El alcalde de mi pueblo, un pueblo de provincias, se presenta como un alcalde Chupiguay. Hizo una campaña electoral espléndida y vigorosa. Fichó para su equipo a viejas glorias del deporte local, a actrices decadentes y a otras vedettes del mundillo educativo, cultural y vecinal. Lo llamó una propuesta transversal y popular, feminista y verde y etcétera, tres adjetivos que ocultan al populismo más facilón en nuestros tristes tiempos de tigres simpáticos.
El alcalde lo fue antes por el PSC, pero dimitió cuando Junqueras y Rull y los demás fueron detenidos, y dijo que la aplicación del artículo 155 le parecía mal, y dimitió porque, en sus propias palabras, "el partido no me representa". El alcalde olvidó algo tan simple como que era él quien representaba al partido y no al revés. Quienes votamos por el PSC no votamos al señor Ballart: votamos al equipo socialista. Me alegré de su dimisión, la verdad. La gestión de Ballart fue errática, repleta de tuits grotescos: su dimisión fue buena para la ciudad, las cosas como sean. Su sucesor, Alfredo Vega, fue mucho mejor que él.
Luego volvió Ballart, en las siguientes elecciones locales. Lo suyo fue un regreso vengativo y pasivo-agresivo, y fabulosamente bien financiado, con una campaña oculta, oscura, llena de mentiras y de medias verdades. Se fraguó en la oscuridad. Su partido se llamaba "Tot x Terrassa", emulando al partido del deplorable prófugo en Waterloo. Dicen que hizo una campaña muy buena en las redes: a quién se añadía como seguidor en su cuenta de Twiter le felicitaba el cumpleaños: un método común del populismo. Prometió a troche y moche.
El alcalde ganó las elecciones sin duda, aunque no por mayoría: pactó con ERC (la otra cara del populismo) y así se sentó en el sillón. Su meliflua voz, unida a su meliflua equidistancia con el separatismo, le valieron el apoyo de los nacionalistas del beato Junqueras. Se proclama eco-lila, y sumado a sus socios nacionalistas nos dan un alcalde eco-lila-patriótico. Es lo que hay. La democracia es eso. La ciudad, sin embargo, no es una ciudad nacionalista. Sabemos que el nacionalismo es la muerte. O la mierda.
Al principio del confinamiento descubrimos que en las calles abundaba la mierda como nunca lo había hecho: los contenedores estaban desbordados. El hedor iba creciendo al ritmo del sol creciente. Todos pensamos que era un problema puntual, anecdótico. Le escribí a una alta concejala del ayuntamiento con una foto del contenedor más cercano a mi casa. Ella me respondió con una respuesta al estilo de Pilar Rahola: Dime dónde está y lo soluciono ya mismo. Le respondí: está en toda Terrassa.
La concejala ya no me dijo nada más. Lo del populismo es eso: ante las evidencias, se callan. Pero hete aquí que, a día de hoy, los contenedores se desbordan de mierda en todas las calles y la gente saca fotos: es para verlo. ¡Vaya con la gestión de los residuos del ayuntamiento eco-lila-patriótico, vaya montones de mierda que nos dejan!. Y la gente publica sus fotos en las redes sociales, y no es nada raro: el ayuntamiento del alcalde eco-lila-nacionalista nos advierte de la subida del 5% en la cuota de la recogida de basuras, que ya es basura.
Ante las protestas en las redes, los responsables municipales lo achacan todo a los vecinos incívicos. Y se quedan tan anchos.
Ahora el señorito alcalde Chupiguay, eco y lila y nacionalista y contrario a la aplicación del artículo 155 nos manda una campaña en respuesta a nuestras quejas. No se la pierdan. Aparte de cuatro chorradas, nos anuncia cámaras e inspectores por las calles. Los malos somos los vecinos, que lo sepan: malos por tirar nuestros residuos en contenedores repletos. Comprarán 4 camiones, muy bien: el alcaldecito no entiende que el asunto está en la frecuencia y no en el número.
Otra perla: en una entrevista en la prensa local (sumisa y agradecida), Ballart achaca el estado de las calles a las muchas bajas por enfermedad que ha sufrido la empresa Eco-Equip, contratada para la recogida de basuras. ¡Vaya excusa tan peregrina! ¡Hay que tener valor y cinismo para responder eso!. Imagínese usted que se va al hospital y le dicen que no hay médicos porque están de baja, y que es usted un incívico por ponerse enfermo. Esa es la respuesta del alcalde Ballart, el que no me representa.
Cámaras e inspectores, esa es la receta del equipo eco y lila y nacionalista contra la mierda que llena las calles. Eso y tratarnos de incívicos. No negaremos que el incivismo existe, por supuesto que existe. Pero incluso eso es un problema del equipo de gobierno, y eso exige campañas educativas, transparencia y humildad. La deriva autoritaria e inspectora del alcalde no augura nada bueno y es común, también, en los políticos de talante populista. Julio César lo expresó con más elegancia: "no he venido a luchar contra los elementos".
La nueva política no ha aportado nada bueno ni nuevo salvo eslóganes vacíos y colorines, y contenedores a rebosar.
