20 de juny 2022

ALGO MALO LE PASA A LA DEMOCRACIA EN ESPAÑA

El fantasma que recorre Europa se ha aparecido en Andalucía, aunque lleva tiempo apareciéndose por acá. En Cataluña se ha manifestado ya varias veces.

Leo las valoraciones de las elecciones andaluzas sin salir de mi asombro, que es un trasunto de mi inquietud. Algo malo le pasa a la democracia en Europa. No se trata de quien saca más votos, no se trata de mayorías o de minorías: se trata de la cifra más alta. Y la cifra más alta, con diferencia abismal, la ha sacado la abstención. La abstención, eso que todo el mundo soslaya por dejadez o por pereza. Sobretodo por pereza.

En Andalucía no ha votado ni tan siquiera la mitad del censo. Sin embargo, el ganador sonríe y el perdedor busca excusas. Cuando no hay ni sonrisas ni excusas posibles. En las elecciones andaluzas ha triunfado el fantasma del desastre y todo lo demás son monsergas. 

Las últimas elecciones regionales catalanas, incluso trasvestidas de nacionales, solemnes y plebiscitarias, solo llamaron a un pelín más de la mitad del electorado. La mitad se quedó en su casa, se fue de copas, al cine (en su casa, mediante Netflix) o simplemente se olvidó del asunto tan trascendental que le planteaban los muñecos de la tele. Puede que la gente se haya cansado de autonomías y que voten más en las elecciones nacionales, pero en las europeas el voto es ridículo y, sin embargo, Europa manda mucho.

Algo malo recorre España. Cuando el elefante entra en el salón y nadie lo nombra es cuando suceden los peores desastres: no es necesario ser psicólogo clínico para saberlo. Tenemos al elefante dando bandazos en el saloncito.

Los partidos prefieren decir que han perdido antes que nombrar a la abstención. El ganador no la nombra por motivos obvios, aunque se sabe herido de muerte.

En un examen, sacar un cuatro obliga a irse a la recuperación.

Hace poco, en mi centro educativo pasamos algunas encuestas al profesorado. En más de una de ellas respondió el 30 o el 40%, y nos vimos obligados de insistir, a repetir. Es lo más lógico. No se pueden tomar decisiones cuando solo se ha manifestado menos de la mitad del personal. No tendría sentido alguno tomar decisiones cuando la mayoría se ha abstenido.

Al paso que vamos, un 20% de participación en unas elecciones nos parecerá algo normal. O aceptable. Es lo que hay, nos dirán, y acataremos. 

¿Qué se puede intuir tras la caída de la participación?

Me sabe mal ser tan funesto, tan agorero: lo que hay después es el fin de la democracia en Europa.

5 comentaris:

  1. Varias preguntas me asaltan en esta entrada, vamos a ver si podemos discernir algo más:
    ¿Cuáles son las verdaderas causas de no ir a votar?
    Si no se encuentra cabeza de lista idóneo para votar ¿debemos votar a otro o podemos abstenernos no yendo presencialmente a votar?
    ¿El no ir a votar no forma parte del voto de los desencantados y es otra forma de voto?
    Si una persona gobierna con tino ¿no crees que llamaría la atención a no votante e iría a votarle en las siguientes elecciones?

    Hay varias preguntas más, pero estas son los entrantes.
    Un abrazo

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  2. La falta de identificación con las opciones electorales creo que es la causa de ese más del cincuenta por ciento de abstención.

    Hilando más fino todavía, el descalabro de los partidos de la izquierda en una comunidad con un alto índice de pobreza, sorprende más aún, y creo que obliga a esos partidos de pseudo-izquierda a hacer una profunda revisión de sus planteamientos. Quizás no han reparado en que a su electorado le importa mas el coste de la compra diaria que el tratamiento a los "transgenero".

    Saludos.

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  3. Los datos de participación que das no son reales. La participación en las elecciones andaluzas fue del 58.3%, lo que no es mucho pero es algo más que sostener que no ha votado ni la mitad del censo: DATOS PARTICIPACIÓN ELECCIONES ANDALUZAS 2022

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  4. Y más: De entrada decir que no he entrado en ninguna página a decir lo que pienso, en esta haré una salvedad.
    Psoe no escarmienta: la culpa según Adriana Lastra, ser incompetente, analfabeta funcional, vividora del sistema desde los 18 años ( Secretaria de Movimientos Sociales y ONG de la FSA-PSOE (2004-2008).
    Diputada en la Junta General del Principado de Asturias (2007-2015).
    Secretaria de Política Municipal de la FSA-PSOE (2014-2016).
    Diputada por Asturias en el Congreso de los Diputados (desde 2016).
    Vicesecretaria general del PSOE (desde 2017).
    Portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados (2018-2021)), es de que las elecciones se han convocado en UN MAL DÍA y eso ha perjudicado a su partido.

    Según los de Teresa Rodriguez, el voto progresista ha hecho que no entrara VOX, !pa mear y no echar gota¡, no serán los suyos porque ha sacado un escaño menos y no será que no le pidió Susana Díaz su ayuda en San Telmo para lo que se venía encima , ayuda que negó en dos ocasiones y en las que nunca votó una sola medida a favor del Psoe.

    Los del PSOE...en fin un tipo puesto a medida para que la Susana no hiciera sombra al Kennedy de Madrid, no para enfrentarse al PP ni a VOX, sino para que no se enfrentara al mismo PSOE. O sea, nada.

    VOX: Ya no marchará del listado como lo ha hecho Podemos y Ciudadanos. Lo alimentan el PP y el PSOE, porque siempre hablan de ese partido como culpable, y no de lo que hay que hacer para desfacer los entuertos.

    PP: se ha llevado el gato al agua. Los comisionistas se frotan las manos, los constructores están que no cagan, los fumadores de Cohibas no ven techo...Tranquilos, no sabrán administrar su triunfo.

    ¿A quién puñetas se ha de votar si lo que hay apesta y lo que apesta vale más no ponérselo.
    Un abrazo...y salut ¡

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  5. Pues sí, un 58% por ciento de participación, algo más que aquí, que fue de un 53%. De todos modos, hay que hacer una reflexión sobre la baja participación, porque si el ciudadano renuncia a la única herramienta de que dispone para controlar a los políticos, es que algo raro está pasando.

    Aquí en Cataluña la paradoja es que la mayor parte de la población no es independentista, y en cambio en el Parlament, la mayoría de diputados lo son.

    Por lo que parece, al ciudadano medio la política le importa un bledo, y si los ciudadanos no hacemos política, alguien indeseado la hará en nuestro lugar.

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