6 de gen. 2022

Lo nunca visto

Una disposición natural me impide creer en lo que no se puede ver. Soy un descreído que lamenta serlo ya que, me temo, debe ser mucho más fácil vivir en la credulidad de la tribu que en la fría soledad.

Mi recuerdo más lejano y que demuestra esa condición natural está a la edad de los 8 años, cuando faltaban tres días para hacer la comunión. Una tarde, de repente, me envalentoné y les dije a mis padres que no podía hacer la comunión puesto que me resultaba imposible comulgar con un señor rechoncho y barbudo que vive en el cielo y dirige nuestras vidas. Mi padre practicaba un catolicismo moderadamente incrédulo, en parte por un poso marxista y en parte porque, me temo, también era incapaz de creer. Aún así, lleno de paciencia, mi padre decidió tomar el toro por los cuernos y solicitó una entrevista de urgencia con el párroco de la Parroquia de San José de Calasanz. Mi familia tenía preparados los festejos de mi comunión, y padre debió pensar que tenía que sortear la incredulidad inesperada de su hijo como fuese. Incapaz de convencerme con sus palabras (¿supuso que yo le pillaría su falta de fe?), le cedió la faena a un profesional de la cristiandad.

Mosén Josep Maria R. (con quien años más tarde tuve una buena amistad) se esforzó de lo lindo y sin perder una sonrisa amable con el pequeño descreído que estaba sentado ante él, en el despacho parroquial de la calle de San Quintín. Me contó que el dibujo del barbudo rechoncho sentado en una nube solo era eso, un dibujo que pretende representar un concepto mucho más complejo del mismo modo que un círculo representa a un balón, a un planeta o a una estrella o incluso a un rostro humano esquematizado al máximo. Me contó que Dios es el amor al prójimo, la bondad y la comprensión, y que todo eso, imposible de representar en un icono, es lo que representa el señor barbudo que se parece a Zeus. Al final acepté la comunión, cuando me dijo que celebrarla no me obligaría a nada.

De algún modo, el cura dio con la clave que me iba a desarmar: los compromisos se pueden romper si uno, más adelante, descubre que no le convencen. En filosofía de la moral, eso recibe un nombre técnico. Debió de pasarme lo mismo cuando me afilié a organizaciones políticas que luego abandoné: uno puede afiliarse y luego pensar y, finalmente, romper el vínculo. Lo mismo con el matrimonio o con la nacionalidad. En realidad, incluso la ciencia funciona así. Hay que pensar críticamente y saber que uno puede evolucionar.

Tuve una infancia nacionalista y ahora, ya lo ven, me tachan de botifler por afirmar que Cataluña ni es ni ha sido jamás una nación. Es más: pasados los años, y aunque sigo siendo incapaz de creer en el señor barbudo sentado en una nube, llegué hasta la cercanía de un Jesús quizás muy personal pero que no deja de ser Jesús, el de los Evangelios -o de alguno de los Evangelios más que de otros (el de Mateo, más que nada, y en parte por culpa de J.S. Bach y de Tarkovsky), incluyendo alguno de los apócrifos (que ahora no citaré, no vaya a ser que me acusen de herético además de botifler).

Ya lo ven: dejé de creer en la Cataluña que me inculcaron de pequeño y regresé a una cierta fe difusa, más emocional que otra cosa. Creí en el humanismo cristiano y por eso mismo, puede ser, abjuro del nacionalismo, que es lo más opuesto al humanismo. Me acusarán de botifler en lo nacional o de tibio en la fe aunque todo eso, a estas alturas, me resulta bastante indiferente y me da igual.

Solo se lo que veo en las calles que me es dado transitar. 

9 comentaris:

  1. Sigo creyendo en el humanismo cristiano. Sigo leyendo a Mounier y a Theilard y a Marcel con la misma avidez que el primer día, y sigo creyendo en las palabras de Monsen Josep Maria R., Dios es el árbol con que te cruzas, tu compañera que te soporta, tus alumnos que te esperan, tus amigos que te leen, e incluso tu mismo, el que no mira las horas con tal de que se vayan con la lección aprendida y los conceptos claros.

    Un abrazo muy muy fuerte

    ResponElimina
    Respostes
    1. Yo también leo a Gabriel Marcel. Y pienso a menudo en Chateaubriand cuando dijo "J'ai pleuré et j'ai cru". Lloré y creí, por ese orden.

      Elimina
  2. En su día me tragué todo el Nuevo Testamento, los cuatro Evangelios, el Apocalipsis... En los tiempos del "bachillerato elemental" que se iniciaba con 10 añitos, la clase de Religión era ineludible y comprar el Nuevo Testamento era indispensable. No se nos informaba de la existencia de otros evangelios apocrifos pero ahora se me ocurre que si la Iglesia eligió esos cuatro, que entre ellos ya hay bastantes contradicciones, y descartó los otros, a saber qué disparates contienen...

