27 de març 2020

La enfermera romántica


Viernes 27 de Confinamiento

Me pregunto en qué pensará quien haya leído el título y haya decidido entrar a leer. ¿Estará pensando en una joven y bella enfermera enamorada? ¿Enamorada de un joven y apuesto doctor que se parece al Jeremy Irons de "La mujer del teniente francés"? ¿Una enfermera enamorada de su profesión?. Esa profesión que hoy aplaudiremos a las ocho, en el balcón.

¿Estamos asistiendo a la romantización de la enfermería?

El fragmento que sigue se publicó en el lejano Uruguay y no trata de enfermeras, si no de maestras.
Hace unos días apareció en la prensa la noticia de una maestra rural que hace 120 kilómetros en moto, cada día, para ir a trabajar porque la escuela no tiene un lugar para vivir y tampoco hay ómnibus que la lleve. “Ella ama lo que hace y no se queja” dice la crónica. 
Leía los comentarios de la noticia, y era unánime la opinión destacando la vocación de esa maestra en particular, contraponiéndola al imaginario de “docente haragán” que parece que es una especie de docente propia del medio urbano. En ese relato, el docente es sinónimo de mínimo esfuerzo, y el fuerte contraste con esta historia, los pone aún más de manifiesto. Y, según esos comentarios, la docente “no se queja” porque su vocación la ayuda a superar obstáculos. Según casi todos los comentarios, al “resto” le falta la vocación que a esta maestra le sobra.
Quizás alguien pensará que el texto tiene poco que ver con las enfermeras españolas de hoy. A mi, a pesar de las distancias, me parece oportuno. El artículo uruguayo sigue: habla del peligro de romantizar la vocación de la maestra que no se queja del sueldo bajo, y habla del peligro de banalizar la profesión a través del romanticismo, del terrible riesgo de promover la vocación por encima de la profesionalidad, la formación científica y el sueldo digno.

Hace pocos días leí la entrevista a una maestra catalana que proclama, con emoción, que desde pequeña soñaba con ser maestra. Esa misma maestra les espetó a sus alumnos: "habéis sacado muy malas notas en las pruebas de competencias básicas, me dieron vergüenza vuestras notas, no seréis nada en la vida". Todo el romanticismo se fue al traste en los escasos cinco segundos que tardó en pronunciar su admonición. No todo lo que llora es romántico. O dicho de otro modo: más ciencia y menos vocación. Los niños más gamberretes son los que afirman querer ser policías de mayores, esa es su vocación.

A día de hoy descubrimos que una profesión arriesgada, difícil y maltratada es, precisamente, una profesión romántica, heroica. Las enfermeras son heroínas y así se soslaya el recorte presupuestario en sanidad pública. Pronto saldremos a los balcones para aplaudir a las cajeras de los supermercados. Yo ya le he dado las gracias a más de una, en el Mercadona, y lo hago de corazón y emocionado. Su sacrificio es nuestro asidero. Pero también sé que el empresario les da el sueldo justo que marca la ley. A veces el empresario se muestra generoso y les paga 20 euros más de lo que estipula el convenio. En este caso también se aplaude al empresario, y se le aplaude con entusiasmo. La generosidad de los ricos es cosa de admirar. Si se la compara con la tacañería de los pobres es más encomiable todavía.

Mañana el virus se irá por donde se vino. Lo celebraremos. Algunos auguran una explosión hedonista y otros, por el contrario, aventuran un largo tiempo de prudencias extremas, de desconfianzas, de medidas preventivas y de distancias tras el aprendizaje del miedo al otro. El mundo que viene no es mejor.

Quizás será un mundo más romántico, eso sí. A quien le guste el romanticismo de heroínas vocacionales y vírgenes suicidas eso le gustará. A mi no me gusta.

4 comentaris:

  1. Esto se olvidará, porque el ser humano está hecho de trampa y cartón. Trampa porque le gusta engañarse y cartón porque aunque parezca un material compacto, está presto a diluirse en cuanto le caen unas gotas de agua.

    La historia, LLUIS, se repite siempre (Hegel), y es así. Acabada la II mundial y con millones de americanos muertos, desde el estado americano se instaba a la gente a consumir para ser buenos ciudadanos.

    Hoy pesan los mismos argumentos. No se paraliza totalmente la nación porque no se podría arrancar, así de sencillo.

    Hay profesiones que seguirán siendo vocacionales, enfermería entre ellas (no digo medicina, eso en ocasiones es hereditario -familia Trias-, otras simbólica -exhonorable-, y otras de aprovechamiento de la marca -Barraquer-, siendo la marca de primera calidad, por supuesto).

    Pero enfermería es sin duda vocacional. No hay sagas de enfermeras, porque la enfermería al lado de la medicina es como comparar un 600 con un Cadillac, los dos tratan con enfermos, pero la óptica conque se les mira es bien diferente.

    Y no, es cierto, el mundo que viene, el que ya está aquí, el que empezaremos a partir de un mes, no será mejor.

    Falta eso, un mes para comprobarlo.

    Salut

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    1. Exacto. El mundo que viene tras el virus no será mejor. Lo sabemos todos.

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  2. Lluís, yo creo que hay que pagar el sueldo que cada uno se gana ejerciendo su trabajo y dejarse de monsergas y vocaciones, que eso es cosa paternalista. Un sueldo justo y equitativo.
    Tú lo dices: más ciencia y menos vocación.
    Creo que hay que aparcar la emoción y ejercer la profesión con rigor y responsabilidad. Las cosas no se hacen así o "asá" porque te lo piede el cuerpo, responsablemente deben hacerse bien, con independencia de las emociones momentáneas. Sin responsabilidad no hay libertad.
    No concibo el cálculo de una estructura atendiendo a mis emociones, no puedo pensar una solución constructiva aplicando criterios sentimentales. El trabajo debe estar bien hecho, si no es así, el edificio se cae por más vocación que le eches al asunto.
    Cuando un cirujano extirpa una próstata no puede estar pensanso en mandangas emocionales.

    La escuela debe fomentar el rigor, la precisión, la seriedad, la cordura y rechazar el arrebato y las actitudes apasionadas. La vocación es una "virtud" romántica o una forma de misticismo que nada tiene que ver con el conocimiento científico o racional.
    Salud
    Francesc Cornadó

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    1. Exacto. En esta lucha estamos muchos. Más ciencia y menos vocación. Razón y conocimiento. Lo vocacional es irrelevante. O dañino. El progreso de la civilización depende del conocimiento. Mussolini era vocacional.

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