19 de març 2020

El enemigo no es invisible


Primer Jueves de Confinamiento

El virus es un ser microscópico, que según las infografías de la TV tiene aspecto de invasor extraterrestre, verde, con tentáculos y ventosas. Se desplaza por la pantalla con la determinación impasible y lenta de los peores monstruos. En su lentitud hay algo muy terrorífico, muy del cine antiguo, cuando los medios técnicos de los efectos especiales no permitían la velocidad: el diablo de "La noche del demonio", avanzando por los raíles del tren en la escena final es horrible porque parece que no llega nunca, es exasperante. Uno desearía que fuese más rápido y terminar de una vez.

El confinamiento empuja a las personas a escribir más. Los que escribían un par de líneas a la semana ahora escriben media página cada día. (Eso se llama grafomanía, y a mi también me afecta, aunque yo llevo años con esa manía).

Leo textos de personas, madres y padres jóvenes, que cuentan lo difícil que es la convivencia en espacios pequeños con sus hijos, niños y niñas incapaces de contener su energía en los pisitos que habitamos. Hasta hace un par de días, cada tarde escuchaba, a través del balcón, los gritos y las risas de los niños que jugaban en la plaza de al lado. Llevamos dos días de silencio. Nadie juega a la pelota, las canastas de baloncesto no chirrían, no hay porterías de fútbol improvisadas con cartones o chaquetas amontonadas. Esos niños están en sus casa y el encierro va para largo.

Pero luego está lo otro. El padre encerrado en casa. Encerrados con un padre violento, con un marido agresivo. No he leído ningún relato sobre eso, los niños no escriben relatos sobre eso. Las víctimas suelen callarse. Evadirse, si pueden. En muchos de esos pisos pequeños, el enemigo no es invisible. Es demasiado visible, demasiado evidente. Ni es una esfera verde con tentáculos ni se mueve despacio. Es grande, caprichoso, ruidoso y raudo.

Conozco la situación familiar de algunos alumnos y me temo lo que viven. Algunos intentan pasar el máximo de horas posibles en la calle para evitar ese horror doméstico llamado "familia" que espera entre las paredes. Ahora no hay salida. Son ellos, no por casualidad, quienes primero devuelven los trabajos que les mandamos por correo electrónico. Claro. Necesitan ocuparse en algo. O encerrarse en sus mundos virtuales. Mientras escuchan esos pasos que van arriba y abajo del pasillo, las voces en el comedor o en la cocina. En muchos pisos no existe la habitación propia que reclamaba Virginia Woolf. Cuando gritan es insoportable. Cuando callan es peor, uno tiembla mientras imagina lo que se vendrá después del silencio.

Hay una alumna que teme que la locura de su padre esté en los genes, que lo lleve dentro esperando con paciencia insufrible, teme a los síntomas de un contagio que se produjo en la concepción. Me pregunto como debe leer los mensajes que hablan de las bondades del confinamiento. Para que pueda zafarse del enemigo microscópico e invisible la han encerrado con el viejo enemigo grande demasiado visible. Como en una película de terror, como en un experimento diabólico. Pero de verdad.

9 comentaris:

  1. Verdaderamente terrible y triste. Puedo imaginarlo, pero yo tuve suerte, no había virus, tenía puerta trasera, campo, y piernas para escaparme...

    Salut

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    1. Este virus y el confinamiento nos pillan creciditos y autónomos, y provistos de espacios propios (o más o menos propios). Imagínate la situación en los otros casos, que podrían ser muy numerosos.

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  2. Sí, aquest blog és un dels pocs espais de llibertat d'expressió que conec... No suporto els tuitàires... En fi, em pregunto quantes morts empeses per la desesperació hi haurà abans o després del confinament... avis (o no tan avis) morts sols a casa (per crvs o no), persones que es llevaran la vida, agressions familiars... Però, d'això, no se'n parlarà... Potser algun investigador valent i transgressor s'atrevirà a fer-ne un estudi, si li deixen...
    I els hospitals privats..., què? potser s'haurien de tornar públics durant aquest període, no? I les residències privades d'avis, és "saludable" aquest aïllament sense que els familiars puguin apropar-s'hi, comprovar la salut dels avis, comprovar que el personal cuidador estigui en condicions físiques i psíquiques per cuidar-los... A les residències d'avis, en aquest moment, s'ha prohibit qualsevol activitat socialitzadora dels avis (fisioteràpia, activitats d'exercici, etc...). Quina crueltat extrema... I als pobres alumnes, vinga a "matxacar-los" amb deures en línia? Qui té el cap (a casa, morint-se de fàstic i amb la ràdio eixordant de pànic) per fer deures o corregir-los... Aprovat general, i avall!
    En fi..., no tinc clar res de res. Tot plegat ho veig fosc, obscur, irracional, il·lògic... I no m'agrada gens allò de "ara no toca pensar, toca actuar"...
    Pensament crític i acció o no acció, han de ser un tot u. En fi, un dia més o un dia menys... segons com es miri. Salut a tots i totes :)

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    1. És probable que les autoritats donin el curs per acabat i santes pasqües. Jo diria que ho faran aviat, sobretot quan es comença a parlar de què a finals d'abril la situació podria ser la més aguda. Mentrestant es pretén donar sensació de mínima normalitat, per no disparar el pànic a una crisi econòmica i social de grans dimensions. La Merkel, curiosament, està parlant d'això. Els teòrics del decreixement deuen pensar que els ha arribat el seu moment.

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  3. En fi..., no tinc clar res de res"

    Jo tampoc, de veritat. Jo tampoc.
    Si puedes, MAITE MAS, date una vueltecilla, (sólo por hoy) por Tot, verás más caras de esta moneda.
    Una abraçada
    Miquel

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    1. Debemos visibilizar todas esas realidades pequeñas o grandes, pero invisibles.

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  4. Quién acabará antes con la gente, el virus, la reclusión, la actitud sin control verbal de muchos en cualquier sentido, la manipulación que se ejerce, mi propia verborrea? Pobres criaturas, las que tú mencionas y otras muchas, ellas son las que lo tienen peor. Al fin y al cabo, dicen, nosotros somos adultos. Y si ánimo de ofender, permitidme que me ría.

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    1. debemos cuidarnos de nuestra propia verborrea, eso también lo pienso. No alarmar, controlar el catastrofismo. Pero a la vez nombrar y señalar los infiernos pequeños. Bueno, por cierto, Anna: celebro tu comentario aquí. Eres muy bienvenida.

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  5. La "verborrea" és ara una de les poques possibilitats que tenim tots de desfogar-nos controladament,Anna ;)

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