27 de febr. 2018

La guerra civil catalana



Hace un tiempo me invitaron a un banquete familiar, y me advirtieron de que iban a festejar no solo una efeméride global si no el advenimiento de la república catalana. "Visca Catalunya!", me dijo la voz, en vez de decirme "hasta luego". Para certificar el sentido inequívoco del convite me mandaron una foto: a los asistentes les vamos a regalar una urna votiva, miniatura de la urna-tupperware que se usó para el falso referéndum del 1 de octubre de 2017.

"Bueno, ya sabes que yo no comulgo con esas cosas y que, aunque lleve dos apellidos catalanes, no soy independentista", dije, con un murmuro. Lo dije y sonó a disculpa, a vergüenza, a susurro incapaz de pronunciar con claridad mis opciones, como si esas contuvieran algo pecaminoso. Hablo así cuando me doy cuenta de que mi ética personal entra en conflicto con la sensibilidad de los demás, a la que no quiero ofender. Porqué no me gustan las guerras ni los conflictos ni la violencia de ninguna clase. Hablo así para ocultar mis ideas, en realidad.

Me sucede lo mismo en las situaciones informales, entre los compañeros de trabajo. Me callo, evito, susurro, y como mucho planteo preguntas. Pero jamás afirmo. Nunca digo qué opción voté en diciembre, agacho la cabeza, miro por la ventana, me busco una excusa para levantarme y ausentarme. Los demás se lo pasan en grande, se aplauden mutuamente las gracias, los chascarrillos, se pasan imágenes en la pantalla del smartphone en donde se burlan de los que piensan como yo. No hay maldad alguna en ello, no pretenden molestarme, lo se. Solo se burlan de lo que piensan que debe ser objeto de burla, en nombre de una superioridad mental que se da por obvia. No se dan cuenta del etnicismo que contienen sus chanzas, del desprecio que destilan, del odio que amamantan.

Un día en que hacía mucho frío no pude más y salí a la calle con la excusa de que me salía a fumar. Me encontré, agazapada en una esquina protegida del viento gélido, a la trabajadora de menor rango de mi centro de trabajo. Estaba fumando en cuclillas y yo hice lo mismo. Me acuclillé a su lado y ambos fumamos en silencio como dos soldaditos en una trinchera arrasada. No hacía falta decir nada. Echamos el humo hacia el cielo encapotado, sin mirarnos. Compartimos nuestra cobardía y nuestra vergüenza tal como se comparten esas cosas y la pobreza: sin mediar palabra.

Mi abuelo materno vivió la guerra civil española. Tuvo que exiliarse en enero del 39 y murió en un campo de refugiados francés, pero dejó escrito un diario. En él cuenta sus andanzas des del año 20 y tantos, y termina en el 41, que es cuando murió. Las últimas páginas hablan de derrota y lo hacen con la vergüenza planeando entre las palabras. Vergüenza por no haber sido más valiente, por no haber puesto más empeño en la defensa de sus valores y de sus ideas. No puedo dejar de pensar en esas últimas páginas. Mi abuelo soñaba con la república de veras, con la república de la igualdad y la fraternidad, y jamás usó en vano el nombre de la libertad.

Estoy viviendo una guerra civil sin tiros, con unas sonrisas supuestas, con el uso empalagoso de la palabra "democracia", aunque es una democracia desprovista de fe, solo formal, solo palabra hueca. En esta guerra civil estoy perdiendo una batalla tras otra, tal como las perdió el abuelo. Y, como él, siento que he fallado en la defensa de mis valores. No hay heroísmo alguno en mis actos, no dispongo de ningún relato heroico para explicarme. Silencios, retiradas, y luego más silencios y más retiradas. Nos dijeron que ese era un conflicto entre españoles y catalanes, pero esa es una mentira más: es un conflicto despiadado de catalanes contra catalanes y nada más. Lo otro es retórica vacía.

Las personas que sí fueron al banquete del que hablé al principio ya no me mandan ningún mensaje ni me llaman. Con alguna de ellas compartí casi toda la vida. He oído decir por ahí que decir eso (que el independentismo rompe familias y amistades) es ser un fascista, un facha, un españolista. Me temo que, a ese paso, en mi lápida escribirán mi nombre y debajo el epígrafe "Aquí yace un fascista españolista". De poco servirá que haya dedicado más de la mitad de mi vida laboral a trabajar para y con los más débiles y los más pobres, que me haya esforzado en hacerlo lo mejor posible.

