11 de març 2022

PUIGDEMONT, O EL EMBUDO EN LA CABEZA


Tras la pandemia y el asalto del ejército ruso, todos andamos algo desquiciados. Unos más que otros, pero diría que nadie se ha librado: todos salimos heridos de ésta trilogía nefasta de 2020, 21 y 22. Y recemos para que no sea una tetralogía. Hay múltiples ejemplos de ello en la vida diaria, en el trabajo. Quienes viven en el lado pobre se llevaron la peor parte: crisis de ansiedad, depresión, más pobreza, facturas impagables, paro, miedo, ausencia de horizonte vital.

Por todo eso, sorprende que un hombre que vive de fábula y de gorra en un chaletito de Waterloo haya decidido, justamente ahora, ponerse el embudo en la cabeza y salir a la calle con tan elegante tocado. En poco menos de una semana, el hombre se sintió aludido cuando hablaban de un cobarde ucranio que huyó en coche y luego se proclamó el verdadero califa en lugar del califa. Dato curioso para la historia: el enfado del hombre de Waterloo al sentirse aludido por el Secretario de Exteriores europeo le empujó a desvelar un antiguo enigma: no huyó en el maletero del coche, si no agazapado en el asiento trasero, como los valientes. Gracias por su relato, hombrecito de Waterloo: la verdad es que medio mundo andaba devanándose los sesos por conocer los detalles de su épica fuga, de su única gesta.

También sorprende que el califa verdadero le haya respondido: en esos casos, y como es bien sabido, lo mejor es darle la razón al orate o bien actuar como quien no le ha oído. Pero... enfin, en este califato nuestro las cosas son así y a todo el mundo le parece normal.

Creo que al hombrecito de Waterloo le aterra la sombra del olvido y la insignificancia que le va cubriendo con su manto silencioso y oscuro. Tiene que ser muy triste, es cierto, vivir esa caída lenta pero segura que amenaza también a sus fuentes de financiación. Incluso la Comisión Europea pretende investigarle por sus amistades peligrosas en el Kremlin, algo que podría cerrarle el grifo de su principal sustento y dejarle sin el acta de eurodiputado. 

Algo suena a burla e incluso a ofensa en todo lo que rodea a este hombre. Mientras miles de sus (antiguos) conciudadanos lo pasan mal de veras, él se ofende y a la vez se autoproclama presidente de una fantasía medieval: ¿se está riendo de quienes sufren? La pregunta para el hombrecito de Waterloo es muy sencilla: si usted es el verdadero presidente, díganos qué piensa hacer para mejorar las situaciones terribles de quienes no pueden más. Díganos sus medidas y sus presupuestos. Estamos atentos.

De lo contrario, lo mejor es que siga paseándose con el embudo en la cabeza. Eso nadie se lo reprochará.





4 comentaris:

  1. Este buen hombre ha encontrado que en la sombra se vive bien. En la sombra pero cobrando, claro. Él sigue cobrando y medra para que su señora no le falte la mesnada, Marcela Topor, periodista rumana y esposa de Carles Puigdemont, lleva ( y continua) desde abril de 2018 cobrando 36.000 euros por semestre (72.000 euros al cabo del año) por dirigir y presentar un magacín televisivo en inglés en la Xarxa Audiovisual Local (XAL), la red de televisiones locales financiada por la Diputación de Barcelona.
    Todo lo demás que se quede como está. No tiene responsabilidades, no aparece por su puesto de no se qué, no gobierna y por lo tanto no se equivoca y vive, vive de puta madre. De vez en cuando habla para que no se olviden de pagarle y ya está.
    Es un vividor del sistema. No lo dudes.
    Un abrazo

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    1. Su cualidad de vividor le ha proporcionado el apelativo con el que le nombra el periodista Albert Soler: el Vivales.

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  2. Creo que Miquél lo ha dicho todo. Un "muy honorable" parásito.

    Y el darse por aludido en lo de la huida en coche del ucraniano, lo dice todo.

    Un abrazo.

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    1. Yanukovich huyó en coche y se olvidó incluso de su novia, que dejó tirada en Kiev. Algo hay en común con nuestro honorable parásito: nadie entiende muy bien porqué se largó sin su esposa y sus hijas. ¿O se entiende perfectamente?

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