28 de gen. 2013

Catalunya, nuevo estado gallináceo



Y ahora ¿qué? ¿Qué plan tiene el tandem CiU-ERC para el nuevo estado? Si. ¿Cuál es el plan? Para cuando llegue el día y, de paso, para el tiempo que tarde en llegar. ¿Alguien ha oído una idea nueva? Dicen que no hay proyecto social sin proyecto nacional. ¿Podrían explicar, por favor, qué proyecto social tienen? ¿O cuál será? O mejor dicho: ¿en qué se diferenciará su proyecto social del que han puesto en práctica hasta hoy, des de hace treinta años, en el gobierno y en la oposición? ¿Cuáles son las nuevas bases que piensan construir para el proyecto político y social de la república catalana?

Estaría bien saber si el proyecto social que tendrán será el mismo de siempre o será lo que dicten des de Europa. O si se trata de cambiar Madrid por Bruselas, sin ninguna idea de emancipación económica ni de redistribución de la riqueza. Me parece que ahora es el momento de devolver la riqueza a la sociedad y de protegernos contra la especulación financiera mundial y europea. 


Necesitamos un nuevo marco, dicen. Si, un nuevo marco, de acuerdo. ¿Pero dónde está el cuadro que debemos enmarcar? ¿Porqué no lo muestran? El cuadro es de todos. Y lo podemos pintar como nos dé la gana. Todo el mundo puede pensar qué pintará en el futuro cuadro, o quién lo pintará. Si no les interesa como será el futuro estado es porque quienes tienen el poder querrían pintar lo mismo que pintaban antes pero con más dinero, más seguridad, más impunidad. 

Madrid ya no nos robará, tendremos pasta, nuestra pasta. Dicho esto, ¿piensan mantener la misma forma de administrarla? Para poner un ejemplo candente: ¿piensan seguir financiando los partidos como ahora, incluidas las vías ilegales y corruptas, y las legales de los “think tanks” y fundaciones? O bien ¿cómo piensan abordar el envite de la transparencia, la higiene democrática y la lucha contra la corrupción sin hacer cambios en el sistema? ¿Por arte de magia? ¿Porqué somos cojonudos y lo hacemos con ilusión? 

Quizás podríamos empezar a tener un proyecto, un buen escudo de anticuerpos y barreras de contención para defender mejor a nuestro pueblo cuando podamos ir solitos por el mundo. Pero quizás el plan es el de siempre: ir tirando, ir haciendo, peix al cove (1). Y si hasta hoy la culpa era de Madrid, mañana será de Bruselas. ¿Qué harán entonces los que hoy viven de hablar de un tema único: la independencia? Quizás tocarán fondo y hablarán de la crisis democrática, o quizás esperan ser recompensados y retirarse, o quizás entonces empezarán a decir que debemos ser independientes de Europa. Parece que cuantas más posibilidades tenemos de abrir horizontes, más limitan el discurso y el debate. Quizás ya es hora de ponernos a la faena. 

Además de la crisis económica hay una crisis democrática y una crisis moral. Cuánto peor va la economía, más impunidad jurídica y fiscal tienen los de arriba, los responsables del desastre. Menos poder real tienen los políticos, necesitan más policía para la seguridad -que es la suya-, y por lo tanto más crece la población penitenciaria, que se nutre, cada vez más, de los de abajo, de los que más sufren la crisis, el expolio de los de arriba. El círculo es infernal. Un estado nuevo tiene la obligación de invertir este funcionamiento perverso. El resto es engañar. Espejismos, entelequias, impostura y ceremonia. Vuelo gallináceo.

Xavier Montanyà, De quin estat parlem?
(Traducido del catalán por una servidora, con permiso del autor. Las fotografías que lo ilustran no estaban en el original)
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(1). Peix al cove es la expresión que popularizó Jordi Pujol para justificar (¿disimular?) el fiasco de sus negociaciones con el estado, y que puede traducirse por pájaro en mano

25 de gen. 2013

Pasión y muerte del diputado Barsut, cinéfilo

dedicado a Jesús Franco, porqué la banda sonora del film Vampyros Lesbos me ha acompañado en miles de kilómetros de carretera


Barsut dobló la esquina a toda prisa, con los talones pegándosele al culo. La callejuela estaba oscura y olía a mierda de gato y a botella de vino rota. Cuando se dio cuenta de su error ya era tarde: se había metido en un callejón sin salida. Una abrupta pared de ladrillo rojo le cerraba el camino Era el fin. Le pareció que estaba actuando en una escena eliminada de West Side Story, una película que siempre odió porqué aborrecía las versiones en que Romeo y Julieta aparecen encarnados en delincuentes. Sobretodo si son de clase baja.

