1 d’oct. 2021

Estrujad, dice Joaquim


Las autoridades de Barcelona no saben como tratar el asunto: miles de personas salen cada fin de semana a beber, a romper cristales para saquear tiendas y a quemar coches. Es obvio que le han perdido el miedo a la policía, que se ríen de ella, que les toman por monigotes risibles. Y cabe apuntar: eso no sucede solo en Barcelona. Sucedió algo reseñable hace pocos días y en el pueblecito de Tiana, lugar entrañable del Maresme habitado por pacíficos hippies renombrados y gentes de renta elevada. Durante su fiesta mayor, la juventud del pueblo se permitió organizar una encerrona a la policía autonómica, de la que los agentes pudieron escapar por patas y por los pelos.

Uno lee cosas y entiende que las consecuencias de los confinamientos y las cuarentenas pasan factura, y especialmente entre el segmento joven. Llevaron muy mal aquellas medidas extremas durante los peores momentos de la COVID. Tardaremos años en saber todo lo que sucedió en los hogares confinados, pero en la mayoría de los casos no sucedió nada bueno. No es bueno que el hombre esté solo, y es peor que el hombre esté encerrado. El confinamiento salvó miles de vidas, pero estropeó miles de psiques.

Un tal Joaquim T., que justo antes del virus animó a los jóvenes a estrujar al estado (Apreteu, feu bé d'apretar), podría aportar algo en estos momentos. Podría pedir perdón, el pobre Joaquim, por su monumental torpeza. Quizás sabe, Joaquim, que hay algo de sus palabras en el espectáculo deplorable que vemos cada fin de semana. Joaquim insinuó que el estrujamiento era algo lícito y comprensible, y devaluó a sus propios cuerpos policiales, a quienes puso en la picota por cumplir sus funciones en la guarda del orden público. Todos recordamos los días de Urquinaona y de Vía Layetana (antes Vía Durruti), cuando el presidente de la Generalitat catalana era incapaz de comprender lo que sucedía y se olvidaba del cargo institucional que ostentaba: quizás no ha habido nunca un presidente más insípido ni más irresponsable al mando de un gobierno autónomo español. Su incompetencia es muy llamativa.

Claro que hay relación entre las proclamas incendiarias del señor Torra y los sucesos en los botellones de estos días, por supuesto que hay relación entre ambos hechos: cualquiera lo puede ver. La máxima autoridad regional alentó el incendio de contenedores y acusó de exceso a los policías que él mismo les mandaba, en un ejercicio esquizofrénico del cargo público. Imagínense ustedes a un profesor que alienta a sus alumnos a no asistir a clase para protestar contra algo y, en cuanto lo hacen, les penaliza con una falta de asistencia lesiva.

Tras sus arengas a estrujar, señor Torra, los jóvenes siguen estrujando. Ahora no estrujan por Cataluña ni por su presidente ni por el delirio independentista: ahora estrujan porque les da la gana y porque recuerdan que les animaron a hacerlo y les dieron permiso des del silloncito de la autoridad autonómica.

 Ahí lo tienes, Joaquim T. Este es tu legado a Cataluña, la herencia de tu desastroso mandato. 

3 comentaris:

  1. Aqui no estaria gens d'acord, fins al punt que si ho preguntesis, el 80 per cents dels botelloneros ni tan sols saben qui és Quim Torra. Aixó ve d'abans. La meva neta que té 20 anys, ha estat de botellót practicament tota la pandèmia, cotxe amunt i cotxe avall pel país. Finalment fa uns mesos va agafar la Covid, lleu, es va recloure una setmana a l'apartament de Calonge del seu pare, i ja està. I saps que em va dir: Avi, has d'estar orgullós de mi, mira si he tardat a agafar la Covid sense prendre cap mesura tot aquest tempps. No és l'apreteu del de Blanes. És incosnciencia de tota una o més d'una generació malcriada y nihilista. En Quim és culpable de moltes coses, però aquí és del tot innocent.

    Salut.

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  2. Bueno, no lo torradizaría tanto yo, botellones hay en muchos sitios y participantes vienen también de muchos otros - de la gran Europa, esa que nos llamaban vagos, viene una gran mayoría de esos borrachuzos en Barcelona -.

    Mucha gente consentida es lo que hay. Mucho "vago" que solo piensa en alcohol, drogas y - quién sabe - expectativas de sexo tras hacer el payaso gran parte de la noche.

    podi-.

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  3. Coincido con el diagnóstico de Francesc, tenemos toda una generación de jóvenes que son una mezcla de hedonistas y nihilistas al cincuenta por ciento de cada, y además con una falta notoria de educación.

    Si a eso le sumamos la permisividad de nuestras autoridades ( 1.500 expedientes abiertos por los Mossos por disturbios y vandalismo NO han sido tramitados ), ya tenemos la tormenta perfecta.

    Y además, un futuro gasto sanitario por la dependencia del alcohol y sus enfermedades derivadas.

    Tenemos un serio problema social.

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