20 d’oct. 2012

El árbol


El pequeño árbol se murió en el balcón, solo, en su esquinita orientada al este. Uno no acierta siempre en sus decisiones o sus apuestas, ni tan sólo la intuición nos habla siempre: entre otros muchos arbolitos, yo me fijé en el moribundo y lo compré. A veces pienso que lo compré ya muerto, muerto de frío por las heladas del invierno pasado.

Por alguna razón más allá de la pereza me negué a tirarlo, así que lo dejé en su esquina y lo seguía regando regularmente. El arbolito iba adquiriendo un extraño aspecto de fósil sin sufrir degradación alguna. Incluso las diminutas flores rojas que le habían brotado siguen todavía en los extremos de sus ramitas secas.

Pensaba que seguirlo regando era un acto no sólo simbólico si no también capaz de obrar cambios en el mundo. Como si este acto, periódicamente ejecutado y por más inútil que fuese, pudiera alterar algo profundo en el mundo y abrir las puertas de la creación para hallar algo nuevo, bueno o bello. Creo que esa idea se la debo en parte al cine.

En una película de Andrei Tarkovsky, el viejo loco Alexander interpretado por Erland Josephson le cuenta a su hijo la historia inventada de un monje que riega un árbol seco con la esperanza de que rebrote. La escena se presenta justo después de escuchar Erbarme dich mein Gott (apiádate de mi, Dios mío).

Luego, hace poco, me topé con un fragmento de Valeria Luiselli en la inquietante narración Los ingrávidos (*):
Cuando me fui de esa ciudad regalé todos los muebles del departamento y repartí las plantas entre mis conocidos. Pero no el árbol muerto. [...] Quería dejarlo en el cementerio. Laura y Enea me llevaron, no hicieron preguntas: son personas que saben respetar a los demás, no pedir explicaciones. [...] Ellas quisieron quedárselo. Todavía lo riegan, me dicen cuando hablamos por teléfono. No pasa nada aún pero están seguras de que algún día retoñará.
Igual como la intuición no me advirtió de que iba a pagar por un arbolito muerto, hoy siento que mi pretensión es tonta y absurda. Hoy, de repente, me he dado cuenta de que el árbol no rebrotará ni sucederá nada. Su extraño aspecto intacto (lo que mantenía más o menos viva mi ficción) sólo significa que se pudre más lentamente de los que mis ojos pueden percibir. A lo largo de este año y a pesar de mi ritual paciente mi vida se ha ido empequeñeciendo. Yo me he empobrecido -y más me voy a empobrecer-, las expectativas se han vuelto raras y esquivas, tengo sueños tristes o mezquinos y paso varios días seguidos en los que la única idea que me viene a la mente es huir, marcharme lejos.

Sin embargo, inexplicablemente, todavía no he tomado la decisión de tirarlo y sigue ahí en el balcón. Como estos últimos días llueve a menudo, pienso que quizás la lluvia será quién consiga el cambio.




(*) Luiselli, Valeria, Los ingrávidos, Editorial Sexto piso, Coyoacán, México, 2011.

11 comentaris:

  1. Per alguna rao que no se definir, sento que Laura i Enea tenen rao, per mes mort que sembli, algun dia rebrotara, sigui per la pluja o per algun raig de sol. O per l'amor que hi poses en el gest de regar-lo.

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  2. jo no el llençaría, a lo millor rebrota, mai se sap. A casa varen estar sis anys esperant que una orquidea que ens haven regalat treiès la flor i només treia que branques escadusseres, Va tenir un final trist, però el marge de sis anys entenc és raonable.

    salut

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  3. Lo jodido de ser árbol, es que no te puedes mover del sitio...El hecho de regarlo es muy significativo, significa esperanza o que (permiteme la ironía) lo has matado por exceso de agua..
    La maceta era pequeña...

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  4. Hay árboles y cosas que no hay dios ni lluvia que las haga vivir de nuevo.

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  5. Quan va naixer el meu fill em van regalar un tronc del Brasil. En una època molt dura de la meva vida, vaig decidir abandonar les quatre plantes que tenia i les vaig deixar a la terrassa, entre elles el tronc.

    Al cap de 6 mesos em vaig mudar de la meva casa a la dels meus pares, i al cap de 5 anys la vaig llogar. De tant en tant li feia visites, però mai sortia a la terrassa. Al fer neteja per a que entressin els llogaters vaig sortir a la terrassa i allí estava, semblava com si hagués resistit les inclemències al que l'havia sotmés amb l'abandonament.

    Havia passat cinc anys sense cuidar-lo vivint a la intempèrie, havia sobreviscut a les nevades del 2001 a Lleida, on haviem estat uns 20 dies amb temperatures de entre -10 i -15 graus, la neu no es desfeia per culpa de la boira.

    Vaig decidir emportar-me'l, i el vaig trasplantar, doncs no només no havia mort, sinó que va arribar a trencar el test de terrissa on l'havia posat.

    La seva fortalesa el va portar a sobreviure després d'aquell llarg abandonament, va ser llest no va deixar que se l'hi encomanés el meu desànim, ell havia decidit ser fort i valent i encara que no tenia peus per escapar d'aquell cementiri vegetal, alguna veu li devia dir: "te'n sortiràs..."

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  6. La poètica i la bellesa de la mort. Jo el mantindria tal com està i més amb aquests antecedents literaris. De tant en tant posar-li "Erbarme dich mein Gott" (no per l'arbre que no té sentiments malgrat que hagi gent que ho digui i menys si està mort) sinó per tu, perquè és la música que se li escau per revoltar-se contra la pietat.

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  7. Jo tinc un gerani des de fa disset anys i durant anys no l'he regat i sempre ha florit. Ara el rego perquè crec que s'ho mereix...es un sobrevivent, la resta de plantes totes s'em moren...

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  8. Mirar con ternura lo pequeño, lo insignificante, lo que bajamos a la calle y dejamos a merced de los basureros, sin pensar siquiera que puedan pincharse o lastimarse, significa mirar el mundo con una delicadeza extraña. Extraña por inhabitual.

    Por otro lado, saber que todo puede volver a la vida es una lección íntima de sabiduría. Yo también lo creo, yo también reivindico para mí desacomplejadamente una porción pequeña de esa sabiduría improductiva. No creer en un sentido teológico impenetrable: creer en estas cosas, para mí, es una certeza.

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  9. Us agraeixo molt a tots/es els qui heu comentat. Especialment perquè heu dedicat un temps a llegir-lo prou gran com per a poder escriure un comentari que possiblement no es mereixia.

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  10. Si l'hem comentat és, perque s'ho mereixia. No hi veig cap perdua de temps en fer-ho, d'arbres com aquests en tenim tothom...

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