Se paró y escuchó. Nada. Parecía como si los pasos que le perseguían hasta unos segundos atrás se hubiesen desvanecido en el aire. Pero había algo inquietante. Incluso el silencio parecía haber enmudecido. Sin ruido de coches, de sirenas, de viento. Sólo escuchaba su corazón acelerado, furioso dentro de unas costillas a punto de estallar. Se acordó de Alien, película en la que a un obrero le estalla el abdomen para parir a un bicho asqueroso, proletario del terror hambriento. No le gustó Alien, porqué no aparecía ningún personaje noble ni elegante en casi dos horas de cinta.

Luego le llegó un rumor de risitas lejanas y un tintineo de cristal caro, un brindis. Por el chin-chín distinguió el eco de un champán caro y francés, del que tantas botellas había descorchado en los dichosos tiempos del Molt Honorable President Pujol. Eso es un Moët, se dijo. Levantó los ojos y descubrió las ventanas iluminadas de amarillo de Nápoles refulgente, cuatro pisos arriba. Siluetas elegantes bailaban un vals. Una silueta masculina con peinado engominado atrajo hacia su miembro semi-erecto la delicada cintura de una dama con moño a lo Hitchcock. Se acordó, confusamente, del baile final de El gatopardo -film pretencioso de un director que despreciaba por ser gay. Visconti no es... empezó a formular. Pero algo interrumpió sus pensamientos cinefóbicos.

La pareja debía de ir borracha o vete tu a saber, pero el caso es que la mujer perdió pie, trastabilleó, se apoyó en la ventana de vidrio enclenque y se bajó los cuatro pisos de cabeza. El bonito peinado de pelo rubio oro golpeó los adoquines proletarios y estropeó el vestido de satén. Lo dejó perdido de manchitas rojas y rosadas. Rojo sangre, rosa cerebro. Arriba, en el piso, nadie chilló. ¿No se habían dado cuenta? El hombre del peinado reluciente se apartó discretamente de la ventana rota y enlazó sutilmente otra cintura. Sólo un cerdo siniestro como Sam Raimi (un diretor de extracción social bajísima) sería capaz de filmar algo así, gimió Barsut mientras contemplaba ensimismado el cadáver de la bella rica.

Pegó la espalda contra la pared de ladrillos rojos. En la entrada del callejón se recortaron las siluetas de sus perseguidores. Empezaron a avanzar. Le pareció que algo así había filmado Bertolucci en Novecento, una detestable cinta filocomunista y guarra, en donde Dominique Sanda, Robert de Niro y Gerard Depardieu cometían trío: un asqueroso e imposible trío interclasista. Oyó de nuevo el viento, las sirenas y los coches. Le llegó el olor acre del humo. Múltiples incendios incendiaban la ciudad. Barcelona ardía como en la lejana Semana Trágica.

Dos años atrás, esos descamisados del 15-M hicieron un conato de revuelta, meditó el diputado Barsut. Pero la rebelión se disolvió en la nada, y sus señorías pensaron que eso había sido un bluff, un soufflé. Se olvidaron. De modo que cuando la revuelta volvió lo hizo con más fuerza, con más energía. El día anterior habían asaltado y quemado innumerables organismos oficiales y oficinas bancarias (aunque TV3 sólo comentaba el triunfo del Barça sobre el Gloria Bistrita de Rumanía por cuatro a cero). Hoy empezaron a perseguir diputados, concejales y demás. Dos de ellos amanecieron colgando de la Sagrada Familia atados a un piano de cola. Tan inversemblante como una escena del asquerosamente anarquista Luis Buñuel.

Barsut recogió sangre y fragmentos de seso de la joven yaciente y se embadurnó el rostro, confiando en que el truco le libraría del linchamiento. Admitió con disgusto que la artimaña estaba inspirada en un film del asquerosamente lúbrico e inmoral Jess Franco, un director caótico y anárquico.

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Nota: El apellido Barsut está robado de Roberto Arlt. Roberto Barsut es un personaje de Los siete locos, que para mi es una de las mejores novelas que he leído.

23 de gen. 2013

Una Orestíada catalana (ensayo 2)



No sólo recomiendo ver el video antes de leer el texto, si no que recomiendo ver el video y no leer el texto.

Apuntes para una orestíada catalana

Esta es la historia de un chaval que nació en Cataluña, en mil novecientos sesenta y pico.

Su padre fue un hombre dominado por la parte mental e ideológica del alma. Lleno de intenciones y de carga política. Durante la época franquista este padre fue un resistente de izquierdas. Decidió que su hijo no sufriría la humillación de pasar por la escuela nacional del fascismo vencedor.

En la Barcelona de mil novecientos sesenta y pico se recorrió los colegios alternativos: pequeñas escuelas privadas imbuidas de catalanidad, renovación pedagógica y espíritu democrático. Dedicó a sus pesquisas una mañana tras otra, sin ir al trabajo -y sin cobrar. Al fin se decidió por un colegio en la zona alta, barrio de ricos en donde la presión del estado totalitario era -como siempre es- mucho más débil y permisiva.

