11 d’abr. 2020
Déficit de atención sin (hiper)actividad
Los astronautas que han pasado largo tiempo encerrados en la Estación orbital lo advierten: el encierro muy largo tiene consecuencias psíquicas: ellos cuentan el deterioro de la atención, la dejadez en la higiene y el desorden alimentario. En este encierro que vivimos (mal llamado confinamiento, diría yo), nosotros somos el toro, más o menos bravo, que da vueltas esperando el pinchazo de un ser más pequeñito que le tiene ojeriza, y que espera el momento de darle la estocada mientras le marea con trapos. (Me sabe mal comparar al señor Torra con un toro, siendo tan español el toro, pero es lo que hay).
Pero no voy a seguir con toros ni astronautas. He empezado a experimentar la merma en la capacidad de atención. Y me ducho menos. Leo menos de lo que cabría esperar, pierdo muchas partidas de ajedrez on-line (muchas más de la media) y debo esforzarme por realizar actividades que requieran concentración.
Hace algunos años, una psicóloga anunció una conferencia sobre el Trastorno de Déficit de atención en Barcelona, y a ella acudieron un montón de maestros, disciplinados, con su libretita y su bolígrafo, y alguno que otro con su Ipad. La conferenciante llegará un poco tarde, advirtió la presentadora. Tras el anuncio del retraso, varios sacaron sus telefonillos y se pusieron a jugar. Cuando por fin llegó pidió disculpas y se puso a hablar. Pero en alemán. Durante los primeros minutos, algunos (los de primera fila) pusieron cara de una atención extrema, intentando pillar alguna palabra suelta enmedio de este torbellino cacofónico que es la lengua de Goethe. Los de las últimas filas, sin embargo, desconectaron enseguida. Uno se puso a rascarse la nariz, el otro a hurgarse las orejas y una señora mayor sacó su kit de belleza del bolso y se concentró, pero en eliminarse unos pelitos del entrecejo. Al poco tiempo, la mayoría estaban a sus cosas. Tras diez larguísimos minutos, la psicóloga hizo un giro argumental: se paso al castellano y preguntó: ¿han entendido el Trastorno de Déficit de atención?
Cuando uno no entiende nada, o lo que le cuentan le importa un rábano, pierde capacidad de atención, esa era la moraleja. No se si todos los asistentes a la conferencia comprendieron bien. Yo la comprendo mejor ahora. Concentrarse ¿para qué? ¿En qué? En las paredes, en la televisión, en esa imagen estática que es mi paisaje a través de la ventana... no parecen buenos objetos de la atención.
Descubrí una película de 4 horas y media, de un director argentino que se llama Mariano Llinás. Me impuse verla y lo conseguí, pero tengo claro que se lo debo a los paisajes que muestra y que yo desconocía, a esa narrativa deslumbrante, a la cantidad de historias que contiene la historia principal, a la verborrea hipnótica, al tono del español argentino. Puesto que había conseguido superar la prueba de las "Historias extraordinarias" (así es como se titula la cinta de Llinás), me propusieron afrontar un nuevo reto: ver su siguiente película, que tiene una duración de 14 horas. Esta vez no lo superé, o lo superaré quizás despacio, poco a poco, ya que me siento incapaz de verla del tirón.
No se si de este encierro saldremos mejores o peores, como personas y como sociedad. Algunos indicios me hablan de una mejoría, pero la mayor parte me hablan del empeoramiento. A lo mejor salimos como los toros bravos, arrastrados por las patas y dejando un reguero de sangre en la arena, aunque solo sea metáfora. Me conformaría con salir habiendo aprendido algo, algo sobre lo mucho que nos necesitamos los unos a los otros, lo importante que es ser capaces de convivir dejando aparte ciertas manías. Si aprendemos algo sobre el déficit de atención ya me doy por satisfecho.
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Comentaris del missatge (Atom)
Et recomano aquesta https://ca.m.wikipedia.org/wiki/S%C3%A1t%C3%A1ntang%C3%B3?wprov=sfla1
ResponEliminaGràcies, ho miro.
EliminaNo se que decir. Creo que nadie sabe como saldremos de esta. Supongo que a unos les fortalecerá, pero también veo que hay muchos que después de tener dos meses el negocio cerrado, o quedarse sin trabajo, o ver como no podrá pagar la hipoteca, u observar como le menguan el sueldo, y con la promesa de otra pandemia mejor para el otoño, creo que quedarán tocados.
ResponEliminaSi puedes, y tienes una hora y poco más, mira Bombón el perro. Una película que te encandilará, llena de esperanza, eso que dicen que es lo último que se pierde, pero que nadie comenta que suelen robarla.
Salut
Felise Pascua Luí.... y riete un rato, coones !!
ResponEliminaMañana me río, te lo prometo.
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