A mi antiguo amigo Salvador Balcells
Medusa. Jueves, 10 de MarzoEl local de la Asamblea Nacionalista que inauguraron debajo de mi piso está clausurado. No he observado ningún movimiento en varios días. Quizás obedecen a las consignas españolas. Quizás creen obedecer las consignas del presidente regional. Quizás solo les atenaza el miedo a la muerte y están asustados, sin presidentes ni patrias que les amparen. Les imagino conspirando en silencio en sus casas cerradas a cal y canto y con su Tuiter, sus foros, su Tv3, su melancolía. Encerrados en sus casas convertidas en Cataluñas más pequeñas todavía. La mayoría de sus socios son gente mayor y frágil. Son nacionalistas pero sienten el mismo miedo a la muerte que cualquier españolazo, que cualquier charnego, gabacho, moro o sudaca. Ahí el nacionalismo no se ha diferenciado.
Quizás por descuido o por dejadez, o quizás por un residuo de un cariño inexplicable, entre las personas que sigo por las redes hay un anciano muy nacionalista con el que me traté años atrás. El confinamiento me ha empujado (mal hecho) a responderle una de sus publicaciones. El hombre, en el declive de la vida (el declive que me acecha a mi y nos acecha a todos), ha decidido pasar el confinamiento publicando por entregas los artículos de una "Constitución catalana" que redactaron y aprobaron en un muy lejano 1991, en una asamblea independentista celebrada en Vinaroz. No hay datos de quiénes ni cuántos estuvieron allí. Su constitución es un texto de ficción distópica casi delirante, algo digno de figurar en una novela de Philip K. Dick. Se habla de pueblo, de nación histórica, de países catalanes: "de les Corberes al Segura i del Cinca a Menorca".
Le propuse, al anciano independentista histórico, debatir sobre sus ideas. El confinamiento será largo, debería ser un buen momento para ese diálogo que exigen a menudo. Me respondió con una evasiva rara: el mundo es como es y no podemos hacer nada. Es la respuesta que quizás le dió un comandante de las SS a un prisionero en Auschwitz. O el guardián del campo de reeducación de Kolimá a un internado por discrepar del régimen. También me dijo: eso es un documento histórico. Conforme nos hacemos mayores nos gusta más la historia. Porque conforme nos alejamos de la fecha del nacimiento empezamos a sentirnos parte de la historia, que es el cuento que trata de los muertos. Y empezamos a convertir nuestra vida en una parte interesante de la historia cuando, en realidad, no fuimos nunca nada relevante. Creo que, pasada cierta edad (que yo sitúo en los 50 años) uno quiere convertir el accidente en meollo, en esencia.
Imagino la sede de la Asamblea Nacionalista vacía, oscura, silenciosa. Un aliento lúgubre recorre sus breves estancias abandonadas por miedo a morir, olfatea las banderas, las camisetas votivas, la cajita de caudales con los donativos. Una medusa horrible ahuyentó a los jubilados, que se han encerrado a cal y canto en sus casas. Más de uno encarga sus víveres por Glovo, estoy seguro. Los ciclistas de Glovo siguen transitando los carriles bici. Vi a uno de ellos comiendo en un comedor social. Quizás eso no les importa mucho a los viejos nacionalistas de toda la vida, los que como mi antiguo amigo se han enclaustrado para publicar artículos de una constitución catalana que habla de realidades paralelas y de países catalanes y de naciones milenarias sometidas por un enemigo que, paradójicamente, les paga la pensión de jubilados cada mes. Quizás murmuran: el mensajero de Glovo es un charnego.
Un día les llamarán al timbre y ellos abrirán, pensando que llama el charnego de Glovo. Pero se darán de bruces con la Medusa. Y entonces, quizás, comprenderán que no eran catalanes sometidos a un imperio exterminador. Quizás entonces comprenderán que eran seres humanos y que su infierno era el de todos, el de todas. Entonces verán el rostro de la Medusa y la bandera con la estrella no les servirá de nada, no les protegerá. Quizás entonces, en el último suspiro y mientras contemplan la faz inmensa de la Medusa y su boca capaz de tragarse universos enteros de un solo bocado, comprenderán que no debieron poner fronteras.