El colegio estaba ubicado en una bonita torre de Sarrià. Disponía de jardín frondoso, maestros jóvenes y barbudos, eslóganes progresistas en las paredes y todos hablaban en catalán. El castellano era un idioma al que, como al francés, se le dedicaban algunas horas a la semana. (Con el paso de los años y el espejismo de la Transición, sobre este modelo de escuela activa se organizó el sistema público de educación -hoy residual).

El hombre -el padre- se dió cuenta de que los compañeros de clase de su hijo llevaban los apellidos Pujol, Rosell, Vilanova i Vila d'Abadal, Busquets, Tremolosa, Quadras, Sarsanedas, Maluquer. No sabemos qué pensó en este instante. Quizás pensó que la escuela podría ser un acceso al ascensor social. (El ascensor social era un mito que por entonces todavía tenía muchos creyentes). O quizás el hombre-padre no pensó nada. Quizás no se dio cuenta de que él era un obrero, hijo del emigrante de un pueblo miserable. Ni de que su hijo era hijo de un obrero pobre. La mensualidad del colegio superaba sus posibilidades, pero el director le tranquilizó enseguida: como a este colegio vienen muchos ricos, ellos pagarán por usted. Aquí somos demócratas y socialistas.

Nadie se dio cuenta de que estaban llevando a cabo un experimento pedagógico, propio de retorcidos psicólogos sociales americanos. ¿Qué pasa si metemos a un solemne pobre en un medio de ricos? podría ser el título de una tesis doctoral en la Universidad de Berkeley. La hipótesis podría ser: el niño pobre se acogerá por necesidad a los valores de su entorno, los incorporará y deseará ser como sus compañeros.

Pero año tras año la hipótesis tendía a desmentirse. Llegaban las navidades y los Rosell, Pujol y Vilanova recibían enormes regalos de reyes, paquetes fastuosos abiertos en sus chalés y mansiones. En Pedralbes o el Ampurdán, la Cerdaña, la Suiza alpina, Menorca. Después del verano, los Busquets, Maluquer y Tremolosa contaban magníficos viajes a América del Norte, Suecia, las islas griegas. Barcos y aviones. En aquellos tiempos no existía el turismo de masas y la clase media baja permanecía dentro del cerco establecido. El niño iba a un camping a cien kilómetros de Barcelona, y allí transcurría su verano. Lo pasaba en compañía de la madre mientras el padre suponemos que proseguía con su trabajo.

Aunque en este camping le sucedieron cosas maravillosas, algo iba mal.

Finamente el niño no quiso ser como un rico ni acumuló ninguna fortuna. Siguió siendo pobre, ya sea por vocación o por destino (¿quién lo sabe?). Tuvo que lidiar con el resentimiento sumergido en la lectura de libros de aventuras (de las bibliotecas públicas), que fueron desde los piratas de Salgari hasta las trifulcas de su héroe de juventud, el guerrero anarquista Buenaventura Durruti, un hijo de pobres que un día decidió terminar con los ricos por la ruta del fuego.

Algunas noches soñó que los Vila d'Abadal, Sarasanedas, Pujol y Rosell huían de sus chalés en llamas, intentando escapar de los milicianos de la FAI.

Luego se dormía profundamente y soñaba dulces sueños eróticos, a menudo indiscriminados y bisexuales. Intuía una paz muy lejana escondida detrás de enormes desiertos de palabras y silencios, océanos de luz y tinieblas, noches de humo y azufre. Nubes y más nubes, de colores distintos, nubes irisadas.

Finalmente, pues, el experimento había encontrado un final feliz y tranquilizador: el niño no sería jamás el salvaje Orestes asesino sino el errático Hamlet, incapaz de llevar a cabo ninguna venganza.

Aunque Macbeth, muy al final de su periplo infernal, diga: "Ya comienzo a estar cansado del sol/ y me agradaría que el universo se hundiera". Creo que el niño comprendió esta frase.


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Notas:
1- La voz que se escucha es la del sorprendente e inquietante contratenor Xavi Sabata, y procede del raro Brou Nou (2003).
2-La referencia al film de Pier Paolo Pasolini Appunti per un'Orestiade Africana (1970) se limita al título del texto. Pasolini pensaba que debía abordar el tema de Orestes des de una perspectiva tribal y arcaica, adjetivos que no pretendo aplicar a Cataluña.
3- Hay una leve referencia a la novela de Boris Vian "Escupiré sobre vuestras tumbas", es cierto.

20 de gen. 2013

Vestit-despullat-vestit (assaig 1)

Aquest video-post està dedicat a l'Òscar Ubach


La imatge del qui fou sacrificat en va. Inútil salvador del món. El sofriment absurd. La terra mai no serà dels desposseïts ni dels pobres. La civilització caníbal dels ullals i els maxilars. La carn mutilada alimentarà les insaciables criatures de Sarrià, Sant Cugat i de Pedralbes. I les criatures caníbals, plenes de sang, aniran després a veure un partit del Barça i aplaudiran, idiotitzats.

