Jueves 2 de abril. Confinado (y escribiendo)
Poco antes del virus, acompañé a un escritor catalán a dar un paseo por algunas librerías del centro. A muchos escritores les gusta eso más que pasear por bares o muelles brumosos. Y se nota en su obra, claro. Nos metimos en una librería de las pocas que sobreviven pero no se paró a mirar novedades ni clásicos, ni estaba por puñetas. Se fue directo a donde sabe que están sus libros, agarró tres y los pagó en la caja. Es una acción despilfarradora, pensé yo: sabe que la editorial se los vendería a mitad de precio. Yo le hice un comentario vago, irónico pero no sarcástico. Él, a modo de excusa, me dijo: tengo que regalarlos. No tuvo ni tan solo el gesto romántico o elegante de echarlos en la primera papelera que encontró, cosa que le habría redimido a mis ojos.
El escritor catalán compra sus propios libros para que suban las estadísticas de ventas. No es la primera vez que lo veo. La excusa, por rocambolesca que sea, siempre ha sido la misma.
Ahora, con el virus acechando en las esquinas, los periodistas deben aprender a escribir crónicas o reportajes sin salir de casa. Siempre he envidiado a los periodistas y a los espías. Menos ahora. De modo que un periodista confinado se puso a mirar los libros más vendidos en Cataluña a partir de la fecha inicial del confinamiento, lo cual me parece una buena idea. En la lista, de diez títulos, solo aparecen libros publicados en castellano. En otra parte, otro periodista también confinado, freelance como casi todos, y que solo cobra si produce textos, comparó los datos obtenidos por el primero y se dio cuenta de que el libro en catalán más vendido no llegaba a la mitad del menos vendido en castellano. Esto también es interesante. La conclusión del segundo escritor es: quizás el virus nos muestra una tragedia que ya estaba aquí. Su conclusión es que los números, en catalán, tienden al cero.
Desde que tengo memoria, la prensa publica las listas de "libros más vendidos" clasificadas en cuatro categorías: ficción en castellano, ficción en catalán; no ficción en castellano, no ficción en catalán. Así, con este simple truco de la división (divide y parecerá que vences), se soslaya la evidencia y se muestra una realidad alternativa. Una realidad de ficción. De ficción en catalán, por supuesto.
A mi no me parece dramática la realidad del libro en catalán: me parecen dramáticas otras realidades que ahora no detallaré pero que todo el mundo se sabe, ya que a veces están en casa. Pero si hablamos de libros vamos a dejar las cosas claras. Tras décadas de normalización lingüística, de inmersión en las escuelas, de millones y más millones invertidos en Tv3, los libros en catalán no se venden. Tras más de un lustro de procés no se venden libros en catalán. Otro emperador desnudo andando por las calles (y cortándolas con barricadas de fuego, a veces). Eso sí es dramático, porque pone en evidencia un fracaso que nos cuesta mucho dinero. Si hablamos de cine o de teatro el asunto no es dramático: es trágico. El derroche de dinero público podría ser malversación. El derroche es un mal hábito, pero la malversación de dinero público es delito.
Todo el mundo sabe, a día de hoy, que este 23 de abril próximo no habrá la Feria del Libro en Cataluña. Lo cual ensombrece el semblante de los editores. Gremio por el que siento el mismo aprecio y respeto que por el de los panaderos o los albañiles. A cambio, nos ahorraremos las crónicas fantásticas y fantasiosas del sector editorial en catalán, y además Pilar Rahola no podrá encaramarse a la lista de los más vendidos, lo cual es una pena verdadera.
El asunto merece más artículos, quizás escriba alguno. Me temo que los yihadistas del grupo Koiné me dirían que eso se resuelve con la independencia de Cataluña y con la prohibición del castellano hablado y escrito en su república delirante, pero en realidad ellos saben que, incluso así, su fracaso está asegurado.
Se dice que dos dinosaurios mantuvieron este diálogo en una fecha muy señalada:
Dinosaurio A: ¡Anda! Un cometa que cae.
Dinosaurio B: ¡Bravo! Es nuestro momentum para proclamar la república dinosáurica y exterminar a esos mamíferos peludos, ignorantes y nouvinguts.
Dinosaurio A: ¡Bien pensado! De entrada les prohibiremos hablar su lengua mamífera y extranjera.
Jamás hubiera pensado eso de comprarse uno mismo los libros ¡
ResponEliminaNunca te acostarás sin saber una cosa más . jajajaja es que es la leche .
Salut
Pues ya lo ves: es cierto y lo he visto más de una vez. Dirás: tres libros es poco, pero con las cifras catalanas, tres libros al mes es mucho. Igual, por un módico precio, te sitúas en el top ten.
EliminaEs de lógica que se vendan más libros en castellano, en España hay mucho más castellano parlante que catalano parlante, y por esa misma regla de tres, siempre saldran más títulos en castellano que en catalán. Es más una cuestión de cantidad que de calidad.
