14 de febr. 2013

Mecánica hidrológica


Todos sabemos que el mapa no es el territorio, pero todos creen en los mapas y no saben casi nada de los territorios. Los caminos -los de verdad y de polvo- se bifurcan, juegan y engañan. Las sombras de los árboles en los senderos simulan rostros humanos. Los ríos juegan con la orografía, desplazan pueblos y civilizaciones.

Con tan sólo algunos siglos Venecia será un desierto, mientras que Kandahar será Venecia. Los antiguos egipcios tuvieron que desplazar toneladas de piedra labrada y esculturas enormes de sus reyes y sus dioses porqué un brazo del Nilo abandonó la ciudad de Ramsés II y se marchó cincuenta kilómetros al sur.

Hace dos días paseaba lentamente, envuelto en ropas de abrigo, por el caminito que bordea el río. El cielo se cubría y nevaba un poco más al norte. El viento arrastraba copos dispersos, cometas, avisos. Me invadía la nostalgia de las cosas que no sucedieron, y me acompañaba el aliento peligroso de dos perros sin collar por el camino polvoriento. Los bichos me andaban siguiendo desde cientos de metros atrás, con los colmillos al viento. Creo que llegué a escuchar el silbido del aire en sus fauces.

Los ríos fluyen y cambian su curso, y uno cambia sus ideas conforme crece, envejece. Los surcos de la piel en el rostro son los ríos que nos surcaron. Las arrugas del rostro también son los ríos que nunca navegamos y eso nos duele. Fui vegetariano, idiota, conservador, cristiano, anarquista dinamitero, maestro de primaria, obrero, transportista.

Fui mala persona y también generoso, místico, cinéfilo, escritor y mal lector. Fui loco, sensato. Demasiado sensato, posiblemente. Fui sombra y luz. Pero me habría gustado ser destello. Pasé una noche encerrado en un bar de la calle Robadors colgado de ácido. También estuve tres días en un monasterio. Una vez fui presidente de una mesa electoral y salí a fumar a la calle en compañía del único fumador de la mesa: un señorito de derechas, de Esquerra Republicana.

Siempre fui pobre: recuerdo que mi padre me decía cuidado con el dinero, que sale muy caro.

Ahora sólo quiero irme lejos, muy lejos. Más lejos. Cada vez que me encuentro ante el río pienso esto.


13 comentaris:

  1. El meu pare quan tenia seixanta anys ens va deixar i se'n va anar a Xina. Va tornar al cap de mig any. Van oferir-li una feina temporal i la va agafar per veure Xina perque la feina estava molt mal pagada però ell deia que si no ho feia, mai tindria diners per anar a Xina. Va visitar també Vietnam, Laos i una colla de països Asiàtics.

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    1. Crec que l'entenc, i espcialment si va aprofitar per veure Vietnam i Laos, que deuen ser fantàstics. Tot i això, jo crec que a la Xina no hi aniria ni cobrant.

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  2. Es dificil huir de uno mismo, Lluis, al final te terminas encontrando con un desconocido...Un saludo..

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  3. Aquí o on vagis tindràs el mateix passat. Si marxes pots canviar el futur però cada vegada sóc més escèptic amb el "Nord enllà"... o amb el Sud idíl·lic que ens volen vendre...

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    1. Evidentment hem d'aprendre a viure sense tòpics facilets creats per agències de viatges...

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  4. los ríos fluyen pero acaban llegando al mismo sitio o quizás un poco más abajo, pero arrastrando los recuerdos con ellos. No hay a donde huir, ya no.

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    1. Bueno, la mención a la ciudad de Ramsés II la he puesto precisamente porqué los ríos no van siempre al mismo sitio (lo he descubierto hace muy poco):
      http://www.ibericadeegiptologia.com/index.php?option=com_content&task=view&id=229&Itemid=604

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  5. Quedar-se quiet mirant passar l'aigua o seguir-ne el camí. Qualsevol cosa menys entrar en un bucle.

    I quina gran veritat la de Temujin!

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    1. El Temujin ha deixat una veritat terrible i molt inquietant. Formula la inquietud que ja va preocupar Sòcrates fa milers d'anys i que no hem resolt...

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    2. Me n'alegro molt que els comentaris hagin anat cap a la cosa filosòfica, encara que j tan sols pretenia penjar unes fotos.

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  6. Y, la mayoría de las veces, en esos mapas personales que se trazan en la mente, señalamos, con excesiva prontitud, las zonas el río menos profundas. Se nos olvida que el río cambia, empuja, horada...

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  7. No sé que té l'aigua en moviment d'un riu que ens hipnotitza, com el foc. La Clepsidra que medeix el nostre temps. De vegades el riu s'alenteix i segeuix meandres. potser és hora de buscar un pendent on el riu agafi força i ens digui a altres llocs. Amb tot el riu no oblida els paratges per on ha passat i porta en suspensió partícules dels llocs on ha passat.

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