En els ulls de les víctimes no hi ha por; tampoc no hi ha esperança. Els qui encara poden, fugen. Ningú no sap si darrere els mars i els oceans hi ha una Icària que espera, una borrosa Icària-Penèlope. Abans de l'alba algú busca a google coses com molotov, kalashnikov. Prò si pugués marxar, Déu meu, si pugués marxar... marxaria.

Enmig de la nit més obscura de l'ànima, a la casa més pobra de Catalunya resen davant una icona hieràtica i mormolen paraules com fam. La icona recorda uns antics ex-vots. Algú espera els miracles. Al defora, l'acer dels ganivets busca les còrnies dels ulls i la TV repeteix mil vegades els missatges patriotes del lider. En la quietud dels despatxos, un funcionari busca els claus per una nova crucificció. M'ho van ordenar, dirà més tard, jo només acomplia ordres.

Enllà, abans, un artesà-demiürg construïa un titella amb fustetes que flotaven pel riu. I pensava que les fustes flotarien, també, sobre la vida i els anys.


Els dos videos estan inevitablement inspirats en aquest fragment de Andrei Tarkovsky:


19 de gen. 2013

Best Blog


Mi amigo Aris, compañero en varias causas y trifulcas, me ha dado el premio Best Blog, una de estas iniciativas espontáneas que circulan entre blogs y que -supongo- sirven para promocionar los blogs de nuestros conocidos. Fantástico, a uno nunca le viene mal un agradecimiento en púbico. Lo malo es que obliga a responder un cuestionario y premiar a otros diez: es decir, a pasar un buen rato ante el teclado.

El cuestionario

1) ¿Te gusta más cocinar postres o platos de cuchara?
Me llevo bien con las sartenes y las cazuelas.

2) ¿Qué es lo más importante para ti en una persona: ¿la personalidad o el físico?
Me resulta difícil responder a preguntas como esta, de modo que me saldré por la tangente usando un tópico: la cara es el reflejo del alma.

3) ¿Cuando empezaste con el blog?
Este blog empezó en 2010, y antes pasé un par de años colaborando en un blog colectivo.

4) ¿Quién te inspiró para empezar con el blog?
Fue la decisión colectiva de un grupo, luego el grupo se fue disolviendo.

5) ¿Sueles seguir muchos blogs o te llegan los seguidores por otras personas que te han conocido?
Cada vez sigo menos blogs, y los/as seguidores/as llegan por varias vías. Los rusos y brasileños, por ejemplo, no se por qué camino han llegado.

6) ¿Prefieres cocinar o que te cocinen?
Aprecio mucho la broma caníbal de la pregunta.

7) ¿Comes en casa o en el trabajo?
Cuando uno está en el paro suele comer en casa y en el trabajo al mismo tiempo, es una paradoja de la física cuántica española.

8) ¿Sueles cocinar recetas de verduras?
Suelo cocinar verduras, pero no recetas.

9) ¿Cuál es tu mejor receta?
Tengo dos, sacadas de algunos de mis ídolos de la cocina: "roba, pero no pidas limosna" y "para todos todo".

10) ¿Que le pides a una persona para que sea amiga tuya?
Que sea amiga mía, es como un bucle.

11) ¿Cuál es la mejor película que has visto?
Siempre tenemos en la cabeza una lista de mejores películas, y en cada momento elegiríamos una distinta. En estos momentos diría Andrei Rubliev, que es la pasión según san Mateo filmada en la Rusia medieval y protagonizada por un pintor de iconos nómada.

Mi lista de premiados
Vida de perras
Neorrabioso
El bloc de Francesc Puigcarbó
La banda de los 4
Obsoletum
& Piscolabis librorum
Dr Read Good
El desván del abuelito
The last yoik
Correcaminos

(El criterio que he seguido para premiar ha sido un poco automático o azaroso, y condicionado por el hecho de saber los que yan recibido el premio. Algunos de los blogs que se me han quedado fuera de la lista pero pueden estar en ella son:

Cartujerías
El séptimo sello. Análisis fílmico
Caracteres ocultos
Mutante
Los sitios de nadie

17 de gen. 2013

Israel en el Auxilio Social


Israel iba y volvía de la infancia hacia el presente, una y otra vez. La última fue el viernes, en el metro de Barcelona. Cuando la línea 1 penetra en Hospitalet, paradójicamente, el tren sale al exterior y a la luz del sol. Los pasajeros levantan la mirada o pegan la nariz contra el cristal para acercarse a la luz. Este gesto instintivo lo hacía él, de niño. Se acuerda perfectamente.

-Si yo fuese Piero della Francesca -se murmuraba Israel- ahora mismo estaría tomando apuntes para una obra maestra.



