8 de nov. 2021

A falta de presos, toca la lengua

El nacionalismo necesita de un enemigo y debe sentirse víctima de algo. Sin esas dos premisas, ningún nacionalismo sobrevive. Al catalán le han quitado los presos: ya no hay que reclamar amnistías, ni poner pancartas en las instituciones, ni lazos en el abrigo caro. Por las aceras, banderas estrelladas que el viento lleva, mortajas coloridas de una ilusión guerrera. Quedan algunos lacitos, pero son escasos y quien lo lleva ya no recuerda muy bien, y quizás piense que esa salpicadura amarilla le da un aire exclusivo.

Al nacionalismo catalán le han quitado sus presos, esos mártires relucientes y pomposos que exhibían en los escaparates. Convertidos en ciudadanos libres e iguales, los antiguos presos no tienen nada que decir, nada que aportar. O muy poco. Y lo poco que aportan son tautologías, remiendos de eslóganes, banalidades. Quedan, eso sí, algunos supuestos exiliados, cada vez más difuminados en la neblina de lo inane, desprovistos de discurso, entrando en el olvido en silencio, sin mirar atrás.

¿Como podemos mantener la llama que nos mantenía vivos? ¡Sin nacionalismo no somos nada porque no tenemos nada que hacer! y la vida es solo tedio. A algo hay que agarrarse. La batalla de la lengua catalana siempre ha sido útil para avivar emociones, y ninguna emoción es más poderosa que el miedo: el miedo a la muerte supera a los demás miedos y por eso debemos soltarle a ese pueblo que es un solo pueblo, que su lengua, la sacrosanta, está a punto de fallecer. De fallecer a manos de la lengua del enemigo, claro, ya que sin enemigo no hay asunto. Estamos en las mismas.

Del "Espanya ens roba" y por eso debemos salir de España, al "Espanya ens mata la llengua" y por eso debemos matar nosotros primero la suya, la otra, la mala, la del enemigo eterno: el enemigo del nacionalismo debe ser secular. Tras la defensa del catalán hay, más o menos indisimulado, el odio a la lengua del vecino y el deseo, nada secreto, de arrebatarle su lengua.

Atribuirle al castellano el asesinato del catalán es más bien burdo, ya que el mal estado social del catalán creo que solo es atribuible al propio catalán y a sus instituciones, torpes y muchas veces ridículas. Así, la defensa del catalán toma las riendas del esencialismo purista, otra vez los tintes xenófobos y supremacistas: maestras, licenciadas, periodistas... todos se suman a la irracionalidad sin tapujos. Piden delatar al profesor que habla castellano, como si hablar castellano fuese similar a profesar una religión satánica, como antaño se delataba a la bruja o al judío.

Anda por ahí una profesora de lengua catalana llamada Carme Junyent que se ha rebotado contra el lenguaje inclusivo en nombre de la salvaguarda de las esencias, y habla como si el pobre Pompeu Fabra (otro culpable del mal estado actual) se hubiese reencarnado y anduviera por las calles advirtiendo del fin de los días. De los días en catalán. La reacción contra el lenguaje inclusivo de la señora Junyent es una forma de esencialismo sin futuro. Y tal vez sin presente. La sociedad no camina hacia donde ellos miran, hacia donde ellos señalan.

El catalán estaba medio bien hasta que el procés lo jodió.

5 comentaris:

  1. Cuando se persiguen objetivos retrógrados -no sé por qué a eso algunos lo llaman distopía pues mirar hacia lo que uno no fue no es sino ejercicio de complejos de inferioridad y de nostalgia- se sacan excusas falsas de debajo de las piedras. Trump fue un claro ejemplo muy reciente de cómo para llegar a sus objetivos de ansia de poder se puede adulterar, falsificar, manipular o simplemente mentir. Los huevos de la serpiente y la serpiente misma son así. Y ya sabemos lo que engendra la serpiente, sea cual sea su aparente y distinta especie.

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  2. Un saludo desde el sofá.
    Como todo esto me asquea, porque incluso ha llegado hasta sanidad, te lo puedo asegurar, espero que de la hostia tan grande que se den nos dejen tranquilos una temporada.
    PD...voy mejorando
    Salut

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  3. Sin duda, cuando la lengua se utiliza como arma política y se convierte en herramienta de una parte y no de todos, se debilita porque buena parte de la sociedad la siente como amenazadora, no común, no integradora.

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  4. Lo que estos "iluminados" no han previsto, es que el uso del lenguaje como arma política siempre provoca un efecto de rechazo.

    No se como les irá en el resto del territorio, pero aquí, en el área metropolitana lo tienen muy, muy crudo.

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  5. Al 2018 ja parlaves del tema. Ho recordes?

    https://blocfpr.blogspot.com/2018/10/perque-els-nostres-nens-i-joves-parlen.html

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