1 de gen. 2019

Mossèn Torra explica la superioridad de Cataluña

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Mossèn Torra, el presidente vicario se rió, y decía, caminando entre los dos diputados del Pedecat, casi hasta llegar a la verja que circunda la estatua de Cambó:
-¡No se preocupen por eso, señores, no se preocupen por eso! Es posible que haya uno o dos exaltados o dos botifleros que se quejen, que digan tonterías sobre la  la decadencia de Cataluña y que estamos cayendo en un marasmo y que estamos cayendo en el embrutecimiento y que esto no puede durar más de diez años, etcétera ¡Babosadas! -estaba casi apoyado en en las verjas de la estatua, y adoptando una actitud de confianza -: La verdad, señores míos, es que los extranjeros nos envidian.... Y lo que voy a decir no es para halagar a Sus Señorías: pero mientras en este país haya diputados respetables como Sus Señorías, ¡Cataluña mantendrá con dignidad su lugar en Europa! ¡Porqué la fe, señores míos, es la base del orden!

-Sin duda, señor Torra, sin duda -dijeron, con convicción los dos diputados.
-Si no, ¡vean esto, Sus Señorías! ¿Qué paz, qué animación, qué prosperidad!

Y con un amplio gesto les mostraba la Plaza de San Jaime, que a aquella hora final de una tarde serena concentraba la vida de la ciudad. Carruajes vacíos circulaban despacio, deambulaban parejas de señoras empelucadas con colores amarillos, con los movimientos cansinos y la palidez clorótica de una raza degenerada; sobre algún rocín enflaquecido trotaba algún mozo independentista o de las Cup, con la cara todavía verdosa por la noche de vino; en los bancos de la plaza se tumbaban las gentes embrutecidas por la pereza, un tractor con la estelada en ristre era como el símbolo de una agricultura atrasada de siglos; los dansaires, los castellers y los grallers se pavoneaban con un palillo entre los dientes; algún burgués aburrido leía en los carteles los anuncios de operetas nacionalistas y rancias; los rostros escuchimizados de los obreros eran como la personificación de las industrias moribundas... Y todo ese mundo catalán, decrépito, se movía lentamente, bajo un cielo lustroso de clima rico, entre mozalbetes que pregonaban La Grossa y las apuestas ilegales, y chiquillos de voz plañidera que ofrecían El Punt Avui; y andaban, en un deambular holgazán, entre la Vía Layetana, en la cual brillaban tres tres letreros de casas de empeño, negreaban cuatro entradas de taberna y desembocaban, con un aspecto de cloaca abierta, las callejuelas de un barrio de prostitución y crimen.

-Vean -decía el presidente vicario, mossèn Torra-: vean toda esta paz, esta prosperidad, esta alegría... Señores, ¡verdaderamente creo que Europa desea que la república catalana permanezca en Europa!¡Y que Cataluña sea la envidia de Europa!

3 comentaris:

  1. Joder ¡¡¡¡¡¡
    Qué panorama....que me quede como estoy ¡¡¡
    Deu meu senyor, aixó acaba malamente (plas, plas) como dissse la de la canssión.

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  2. Basta ver cómo están todos aquellos países que formaban parte de la URSS. Que la URSS no era la panacea ya lo sabemos pero salir de la sartén para caer en las brasas...

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  3. Es la ley lo que mantiene el orden y no la fe, señor mossèn, (qué convicción ni que niño muerto, imbécil, que no sabes que eso de la república no existe) A la fe siempre han apelado los fundamentalistas, los que se mueven en la irracionalidad, los que tratan de engañar con sentimentalismos adocenados, los que prometen arcadias irreales, los que hacen de una ilusión un programa de gobierno, los supremacistas, los que creen estar por encima de los demás, los que levantan cortinas de humo o enarbolan banderas para esconder corrupciones, los sacerdotes de la mentira, los que creen que una democracia puede sustentarse sobre la desobediencia, los que quieren hacernos creer que esta desobediencia es valentía, los que cobran por blandir símbolos y saben que si no hacen ostentación de ello dejarán de cobrar... y todo esto bajo una ilusión de "parejas de señoras empelucadas" más o menos degeneradas ciegas ante una realidad muy triste, donde la pobreza y la incultura son alarmantes.
    Salut
    Francesc Cornadó

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