Es innecesario reseñar la figura de Carlos Sentís, hombre de gran mutabilidad en la política: empezó trabajando para la Generalitat de Lluís Companys. Emigró a Italia tras la sublevación del 36, y allí se puso al servicio de Cambó y de su aparato de información para Franco. En 1939 entró en Barcelona, desfilando con las tropas nacionales al lado de Juan Antonio Samaranch. Se reinsertó en la democracia tras la restauración del 78 y colaboró con entusiasmo en el regreso de Tarradellas. Un caso de capacidad adaptativa muy brillante, ejemplar. Sentís murió en 2011, a los 99 años. Pero no trato de eso. Hablo de su actividad como periodista en los tiempos republicanos.
Sentís, en 1932, escribía crónicas para la publicación barcelonesa titulada "Mirador". Allí destacó con una serie titulada "Viatge en Transmiserià" (Viaje en Transmiseriano): se disfrazó de pobre y se subió a un autobús, en Lorca, junto a decenas de murcianos que emigraban a Cataluña. Algunos dicen que Sentís inauguró el "periodismo de investigación" o incluso el "periodismo de infiltración", por lo del disfraz de pobre. Cabe señalar la argucia del término "transmiseriano": el tren transiberiano al que alude recorre más de 9000 kilómetros y une Europa con Asia. El autobús Lorca-Barcelona solo transita 500 y no sale de España. Pero la comparación, preñada de mala intención, ya está hecha.
Luego (en 1933), Carlos Sentís se paseó por el barrio de La Torrassa, en Hospitalet de Llobregat, chabolas y barro, en donde se hacinaban los emigrantes murcianos del autobús, y siguió reportando sus impresiones a vista de halcón catalán sobre las murcianas y los murcianos a quienes compara a los cerdos (literalmente): un porc remena entre la brutícia i en treu un ram de flors. Un Sentís sobrecogido, tan sensible y humano como cualquier racialista de cualquier otra parte del mundo racialista, se escandaliza ante la promiscuidad, la delincuencia y el gran número de "idiotas" que hay en la comunidad murciana de La Torrassa. Confunde la promiscuidad con el amor libre y les reprocha que su único contacto con la legalidad sea el acto de acudir a solicitar ayuda a la beneficencia pública. ¡Delincuentes y aprovechados!, lamenta Sentís, el muy hábil oportunista (¿les suena a algo de hoy esa mirada sobre el inmigrante?). El periodista percibe con horror que la promiscuidad de los murcianos dispara la natalidad y la sitúa por encima de la natalidad de los catalanes de la vera raza catalana. Describe a los murcianos como a una gente degenerada de un modo no muy alejado al de las fantasías góticas de Lovecraft cuando describe a los gouls, una rama de la humanidad que involucionó y que quizás era una imagen de los afroamericanos. Lovecraft fantaseaba y escribía ficción, pero Sentís afirma describir la realidad verdadera.
Un Jordi Pujol prepúber leyó el librito "Viatge en Transmiserià", de Sentís. Dice Pujol, en sus memorias, que estaba enfermo de gripe, en cama y con fiebre alta, y que el libro -se lo facilitó su padre, Florenci- le impresionó mucho. Muchísimo. El Pujol adolescente se preguntó: ¿cómo lo podemos hacer para que esos desgraciados se vuelvan catalanes?. ¿Cómo lo podemos hacer para que ellos sean como nosotros? La escena no es anecdótica: cuando Pujol, unos años más tarde -no muchos- tuvo la visión epifánica en el pico del Tagamanent y le fue revelada la misión que Cristo y la Patria le habían encomendado, recordó la lectura de Sentís. Pujol construyó su delirio nacional a partir de varios elementos, pero también a partir de Sentís. De haberse dedicado al romanticismo literario, Pujol hubiese sido un Lovecraft catalán y por lo tanto disminuído. Para nuestra desgracia, presidió la autonomía catalana durante 23 años.
La admiración de Pujol por Sentís no termina en aquella lectura febril e iluminadora. Cuando se reeditó el "Viatge en Transmiserià", en 1994, Jordi escribió el prólogo de la reedición en la editorial "La Campana" fundada por Josep Maria Espinàs. Carlos se presenta transfigurado en Carles según reza la portada. Ese prólogo era una deuda vital de Pujol. Esa deuda pujoliana es la que quizás explica que Sentís fuese condecorado con la Creu de Sant Jordi (1986) y que obtuviese el Premio "nacional" de periodismo de Cataluña en 1998. A día de hoy, la página del Departament de Cultura de la región catalana titulada "Qui és qui a les lletres catalanes" le incluye como autor catalán, aunque admite que escribió en "otras lenguas". [Nota: la única "otra lengua" en la que escribió, y lo hizo más extensamente que en la catalana, fue el castellano]. Sorprende que las últimas Consejeras de Cultura catalanas no lo hayan eliminado. ¿Sorprende? ¿Porque debería sorprendernos, a estas alturas, la simpatía entre el franquismo y el independentismo? ¿Acaso no se parecen demasiado? ¿Acaso no mantienen grandes vínculos de sangre?
Sentís, su "Viatge en Transmiserià", la lectura que de él hizo un Pujol imberbe y edípico, ya pasto del psicoanálisis (¡qué pena que Lacan no hubiese conocido a Pujol!), todo eso forma parte de la memoria democrática de España.
