11 de juny 2012

Manual para resucitar

Al arrodillarse junto al cadáver [para resucitarle], el Cristo de Elqui se dio cuenta de que el hombre no había muerto antes de entrar en la cantina, como decían sus amigos, sino al salir. El tufo a trago era manifiesto. Quizás cuántas botellas de ese vino gusarapiento, o de ese aguardiente asesino que fabricaban con alcohol industrial algunos pulperos canallas, le habían puesto entre pera y bigote estos calicheros desastrados. Pero qué diantre, así eran los pampinos. Eran hombres aguantadores y sufridos, de riñones poderosos y corazón grande como una casa, que merecían con largueza esos ínfimos momentos de holgura que les deparaba el precario placer de la ebriedad. Bien sabía el Padre Altísimo que el alcohol -y cuando no había alcohol, agua de colonia inglesa- les ayudaba a soportar mejor el tedio y la soledad criminal de estos parajes infernales; la embriaguez les hacía más llevadera la explotación sin misericordia a que eran sometidos por la rapiña insaciable de sus patrones extranjeros.
(¡Joder, es que uno siente placer sólo imaginando el análisis morfosintáctico, y eso es un placer enorme!).

Para copiar ese fragmento he abierto un libro y lo he doblado, y luego lo he retorcido para que mantuviese la página quieta y domesticada ante mis ojos, y le he sometido al peso del cenicero, por debajo del párrafo a copiar. Podría ser malsano disfrutar en actos como esos, similares a la tortura. Pero cuando he soltado el libro ha recuperado su aspecto. Ha salido inmaculado del maltrato. Ha resucitado ante mis ojos.

Un libro -me refiero al objeto llamado libro- es una de las cosas más raras que he visto. Me deslumbra un factor, especialmente: desde que se creó lo de Guttenberg, apenas si ha sufrido modificaciones. Digamos que lo parieron casi perfecto y terminado hace quinientos años. Pocas cosas hay así: ahora nos damos cuenta -por poner un ejemplo- que la famosa democracia era un timo, un feto inconcluso. Las cosas definitivas quizá podríamos enumerarlas con nuestros dedos: los zapatos, el abrigo, la cama, las cacerolas. No pasa nada: avanzar es lento, costoso y jodido.

La naturaleza tiene una especial habilidad en crear seres terminados, que en millones de años no necesitan sufrir mutaciones ni evoluciones: las hormigas, los helechos, los relámpagos, las nubes o las bacterias. Sin embargo, en el hombre esa competencia es muy rara. El hombre es de procesos lentos y errores sangrientos.

Palabras en hileras, hileras en hojas de papel, papeles cosidos, encolados o encuadernados de cualquier otro modo. Te lo puedes llevar a la playa, meterlo en el bolso, perderlo, prestarlo, encontrarlo, tirarlo al contenedor, quemarlo. Eso suena como si ahora, a continuación, fuese a decir que no me gusta eso del e-book. Pues no es cierto. Aunque no tengo ninguno, podría ser. Pero los libros van a seguir ahí. Lo único que les reprocho es su mayor pecado: la desazón que produce, en algún momento de la vida, comprender que uno no va a poder leer todos los libros que le hubiese gustado leer. Lo que lleva no sólo a pensar en la brevedad de la vida (bienaventurada brevedad) sino en todo aquéllo que la vida impone, salvaje y dictadora, y que impide leer.


Hasta que lo descubrí, no sabía que en el planeta Tierra existiese un tipo llamado Hernán Rivera Letelier. Ni que este hombre escribiese, ni que hubiese escrito algo como El arte de la resurrección. [Luego descubro que entre poemas, cuentos y novelas lleva publicados quince libros].

Creo -confieso- que lo que me empujó a comprarlo fué, en realidad, la foto de la portada en su edición de Alfaguara (y una cierta debilidad o inclinación para sucumbir gustosamente ante determinados temas, como el que nombra en el título). Porqué la foto de la portada no es una fotografía sinó un fotograma de Simón del desierto, una de las genialidades de San Luis Buñuel el iconoclasta. Luego, leyendo, algo me empuja a pensar que Domingo Zárate, su protagonista, responde a la apariencia física del Simón de Buñuel.