Sin embargo, el viernes pasado, los viajeros llevaban los ojos cubiertos por un velo de tristeza y de silencio. Israel miraba esos ojos. No había miedo, pero tampoco esperanza. Esas miradas retratan la España de hoy, la Cataluña miserable e invisible, la Europa fracasada. Se acordó de la infancia triste.

En la estación de Santa Eulàlia entraron una madre y un niño. Ella era una mujer negra caribeña y parecía triste y ensimismada. Un prejuicio idiota le llevó a pensar que estas mujeres no deberían estar tristes jamás. Israel pensaba que caribe y tristeza son incompatibles porque Israel era un poco platónico.

El niño mestizo se puso de pie encima del asiento y se agarró a la ventana. Y miró al mundo que se deslizaba tras el cristal, con alegría. Su madre, con la cabeza agachada, le sentó con un manotazo severo y convincente.

Mientras contemplaba la escena se puso a pensar en sus cosas. Llevaba tiempo dándole vueltas al asunto de la marioneta a la que, tiempo atrás, bautizó con el nombre de Oscar, después de dudar si no sería mejor llamarle Ismael, por lo de Moby Dick. La había arrastrado consigo en los últimos quince años, que no es poco (llevarla consigo parece una expresión demasiado lujosa para expresar la verdad). El títere fue construido por un artesano casi mágico, a partir de un antiguo comic de los años ochenta.


Con los traslados y los años el muñeco se había deteriorado, así que había llegado la hora de la restauración. Se rió para adentro cuando se le ocurrió que, una vez restaurado, a Oscar le podría comprar un Kalashnikov a su escala, para procurarle un poco de paz y de sosiego. Quizás armado con el fusil mitológico la vida le respetaría.

Por la tarde, mientras se afanaba en recomponer la marioneta, recordó la mirada del niño mulato. Israel vio de nuevo el paisaje de mierda tras la ventana, el suburbio postindustrial, el gris acero y el gris hormigón, las nubes gris de Payne, los charcos de agua sucia. Y sin embargo el chaval había sonreído a todo esto.


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Notas: en el video, la expresión final "¿Con quién hablar?" está plagiada de Kieslowsky, del primer capítolo de su decálogo.

15 de gen. 2013

El Apocalipsis según Julio Cortázar



Las hojas de los libros de pronto se acuerdan de su madre árbol. Y entonces se secan, amarillean y se desprenden. Esta hoja apareció una tarde de invierno en el suelo, al lado de una silla.
Un muchacho flaco mirando hacia la izquierda donde un grupo confuso, cinco o seis muy juntos le apuntaban con fusiles y pistolas; el muchacho de cara larga y un mechón cayéndole en la frente morena los miraba, una mano alzada a medias, la otra a lo mejor en el bolsillo del pantalón, era como si les estuviera diciendo algo sin apuro, casi displicentemente, y aunque la foto era borrosa yo sentí y supe y vi que el muchacho era Roque Dalton

Entre los pobres libros que se hacinan en mis estantes, bajo el polvo grisáceo y catalán, hay un ejemplar desatado de los relatos de Julio Cortázar. Pero este volumen no contiene el Apocalipsis en Solentiname.

Cortázar soñó una masacre en aquellas islas y la describió como los profetas, en forma de visión alucinada que le llega una tarde en la penumbra y la soledad de un piso, en una ciudad lejana. Poco tiempo después, el carnicero Tacho Somoza dispuso que se hiciera realidad el cuento del escritor argentino, y ordenó el exterminio. Es el sueño de calaveras, banderas y saqueo en la versión musical de Mano Negra.

Finalmente, el apocalipsis se había desatado en el archipiélago nicaragüense.

Siempre he sabido de la existencia de este cuento pero jamás lo había leído, hasta que en otro libro di con una biografía de Roque Dalton, y tirando del hilo llegué al relato de Cortázar: en el sueño, Julio ve a Roque entre las víctimas.

Este texto mío quería hablar de Roque Dalton (que no murió en Solentiname). Pero habla de Cortázar. Porqué no sería justo obviar al escritor que llenó de sueños, pesadillas, alegrías y erotismo unas horas de mi vida que hubiesen sido sencillamente tristes. Sin sus páginas. Estas páginas que ahora se caen, amarillentas y subrayadas con un lápiz que los años engulleron en sus aguas de color ámbar, tiempo atrás.

Llega el día en que las páginas de los libros sueñan en su madre, que fue un árbol. Y entonces las hojas quieren ser hojas que se van.


Anexos

Roque Dalton era un poeta latinoamericano que cogió el fusil y lo compartió con la pluma. Resolvió así el dilema que crearon en mi mente, irremediablemente aburguesada, cuando alguien me planteó la dicotomía castradora del fusil o la pluma. Cuando hay hambre (de pan o de justicia, que vienen a ser lo mismo) uno puede escribir y disparar, porqué ambas cosas son posibles, ambas son eficaces, ambas pueden transformar el mundo.

