28 de juny 2013

Si una nit d'hivern un viatger


Llegué a tu casa de madrugada, enmedio del invierno. Una estúpida avería me retuvo en Viñamala durante más de tres horas, el teléfono se quedó sin batería y no pude avisarte de la demora. Posiblemente, me dije, ella ya no me espera y piensa que simplemente he decidido no ir a verla. Pensaba que te encontraría durmiendo, o incluso desvelada pero en la compañía de otro hombre. Uno de esos jóvenes rubios y atractivos de tu pueblo junto al gran río.

Entre Viñamala y tu pueblo encontré una gasolinera. No necesitaba combustible, pero las luces naranjas y lilas del neón encima de la cafetería me detuvieron. El dibujo del gran salmón con el anzuelo en la boca. Pensé que un buen café doble me vendría muy bien. El local estaba vacío, y en el juke-box (al fondo de una barra infinita) sonaba una canción que recordaba lejanamente. Chris Rea, murmuré para mi mismo. Un burdo imitador de Elvis, creo que pensé mientras murmuraba. O quizás fue del revés.

Tras el mostrador estaba la mujer oronda, posiblemente caribeña. Ahora los esclavos se desplazan por el planeta costeándose los gastos del billete del avión, visas y certificados. Y acuden a los amos para ofrecer su esclavitud. La humanidad progresa. Los miserables solicitan día y hora en el crematorio. Le pedí un café americano, me lo bebí con dos tragos y le pregunté por los servicios. Con un gesto amplio y esférico de su brazo hercúleo me señaló el pasillo angosto, al fondo, a la izquierda. Sentí su mirada apiadándose de mi, pegada a mi cogote.

Anduve entre dos paredes estrechas, pintadas de verde vejiga coreadas por retratos de remotos líderes falangistas. Fotografías amarillentas de hombres repeinados y mujeres con moño adusto. Sus ojos tenían algo de cocodrilo, esa quietud exasperante y diabólica que en cualquier momento puede saltar con las fauces abiertas y engullirte en dos segundos. En el retrete encontré una rana muerta, con la panza hacia arriba. Me vino a la memoria una antigua amante que solía exponerse en una postura parecida y a la vez el cadáver de mi madre el día en que me la encontré. Tuve que orinar mirando al techo.

Tu casucha de madera estaba oscura y en silencio, aunque justo tras cruzar la puerta ya adiviné ese olor a pescado. Pisé algo viscoso y frío que cubría el suelo y permitía que mis zapatos se hundiesen en las alfombras con un chapoteo sordo. Por un instante no pude comprender como había podido desear a alguien tan asqueroso. Debería haberme quedado en la cafetería hablando con la camarera mulata, me dije. Y dejarme llevar por los paisajes de su voz, palmeras y sol, playas de arena blanca, cocoteros, Changó, Pachamama.

Pero estoy en Europa y es invierno. Todo es frío y humedades. Estoy en el puto centro de Europa, barro y amfibios muertos, ríos salmoneros con salmones que suplican ser ahumados. Enormes chimeneas humeantes. Wagner. Campos de exterminio hasta el horizonte. Barro helado y crujiente, Dachau o Mauthausen.

3 comentaris:

  1. "Pisé algo viscoso y frio" no se perquè m'arribat una imatge de L'Ombra d'Innsmouth del Lovecraft...

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    1. Tens tota la raó, va per aquí. A la secta de creients en Lovecraft no se'ns pot enganyar, ho calem tot de pressa... Què hauria escrit Lovecraft si hagués estat europeu i hagués conegut els camps d'extermini? Possiblement res d'això, però no se sap...

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  2. Me ha gustado mucho, Lluís, sobre todo por el tono. Da ganas de seguir leyendo, de verdad.
    No me olvido de que algún día tendremos que escribir algo a cuatro manos.
    Ánimo!

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