A menudo escribo en este blog y no sé muy bien de qué demonios estoy hablando. Creo que hablo por hablar y por lo tanto intuyo o presiento que el silencio sería mejor. Ese tipo de paradojas debe de haber llenado libros y más libros, me digo. Ahora mismo ¿de qué hablo? ¿Del amor a los libros, de una novela o de Luis Buñuel? La verdad es que no lo se. Si quisiera hablar de este libro, lo mejor sería copiar el texto de la contraportada, que sirve a menudo para resolver los deberes del estudiante y del crítico de periódico, o de muchos blogueros aficionados a simular que leen libros.

Bueno, quizás debería copiar algo para convencer a alguien (¿a quién?) de que ese libro es realmente divertido y bueno. A mi me ha hecho pensar -intensamente- en Juan Rulfo y en Pedro Páramo. Lo digo por decir algo, creo, aunque observo que ya me estoy acercando al límite de palabras que el buen sentido recomienda en un post.



19 comentaris:

  1. Bé, de vegades em passa que, quan llegeixo aquest blog, no sé gaire de què m'estàs parlant, però vaig fent igual.
    Avui m'ha quedat clar que aquesta tarda em pillo aquest refotut llibre. No ho dic per dir.

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    1. Ja m'ho explicaràs. Jo estic abduït en la lectura. I gràcies per ser comprensiva amb el blog-

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    2. La comprensió és mútua, crec. Així que no calen agraïments.

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  2. si te recuerda a Pedro Páramo ya vamos bién...

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    1. Potser la similitud només la veig jo, però imagina el desert d'Atacama, unes personatges perduts per allà, tavernes, estafadors, prostitutes, etc.

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  3. Lluís, de momento hablas para quienes te leemos. No sé todos, pero algunos lo hacemos con mucho interés y no menos curiosidad.

    Seamos honestos, que en épocas de mentiras diarias la honestidad es una rara flor que no estoy dispuesto a dejar olvidada: no había oído hablar de ese tal Rivera Letelier en toda mi vida. He visto su foto y he llegado a la conclusión de que está loco. Es decir, que tengo que leerlo. Gracias, pues.

    Cuando puedas no te pierdas la experiencia del e-book. No sustituye al libro ordinario, ese que tú glosas, pero tiene notables ventajas. La primera, el espacio. Ni me creo que en mi memoria del disco duro tenga una carpeta que bajo el epígrafe de Llibres, contenga 12.500 maravillas. Los volúmenes que tengo en casa, que sin ser 12.500 son igualmente muchos, me comen espacio, me invaden, me llenan todo de ácaros, y los tengo amontonados ya por todas partes. Y luego otra ventaja: lo inesperado. Desde que lo tengo he leído las cosas más extrañas que puedas figurarte. Yo lo comparo con entrar en una biblioteca y ponerte a leer lo que se te antoja, o mejor dicho, el que et surt dels collons: la mayoría de libros nunca los hubieras comprado, más que nada por lo del espacio que decíamos antes, pero luego te alegras muchísimo de haberte perdido en ellos. Para mí, mi e-book es un descubrimiento constante (joder, esta frase suena a distribuidora Avón...). ¿Quién me iba a decir a mí que hace cuatro días iba a estar leyendo el teatro de Bertold Brecht a lo bestia, mientras con el tren voy al insti? Vamos, no se me hubiera ocurrido leerlo en formato papel, comprarlo, todo eso.,.. pero lo vi allí, en el e-book y me dije som-hi. No sé, yo particularmente estoy muy contento. Lo único que falla es el tema novedades editoriales, es por eso que sigo comprando libros, pero menos que antes. Ahora, en estos momentos, estoy releyendo a García Márquez, que da un poco de vergüenza estar con la Fermina Daza a ciertas alturas, pero mira, paso de todo, me apetecía recuperarla y punto. Sí, el e-book me ha hecho recuperar la literatura como gozada, tal cual.

    Salutacions.

