2 d’ag. 2022

OLENA Y VOLODIMIR EN VOGUE

Conozco el riesgo que conlleva escribir eso: me arriesgo a ser acusado de pro-ruso, de cómplice de una barbarie o de delitos peores. Pero no me resigno al silencio. Así que voy a intentar que estas palabras sean un poco mejores que el silencio.

Vogue es una revista que me pilla muy lejos y está más allá de la periferia de mis lecturas y de mis referentes, algo que no me impide captar la importancia de esa portada de la revista en la que aparecen Olena y Volodimir, tiernamente entrelazados y ella (aparentemente) sentada en el regazo del soldado Volodimir.

Todo está concienzudamente calculado en esta foto. Empezando por el azul del fondo, un azul de decorado trágicamente operístico. Y luego sus miradas: la de ella, dulce y algo triste. La de él, dura y determinada. Miren el brazo del soldado: las venas henchidas, agarrando el cuerpo de la mujer con fuerza. Ella es Ucrania, rubia y sensual. Él, su ejército, viril y valiente. Ambos han estudiado la posición de sus manos para mostrar el oro del anillo de desposados. Lo dice el poeta: el oro no ensucia las manos, porqué las manos que lucen oro ya estaban sucias anteriormente.

Des del principio me chocó el vestuario del antiguo cómico televisivo Zelensky: nada más empezar la guerra, ya apareció vestido con ropas militares o paramilitares, como si saliera de la trinchera para grabar unos vídeos y luego volver al barro, fusil en mano, a defender a la patria ultrajada.

Algo huele a chamusquina en esta guerra, y no es solo el humo de los incendios, el hedor de los cadáveres en las calles, la pólvora que explota. Algo se nos escapa a casi todos y a mi en especial. Hay algo que está mucho más allá de nuestra comprensión: la velocidad a la que que construyó el relato de quienes son los buenos y quienes los malos, sin lugar para la duda. Luego vino la cumbre de la OTAN, presentada como un evento magnífico, brillante en su ejecución impoluta, de la cual incluso se nos contaron los menús (elaborados por grandes chefs). Nos lo contaron muy bien: la OTAN tiene todo el derecho del mundo a defender a los países amenazados por potencias autárquicas, a expandirse y a afiliar a nuevos amigos. Todo es nombre de la democracia, que es el bien. La mayor parte de los países de la OTAN mantienen buenos negocios con las dictaduras asesinas árabes, pero eso no se nombra por ahora.

Putin y su Rusia nostálgica del imperio soviético me sientan tan bien como una patada en sálvase a la parte, pero igualmente me repito, en voz baja: aquí hay algo que no encaja, algo en lo que nos engañan. Y la portada de Vogue, sin saber contarlo muy bien, me reafirma en esta sospecha. Y se lo digo en serio: no creo en las conspiraciones ni tengo perfil paranoico. Creo más en la estupidez que en la conspiración: para conspirar se debe ser muy inteligente. Generalmente, a la historia de la humanidad le ha reportado más dolor la estupidez que cualquier conspiración.

Algo huele a timo en esta guerra, y la portada de Vogue me resulta casi como un bofetón, a mano abierta, que me intenta despertar: ahí lo tienes. Te están timando y encima se ríen de ti.

Se ríen de ti cuando te cuentan que todos los precios suben por culpa de Putin. ¿Acaso toda la gasolina y todo el cereal proviene de Ucrania? Dos días atrás nos contaban que todo procede de Asia, y que el colapso de los barcos y los estibadores en los puertos asiáticos producía un alza en los precios. De repente, el asunto se debe a la guerra de Putin.

Miren ustedes la foto de portada de Vogue y así me callo. Dicen que una foto vale más que mil palabras, así que les  ahorro mil palabras y me arrimo al silencio de la imágenes. Me dicen que el capitalismo ha entrado en una fase bélica, y que eso es algo que le sucede cíclicamente. Yo no entiendo de esas cosas pero, la verdad: siento algo de miedo y me asaltan las ganas de aplicarme el dicho clásico del "carpe diem", porque a veces eso me huele muy mal. No me gusta Putin, pero tampoco me gusta Zelensky y les dejo mi última incorrección: Ucrania no es una democracia homologable a los parámetros de la UE.

3 comentaris:

  1. Coincido en casi todo contigo. Esto huele muy mal y nos están tomando el pelo descaradamente.

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  2. Apreciado LLUIS:
    A mi edad, ¡leches¡, que decía Blas de Otero.
    Ucrania es un simple peón en el tablero y los dos personajes que señalas son piezas que se mueven a merced de un capitalismo salvaje. Esas fotos desacreditan al presidente/ta de un país que cada día tiene 150 muertos jóvenes en una guerra que le va bien a EEUU y Rusia (es evidente que a los rusos en menor medida que a los EEUU), porque los dos en su medida se deshacen de armamento obsoleto y prueban de nuevos. Putín ganará terreno y se afianzará en las costas del mar que es lo que desea, y los americanos tendrán bases permanentes por el terreno, que es lo que desean.
    Acabará dentro de unos meses, aún hay armas que gastar y deudas que los americanos quieren aumentar a su favor.
    Ahora toca Taiwan, pero los chinos no son los rusos, y aquí se andarán con más cuidado.
    Mientras, los grandes de verdad, Ibertrola, Endesa y Naturgy, hacen su guerra particular en esta España cada vez menos reconocible. Saben que vamos de perdedores, por eso nos matan lentamente, porque no quieren acabar con las gallinas, que somos nosotros, y los huevos de oro, que es lo que dicen que nos venden.
    Un abrazo

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  3. Yo en la foto veo algo que vengo viendo desde marzo. Mientras Borrell, representando la UE, nos decía que en invierno la casa debería estar a no más de 17 grados, haciendo un sacrificio al no malgastar calefacción (a duras penas en invierno hago que mi casa llegue a esos 17 grados)... Mientras se nos decía eso, el presidente de Ucrania no hacía más que videoconferencias diarias en manga corta, en un país donde a mediados de marzo la temperatura se movía entre 1 grado de mínima y 6 de máxima. Para mí, eso, fue el símbolo del "timo".
    A pesar de que tu opinión, bastante coincidente con la mía, esté muy extendida - pues es mucha gente que en entornos de calle piensa parecido - no parece que esto tenga cabida en los medios. El primer día de la invasión pensé que "ese hombre" debía rendirse para evitar un baño de sangre (y pocos días después también pensaba que debía hacerlo para evitar la ruina de toda Europa). Bueno, pues si tantas materias tiene, ya trataríamos con Rusia para las mismas, pero claro, los EE.UU. tienen su ganancia en el conflicto y en que éste perdure.

    podi-.

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