2 de maig 2020

¡Con lo catalana que era tu madre!


"¡Parece mentira, mira como te has vuelto...! ¡Con lo catalana que era tu madre!" Este es el reproche entero, que no me cabía en el título. Como se puede inferir, mi opción de no ser catalanista se ha transformado en no ser catalán, o en serlo de una forma incorrecta. ¿Es posible ser mal catalán? ¿Cómo se hace para ser buen catalán? En realidad, debería corregir a quien me amonesta y explicarle que mi madre era tan catalana como Carmen Amaya. Mi madre no se distinguía por ser catalana, ya que el lugar de nacimiento solo nos proporciona un lugar de nacimiento. Lo que la distinguía a ella era su catalanismo, no el hecho de haber nacido aquí o en cualquier parte. Estar orgulloso de haber nacido aquí o allá es tan interesante como estar orgulloso de haber nacido con dos orejas (el símil es de Antonio Muñoz Molina, no es mío pero me gusta).

Mi madre, además de catalanista, también era católica. Quizás no muy de misa, pero sí muy cristiana. Yo no lo soy: practico un panteísmo vago y melifluo, con brotes de ateísmo súbito. Sin embargo, nadie me ha espetado jamás ¡Con lo cristiana que era tu madre!. Todo el mundo (o casi) entiende que el cristianismo, como el comunismo, el estoicismo, el solipsismo o el onanismo no son hereditarios, y esa evidencia se acepta con bastante naturalidad. Rafael Sánchez Mazas tuvo un hijo que se llamaba Chicho Sánchez Ferlosio. Por ejemplo. Aunque debo aportar algo: tras una pelotera ideológica con mi padre (que también era muy catalanista) a propósito de Cataluña y su independencia, el hombre terminó por preguntarse si no sería que me había educado mal. Al contrario, papa, le tranquilicé: me has educado bien y te estoy agradecido por ello. Me has educado en el pensamiento crítico, que es el más deseable de todos los objetivos de la educación. Lo otro sería clonar seres humanos, y eso no es deseable para nada.

Mi madre era muy catalanista a pesar de tener, a su vez, una madre murciana --profundamente asimilada en la cosa catalana. De modo que ella, también, optó por tener sus propias ideas. Como mi padre, hijo de un padre más bien franquista a quien le gustaba la música clásica y la ópera: a mi padre la música le parecía un ruido aceptable y nada más. Creo que nadie está obligado a seguir los gustos y las ideas de sus progenitores, y que optar por otras (o por las mismas) no significa para nada tenerles más o menos respeto. ¿Amaba yo menos a mi madre que el hijo que vota lo mismo que votaba su madre?. Mi madre votó a Convergencia durante muchos años, y luego votó a ERC. Son los dos únicos partidos que no he votado jamás. A los demás me parece que les he votado a todos. O casi. ¿Es eso indicativo de ser un mal hijo, un hijo que no ama a su madre? De todos modos: mis lecturas de Freud y de Lacan me permiten tranquilizarme. El amor a la familia es algo biológico y a la vez peligroso, castrador y peliagudo. Hay que andarse con cuidado. Ni estamos obligados a seguir las ideas de la generación precedente ni obligados a oponernos a ellas.

Pensar por uno mismo (y aceptar las consecuencias de este acto de conciencia) es lo que nos presenta ante el mundo como personas y, a la vez, lo que nos hace humanos. Y, en consecuencia, lo que muestra el respeto y el amor hacia quienes nos educaron.

En el caso de que fuese del revés --si hubiese tenido una madre españolista--, nadie me reprocharía ahora ser independentista dentro de mis círculos próximos. He optado por lo opuesto y en ello han participado otras voces, libros, experiencias. No comparto las ideas de mi madre, es más, las combato porqué las detesto. Pero no detesto a mi madre. Amo a mi madre y amo a esa España actual, democrática, plural, abierta, integradora. Les amo a cada una con todos sus defectos. Quizás las amo porque son defectuosas. Aborrezco la Cataluña cerril e independentista por su asqueroso deseo de perfección. Y acepto lo que me pase por haber tomado mis opciones.

__________
La foto de arriba es un ajo.

6 comentaris:

  1. La vida de una persona no es como la rueda de un hamster, como caría de suponer. está llena de altibajos. Uno cambia de forma de pensar como cambia de firma caligráfica, siendo esta personal e intransferible, simplemente va cambiando. Tu recuerdas a la tuya y das las gracias, y yo recuerdo a la mía de la misma forma. Aunque me haga cansino en la repetición siempre hay algo nuevo que aporto, algo que antes se, no lo había comentado. Siendo tan anárquica y liberal, era creyente, y creyó tanto que incluso se apostó conmigo que le darían una pensión del Estado. Le comenté mil veces , mil, que eso no lo soñara, que sólo le cotizó Santa Eulalia antes de irse al frente sólo fue de temporada, y que no habían papeles que lo admitieran como tal.
    Cuando Suarez entró en el poder, muerto ya Paco (ella sabía que con Paco sería todo imposible por haber estado recluída en el Penal de Burgos y en el de Córdoba, y de ello si había constancia), lo primero que hizo fue escribir una carta de puño y letra a...si hijo, si...Martín Villa, Ministro exelentísimo del Interior. Yo me cagué. A esta la enchironan otra vez, pensé. Le explicó de "P" a "PA" toda su vida, sin esconder nada, y le dijo que ella quería una pensión, pero que no tenía papeles para demostrar. La envió al Ministerio del Interior, a nombre del susodicho y nada más. Al cabo de diez, doce días le llegó una carta certificada de Madrid, a máquina, le ponía que en breve recibiría una notificación de la Diputación, y que con la notificación, la carta firmada que le había llegado y el DNI se dirigiera a la oficina donde se le citaría. La carta firmada a mano, por... Martín Villa.
    Y llegó al cabo de otra semana, la carta. Y mi madre cobró 7200 y pico, no recuerdo el pico de la pensión, pues le abrieron una cuenta en Banco Condal, que era el que más cerca le quedaba de casa.

    Y mi madre se cagaba en Franco, pero que no le tocaran a ...Martín Villa...Cosas veredes.

    Doy fe
    salut

    ResponElimina
    Respostes
    1. La historia familiar, como siempre. Gracias por compartirla aquí, Miquel. A James Joyce, irlandés de origen, le insultaron sus queridos compatriotas por haber traicionado a su patria y a su lengua. En respuesta a la carta de un nacionalista irlandés, Joyce le soltó: usted me habla de familia, de lengua y de patria, y esas son las tres redes (telarañas) de las que siempre me quise librar.

      Elimina
    2. TOT BARCELONA, muy interesante la historia familiar.

      Elimina
    3. Hay otros detalles que guardo en el tintero, JOAN FOSCATERRA. Pero que la vida , tal como dice Ortega "es uno y las circunstancias", no nos debe caber duda alguna.
      Salut

      Elimina
    4. Yo también coincido con la frase de Ortega.

      Salut

      Elimina
  2. En mi casa, de los mismos padres, mi hermana religiosa, de misa diaria; mi otra hermana feminista de izquierdas total (bueno, el feminismo ultra se le ha ido curando cuando vio como trataban a su hermano en el divorcio, pero la enfermedad esta ahí) y luego estoy yo, que no sabría muy bien definirme, pero que no soy religioso, ni de lo que ahora se llama "ser de izquierdas" y ando por ahí curioseando por todos los palos, sin quedarme con ninguno. Los tres tuvimos los mismos padres.
    Un saludo y salud

    ResponElimina