... respírese hondamente y sobre todo
procúrese que no se caiga el arma de las manos
cuando se venga el suelo velozmente hacia el rostro 

Roque Dalton tenía el humor, la inteligencia, la libertad y la generosidad que pueden impulsar a un poeta a unirse a la lucha política y le sitúan, para uno y otro campo, en la lista de los fusilados potenciales. Murió por obra de los fusiles, y las palabras lo profetizaron. (Las suyas propias y las del cuento de Cortázar). Le acusaron sucesivamente de pertenecer a la Agencia Central de Inteligencia y a los servicios secretos cubanos, cuando no era más que un pobre poeta irónico y lúcido, un individualista demasiado culto. Fue fusilado en un calvero salvadoreño.

12 de gen. 2013

La palidez. De España a Ecuador


-La situación de España es como la de Cataluña, no se confunda, y es la siguiente -me cuenta el hombre, serio y acariciándose los bigotes que cuelgan por las comisuras de unos labios harmónicos y levemente eróticos, bien dibujados. Aunque bien casado, debajo de su portafolios oculta poemas licenciosos, adúlteros y un poco pornográficos que jamás publicaría con su nombre- Si usted no es un empleado fijo de Acciona, La Caixa o la Generalitat (las tres empresas son una sola, en realidad), lo que le sale más a cuenta es emigrar. Largarse de este país de zombis. Piense que aquí el subdirector general cobra el sueldo de cinco secretarios, el de quince técnicos, el que veinticuatro administrativos. Y todos esos sueldos, absurdos e inútiles, salen de los impuestos que paga usted. Luego están los gastos. Que no son pocos. No aspire usted a tener maestros o médicos ni enfermeras, porqué no da para más.

El techo de la oficina es blanco, de un blanco impoluto con leves tonos azulados, sin duda para no arriesgarse al amarilleo inevitable que tarde o temprano le asaltará. Luego desciendo otra vez los ojos y observo la mirada gris, la corbata grisácea, las manos pálidas y bien tratadas que reposan sobre la mesa. Intuyo con cierto asco que esas uñas bien pertrechadas han sido pulidas con el objetivo de resultar agradecibles para los coños subalternos o de pago que deberá manosear más tarde, cuando yo me haya ido.

-En su situación, yo emigraría. Aunque juraré por Dios y por mi madre que jamás he dicho esto. Si usted y sus semejantes emigran, el imperio se hundirá, ya lo sé. Pero mire usted, en realidad deseo que se hunda todo, porqué deseo la muerte más que nada. A usted, que desea vivir, le sugiero Ecuador, Venezuela, Perú, Brasil, Chile. Y porqué no Honduras, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Cuba. Cualquiera de estas naciones es más noble que la nuestra.





10 de gen. 2013

Chevaliers de l'Ordre de la Couronne Azteque de France


En los meandros donde duerme la sombra, el coche ha resbalado un par de veces sobre el hielo de la carretera. Las nubes aúllan en el cielo arrastradas por el viento de las capas altas pero aquí abajo, donde los mamíferos, hace un día apacible y lento. Nos hemos cruzado con otros vehículos, Mercedes negro azabache, enormes bestias de tracción doble. El nuestro es, con diferencia, el más pobre de los que ascienden hasta la última morada de una princesa azteca, en Toloriu.

En un prado, en la entrada del pueblo, tres niños rubios y ricos juegan con un arco y unas flechas. Por el caminito que lleva a la iglesia y paralelo al prado se me ocurre pensar que sería un destino cinematográfico morir bajo la saeta errática y estúpida de uno de esos niños bien educados. Entonces descubrimos, a nuestra derecha, el poste eléctrico tumbado en la tierra, posibemente por el capricho de una tempestad reciente. O quizás es un signo de los tiempos, porque el derrumbe del imperio se vislumbra en cualquier parte, adónde vayas del país.


Hace tiempo que no estaba aquí. La iglesia -convertida en sala de exposiciones de arte porqué los señoritos de ciudad que han repoblado Toloriu no creen en Dios (¿adivinaría a qué adoran?)- mantiene su placa de mármol blanco, ofrecida en 1963 por una Orden de Caballeros franceses tan enigmática como solemne. Recuerdan la triste historia de Xipaguazin Moctezuma, la hija de un emperador azteca que Hernán Cortés regaló al noble Joan de Toloriu en reconocimiento de su amistad.

Se puede afirmar que la inscripción en piedra la costeó un tal Vidal Pradal de Mir, indudable noble y culto caballero, quizás filántropo a tiempo parcial, quizás simplemente ocioso. Y sin duda difunto.


El reyezuelo azteca osó rebelarse contra el conquistador, y una vez derrotado pidió clemencia, ofreciendo a sus tres hijas para apaciguar la ira de Cortés. Éste las repartió entre sus amigos, de modo que Xipaguazin (rebautizada María) se fue al Pirineo. A uno se le hiela el espinazo cuando camina por estas calles frías y silenciosas intentando imaginar los pasos de la mujer que nació en el Yucatán y murió aquí, a principios del siglo XVI.