Eso es una guerra civil sin tiros pero contiene todos los elementos de una guerra civil. Y yo la estoy perdiendo. Quizás no tendré que largarme por piernas y con una maletita al hombro como lo hizo el abuelo, y quizás no daré con mis huesos en un campo de refugiados en un país vecino, pero de algún modo llevo tiempo haciendo todo eso y, en realidad, este texto es el texto escrito por el perdedor de una guerra, vencido y avergonzado, que camina por las pistas forestales en dirección al exilio, con poca o ninguna esperanza, triste, maltrecho, enfermo.

La familia paterna de mi abuelo, unos ricos hacendados de Figueras, le olvidaron tras la derrota de los suyos en 1939. La mayor parte de ellos le olvidaron, se desentendieron de su suerte. Cuando supieron de su muerte, dijeron: "eso le pasa por meterse en política". Yo no me metí en política aunque pude hacerlo, pero eso no me sedujo jamás. Prefiero trabajar de verdad, al pie del cañón.

Vendrán años mejores y la guerra terminará, como terminó la de Troya, tan estúpida y tan cruenta como todas las guerras. Pero no regresaré jamás de mi exilio.

22 comentaris:

  1. Impresionante el documento. Escalofríos en la espalda. La realidad plasmada con gran precisión, elegancia y muy comprensible redacción. Mi mas sincera enhorabuena (a la vez que mi máxima solidaridad ante la situación); si te sirve de consuelo, mucha gente se siente así y se ve reflejada en tu escrito. Fuerte abrazo.

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  2. Ahora todo queda en posts y links, espero que tu lucha vaya algo más lejos que este excelente texto que hemos leído los que ya pensamos como tú; hay trabajo por hacer, a las barricadas, compi!

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  3. Muy bien escrito. Es una sensación amarga, dolorosa, que comparto plenamente. Saludos.

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  4. Amic, yo no he ganado en enemigos porque he ganado en silencios. Igual que tu, lo mismo, pero yo he aprendido a callar.
    No se puede dialogar con quien mezcla agua y aceite. No se puede dialogar con quien mezcla lo Trascendente con lo legal. No se puede dialogar con quien te dice que "si em votas serás feliç" (sic Anna Simó). No se puede dialogar con quien te dice que le da igual que les robe Pujol...porque son de casa (sic). No se puede dialogar. Y como no se puede dialogar no dialogo, y al no hacerlo no colecciono enemigos que me podrían tildar de facha, aunque en mi interior les tildo de "lerrouxistas".

    No ha mucho, en una página de una persona que suele ponerse cada día en Tot, me dijieron que porqué me dolía tanto que en TVEN3 hablaran siempre del soberanismo: Porque yo soy quien paga al Vicens Sanchis a razón de 108.000 anuales le contenté. llovieron las críticas. Era de esperar.
    Salut

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  5. Tienes parte de razón, pero no debemos de olvidar algunos pequeño, o grandes detalles. Quien debe utilizar constantemente los medios de comunicación para arengar a sus acólitos, normalmente suele carecer de razón, y tardará mas o menos en sucumbir. En este momento tenemos la impresión de un símil de derrota, nunca mas erróneo; la corrosión siempre ataca a las piezas mas débiles y, el afán de poder de venganza, de poder mandar mas allá de su presidencia voluntaria y eterna de escalera ( porque nadie mas quiere el cargo), les hace importantes. Fijaros como los organizadores de las manifestaciones se sienten importantes, un peto de colores les convierte en AUTORIDAD, son devotos al antiguo refrán " mas vale ser cabeza de sardina d que cola de gamba. Su estima por ser el sumo sacerdote del Dios de su poder les vuelve miserables, mezquinos, rastreros...
    Su capacidad de destrucción se vuelve en autodestrucción, pero muriendo siempre los mismos, la clase de tropa (léase todo tipo de nacionalista, independentista o no), no adscrito a las élites burgresas que les mueven como marionetas con su único afán de domar y someter al resto de sus acólitos.
    Tranquilos, la gripe se cura, y esto también.