ResponEliminaSalut
Joan: las cifras se refieren a las ventas en Cataluña.
EliminaMe gustaria ver como quedarían aún las cifras si no hubiese tanto editor en catalán subvencionado con dineros públicos.
ResponEliminaEso es otro asunto.
EliminaNo era un cometa, era la quarta lluna, i només a un escriptor mediocre se li ocorreria comprar els seus propis llibres. Estàs molt malalt Lluís, més que el del Grup Koine o la Pilarin Rahola, que ja és dir. I em preocupa, no sé que t'ha passat, potser un dia ens hauríem de veure (si tu ho vols) per parlar amb calma del tot plegat.
ResponEliminaPotser no te n'has assabentat amb la teva obsessió malaltissa, però hi ha gent, sobretot dones que escriuen molt bé i venen llibres en català. I no nomès Jo Canto i la muntanya balla.
El "Jo canto i la muntanya balla" el tinc i l'he llegir a mitges. Vols dir que tinc el virus? Ai Mare de Déu que no ho sabia! Quan ens treguin el confinament en parlem, no ho dubtis!
EliminaBueno, Lluís, creo que Torra debe de estar arrasando con el «Quadern Suís» que nos ha regalado. Como vi tu video me decidí a hacerme con él, aunque debo confesar que tras las primeras páginas pasé directamente al epílogo, que empieza de esta brillante manera:
ResponElimina«Diez años después, celebrado un referéndum de autodeterminación el 1 de octubre y proclamada la República Catalana el 27 de octubre de 2017, los catalanes volvemos a luchar por nuestros derechos y libertades, volvemos a tener exiliados en Suiza y, ahora sí, estamos y se nos espera.
Espero que haya quedado patente para todos los lectores que han conseguido llegar hasta aquí que, en una primera vida, trabajé durante dieciocho años en una compañía multinacional de seguros. Primero como abogado, después como "ejecutivo" y, los dos últimos años, como miembro de un equipo internacional con sede en Suiza, donde viví durante esos años.
Acostumbrábamos a planificar la estrategia por objetivos y la ejecución por proyectos de trabajo. A menudo intervenían colegas de todo Europa Los proyectos tenían una organización compleja, con su Steering Committee y todo un arsenal de pasos a llevar a cabo, una vez iniciado (kick off) y evaluado el DAFO correspondiente». [...]
Etc., etc., etc. Comprenderás que esté arrasando...
Es muy interesante. Las conclusiones más relevantes que Torra sacó de su periplo en Suiza fueron: Suiza es muy verde, hay muchas vacas y hacen quesos. Con eso está todo dicho. El epílogo es de traca. Preveo una oleada de turismo catalán en Zurich.
EliminaJajajaj!!! El tío tiene menos vista para el negocio que un pez por el culo. Podría haber explicado en el epílogo que perdió una chiruca yendo de excursión y luego montar una tour-operator de viajes donde el prócer de la pàtria va perdre la xiruca... y forrarse
EliminaManel C.
Puedo dar fe, como grafista - ilustrador y autor que ha trabajado en el sector editorial, de cómo se instaló en algunas editoriales cierto modus operandi. Por el simple hecho de publicar en catalán, algunas de ellas (al menos hasta antes de la crisis de 2008) recibían una sustonciosa subvención con lo cual incurrían en 1)- publicar por publicar sin mirar la calidad, sólo la cantidad de títulos y 2)- Una vez los ejemplares en los diferentes puntos de venta, desentenderse de reposicionarlos si se agotaban y desentenderse de su promoción (sólo aparecían en los catálogos o en la web).
ResponEliminaPor ejemplo, uno de mis libros de temática montañera: muchos amigos montañeros me preguntaban dónde podían encontrarlo, que habían recorrido no sé cuántas librerías sin éxito; iba a cierta librería bastante grande y céntrica y "de referencia" que me quedaba a medio camino del trabajo y la parada del autobús haciéndome el longui, preguntando por mi propio libro y ponían a parir a la editorial (que era a su vez editorial y distribuidora) contándome que ya desistían de pedir más ejemplares cuando agotaban la primera remesa aunque la clientela lo solicitase, tanto en el caso de ese título concreto como en general y en el caso de esa editorial y no sé cuántas otras me citó (todas de ediciones en catalán).
No quisiera transformar una (posible) anécdota en algo generalizado. Doy fe de lo que conozco.
Salu-2
Manel C.
Tu relato podría ser una anécdota, o podría parecerlo. Pero no lo es. Es un paradigma. Jamás lo reconocerán, pero tu relato es el relato.
EliminaNo lo es, MANEL C. A mi me mandaron a la mierda (sic) el editor /distribuidor, por no dar permiso por una segunda edición en catalán, porque sabía de antemano que él se llevaría la subvención, sucosa a todas luces, no me pagaría los posibles libros vendidos y además no haría la distribución si se presentaba el caso.
EliminaHoy está por Amazón y funciona.