24 d’ag. 2021

Izquierda buenista, derecha malísima y Waterloo torpe

Esa tríada que expone el título puede sintetizar la foto de España a finales de agosto de 2021, cuando el clima nos da una tregua -pero el virus, insidioso, no nos da descanso alguno.

Al gobierno de Sánchez, tildado de buenista por sus opositores, todo le sale bien: su actuación en Afganistán no solo ha sido hábil y eficaz, si no que es loada en los foros internacionales. Quienes pretendían culparle de los precios de la electricidad han salido trasquilados: la evidencia de la responsabilidad de los gobiernos del señor Rajoy que están tras el descalabro en la factura eléctrica es indisimulable, y el gobierno socialista ha actuado con respeto. El cinismo insufrible del Partido Popular se agranda y se hace palmario, también y otra vez, en este asunto. Mientras se le avecinan infinitas citas judiciales por corrupción, el pobre señor Casado se arruga como una pasa seca ante las cámaras. Hay que ver, pobre chico, la que le está cayendo y la que le caerá.

Hay momentos en los que, impensadamente, siento una lástima empática y profunda por el pobre Pablo Casado y me alegro, tonto de mi, de no ser él.  Creo que nadie quiere ser Pablo Casado. Y quienes menos lo quieren son sus colegas en el Partido P.

La derecha, perdida y desnortada tras las vociferaciones inanes de un Vox que no sabe por donde navega, hace el ridículo: solo el tuerto puede seguir a un ciego que camina hacia un barranco pensando que eso es lo correcto. España no es Vox, y Vox es tan efímero como el procés que le inspiró: a medida que el Psoe siga desmontando el procesismo catalán, Vox se seguirá deshinchando. Hasta que se extinga por fin, pronto más que tarde, al mismo tiempo que se extinguirán Puigdemont, la señora Paluzie y Laura Borràs. Quizás solo debamos estar atentos y preparados ante los estertores redentoristas e iluminados del medieval Jordi Cuixart, un tipo curioso pero demasiado alejado del racionalismo.

Somos muchos, creo yo, los que esperamos una España moderna, socialdemócrata, liberal y europea. Y creo que, mira tu por donde, nos estamos acercando a ese modelo que, sin ser ideal, no está nada mal. La habilidad de Sánchez por desmontar, dividir y redirigir hacia la racionalidad al independentismo catalán me empieza a parecer proverbial. Eso es lo que esperábamos muchos. Y muchas. Se salió la mar de bien del asunto de los indultos: la recogida de firmas en contra de los indultos fracasó de un modo espectacular y ni tan solo el pobre señorito Casado salió a decir ni mú. Pobre chico. Jolín, Casado, qué cansado te veo.

El señor Puigdemont languidece en un chalé que pronto no podrá pagar y todos lo intuyen, pero nadie añade más euros para sufragarle. El señor Casado está triste y desorientado. El señor Abascal, silencioso o metiendo la pata a la mínima oportunidad.

Quizás España es cada vez más europea y Europa cada vez más española. Eso son buenas noticias.

5 comentaris:

  1. Y es que según dijo un editorialista de la Vanguardia, Sánchez es un trilero de primera, cuidado con querer embaucarle.

    podi-.

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  2. ¡ A ver quien se atreve con el mejor tahur al sur de Europa ¡

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  3. Yo, con Sánchez, no me jugaría ni un café a los "chinos".

    Por cierto, todavía no ha aparecido ningún "ofendido" clamando racismo porque al juego de las monedas ocultas lo denominemos "chinos". Extraño, ¿ o no ?.

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    Respostes
    1. Creo que viene de que hay un significado de la palabra "china" que es piedrecita pequeña y si no me equivoco en Andalucía se dice "chino" con el mismo significado, e inicialmente el juego se juega con 3 "chinos" de esos. Nada que ver con los chinos de China.

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    2. Pero no te preocupes, que seguro que alguien ya se habrá molestado por la frase hecha "engañarte como a un chino"

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