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  6. Conozco mas casos como el tuyo. Se que es muy duro. Si tienes apellidos catalanes los nazionalistas no te admiten si no les sigues la corriente. Yo lo tengo algo mas facil. Saben que vengo de la izda. que Franco ne metió en la carcel pero nunca me calle. Les entró con ironía y atacando, antes que ellos me insinuen cualquier chorrada que satisfaga su estupido supremacismo. Constantemente les insinuo que su mensaje es puro fascismo disfrazado, pero fascismo al fin. Malas caras, tension y ganas de perderme de vista, pero no se atreven a entrar en debate ...no hay mejor defensa que un buen ataque. Les muestro abiertamente que mi desprecio hacia ellos es igual que el que me profesan. Puedo hacerlo porque mis apellidos no son catalanes aunque soy ciudadano de Catalunya.Si no guera asi sería mucho más complicado. Que se lo digan a Boadella, Rivera, y tantos otros...Un abrazo.

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  7. Así es,tal como lo explicas, también yo he vivido en la familia y con amigos esta guerra que nos ha separado,que ha sembrado recelo y desprecio a cuenta de las incontables mentiras y de crear la categoría de los buenos y los malos catalanes.
    No sabemos si durará muchos años esta violencia política, pero sí han conseguido maltratar a toda una generación de catalanes.
    Gracias.

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  8. Por suerte entre la familia no hay ningún caso de "iluminado-a" a la nueva religión, aunque ya hemos pasado nuestra versión de la "guerra civíl" a cuenta de un intento de falsificación de un testamento. Nos hemos dado estacazos por lo que realmente importa : el dinero.

    Entre mis amistades hay alguién que me ha colgado la etiqueta de "facha" por no comulgar con el independentismo. Y la verdad, me importa un bledo, porque es otra muestra mas del reduccionismo infantil que aplican a su visión de la política y del mundo.

    He visto a la venta esas replicas en miniatura de las urnas de plástico del 1 0. Hay alguien que está haciendo un buen negocio a costa de los "indepes" hiperventilados, se venden por unos diez Euros cada pieza.

    Supongo que en su casa, las colocarán en un pequeño altar iluminado con una vela, y les imploraran el milagro de que los que somos refractarios a sus ideas, nos levantemos una buena mañana convertidos a su causa, y por fin se pueda proclamar la República.

    En todo este asunto, aún subyace algo bueno.

    Se puede detectar fácilmente a un o una idiota en función de los argumentos que esgrime a favor de la independencia. En los tiempos que corren, poder etiquetar la capacidad mental de los que nos rodean, es un tanto.

    Se puede reconocer a los amigos de verdad : son aquellos a los que les importa un bledo si opinas lo mismo que ellos, o no. Sencillamente son tus amigos porque te aprecian sinceramente, pienses lo que pienses ( De estos hay muy pocos ). Y entonces sabes con quien puedes contar de verdad.

    Como ciudadano, me entristece todo este asunto, pero a nivel personal, no tanto. Y como observador, me está dando momentos gloriosos al observar el nivel de estupidez en el que puede llegar a caer mucha gente que supuestamente tiene una buena formación.

    Un abrazo.

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  9. Tornaria a fumar només per seure amb vosaltres a la trinxera, en silenci.
    No amb covardia sí amb solitària incomprensió.
    Una abraçada.

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  10. Creo que ya no debemos hablar más de "brecha social" y llamar las cosas por su nombre. Lo que estamos viviendo en Cataluña es una guerra civil catalana. Unos contra otros, rompiendo relaciones familiares y de amistad. Unos dispuestos a perder un ojo para que el otro pierda los dos, y así, pasito a pasito, quedándonos todos ciegos.
    Pocos hablan, muchos temen decir lo que piensan y otros ofenden directamente con sus opiniones o entrometiéndose en la vida personal de los demás. Los independentistas utilizan la palabra "democracia" como si fuera un pedrusco para lanzarlo con su honda contra la cabeza de los que no piensan como ellos. Muchos escriben bajo el anonimato, y a muchos de ellos los veo dispuestos a disparar, escondidos detrás de la persiana.
    Abrazos.

