En 1997, Arcadi Espada publicó el que es, para mi, uno de los mejores libros para comprender la Cataluña contemporánea. Se titulaba, precisamente, "Contra Catalunya". El título nos habla de los años oscuros del pujolismo (una oscuridad de la que no nos hemos librado). Nos habla de cuando criticar al gobierno autonómico, a Pujol, a la Tv3 o a la prensa catalana significaba ser acusado de ir contra Cataluña.
Así seguimos hoy: los nacionalistas de izquierdas (?) no han criticado apenas nunca a Torra. Hacerlo sería ir contra Cataluña. No protestan, apenas, contra las normas del gobierno regional actual cuando cierra bares, perimetra y proclama toques de queda. No protestan contra el desbarajuste en la educación: hacerlo sería ir contra Cataluña. El consenso en eso es casi unánime. Así, quienes no somos nacionalistas y por consiguiente no tenemos problemas en cuestionar al gobierno autonómico, debemos asumir (y lo hemos hecho) que seremos acusados de malos catalanes, de poco catalanes, de ñordos, de quintacolumnistas, de botiflers o de despreciables en función de cual sea nuestro origen y posición.
¿Pasa lo mismo en el conjunto de España? Bueno, habría que analizarlo con cuidado. La izquierda española, en general, no tiene problemas en proclamarse española. Pero queda aún la vieja duda, la sospecha antigua: ¿los comunistas del PCE hablan de España y la sienten suya? Y si no lo hacen ¿es porqué la palabra España, su bandera y sus símbolos siguen secuestrados por la derecha patriótica?
A los catalanes no nacionalistas nos están quitando Cataluña. Incluso han emponzoñado la lengua materna de muchos de nosotros, de origen catalanohablante. Y ni le cuento lo que sucede, ya, cuando uno afirma ser felizmente bilingüe.
Uno, a veces, cree que la Guerra Civil es algo lejano y que ya no tiene sentido hablar mucho de ella. Algunos lo hacen por pudor, otros por vergüenza, otros por hastío. Pero a mi me gusta hablar de ella, ya que cada vez cobra más sentido: estamos en España, no hay que olvidarlo. No estamos en el limbo, ni en Europa. En España.
En España solo es de verdad lo que sangra. Por eso, quizás, nos gusta tanto el vino: el vino recuerda tanto a la sangre que incluso los cristianos confunden ambos fluidos en su ritual principal.
Quizás España solo es de verdad cuando sangra, para seguir con la misma imagen. Quizás por eso hay independentistas catalanes que sueñan con tiros en las calles, que especulan con el número de muertos convenientes para que en el exterior se fijen en su causa. Eso, también, explica porque el independentismo catalán es un fenómeno tan intensamente español. Aunque les duela, la españolidad del independentismo es incuestionable. Quizás sean, a fin de cuentas, los más españoles de todos: hablan de España cada día, en cada tuit, en cada grito. Aunque sea para pronunciar puta España, hablan de España sin cesar.
Mírense la fotografía de arriba: los que yacen en esa fosa no llevan banderas ni símbolos. Pudieron haber sido rojos, azules, anarquistas, brigadistas extranjeros impulsados por un sueño romántico. Pudieron haber sido, también, personas que se encontraron en el mal momento y en el mal lugar, empujadas a una guerra que les importaba un bledo. Quizás era personas que solo querían vivir, bailar con chicas, comer, beber, mirar como pasan las nubes.
No murieron por España: murieron (y quizás habían matado, antes, en su turno) por una idea de España, por una imagen de como debería ser España para que fuese la suya, la verdadera. Por eso la Guerra Civil no pasa de moda. Quienes ganaron la guerra impusieron su modelo, como es natural. Del mismo modo que hoy, quien gana las elecciones en Cataluña se siente vencedor e impone su idea: miren ustedes si está vigente aquella guerra: cuando uno gana unas elecciones piensa que ha ganado una guerra. Ya que las elecciones son la forma, más o menos incruenta, de revivir la vieja guerra.
Fíjense bien en la foto: uno de los cráneos muestra la señal indudable del tiro de gracia en el hueso parietal. Sin rostro, sin banderas, sin carné de ningún partido, sin palabras, sin gritos ya. Solo ese hueso mondo y lirondo que es idéntico a todos, la esencia que nos une, nos guste o no.
Ese hombre ¿iba contra España o a favor de ella?
No puedo estar más de acuerdo, LLUIS.
ResponEliminaTodos contra España, y de paso, todos contra todos, que es lo nuestro.
Somos incapaces tan siquiera de aglutinarnos detrás de la idea de levantar un país, la demostración está primero en los dos bandos, prosses y antiprosses, y después dentro de ellos mismos, esquerranos y neoconvergentes, de la misma forma y manera los socialistas y peperos.
Imposible unirnos, quizá porque somos de temperamento anarco, quizá.
Somos imposibles.
salut
La España cainita de siempre.
EliminaTe leo siempre pero no sé como añadir nada a lo que de forma natural revela exactamente lo que yo también pienso, no sabría hacerlo. Tu publicación bien merecería la pena en un lugar de difusión más amplio pero he sabido que te han bloqueado en Facebook. Me siento muy próximo a tus reflexiones tan bien expresadas. Es un lujo leerte.
ResponEliminaGracias, Joselu. La verdad es que a pesar de la censura en Facebook, escribir cuando quiero y lo que quiero me va muy bien. Anarquista que es uno.
EliminaExpresaste lo que, más o menos, pienso... Y eso es algo que me motiva a seguir leyendo tu blog: gracias.
ResponEliminaA mi me ayudan a seguir escribiendo los comentarios. Gracias, pues.
EliminaHe repetido muchas veces un ejemplo que no es mio, el cuadro que mejor representa a España es "Duelo a garrotazos" de Goya. Dos mozos (no parecen mozas, lo digo por el censor) sanos, fuertes, con vida, enterrados hasta la rodilla en el barro, en vez de colaborar para salir, con perdón, de la mierda, se pegan hasta matarse.
ResponEliminaEsta es la Historia de nuestro país, a eso lo sumas curas, cortesanos, reyes vagos e ineptos que no aportaron un complejo de inferioridad y lo sumas las "nuevas cortes, cortesanos y cortesanas" en que nos dividimos y se entiende mejor, en mi opinión, este país.
Un saludo.
Nos aportaron, quise decir.
ResponEliminaSobre el cuadro de Goya, y según un experto, en la pintura original los dos mozos (o mozas) no estaban enterrados hasta las rodillas, si no que alguien le dio una capa de pintura a la parte inferior del retablo. Quizás es aún peor así, la situación. Aunque en realidad... ¿qué más da? Nos refleja a los españoles de todos modos.
EliminaQué bien has sintetizado las pulsiones que destruyen Cataluña amparados en un odio antiespañol que es pura autosarcofagia (el independentismo se come a sí mismo cuando odia lo español).Por más que se revele toda la trapacería que hay detrás, seguirán recibiendo votos y apoyos. Es como el timo de la estampita, puede más la codicia y el sentimiento de casta superior que se ríe de engañar al tonto de turno, que cualquier otro patrioterismo disfrazado de estelada.
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