5 d’oct. 2016

El referéndum catalán (y el colombiano)

Resultat d'imatges de referendum

El actual presidente -no electo, por cierto- de la región autonómica catalana (lo escribo así para mencionarlo con la mayor exactitud jurídica posible) dijo hace pocos días en su parlamentito que los ciudadanos de Cataluña serán convocados en septiembre de 2017 a un referéndum para conocer qué opinan de la separación administrativa del estado al que pertenecen. Lo más sorprendente del asunto es que prometió que "habrá referéndum o referéndum" (esa es su su forma de hablar: sin dudar, poseedor de una certeza como la de quién afirma que algún día te vas a morir o te vas a morir). El pequeño y extraño presidente hizo un alarde de osadía que supera a los más osados videntes. El extraño Puigdemont supera a Nostradamus en visionario y al medium televisivo Sandro Rey en soberbia (y en estupidez, por extensión). Y lo hizo todo en una sola frase. Una frase que repitió, por si acaso. Es de todos conocido que las mentiras deben repetirse para darles una pátina de verdad. No voy de putas. No voy de putas. ¿Verdad que la segunda afirmación es un poco más creíble que la primera?

A lo mejor la osadía de Puigdemont indica que piensa repetir la kermés de la urnas de cartón de un 9 de noviembre ya lejano y perdido en la niebla del olvido y lo grotesco. A la cita con las urnas de cartón no acudió ni un tercio del censo, y en las "elecciones plebiscitarias" de otro 9 de noviembre más reciente los partidos por la independencia (Convergència y la Cup) obtuvieron un bochornoso 47% de los votos. Teniendo en cuenta que esa falange en versión catalana denominada "Assemblea Nacional Catalana" dijo que ese era "el vot de la teva vida" (el voto de tu vida), uno cree que deberían haberse anotado el resultado y callarse por un tiempo. Por vergüenza o por lo que quieran. Pero al fascismo (el nacionalismo auspiciado por sus partidos y sufragado por los grandes empresarios afines) no le atañe la humildad del silencio ni la reflexión: el fascismo es acción imparable, sin pausa. El secuestro de "la voluntad del pueblo" no se puede detener jamás. El fascismo es la repetición incansable de eslóganes en los que las palabras "patria" y "libertad" aparecen juntas. La patria y la libertad de los poderosos que gestionan el asunto: nombramos a la patria para que el pueblo nos de el beneplácito para hacer lo que nos da la puta gana, que es lo de siempre.

A Artur Mas, el olvidable presidentet que puso las urnas de cartón, le piden unos años de inhabilitación por perpretrar la payasada y la tomadura de pelo a sus acólitos. Ahora pues, Mas, con la ayuda de un tribunal, podrá soñar que hizo algo histórico cuando solo hizo una auténtica memez sin sentido, destinada a engañar a los que desean sentirse engañados porqué eso les aumenta las ilusiones más ilusorias y su insaciable deseo de pertenecer a algo, a lo que sea. Si "el Barça és més que un club", ahora toca pensar que "ser catalán es algo más -o mejor- que ser a secas". Es bastante probable que el invisible Puigdemont también quiera ser algo o alguien, y pasar a los anales de lo que sea, aunque sean los anales de la tontería.

Hace un par de días se celebró un referéndum en Colombia para validar el proceso de paz con la guerrilla que lleva 50 años en guerra contra el estado. Ganó el NO al proceso de paz y el planeta se pregunta como es posible que los ciudadanos de Colombia no estén a favor de la paz, cuando parece algo tan indiscutible: que los seres humanos queremos la paz y no la guerra. Los colombianos eligieron el NO, pero por un margen tan justito de votos que lo más preocupante no es el signo del resultado, si no la brecha que se abre justo enmedio y que muestra a un país partido en dos. Eso es lo más feo que puede suceder, y es lo que ha sucedido.

A la lección colombiana se le puede añadir la lección inglesa con el asunto del Brexit, de modo que es inevitable repensar sobre las bondades de los referéndums y preguntarse qué se gana y qué se pierde cuando se pregunta a una comunidad (nacional o regional) sobre una cuestión que puede dividirla e incluso enfrentarla gravemente. En los fórums más feroces del independentismo catalán llevan tiempo especulando sobre cuáles deberían ser los parámetros de su referéndum: proponen que sea válido con una participación inferior al 50%, y en el mejor de los casos afirman que un resultado del 50,1% favorable al Si por la independencia validaría moral y políticamente su proyecto. Fascinante: quiénes más hablan de democracia menos la valoran.

Hay que andarse con cuidado. Deberíamos empezar a pedir la mediación de organismos internacionales que les aclaren las ideas y les sienten en la mesa de la razón (que no de La Razón). No sería mala idea pedir la mediación externa, ya que los independentistas sienten la paradójica inclinación a pensar que quienes se interponen en sus deseos son las instituciones españolas, olvidando así que tanto la Generalitat como los salarios de su presidente, consellers y demás funcionarios los perciben en tanto que forman parte de esas insituciones. Eso cuando se olvidan de los malos catalanes como yo mismo, o de los periódicos poco afines a su régimen. Estoy seguro de que, de producirse en Francia la misma situación, tanto Mas como Puigdemont y los demás llevarían una buena temporada en el paro, o bien en el talego. Y a ver quién es el guapo que niega la democraticidad francesa.