Jamás, jamás en catorce años y casi tres meses que llevo por allí (TdC), he visto a nadie de Omnium, ni de la ANC venir a echar un cable.
ResponEliminaJamás han picado a la puerta para saber si pueden venir un día a la semana, al mes, al trimestre o al año.
Es cierto, que el comedor está en una zona donde ellos pisan poco y las banderas son las menos, porque nos consta, al menos me consta a mi, que no hay comedores sociales en San Cugat, en Tres Torras, la Bonanova, ni en San Gervasi.
Quizá por eso estén tan alejados de la realidad, porque no creen, desde sus cremats en Palafrugell, que en esta Barcelona tiene extra-radio, y si acaso han oído la palabra, creen que el extra-radio es donde ellos tienen a bien el pernoctar.
Salut
"(...) Lo suyo [de la gente de Òmnium / ANC] es la ficción y los Países Catalans (...)". Y la tergiversación. Y la apropiación indebida. Y la suplantación. Y el robo descarado. La tergiversación y apropiación indebida en que consistió, por ejemplo, aquella exposición itinerante de "Òmnium lider de la lluita antifranquista" (!!!!???), ellos, más franquistas que Franco, ellos, els catalans de Burgos, liderados por un NAZI confeso como Sendrós, admirador de Hitler, el que escribía en la prensa conminando a ir a Madrid a "ametrallar madrilenys de merda"... O realizando, en horario laboral y desde la Llibreria de la Generalitat (dinero público!!!!) llamadas a cada momento para vender su libro de gastronomía en pro de la caixa de solidaritat pels pèssols pulítics (los puse a parir en las 3 ó 4 ocasiones en que me llamaron... me temo que enciclopèdia catalana debió pasar los teléfons a esta gentuza). No sigo, que se me había acabao el Torres 10 y me he tomado 2 copas de Torres 5...
EliminaSalut i internacionalisme!
Manel C.
Qué texto tan impactante como crudo. Como son las cosas, de este mundo.
ResponEliminaCorroboro este párrafo: "Conforme nos hacemos mayores nos gusta más la historia. Porque conforme nos alejamos de la fecha del nacimiento empezamos a sentirnos parte de la historia, que es el cuento que trata de los muertos. Y empezamos a convertir nuestra vida en una parte interesante de la historia cuando, en realidad, no fuimos nunca nada relevante. Creo que, pasada cierta edad (que yo sitúo en los 50 años) uno quiere convertir el accidente en meollo, en esencia".
Lúcido Bosch.
Cuando le leo, no sé si cortarme las venas o salir al balcón y aplaudir. Casi siempre me quedo frente al ordenador reflexionando.
ResponEliminaGràcies, Lluís !
ResponEliminaDe les coses bones que ha portat el proces i aquest virus, em quedo amb els teus articles.
Sempre ajuden a pensar.
Una abraçada virtual !
Es lo que tienen las epidemias : igualan a todos.
ResponEliminaMira por donde se han acabado súbitamente los cortes diarios en la Avenida Meridiana, después de meses de inacción por parte de los Mossos y de la Conselleria de Interior.
Pero ¡¡Ay !!, nuestro inefable Torra ha multiplicado su campaña contra el "pérfido" gobierno de Madrid, culpándolo de la falta de materiales de protección sanitaria en Cataluña, cuando la realidad es que faltan en todo el territorio español.
Habría que recordarle al señor "president" de que la situación actual de la sanidad catalana deriva de los recortes salvajes de presupuesto iniciados bajo la presidencia de Àrtur Mas, y continuada por los sucesivos "governs" que llegaron detrás.
Pero a los "hiperventilados" les vale cualquier excusa, porque para ellos, : "De dia o de nit, la culpa es de Madrit".
RODERICUS, un detalle del Registro Mercantil:
ResponEliminaLa Generalitat de Cataluña las compra (las mascarillas), y desde hace años, las reparte una empresa (Logaritme Serveis Logístics AIE) que fundaron altos cargos de la sanidad autonómica.