Durante muchísimos años los buscadores de tesoros removieron tumbas y huertos tras las joyas de la mujer mexicana. Es posible pensar que alguien encontró algo: hay relatos de una fortuna súbita en el XVIII que dio lugar a una saga de prestamistas en la Seu d'Urgell.


Mientras desandamos el camino de nuevo para el coche, en silencio, me viene de repente a la memoria un libro que leí hace veinte años exactos: Deseo de ser piel-roja, de Miguel Morey -que por entonces daba clases de filosofía en la Universidad. En algunas casas ondean (como no, en estos tiempos) banderas con rojo de sangre que apelan a patrias de la modernidad. Cada vez que veo esas banderas me viene la misma pregunta: ¿como podría saber si soy español, catalán o europeo, cuando no he sabido ni tan sólo ser un piel-roja?

Cuando pasamos de nuevo ante el poste eléctrico abatido, te pido que me saques otra foto al lado de la cruz, tal como Andrea Mantegna representó al Cristo muerto. Los chavales ricos y rubios siguen disparando flechas. Las oigo silbar en el aire mientras entorno los ojos.



7 de gen. 2013

Fragmento de un mapa de la Arcadia




Los antiguos navegantes, descubridores y conquistadores solían dibujar mapas. A menudo fragmentarios. Eran breves dibujos de costas, islas, estuarios. Observaban detenidamente y a veces imaginaban lo que no se mostraba ante sus ojos para completar el mapa. Luego se abandonaban al placer de poner nombres, extraídos de su memoria o de sus fantasías. A veces de sus mitos y creencias. Se llevaban los papeles de vuelta, y en su casa debían contemplarlos como en el ensueño, preguntándose si era verdad que habían estado en esos lugares.

En 1513, Vasco Núñez de Balboa descubrió e hizo dibujar la costa del mar del sur después de cruzar el istmo panameño. Fue el primer europeo que dejó las huellas de sus botas en una playa del Pacífico todavía sin nombre. (Allí se convirtió en una especie de Kurtz perdido en el corazón de las tinieblas. Decidió ir por su cuenta y no pagar tributos a la Corona española. De modo que en 1519 el gobernador de Darién mandó una expedición para apresarlo. Le cortaron la cabeza con un hacha). (1)

Gonzalo Fernández de Oviedo, un descubridor culto e italianizado, es el primer aventurero que escala el volcán Masaya de Nicaragua, que quiere decir monte que arde en la lengua de los chorotegas. Esto sucede el 26 de julio de 1529. Se entretuvo confeccionando delicados y preciosos dibujos de sus dos cráteres y de la populosa colonia de papagayos (chocoyos del cráter) que anidan, sorprendentemente, entre los vapores de azufre. También se enfrentó a los gobernadores y a los poderosos virreyes por su crueldad, y por esta causa fue degradado.

Otros aventureros han dibujado precisos mapas de países visitados en sueños, imaginados durante una siesta, inspirados por las fiebres, por el sopor del alcohol, el opio o el dolor.
Ninguna señal distingue unos mapas de otros, todos muestran el mismo aspecto de verdadero. Y todos podrían haber sido soñados.
Parece como si lo racional quisiera dejar de serlo, espiritualizarse. A su vez, lo imaginario quiere materializarse.

Parece como si todos los mapas quisieran representar un lejano mundo perdido, el mundo que no supimos habitar. Todos hablan de lugares que pueden ser, que pudieron ser, que quizás son o fueron. Algunos se fundamentan en datos objetivos y otros en alucinaciones. Son dos formas distintas pero no antagónicas de referirse al mismo deseo y a la misma nostalgia.

Una vez encontré un pequeño fragmento del mapa de la Arcadia, minúsculo y parcial. Con el tiempo quizás sabré encontrar otras piezas y rellenar los vacíos. Tengo fe en pocas cosas, pero sí en que, algún día, seré capaz de percibir y dibujar el contorno entero de la Arcadia.