    Luego, a mis casi 20 años y ya completamente escéptico, me dio por leer la Biblia, el Antiguo Testamento, y creo que no terminé ni el Génesis, me pareció una sarta de disparates sobre un dios que era cualquier cosa menos infinitamente justo y bondadoso.

    Si te queda algún resto de duda, te recomiendo "La Biblia según Dios", el autor es Diostuitero, que es por cierto un asiduo usuario de Twitter. Un repaso ameno y divertido a buena parte de los disparates del libro sagrado.

    En contrapartida, le echaré un vistazo a algún evangelio apócrifo, tengo entendido que en alguno de ellos se contaba lo de los Reyes Magos (que si no recuerdo mal no aparecen en los evangelios canónicos)

    ResponElimina
    Respostes
    1. Apreciado J. VICENTE
      La Bíblia, en general, no deja de ser un compendio de órdenes.
      El AT , no es más que un libro de normas para unas tribus nómadas que surcaban los desiertos hace dos mil quinientos años.
      Evidentemente, el poder fáctico religioso, utiliza la religión para gobernar.

      En el NT con la llegada de Cristo, más de lo mismo. Órdenes, consejos, castigos y premios, y todos supeditados al libro sagrado, que a su vez sólo era y es tocado por el poder.

      Por otra parte la Bíblia se empezó a escribir a lós 60 años de la muerte de Jesús y ninguno de los escritores del NT conoció de primera mano al protagonista, siendo el boca a boca la trasmisión de lo sucedido. Después las traducciones, arameo, griego, hebreo y latín, y con estás la pérdida de detalles entre los diversos escritores aceptados.
      Un caluroso saludo

      Elimina
    2. Bueno, en realidad tengo entendido que no existe ninguna evidencia histórica de que Jesucristo haya existido. En el Imperio Romano se ponían todos los hechos relevantes por escrito pero parece que no hay ninguna mención a alguien que arrastrara a un número importante de seguidores en Palestina. Pero sí, tienes razón, la Biblia es un compendio de libros escritos en épocas muy antiguas que no pueden ser analizados con la mentalidad actual y los Evangelios, aún en el caso de que Jesús haya existido, fueron escritos por descendientes de los que le habían conocido, es de suponer que transcribiendo lo que sus antecesores les habían contado oralmente... y ya sabemos que la memoria humana es poco fiable en cuanto a los detalles.

      Elimina
    3. Cierto, J VICENTE. Por lo que parece, en la Facultad de Teología donde he cursado siete años así se explicaba, Jesús fue para los judíos un profeta mayor. Poca cosa más. Ellos esperaban que como zelote, se alzará en armas y venciera a los romanos, pero no fue así.
      Un abrazo caluroso

      Elimina
  3. Aquel "consultor eclesiástico" acabó ofreciéndote un producto sin permanencia, del que te puedes borrar cuando quieras o simplemente, más fácil aún, dejar de pagar las cuotas. Lo importante era vendértelo, luego ya mirarían que llegara a convencerte, aunque fuera en algunos aspectos.

    Quizás les es más fácil explicar las cosas a quienes muestran dudas que a quienes aceptan sin más, creyendo o no.

    podi-.

    ResponElimina
  4. Coincido con Miquél en que el A.T. era una herramienta para meter en cintura a un conjunto de tribus trashumantes, en las que el deporte mas practicado era el robo de ganado, de mujeres o cualquier otra cosa.

    Es un relato que no resiste a un mínimo de inteligencia en un lector ajeno a la religión hebrea o cristiana.

    Y sobre los Evangelios, pues bueno, es como si yo intentase escribir la biografía de mi bisabuelo contando solo con los recuerdos y la tradición oral de mi padre, sin buscar mas fuentes o documentarme.

    Pero en el Yeshua histórico si puedo creer. Palestina era una tierra convulsa bajo el mandato de Augusto, con reyes-títeres impuestos por el emperador, y recaudadores de impuestos sin escrúpulos que avivaban continuas revueltas sofocadas con mano dura por los legados imperiales ( Poncio Pilatos existió realmente ).

    Y es fácil que en medio de tanta convulsión, apareciera un joven rabino reformista enfrentado al Sanedrín, y por ende, al poder establecido.

    Y ya sabemos como acaban los rebeldes cuando su movimiento social no triunfa.

    Para eso, había toda una legión completa desplegada en Jerusalén y sus alrededores. La Torre Antonia, pegada a la muralla, era el albergue de una cohorte ( unos 600 legionarios ).

    ResponElimina
  5. Sé que es un poco tarde y ya nadie lo verá pero no me resisto a poner el enlace de un artículo que he encontrado hoy y creo que viene a cuento:

    https://hipertextual.com/2022/01/quien-ha-matado-mas-segun-la-biblia-dios-o-satanas-2

    ResponElimina