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    1. Llevo unos días mirándome las ofertas del Kindle, y con una tentación creciente, y justamente por algunos de los motivos que nombras. Es posible que no tarde mucho en comprarlo, porqué si me espero me entrará el canguelo del paro y entonces ya será tarde.

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  4. Uno que es bicho raro, se complace en enorgullecerse de conseguir con un comentario de texto del Quijote en BUP una nota de notable, sin haber abierto el libro, lo cual, si es menester, aumenta el valor de mi trabajo, casi me pongo al nivel de los tertulianos de la radio, que ante cualquier tema no dudan hablar ex catedra...
    Justo cuando deje de estudiar y gracias a Delibes, (ese escritor que escribía sobre Las Ratas mejor que muchos sobre la Sixtina), mi afición a la lectura fue "in crescendo", la Caza de la Perdiz Roja, Los Santos Inocentes, El Disputado voto del señor Cayo, Viejas historias de Castilla la Vieja, El Camino y algunos otros más hasta "El Hereje", Delibes fui el criminal y gracias a él me adentre en la novela, más tarde me leí el Quijote (cosa fácil cuando lo había comentado ya con notable) y me transformó en un lector ávido de todo. Pues más tarde me atreví con Kafka, Descartes (su Discurso del Método, el el libro que más veces me he leído y que más veces volveré a leer) y algunos otros alumbrados más como Shakespeare y demás sinvergüenzas empeñados en hacernos pensar en lo humano y lo divino.

    Soy comprador compulsivo de libros y si son viejos y con anotaciones es un orgasmo, mi mujer me dice que me va a echar de casa, pero me gusta ver como mis hijos se crían entre libros.
    Los libros de papel, que ya engordamos bastante a las electricas...
    Un saludo

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    1. Yo sólo hice trampas en ciencias y matemáticas, de modo que mandé a mi hermano a examinarse por mi en septiembre, aprovechándome del parecido y de su facilidad por la cosa racional. A cambio, yo le hacía comentarios de texto y trabajos de letras en general. Sobre libros no me inclino, aunque me parecen un estorbo. Sólo en los últimos diez años he cambido cuatro veces de casa, de modo que ya te lo puedes imaginar.

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  5. a part de l'anàlisi que faries, el que és la repera és el lèxic, sort que els americans ens conserven i enriqueixen el castellà, quina gozada! me l'apunto i espero que ens serveixis totes les crítiques del que vas llegint. Fins que no acabi la meva pila, l'e-book no me'l compro.

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    1. El lèxic és un dels elements que m'ha enganxat al text. Impressionant, fora de sèrie.

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  6. me'l compraré, té alguns paral·lelismes amb Bolaño a banda ser xilè com ell.

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  7. Discutir sobre ebooks, sobre si escrivim per a nosaltres o pels nostres lectors en els blocs... són discussions bizantines que estan bé però que no sé si paguen gaire la pena. Cadascú que faci el que vulgui i endavant que tot està bé i tant se m'en fot que els àngels siguin dones, homes o asexuats! Ja s'ho faran!

    I sobre Buñuel... ens has posat una obra mestra! La passo als alumnes quan els explico el surrealisme i queden al·lucinats per la potència de les idees i les imatges! Si els explico el tema pressupost com anava encara al·lucinen més que estan acostumats a grans superproduccions!

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    1. Galderich, gairebé tot són discussions bizantines i si no en vols, no vagis als blogs. I de fet, gairebé tota la literatura i gairebé tot el cinema serien prescindibles. Buñuel, en canvi, ja no ho és: no es pot comprendre la història del darrer segle (i la part d'aquest) sense en Luis.

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  8. La persistència del llibre està tan preservada com la persistència retiniana que ens permet gaudir d'una pel·lícula tan magistral com "Simón del desierto". No la literatura i el cinema, sinó el llibre i la pantalla i la sala s'han convertit en la forma natural i física de percebre certes emocions.

    Es pot gaudir del sexe de mil i una maneres, però per follar cal una determinada comunió física.

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  9. Em fan molta curiositat aquests autors tan blasfems

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    1. No, no, aquest no és precisament un blasfem. De Déu no en parla, només d'homes il·luminats o molt enfosquits, depèn de com ho vulguis veure.

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