21 de juny 2017

Socialistas de Lérida y de Terrasa

Resultat d'imatges de angel ros

El alcalde de Lérida, Àngel Ros (PSC), ha comunicado que no prestará los locales municipales para el -llamémosle- referéndum de Puigdemont. El alcalde de Terrasa, Jordi Ballart (PSC), ha expresado que él no es nadie para impedir que la gente vote, de modo que, elípticamente, admite que cederá los locales para la consulta.

Creo que ambos alcaldes se precipitan o sobreactúan, ya que ese referéndum del que hablan no está convocado oficialmente: no hay ninguna disposición legal, ningún decreto que lo convoque de veras. En realidad, la fecha y la pregunta son parte de uno de esos actos tristes y solemnes cuya ejecución es la única ocupación de nuestros diputados de Junts pel Sï y la Cup. De modo que uno se puede preguntar: ¿son las palabras de Ros y de Ballart fragmentos de una zarzuela? Fíjense en que alcaldes tan soberanamente soberanistas como los de Berga o Vic no han dicho ni pío sobre el asunto: ¿será porqué ellos ya saben que no habrá referéndum?

Me llama la atención que los dos alcaldes, Ballart y Ros, pertenezcan al mismo partido (un partido que a veces se sitúa en la izquierda y otras en la socialdemocracia) y sin embargo mantengan actitudes opuestas frente al referéndum de Puigdemont, aunque entiendo y celebro la heterodoxia y eso que llaman "diversidad", e incluso entiendo mejor la pluriculturalidad que la interculturalidad. Izquierda y nacionalismo son términos excluyentes no solo por dogma, si no por sentido común. La lucha de clases y la lucha territorial se repelen, y no hay que ser Einstein para comprenderlo.

Por azares de la vida, he vivido en la Lérida de Ros y en la Terrasa de Ballart. Son dos estilos distintos, aunque a veces la diferencia está en lo formal, en la apariencia. Ros es un tipo con aspecto de tecnócrata gris, con un perfil de gestor esforzado más que de político. Pienso en un personaje de Gógol cuando veo a Àngel Ros: el protagonista de "El abrigo". Ros tiene un aire de registrador de la propiedad de provincias, o quizás de inspector de hacienda destinado a una zona inhóspita como castigo por su poca maña. En una campaña electoral, años atrás, aseguró tener ofertas de la empresa privada mucho más suculentas que el puesto de alcalde leridano. Lo soltó para demostrar -con un argumento indemostrable- que lo suyo es la inquebrantable "voluntad de servicio" al ciudadano. Recuerdo que asistí a un par de actos electorales de Ros porqué caí en su encerrona: el hombre se presentaba en una fiesta mayor de barrio y soltaba su discurso. En el centro, pronunció sus palabras en catalán y habló de valores cívicos, ciudadanía, cultura. En La Mariola -en donde yo trabajaba- lo hizo en buen castellano y habló de justicia social, de las conquistas del pueblo y etc. Sin embargo, la Mariola es un barrio de gitanos e inmigrantes con graves problemas de todo tipo: sociales, estructurales, de servicios, de seguridad... a los cuales el ayuntamiento socialista apenas ha aplicado bálsamos (y una brevísima política de subvenciones que se llamó "Ley de barrios" que Artur Mas se encargó de cepillarse nomás llegar al poder. Lo suyo era la gran política bussiness friendly.

A Ros no le silbaron en La Mariola, pero una señora del barrio que estaba a mi lado dijo: "Ahí está Marianico el corto". Pero los tiempos han cambiado y las personas están más hartas.Si hoy fuese allí Puigdemont no solo le lloverían silbidos: apuesto a que también habría tomates y huevos podridos apuntando hacia ese peinado de niñato de buena casa.

En las últimas elecciones, Ros perdió la mayoría absoluta en la que dormitaba plácidamente y pactó con Ciudadanos para formar gobierno. Años atrás hablaba mucho de Cataluña y del "catalanismo político", y si no me equivoco llegó a aproximarse al fantástico "derecho a decidir". Hoy se enfrenta al referéndum.