Nada que no se haya visto en otros pagos, LLUIS.
ResponEliminaNo hay peor idea que la idea misma del poder. Lo solventan todo con el control, y bajo ese parámetro te multarán si así lo creen conveniente. Aquí quisieron poner un chip a los tontainers, si a esos donde tu les haces el trabajo poniendo en cada lugar lo que ha de ir, para así ahorrarse personal en la terminal de basuras.
Les va de maravillas que dejes el cartón (que venden) , el vidrio( que venden), el plástico (que venden) y el compostaje (que no mezclas) para ahorrarse unos eurillos en poner muchas más manos a las que les hace falta trabajar y cobrar por el triaje; pero vamos todos de buenistas y lo que digo es de feixiste.
El incivismo es tirar la basura en la calle, fuera del tontainer, el resto es poner personal en Sant Adriá, que falta hace.
salut
A mi el asunto me parece muy grave. Nos culpabilizan a los vecinos para ocultar su incapacidad en la gestión de lo que debería ser elemental. Si el confinamiento aumenta los residuos, hay que aumentar la frecuencia de la recogida. Es sencillo. Pues no. Nos acusan y ahora nos vigilarán, con la noble intención de multarnos. Es el signo del populismo, algo que quizás escribiré pronto: al populismo le molesta el pueblo.
EliminaPonte en esta página, LLUIS, porfa, la tengo también a la derecha, en el bloc. Aquí si que no pueden decir nada los del prosses. este las pasó putas con Paco, y ahora les canta la caña a estos velas-latinas.
ResponEliminaUn abrazo
https://lluisrabell.com/
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Voy a Tarrasa dos veces por año o así, algunas veces más por temas que no vienen al caso. Desconocía al individuo, pero a mi estos partidos politicos que se autodenominan Todo por... ya de por si, me crean desconfianza. Quizás le falta el tricornio, porque en un cuerpo militar o semi militar esto de todo por la patria está bien, se puede entender, pero en un alcalde, pues no se..suena a timo.
ResponEliminaUn saludo
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ResponEliminaEse tipo me encanta con su lenguaje: "Ha arribat el moment d´actuar de forma contundent, PAL·LIATIVAMENT I PROACTIVAMENT". No conozco a ese sujeto de "Tot x Terrassa", pero con ese lenguaje promete. Le auguro ascenso en el escalafón.
ResponEliminaMuchos se dedican a hablar sin tan solo saber nada del sector de la limpieza viaria, la decadencia en ECO EQUIP SAM empezó allá por el 2012, se dejaron de cubrir plazas vacantes, no se renovó la flota de vehículos, instalaciones precarias…. Que nuestra ciudad esta echa un asco? Nadie puede decir lo contrario, pero habría que saber porque, la suciedad es generada por todos, orgánica, vidrio, cartón, plásticos…. Pero también muebles, electrodomésticos…. Alguien se ha parado a pensar que hubiera pasado si durante los primeros meses de pandemia de este maldito covid-19 los empleados d´ECO EQUIP SAM no hubieran seguido trabajando? Se nos hubiera comido la m…. en nuestras calles, que hay que reorganizar el servicio, por supuesto, el señor Jordi Ballart y su equipo es alcalde de Terrassa porque así lo quiso una mayoría de ciudadanos/as, su pacto con ERC? Pues bien, cuando acabe la legislatura habrá que ver si así positivo o no, punto, si queremos buenos servicios públicos hay que pagarlos, sean en educación, medicina o/y limpieza….
ResponEliminaVoy a hablar solo del tema limpieza, de lo demás me atengo a tu información porque no puedo tener opinión. En Valladolid el servicio de limpieza lleva años funcionando muy bien, para mi criterio. Tanto por los puntos de basuras, que abundan, como por la recogida en puertas de domicilio, o los puntos verdes fijos para trastos. Además de la recogida por camiones de las basuras hay un servicio de empleados que sobre todo son empleadas de a pie de calle, que no paran. Ahora bien, hay un sector de la ciudadanía o de la in-ciudadanía que no colabora demasiado. El desalojo de residuos es enorme por mor de esta sociedad de consumo bestial que tenemos, y muchos -incluidos comerciantes- no se molestan en ir a los puntos adecuados a dejarlo, por lo que por mucho que limpien los empleados -que tiene que suponer un coste elevado para la municipalidad- te encuentras a todas horas cartones, bolsas de ropa, etc. acumulados junto a contenedores. Si le sumas el reparto de propaganda de supermercados que acaban por lo suelos, o los fumadores a pie de bar, resulta muy difícil tener el suelo urbano como si fuera una ciudad suiza. Es decir, que bien por el cuidado del Ayuntamiento al respecto, pero mal por la desidia y falta de colaboración de supongo una minoría incívica. Solo quería hablar de eso, de la responsabilidad no asumida de algunos. Lo demás que cuentas, me viene bien para saber de qué pies cojean algunos charlatanes de feria de la política. Tal vez algunos de ellos con relativamente buenas o utópicas intenciones, aunque por lo que cuentas no sé no sé.
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