4 de jul. 2019

La langosta se ha posado

Resultat d'imatges de naufragio

(...) a finales del verano, cuando el calor sofocante menguaba, y en la hora en la que el sol se disponía al ocaso (poco más tarde de las nueve), se interrumpió la programación habitual de la televisión regional y apareció el Presidente. Se le vio algo deslucido, demasiado pálido tras un verano como aquel, de sol intenso y pertinaz sequía. Alguien hizo notar que estaba más flaco. También se dijo del presidente, quizás lo dijo ese mismo alguien, que el presidente estaba algo "desmejorado". Sin embargo y a tenor de las imágenes que nos dejó esa tarde la televisión, lucía camisa blanca impecable, recién planchada, la runa "pe" en el ojal y el cabello escaso pero bien peinado, vestigio de un corte veraniego efectuado, según los analistas expertos, semanas atrás, en el mes de junio. Su semblante era serio, aunque eso no era anuncio de nada novedoso: los televidentes siempre le habían visto con ese porte grave, como si cualquier ocasión fuese una ocasión trascendental, a la que uno debe enfrentarse con seriedad y gesto cuasi trágico. Solemnidad y excepcionalidad a la vez: eso es lo que siempre quiso transmitir el presidente en sus alocuciones al pueblo a lo largo de su carrera, que fue tan breve como encendida.

El cronista no transcribió el discurso entero, solo hizo una síntesis del sentido general de sus palabras, que estuvieron trufadas de metáforas y de citas librescas que abarcaban desde la poesía popular hasta la culta, pasando por el refranero y algunas frases muy agudas debidas a los padres pensadores de la Patria de todos los tiempos.

-Ciudadanos y ciudadanas, dijo. Hace tiempo que quería contaros algo, y es algo que me cuesta contaros. Por eso he tardado un poco más de lo que la prudencia recomienda. Pero ya no puede demorarse más este momento que, os lo prevengo, no es feliz ni para mi ni para vosotros. Vayamos al asunto, vayamos al grano y dejemos la paja a un lado: son demasiados años de paja. Debo deciros eso: que nuestro barco no llegó a Ítaca. Eso ya lo sabéis, porqué no sois tontos y no os quiero tratar como a tales. Ciudadanos y ciudadanas: el barco "Patria" ni tan solo zarpó. Bueno, en realidad el barco no salió de los astilleros. Mejor dicho: el barco no fue construído jamás. El relato del marinero heroico es, en realidad, una bella leyenda. Yo quiero recalcar lo de "bella", porque bella lo es. Serlo, lo es. Pero siéndolo, solo es leyenda. La Patria no zarpó. El marinero heroico fue, en realidad, un marinero cobarde que huyó en un bote sin haber pisado jamás la cubierta del barco que no existió. Se refugió en un país lejano e indiferente a nuestra epopeia. Un país frío y distante. Se escondió allí. Jamás regresó para rescatar a sus camaradas atrapados. El marinero que quisimos heroico y fue cobarde. Solo se preocupó de sobrevivir, al principio, y luego de vivir lo mejor posible. Y a fe de Dios que vive muy pero que muy bien. A vosotros, ciudadanos y ciudadanas, os hemos tomado el pelo durante estos años. No hubo barco, no había plan de navegación, no había capitán ni grumete. A decir verdad (ahora, ya puestos, ya puedo contarlo) no había ni tan solo un mar por donde navegar. El dinero destinado a construir el barco y llenar de víveres sus bodegas nos lo gastamos en juglares que cantasen la hazaña de antemano y en un hatajo de falsos calafates que simulaban trabajar cuando aparecía un reportero por la vera del puerto. El astillero era un decorado de cartón piedra. Incluso algunos de los obreros eran de puro atrezzo, elaborados, eso sí, en los mejores talleres de decorados teatrales, factoría de disfraces y decorados de un gran hombre. Sí era real todo lo demás: la propaganda, los reportajes en nuestro canal, los decretos y las grandes declaraciones, los sueldos de los capitanes de pega, de los contramaestres, del cocinero y hasta de la docena de arponeros (aunque no íbamos a cazar ballenas contratamos a doce falsos arponeros, eso también es real). En eso no os tomamos el pelo, os lo juro por nuestro Gran Poeta. Bueno. Me embarga la emoción. [Pausa] Ha llegado el momento. Tras esta declaración me retiraré a mi pueblo y viviré como un hombre cualquiera, como un hombre gris, como un hombre gris y mediocre, como un hombre gris y mediocre y fantasioso, como un hombre gris y mediocre y fantasioso y entusiasta, como el hombre que fui. Os pido que me perdonéis, fui víctima de la ilusión, del fogonazo, de la llamarada que encendió mi pecho en una tarde de otoño, cuando soñé, en mi siesta otoñal (hizo mucho calor aquel otoño) que nos íbamos de viaje en un barco fabuloso hacia una isla mitológica en la íbamos a construir la mejor patria jamás soñada en ninguna siesta otoñal. Os pido perdón por el engaño. No se como os vamos a devolver el dinero que os robamos para simular nuestra gran simulación, pero voy a dedicar lo que me queda de vida a reflexionar y a pensar como narices os devolvemos el dinero que os quitamos. Seguro que querréis saber muchas cosas, ahora, cuando conocéis la verdad. Querréis saber como mantuvimos la pantomima del marinero Frescales y, la verdad, ni yo mismo lo se, porqué hay veces en que ni yo mismo lo entiendo. Se que algunos os vais a enfadar mucho, otros menos y otros nos vais a pedir cuentas y explicaciones, porqué pusisteis todo de vuestra parte: pusisteis tiempo y dinero de vuestros bolsillos en donativos de toda clase, os quedasteis afónicos gritando las consignas que os enseñamos, perdisteis amigos en el trayecto, viajasteis por el mundo para contar que el barco iba, luchasteis contra monstruos y algunos salisteis lisiados, con magulladuras y heridas. Sabéis que lo hicisteis todo para nada, a cambio de nada, no había nada a cambio: os ofrecisteis al engaño como niños en pos de un juguete imposible, os creísteis a los vendedores de felicidad gratis. Lo se y os lo agradezco. Voy a meditar sobre eso también, sobre el enorme misterio que sois para mi.