En Terrasa está Jordi Ballart, joven y algo más convincente, con una prosa que diría cercana a la del segundo Pedro Sánchez, el que descubrió una cosa llamada "izquierda". Ballart está lleno de buenos propósitos y lleva un par de años como alcalde y funambulista bastante competente, ya que también el PSC perdió la mayoría absoluta y pactó, in extremis, con... Convergència! A la vez (y por eso lo del funambulismo), Ballart lanza campañas de civismo buenrollista que uno diría inspiradas someramente en Podemos -o incluso en la Cup-. Podemos estuvo a pocos votos de arrebatarle la alcaldía -y presumo que se la quitará en la próxima contienda. Ballart afilió a Terrasa a los "municipios para la independencia" y lo hizo sin referendo alguno: espero que algún día deba dar cuentas de semejante estupidez.

Ballart hace sus mítines en catalán vallesano en el centro de Terrasa y en castellano (casi andaluz) en Can Boada. El mítin de Can Boada lo escuché entero y en directo: solo tuve que abrir la ventana y dejar que penetrase su voz algo impostada. Aquí también largó sobre luchas sociales y, en algún momento, puso la misma pasión euforizada en sus palabras que hubiese puesto en caso de dirigir su palabra a una acampada del 15M. Hubo una ocasión en que me preocupé por él: temí que le hubiera poseído el espíritu del Subcomandante Marcos (esos indios de Chiapas, con sus chamanes y su magia empática, son capaces de cualquier cosa). No hace falta contar que Can Boada registra una de las cifras más elevadas de paro de la comarca, y que en la plaza, los moros en chilaba estaban sentados en sus bancos de cada día y observándole de perfil y le prestaban la atención que se le presta a un documental de La 2 sobre especies exóticas de la selva de Madagascar.

Hay quien dice que la actitud de ambos alcaldes socialistas ante el asunto del referéndum de Puigdemont se explica mirando con quién ha pactado cada uno. Decididamente: Cataluña no es país de valientes. Pero yo me pregunto ¿se trata tan solo de estrategia de partido? ¿Se trata de mantener contento al socio que te permite seguir sentado en el trono? ¿De veras la dignidad personal ya no cuenta para nada?

Tanto Ros como Ballart proceden de esa parte del PSC que de vez en cuando usa el término "catalanismo" y que, según mi parecer, les ha perjudicado más que nada. Quiénes alguna vez confiamos en el socialismo catalán dejamos de hacerlo justamente por ese hilo musical "catalanista". Ese hilo musical que me lleva a recordar una y otra vez el párrafo de Juan Marsé en "Últimas tardes con Teresa":
¿Qué otra cosa podía esperarse de los jóvenes universitarios en aquel entonces si hasta los que decían servir a la verdadera causa cultural y democrática del país eran hombres que arrastrarían su adolescencia mítica hasta los cuarenta años? Con el tiempo, unos quedarían como farsantes y otros como víctimas, la mayoría como imbéciles o como niños, alguno como sensato, generoso y hasta premiado con futuro político, y todos como lo que eran: señoritos de mierda.

3 comentaris:

  1. DISCREPANCIES IDEOLOGICAS?...LA MAMELLA ESTIMAT,LA MAMELLA.
    A LLEFIA VAN VOTAR PP.PER QUE AN GARCIA ELS HI VA PROMETRE "LIMPIAR EL BARRIO",PARLARIA DE "MOROS" I "RUMANS"?.

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    1. Oliva: agraeixo que em llegeixis i comentis, però hi ha discussions en les quals no hi vull entrar. La xenofòbia d'Albiol i l'etnicisme petulant de Puigdemont són el mateix. No m'interessa gens el que diguin dos señoritos de mierda.

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  2. Mi duda, LLUIS, está en el Sr Maragall. Suponiendo que hubiera estado en condiciones de hacerlo, ¿porqué postura crees que optaría? , porque él, precisamente él, llamó al federalismo por su nombre y hace muchos años, antes de hablar del 3%, que ya lo venía proponiendo. Ahora bien, visto como está el patio y la postura adoptada por los compromisarios del Psoe y habiendo puesto a Varón Dandy en el poder, no tengo ni idea del ramalazo por el que se hubiera dirijido.
    Al día de hoy me temo que los socialistas están yendo "como cagallón por sequia", o sea, dando tumbos. Asíq ue no me extraña que cada uno de los líderes de las diferentes poblaciones lo que intenten es salvar su silla, que es, a la postre, lo que intentan de una manera u otra toda esta camada de políticos que a duras penas han logrado traspasar la primaria, pero que se ponen títulos y licenciaturas comprados en el rastro de Les Glorias a peso.
    Salut

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