrá a la luz de los anaqueles de las librerías "La coeducación secuestrada", un libro coral coordinado por Silvia Carrasco, profesora de antropología de la UAB y con un larguísimo currículum en la militancia feminista, una profesora de quien he seguido sus trabajos durante mucho tiempo. Es decir: para hablar del asunto Trans, prefiero cederle la palabra a una mujer con larga tradición feminista. No vaya a ser que me acusen de cometer mansplaining, de machista infiltrado o, ¡como no!, de facha.

Así pues, les copio el texto que promociona el libro, todavía pendiente de publicar. Pero muy explícito. En cuanto lo tenga (lo he adquirido en pre-venta), quizás sí me atreveré a escribir una reseña. Mientras no llega este momento, ahí va:

La coeducación, la herramienta feminista clave para luchar desde la escuela contra el patriarcado que persiste a pesar de las leyes que nos declaran iguales, ha sido secuestrada.

Lo que parecía un renovado interés por la coeducación por parte de gobiernos de todo signo es en realidad una suplantación para introducir las ideas transgeneristas reaccionarias en todas las etapas educativas. Inspiradas en la teoría queer y aparentando una intención transgresora y liberadora, sostienen la existencia de una infancia y una adolescencia trans, que se basa en otra ficción transmitida ahora desde la propia escuela: la idea de que se puede cambiar de sexo, que se puede nacer en un cuerpo equivocado y que ser mujer u hombre es un sentimiento. En las comunidades autónomas se han ido aprobando normativas que convierten la ideología transgenerista en la nueva verdad y establecen sanciones para el profesorado y las familias que dudan o discrepan del «autodiagnóstico» infantil y adolescente y de sus «identidades sentidas». Cuando otros países ya dan marcha atrás, en España aumenta el daño irreversible con tratamientos hormonales y cirugías a un número creciente de menores, especialmente chicas, que se declaran trans tras su exposición a estas ideas, y se convierten en dependientes de la industria farmacéutica.

Pero las autoras van más allá. Argumentan que esto no es una moda ni obedece solamente a intereses económicos inmediatos: forma parte de un proyecto para el cual los derechos de la ciudadanía y, más aún, los derechos de las mujeres y de la infancia, son un estorbo. La abrumadora propaganda que difunde y apoya el transgenerismo y la exclusión de las voces críticas en los medios resulta, como mínimo, inquietante.

8 comentaris:

  1. No me voy a perder en circunloquios largos, sencillamente expresar que esa ley es una estupidez supina, y que va a ocasionar mas daños humanos de los que pretende evitar.

    La adolescencia es un tiempo de transición donde muchas personas no tienen clara ni su identidad, ni su lugar en el mundo, y solo con el paso del tiempo y cuando amaina la tormenta de hormonas, puede tener consciencia de si mismas y su realidad.

    Dejar en manos de alguien con diez doce o catorce años decidir su identidad sexual es una absoluta locura, que va a producir seres humanos dependientes de la química para todos los días de su vida.

    Coincido con esta profesora.

    Saludos.

    ResponElimina
  2. Como lo es (estupidez supina) el poder abortar sin que lo sepan los padres a los 16 años.
    Este es un país de péndulo, no hay término medio y lo nuestro son los extremos.

    ResponElimina
  3. Pues apuntad dos libros casi clandestinos (que la influencia del lobby queer es muy alargada) sobre este tema:

    - Un daño irreversible, de Abigail Shrier
    - Nadie nace en un cuerpo equivocado, de José Errasti y Marino Pérez Álvarez

    Ambos son muy, muy interesantes

    ResponElimina
  4. En el colegio de una amiga, ella es profesora, había un niño que decía que era un dinosaurio e iba emitiendo gritos de dinosaurio, según él creía que debían gritar... Estuvo todo un curso así.

    podi-.

    ResponElimina
  5. Podemos hablar de géneros y no géneros pero unas irán al ginecolo y otros al urólogo. Hemos pasado de criminalizar a los homosexuales a una fiesta de estupidez supina donde los niños son usados de manera vil. inmoral, indecente y dañina con fines ideológicos. Da asco y da igual que seas de izquierdas, liberal, conservador o medio pensionista, creo yo.
    Un saludo.

    ResponElimina
    Respostes
    1. Quise decir: "Podemos hablar de géneros y no géneros pero unas irán al ginecolo y otros al urólogo."

      Elimina
  6. Yo soy absolutamente contrario a esa ley "Trans". Me parece una barbaridad (otras leyes en proceso, también, pero "avui no toca"). Pero solo lo comento en la intimidad del hogar, no más allá. No quiero ser machacado por unas redes que están perfectamente organizadas a la búsqueda del hereje y su exterminio. Pero creo que no soy el único al que le pasa..

    ResponElimina