El discurso siguió y se prolongó durante unos 33 minutos, según cuenta el cronista. Al fin, cuando el Presidente se retiró, la pantalla de los televisores se sumió en un fundido en negro durante muchos segundos. Al cabo de los cuales se escuchó una pieza de violoncelo muy famosa del Maestro Casals y luego una parte de la Novena Sinfonía de Ludwig Van, sobre un fondo de paisajes al óleo de la escuela olotina.

Cuenta el cronista que la inmensa mayoría de los telespectadores prorrumpió en aplausos y vítores, algunos mezclados con llantos y con mocos a la vez que con antiguos cánticos patrióticos, y que muchos también agarraron antorchas y las prendieron y desfilaron por las calles hasta más allá de medianoche. A la mañana siguiente incluso al sol le costó lo suyo amanecer pero finalmente amaneció. Y los ciudadanos y las ciudadanas más madrugadores se encontraban por la calle y se preguntaban los unos a los otros: ¿Qué debemos hacer ahora?. Y se respondían: Pues nada, a trabajar. A trabajar (...).

3 comentaris:

  1. En realidad, aunque el escrito se refiera a Mas, se asemeja a la historia de Pujol; aunque a decir verdad son paralelas y similares.
    Ahora ha salido la noticia de que la exmadre superiora tiene Alzehimer. No se si es cierto ¡me han engañado tanto que tengo el derecho a dudar¡, pero una cosa es sintomática, para solventar el mal volvemos al olvido, y para que nos olviden hemos de estar en silencio.
    Seguirán pasando los años y seguiremos escuchando lo de Oriol (1.8 millones descubiertos este mes pasado); lo de Jordi Jr (2.2 descubiertos por la GC en Andorra y en pagarés, también este mes pasado), y lo seguiremos descubriendo porque han estado 23 años medrando en su aldea grande, que es lo que han hecho con Catalunya, una aldea grande para la "familia", los cuatrocientos que decía Millet, y para los subvencionados, ya sabe ud., aquellos a los que don Vito decía : "maaaa...¿contento ?..va bene...contento tu, contento io"
    Salut

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  2. Pues yo veo reflejado al sr.Xistorra y al fulano Fuxdemon que quieres que te diga, y si es un cuento, pero te digo que como la Biblia que tiene muchos creyentes que no analistas.... En fin "yasufaraán" como dicen ellos. Yo me voy a masajear la mandíbula que se me ha desencajado de tanto reír....

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