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  11. Intentan ocultar la otra España, la que defendia tu abuelo y los mios el que estava en el camión de los que iban a fusilar y que se salvo pq alguien importante le debia un favor y el que huyo a francia para salvar la vida, somos la otra España y nos sentimos catalanes claro, la España republicana, la que no interesa recordar, pq dicen que España es el rey y es franco y es rajoy, pero fue contra esa España la que lucharon nuestros abuelos mientras los suyos les dieron la Espalda y aprovecharon vilmente la situación para formar un estado, la historia se repite y se agradece que lo recuerdes, toda la izquierda debil y moribunda la izquierda vendida al nacionalismo deberia recordarlo. Gracias por el articulo, por resucitar la memoria. Lluis, moltes gracies.

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  12. Uff, no sé qué decir, me has censurado... Claro, es tu blog, tu casa, lo pagas tú, los anónimos sólo tenemos derecho a aplaudirte y a adularte. En fin, tomo nota, con alegría (que nunca falte). Si al final esto acaba en guerra prometo firmar mis balas. Saludos de un "monstruoso" equidistante (ya puedes borrarlo, adelante).

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    1. Pues si, borré tu desafortunado comentario. Tuve que pensarlo un poco, pero no mucho, la verdad. Me molesta que se responda a un texto con un anónimo cobarde y con desprecios al autor, que no con contrargumentos. Y lo hice también por ti, porque sé que te sentirás bien sintiéndote mártir, como el Mesías de Amer (el del palacete en Waterloo). Y ahora podrás contarlo por ahí, cuando te encuentres con otro de los del lacito amarillo. Estoy seguro de que te ofrezco la gran oportunidad de contar que tu también eres un represaliado, un pobre afectado por el horrible 155, y que si Turquía y que si bla bla bla.
      Por cierto: lo de firmar las balas me ha gustado a mi. Por eso no borro este comentario, porqué poco a poco has ido revelando qué hay tras las sonrisas. No dudes de que sabré qué hacer con el asunto de las "balas", hay un montón de personas a quienes les encantará la mención a los tiros (vete primero al oculista y que te ajuste las gafas, no vaya ser que falles el tiro por presbícia).
      Ya no me ha gustado tanto lo del equidistante, pero porqué no lo entiendo: ¿a quién te refieres?
      Bueno, pues eso, que no falte el buen humor.

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  13. Siento decepcionarte pero no soy independentista. Además soy pacifista (lo de las balas no era más que por seguirte el juego) y, oh cielos, sólo soy miope (sino cómo explicas que me meta en un blog al que no estoy invitado?). Pero gracias por tu respuesta, ese es el autor que reconozco como real, agresivo, implacable, poco empático, y... no me siento represaliado por ti, no eres tan importante. Pero actitudes como las vuestras, las de los dos bandos, no nos sacarán de este atodallero jamás. Tu forma de debatir es bastante graciosa, por cierto. Saludos y hasta siempre, si alguna vez me vuelvo a dirigir a ti lo haré de forma que no puedas llamarme tan a la ligera cobarde.

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  14. Si te sirve de algo, Lluis, te hago saber desde la meseta castellana que te comprendo. Que estoy informado de primera mano, por amigos de ahí, de lo que acontece y no puedo por menos de escucharte, calibrar tus razonamientos y conmoverme. No es esa la Cataluña que yo hacía en parte mía hace décadas desde la resistencia antifranquista, no sé lo que ha pasado (o sí), pero coincido contigo y con otros que opinan en blogs que hay actitudes claramente guerracivilistas y que como no domine la cordura y la tolerancia se va a ir a peor. Ánimo, aguante, muchos nos pasamos la mitad del tiempo de nuestra vida resistiendo y la otra mitad indignándonos. Acaso no conocemos otra fórmula de equilibrio.

    Salud.

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  15. Y yo desde aquí también te comprendo, no en vano me he visto obligado, muy a mi pesar, a suprimir en mi blog algún comentario más desagradable de la cuenta provinente de algún revolucionario de las sonrisas, ya que no es mi intención que se convierta en un foro de improperios...

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    1. Ya ves como estamos. Incluso los hay que, amparados en el anonimato, se permiten prometer balas con denominación de origen. Gracias, Gran Uribe.

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    2. Queee nooo... que era una licencia retooorica.... que soy pacifista....

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    3. Ahí ya no te sigo.

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