Logaritme Serveis Logístics AIE es un nombre que pocos conocen. Se trata de una empresa-almacén pública de material hospitalario que fundó el Instituto Catalán de Sanidad (ICS) en 2002. Facturó 17,46 millones de euros el último ejercicio disponible en el Registro Mercantil. La totalidad de los ingresos de esta firma-nave industrial con sede en Sant Sadurní d'Anoia proceden del sector público. Ello no tendría mayor enjundia salvo por un detalle: los rivales aseguran que Logaritme "ha estrangulado" a la competencia, convirtiéndose en el único repartidor de material sanitario y no sanitario a los hospitales públicos.
Logaritme se fundó en 2002 en el Hospital Vall d'Hebron, de la mano de altos cargos de la sanidad pública catalana. Participada en un 97,32% por el ICS y el resto, por el Banco de Sangre y Tejidos (BST), la enseña vio la luz con el objetivo de centralizar las compras agregadas de material, incluyendo las polémicas mascarillas. ¿Con qué fin? "Comprar en bloque y, así, conseguir rebajas de precios de los proveedores. Que cada hospital no comprara por su lado, que salía más caro. Y optimizar la logística, con repartos más rápidos".
Pero... Logaritme no es un almacén que asesora, guarda y reparte lo que pide la sanidad pública catalana. "Nació como agrupación para servir al ICS, pero también a otros hospitales. Se creó como una suerte de pacto tácito entre los centros sanitarios más cercanos a la antigua CiU, agrupados en el ICS, sí, pero también en la Unió Catalana d'Hospitals (UCH), la de los privados; y los independientes, centrados en el Consorci de Salut i Social de Catalunya (CSSC)". Así nació Logaritme, la logística estrella de la sanidad catalana.
El ICS y hospitales rivales crearon en 2002 una logística única para obtener mejores precios y rapidez en la entrega de material hospitalario, incluyendo las ahora tan buscadas mascarillas contra el Covid-19.
A partir de aquí, Logaritme se ha convertido en dos cosas. Primero, en una colocadora de directivos. Se atribuye la idea de su creación a Josep Maria Via --uno de los grandes nombres de la sanidad catalana, exsecretario del Govern y exgerente del Hospital del Mar--, sí, como también a José Antonio Lázaro, ex alto cargo del CSSC. Su primer administrador fue Jordi Cussó, que dejó su puesto a Antonio Torres Gutiérrez (2012). A éste le sucedieron un exICS, Vicenç Fenollar (2014), y Enric Cardoner (2016), gerente al que el Instituto destituyó cuatro años atrás ante la amenaza de huelga del sindicato CGT por el deplorable estado de la empresa. Le relevó Albert Tarrats, otro exICS que había dirigido, entre otros, la empresa pública Gestió de Serveis Sanitaris (GSS) en Lleida y CARSA (Clíniques de Catalunya), el antiguo grupo Aliança.
Todo ello es información pública del Registro Mercantil. Pero hay más. "En segundo lugar, lo que chirría no son los vínculos de esta firma con el ICS, pues es una participada suya, sino con Gesaworld", alertan directivos del sector. Gesaworld es una consultora privada fundada, precisamente, por, entre otros, Albert Tarrats, administrador de Logaritme. El despacho buscaba mejorar los procesos de gestión sanitaria. En Gesaworld, privada, trabajaba el ahora jefe de la empresa que suministra mascarillas al ICS, pero también Montserrat Dolz, coordinadora de Procesos Estratégicos del Servicio Catalán de Sanidad (CatSalut).
Mientras el Govern culpa a Madrid de "interceptar o retener tapabocas" en plena crisis del coronavirus, su operador logístico de abastecimiento sanitario no presenta cuentas a la Sindicatura.
Por cierto, el gerente de Logaritme, Enric Cardoner, se subió el sueldo un 7,63% hasta alcanzar los 88.170 euros al año en 2018, siendo uno de los incrementos más acusados del sector sanitario público.