Hay que hablar de eso. Soy partidario de dejar las cosas como están, no prohibir nada y dejar a la historia y a la memoria así, visibles, tal como están. Pero contarlo. Sobretodo contarlo.
Si es que...Mal empezamos si quien le facilitó el libro fue su padre, Florenci.
ResponEliminaMal empezamos porque está visto y comprobado por la Audiencia Nacional que Florenci, más conocido por "l´avi Florenci", es el causante de todos los males que han intervenido en la vida del Ex honorable, y que si ahora es Ex, es porque unos dineros dejados en herencia por "l´avi" han perturbado la tranquilidad de cuentas corrientes que sino eran opacas, distaban mucho de ser claras.
El sr Sentís, Carles a todos los efectos, amigo de Samaranch, tildábase de periodista, pero jamás mostró título alguno; estudió derecho, pero jamás lo acabó, se decía así mismo que se educó en la Universidad de Barcelona, pero allí no se va a educar (eso viene de casa), sino a graduarse.
En realidad Sentís innauguró en política lo que hoy se da por llamar titulitis comprada. Como Sánchez con su tésis, o el Casado con la suya.
Entre ellos, los políticos no hay diferencias, y si las hay es en el banco del Congreso, donde unos se sientan al lado pasillo y los otros en el gallinero. H
Para contar había que contarlo todo, habría que contar que una vez un tipo prometió que si le votaban todos los partidos, el echar a un tal Rajoy estaba a dos meses vista; que después no cumplió lo pactado, que se arrejuntó bajo dedos cruzados con prossesistas de medio cuño, que también los engañó y que se compró unas Rayban president´s para viajar en Falcón a lo Kennedy.
Aquí tenemos aprendices de Carles/Carlos; aquel sólo innauguró lo que hoy estamos viendo; engañar a todo el mundo y mantenerse del erario.
salut
Sin duda un pionero del transformismo político. Y además le salió muy bien. Condecorado varias veces por el pujolismo, que con casos como el de Sentís reafirma su vínculo con el franquismo, con sus maneras y sus procedimientos. Pujol querías ser Franco. O como Franco. Y los catalanes nacionalistas, en realidad, quieren un dictador que els guíe.
EliminaAsí es, mucha prensa del régimen eran "periodistas" con carnet, pero sin título, provenían de la antigua prensa del Movimiento, que les habían facilitado el carnet, sin ser periodistas, en premio muchas veces por haber trabajado de "censores". Algunos pasaron con los diarios de provincias directamente a ser controlados por los partidos nacionalistas, cuando el Estado sacó esta prensa a subasta, (me consta que bajo el disfraz de subasta en realidad eran regalos y jugosos, ya se sabe el cuarto poder). Otros se fueron a gabinetes de prensa de partidos o de los propios gobiernos autónomos, lo digo porque en Andalucía, sin ser una comunidad con un nacionalismo como el catalán o el vasco, también ocurrió. Es decir, muchos o algunos de estos periodistas pasaron de ser censores y fieles servidores del régimen "franquista", al servicio del nacionalismo fraccionario, ahora "antifranquista" del nacionalismo regional de turno, todo ello, de un día para otro y sin despeinarse.
ResponEliminaEl nacionalismo catalán se autodenomina "antifranquista" pero es una afirmación indemostrable. La única cosa que les molestaba del franquismo era la prohibición del catalán (menos ruda de lo que cuentan: Òmnium Cultural fue fundada en 1961).
EliminaNo sé si ninguno de los principales periodistas de todos los tiempos tenían titulación de nada. Ni los escritores, creo que tampoco. De los filósofos ni hablemos. ¿En algún lugar, escrito, libro de invitados, aparece Sócrates como titulado en algo, ni que sea en el registro de candidatos a tomar veneno a cuenta del gobierno?
ResponElimina¿De qué tenía carnet Josep Pla?
¿Cuál era la titulación de Miguel Delibes?
No sé. Algo me dice que los principales periodistas y escritores no necesitaban nada de eso, sino hambre de todos los alimentos, sobre todo el de la especie humana, para escribir sus cosas.
Es cierto que un periodista bueno no necesita titulación que lo acredite. Es una cuestión de talento y eso no lo discutiría jamás. El asunto, para mi, es lo demás: lo que le cuestiono a Sentís es su moralidad y el desprecio que siente por la población inmigrada. Con un discurso que se parece mucho (muchísimo) al que hoy podemos ver sobre las inmigraciones presentes. Hoy le acusarían de racista, de xenófobo y de facha. Pujol le condecoró justamente por lo que escribió.
EliminaSr JAVI:
ResponEliminaNadie necesita título alguno si no se presenta como titulado de algo.
¿Me comprende?
Salut
Ahí está. No es su título universitario lo que echo de menos en Sentís.
EliminaVamos a realizar un experimento..... en otra parte.
ResponEliminaDoncs no: no es pot. L'han blocat, aquesta url.
EliminaBen mirat, m'agradava més la censura que posaba mocadors als escots de la Jurado.
Es molt trist.
En efecte: a Facebook no podràs enllaçar més aquesta url. Ha estat objecte d'una deníncia anònima.
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