  1. Según lo refiere Patrick Deville en “Pura Vida”, Seix Barral, Barcelona 2005

4 de gen. 2013

En el burdel, con las gitanas


-¿Qué te gustaría para hoy? -le preguntó-, ¿Una cíngara, una griega, una alemana...?
-No, una alemana no.
-Pues, entonces, una cíngara, una griega, una judía -siguió diciendo la anciana-. Son trescientos lei -añadió.
Gavrilescu sonrió, pero con la cara seria.
-Tres clases de piano -exclamó, rebuscando en los bolsillos-. Sin contar la ida y vuelta en tranvía.
La anciana tomó un sorbo de café y calló, pensativa. Luego, de repente, preguntó:
-¿Eres músico? Pues entonces te va a gustar.
-Soy artista -puntualizó Gavrilescu mientras se sacaba, uno tras otro, varios pañuelos húmedos del bolsillo del pantalón y se los iba pasando, metódicamente, al otro-. Por desgracia tuve que hacerme profesor de piano, pero mi ideal, de toda la vida, es el arte puro. Vivo para el alma... Le ruego que me disculpe.
Este fragmento se encuentra en el primer tercio del cuento El burdel de las gitanas, y lo escribió Mircea Eliade en junio de 1959 (si damos por buena la fecha con la que cierra el relato). Con la misma fe en las fechas y las anotaciones, puedo decir que me compré este libro en 1995 y que me costó 1.950 pesetas. Está escrito a lápiz, en la primera página. En aquel momento yo solía gastar bastante en libros y en entradas de cine: percibía un sueldo mediano, pero mis prioridades estaban muy claras y no pensaba jamás en el futuro.

Hoy, dicesiete años más tarde, apenas si me compro libros y jamás oso mirar las ediciones caras y bien encuadernadas como esta, porqué se que están demasiado lejos de mi alcance. Tanto es así que ahora, mientras hojeo este fascinante tomo con los tres cuentos de Eliade, mi primer pensamiento ha sido: ¿cuánto podría sacar de él si lo vendo? Vete a saber: está conservado en perfecto estado y es de Siruela.

Un conclusión dramática me lleva a decidir que, si hace diecisiete años me identifiqué con Gavrilescu el artista que aspira al arte puro, hoy empatizo con la cíngara sin nombre que se vende.


[Hace unos meses, cuando me estrené en el paro, pensé en escribir un diario con las emociones y los pensamientos de un parado en España. Como un mensaje lanzado al mar, como la botellita que apenas flota en las olas. Este fragmento es una página del diario. Y hoy, mientras lo copiaba, he recordado otras imágenes del agua que fluye y se va].


2 de gen. 2013

Sandino en Bugarach


Llegamos a Bugarach, en el valle de la Blanque, poco después del mediodía. A finales de diciembre el sol yace encima de la cordillera del oeste al principio de la tarde: lo encontramos depositado encima de un abeto, como un adorno navideño. En pocos minutos será una pepita de oro cayéndose por entre las ramas.

Hoy es 28 de diciembre: hace siete días que el mundo llegó a su fin según la profecía maya y que aquí, en este pueblo del País Cátaro, debería haberse producido un milagro de salvación in extremis. En los días precedentes al 21 el ejército francés cortó los accesos al pueblo para controlar los vehículos y la gente venida de medio mundo. Todos querían salvarse -o quizás sólo asistir a un espectáculo de fuegos de fantasía cósmica. O curiosear entre la variedad humana que atrajo la antigua predicción: esotéricos, vividores, ociosos aburridos, periodistas becarios, buscadores de aventuras, gente que busca algo para contar a sus nietos.

Al fondo, en el vértice en donde concluyen las dos calles, está el cementerio. Es pequeño, de muros bajos y aspecto pulcro. Está al pie del Pico Bugarach, que se yergue solemne, solitario, con sombras azuladas y manchas anaranjadas en las aristas orientadas a la luz de poniente. Las lápidas y los panteones están soleados, todo es apacible. Debe de haber llovido hace poco, porque las macetas que decoran las tumbas están llenas de agua con reflejos ambarinos.

El mundo no estalló en pedazos el día 21. Sin embargo, el jinete pálido ya había cabalgado por el valle. Con la cabeza orientada al sureste, mirando al Pico Bugarach, descansa el cuerpecito de siete meses de Serge Bayle, muerto des de octubre de 1952. Encima de la lápida, la cruz invoca al inútil salvador del mundo y el texto inscrito menciona al dios ausente.

Ha pasado una semana desde la fecha apocalíptica, y aún así por las calles de Bugarach se pasea una cantidad inusual de gente que rastrea en vano las huellas de algo maravilloso. Nos miramos los unos a los otros y nos sonreímos con una mezcla de complicidad y de alivio. Todavía se amontonan coches de procedencias dispares en los pequeños espacios para aparcar. Siento una mezcla de emociones desordenadas que llevan a pensar en los proyectos fracasados de salvación colectiva que hemos coleccionado para amontonar en el desván polvoriento de la historia. Pienso en esto posiblemente porqué ayer estuve leyendo un resumen de la vida de César Augusto Sandino,
que creía firmemente en la capacidad humana para encontrar la igualdad, la justicia y la fraternidad.

En el texto que leía ayer, el autor menciona a menudo el icónico sombrero Stetson que identifica al nicaragüense. Entonces me doy cuenta de que la gorra de lana que me cubre la cabeza es justamente de la casa Stetson, tal como lo proclaman las letras en amarillo, discretamente bordadas en la parte interior.

Entonces, mientras ya damos media vuelta para volver, intento dilucidar qué pensaría Sandino si supiera que cien años después sólo confiamos en salvaciones mágicas, porqué ya sabemos -definitivamente- que somos incapaces de salvarnos por nuestros medios.