15 de juny 2022

Y DESPUÉS LLEGARÁ EL ALBA



Me senté en la silla al lado de padre. El doctor Guardiola me había advertido: 
—Es probable que esta mañana sea la última mañana de su padre. 

En otra habitación de la clínica para moribundos alguien tenía a Beethoven en su transistor. Creí distinguir un fragmento de la Sinfonía Heroica y se me ocurrió que el aparato era un Radiola. ¡Qué raro es todo, a veces, joder!

Miré los ojos grises y aguados de padre. Se le habían aclarado las pupilas en esos meses finales, y eso me pareció algo muy extraño. Quizás teclearé en el oráculo de Google: ojos que se aclaran antes de morir, me dije, a ver. Entonces él me vio y me sonrió, y los músculos de la sonrisa le dolieron tanto como si levantase un peso muerto de cincuenta quilos.

Me di cuenta de que muy pronto padre se secaría la vida del rostro con una toalla tejida con hilos de sueños. Una cucaracha enorme golpeó levemente el cristal de la ventana con sus patitas de astilla aterciopelada y siguió fachada arriba, hacia el tejado. Creo que en el tejado, al lado de la chimenea de la calefacción, tiene tres docenas de huevos como balones de baloncesto, y los acaricia con un esmero y una amabilidad que conmoverían al espíritu más gélido. La cucaracha madre gigante sabe que los parias heredarán la tierra, y cuida con cariño a los herederos. Ahora, de repente, escucho la Marcha Turca del músico alemán con la sordina que imponen las paredes, súbitamente blandas y traslúcidas como un himen. El mundo se desvanece en un blanco de dentadura postiza marca Kukident. El moribundo que muribundea en el lecho al lado de la cama de padre fue maestro de escuela rural, insiste en ese extremo cada vez que me ve. Yo le saludo con la mano.

Llevo tres días intentando escribir la reseña de un libro, pero la reseña se me resiste. Quisiera tenerla lista antes de la muerte de padre, pero me temo que no podré. Me di cuenta de que sería imposible en la primera línea de mi reseña, cuando escribí “Esa novela, escrita en 2015 y publicada en 2017…”. Tras haber tecleado esas palabras dudé de que eso fuese una novela. Quizás no lo era. Quizás no era ni tan solo un libro. Quizás nadie la había escrito y yo no la había leído. Llamé a un conocido que sabe mucho de literatura y me dijo que no le constaba la existencia de ese libro pero que investigaría y ya me diría algo. No me llamó nunca más, como hacen aquellos a quienes les has prestado un libro y no te lo han devuelto. Su mujer, con la que me crucé un día en la calle, cerca de la sastrería de los disfraces, hizo como si no me conociera de nada y se puso a contemplar las nubes. Cuando pasé a su lado la oí murmurar para sus adentros, tan deseables como inalcanzables:

—Ah! Quanto sono belle le nuvole…!

Et adès serà l’auba, dijo un poeta occitano y antiguo. Recordé las palabras del doctor Guardiola: esta es su última mañana.

Le pregunté a padre si ahora, en el final, pensaba que la vida era el cumplimiento de una pena. Bueno, en verdad le pregunté si pensaba que vivimos en el purgatorio. Y si fuese así, entonces ¿cuál fue nuestro pecado? Padre asintió con una sonrisa bonachona, dolorosa pero satisfecha. Y, aunque lo intentó, no pudo articular palabra alguna. En su última mañana la afasia acompañó el esclarecimiento de sus pupilas. Y la cucaracha.

Luego, cuando esperaba al autobús que me devolvería al pueblo en donde vivo y ejerzo de maestro rural, me llegó su voz como si viniese de un transistor lejano:

—El delito, hijo mío, es haber vivido. Discúlpame por haberte engendrado, si puedes.


2 comentaris:

  1. Somos un cúmulo de circunstancias, es la realidad radical, nada de virtualidades, LLUIS, un cúmulo. Y aunque creamos en las casualidades, eso nos da margen de maniobras para ilusionarnos, no las hay, lo que hay son causalidades. Una lleva a otra que desencadena otra y así hasta la causa final. Tu viniste al mundo por esas circunstancias, al igual que yo y quien te lee. No es necesario perdonar a nuestros progenitores.
    Por otro lado siempre tendremos la libertad de poner fin a la obra de teatro que es la vida.
    Un abrazo
    salut

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  2. ¡Qué raro es todo a veces,...!

    Saludos,
    PODI-.

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