Debo añadir algo: la democracia europea (incluyendo la española) es algo que me despierta grandes interrogantes y muchas inquietudes. Como la misma Unión Europea, que parece un invento diseñado más que nada para satisfacer intereses económicos que poco o nada tienen que ver con las preocupaciones de los ciudadanos trabajadores o sin trabajo, como somos la inmensa mayoría. Hay algo que chirría en esa democracia, y es algo grave. La gravedad del asunto explica que proliferen aventuras neonazis, nacionalistas y/o protofascistas (como en nuestro caso). Aquí hay algo que huele mal -o muy mal- y que debe repensarse con urgencia. Con mucha urgencia.

"Democracia" tiene algo que ver con ir a depositar un voto en una urna, pero ese es el significado más pequeño y más anecdótico de la palabra "democracia". Si uno se atiene a su etimología y a la filosofía política (ética) al respecto, descubre que ir mucho a las urnas no significa ser muy democrático. Al fin y al cabo, Franco también llevó a cabo referéndums (y los ganó, como Artur Mas en aquel remoto 9 de noviembre). "Democracia" significa, también, debate y diálogo (para hacer esas cosas cobran sus buenos sueldos los políticos electos) y significa escuchar, argumentar, proponer y decir la verdad, significa transparencia y honestidad, respeto, hablar sin eslóganes, explicarse. Nada de eso es lo que veo hoy por hoy, ni en boca de Puigdemont ni en las de sus órganos de gobierno o de propaganda, entregados a la única labor de mantenerse en el poder prometiendo aventuras a los unos (referéndum o referéndum) y caridad a los otros (7.000 funcionarios más).

El mismo día en que la prensa cuenta que el presupuesto catalán en educación es el más pequeño de Europa (2,1% del PIB frente al 5% de la media continental), al diminuto Puigdemont se le ocurre anunciar la creación de 2000 funcionarios más en ese ámbito -pero sin fecha ni concreción alguna. Eso no es democracia. Eso -de nuevo- se llama fascismo o engaño facilón. Si lo que dice el inefable Puigdemont lo dijese Rajoy, le estarían llamando así todos los vividores del procesismo catalán. Incluídas las diputadas de la Cup que votan a favor del liliputiense Carles.

Vayan preparándose sus pasaportes y sus peticiones de asilo (¿en la Europa de Merkel o en la América de Trump?). Eso no pinta nada bien.

7 comentaris:

  1. Has dit feixistes!!! Es veu que no es pot!

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    1. Ostres! No ho sabia...! No es pot estar en un escola de primària i desconnectat del món! Perdó. Perdó, perdó!

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  2. Hola, ! que harta estoy de los políticos¡¡
    Bueno, no sirve de nada decirlo.

    Buena semana.

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  3. QUINA RAO QUE TENS,JO JA I RENOVAT EL PASAPORT,I COM TINC PARENTS A TOLOSA DE LLENGUADOC,I ALTRES A MEXIC,AQUEST DARRERS FINS I TOT SON POLITICS,"GAGES"DE ONADA "FEXISTA" DE 1939,ESTIC A PUNT,PER SI CAL ,"PONER LOS PIES EN POLVOROSA",QUAN EL "MOVIMIENTO NACIONAL",TORNI AIXECAR EL CAP,QUE SEMBLAR SER QUE ES FORÇA EMINENT.

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  4. región autonómica, liliputiense, tot s'hi val per menystenir lo català, des de el no-nacioalisme espanyol, esclar. tu i els que pensen com tu no sou nacionalistes, el que passa que l'estat espnyol és alguna cosa a posar al costat de les lleis de la termodinàmica. Per cert, has trigat gairebé 3/4 d'article a dir-nos nazis, ja començava a preocupar-me.
    Dius que la Generalitat es financin gràcies a les institucions espanyoles? o ho fa malgrat aquestes? amb part dels diners dels impostos dels catalans que els administradors de l'amable i democràtic estat espanyol ens retornen com i quan els hi dóna la gana.
    Dius que fer política no és només anar a votar, que s'ha de negociar i arribar a acords. És que aixó no s'ha intentat? negociar amb qui?
    Els nacionalistes banals, aquells que no treieu la rojigualda amb el pollastre però que sentiu que la unitat d'Espanya és una veritat immutable com que la terra roda, feu servir un discurs quasi llibertari quan ataqueu les legitimes aspiracions d'una bona part del poble català, però no cola perquè obvieu la existència de l'estat espanyol i les seves bondats. Ai, com de diferenta seria la pel·lícula si dirigíssiu les vostres no-nacionalistes enèrgies a ntentar canviar aquest femer d'Espanyistan


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    1. Ramon, gràcies per deixar el teu comentari. Al principi no comprenia perquè se'ns acusa d'espanyolistes (o d'espanyols usat com a insult) quan algú diu que no és independentista. Però a poc a poc ho vaig anar comprenent: el nacionalisme necessita enfrontar-se a un altre nacionalisme.
      D'altra banda, trobo que caus en els tòpics i els eslògans habituals. Un dels problemes de la proposta independentista és que d'allò que desconnecta és de la realitat, tant juridica com legal com sociològica i cultutral. Seria llarg d'explicar-ho aquí.
      El que és cert és que si tots ens posessim a reformar Espanya hi sortiríem guanyant. Però això es diu "federalisme" i els indepes creieu que no és correcte, però és, sens dubte, l'única opció. Difícil, però no tant com la independència, que és impossible malgrat les fantasies que us expliquen i us expliqueu. Salut.

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