23 de set. 2021

NO PUC AMB LA CUP

La frase "no puedo con la Cup" no tiene la misma gracia en catalán que en castellano. Es gracioso que la Cup suene más cómica en su idioma preferido: mala suerte. Tardé un tiempo en dar con la expresión del título, que suena a chiste minimalista, a verso catalán de esos construidos con monosílabos que tanto le gustaban a Joan Oliver, ya que Oliver consideraba que el catalán era idioma superior por el hecho de poder decir muchas cosas con monosílabos. Y es cierto: ung yah yogh urg ngé sprut suena mucho más evolucionado y sutil que my mistress eyes are nothing like the sun, o  Que j'aime voir, chère indolente, De ton corps si beau, Comme une étoile vacillante, Miroiter la peau! 

Adónde va usted a parar.

Llevo años soportando a la Cup, es decir, a esas personas que se arremolinan bajo esas siglas y que uno no puede dejar de preguntarse: ¿qué le ha aportado la Cup a la política catalana? Es decir: ¿le ha aportado algo bueno a la polis catalana?

La Cup tiene una legítima vocación antisistema, contra la democracia liberal y etcétera. Supongo que es lícito que un grupo así se constituya como partido y se presente a las elecciones y que obtenga diputados: la Constitución de España es así de tolerante y de magnánima, lo cual me parece muy correcto. La Cup es, en un lado del espejo, lo que es Vox en el otro lado del espejo. Por usar una imagen algo críptica robada de San Pablo, el tipo de Tarso que se llamaba Saulo antes de ser San Pablo.

La misma pregunta anterior se les puede aplicar a ambas formaciones: ¿la Cup y Vox han venido para aportar algo bueno a la política española? La respuesta es un rotundo no, o asó lo veo yo: ambos vinieron para romper, rasgar, tensionar, molestar y desencajar. Vox pretende tensionar a la derecha española y la Cup a la derecha española que se considera derecha catalana. Ambas formaciones usan un lenguaje decimonónico plagado de citas de grandes figuras remotas en el tiempo, de poetas oscuros, de rapsodas tenebrosos, de literatura turbia. Cada una con sus estilo propio y sus neurosis, las dos formaciones han aparecido con un mismo objetivo: abandonar la racionalidad, implantar la bronca e insertar en los parlamentos democráticos el lenguaje de la taberna. O de la Herriko Taberna.

La herriko taberna es el lugar en el que, tras engullir una cantidad inmisericorde de birras, uno sale a la calle dispuesto a cambiar el mundo por el mecanismo, tan brillante como mediático, de quemar los cuatro contenedores de basura que nos queden más cerca. La revolución es una incineradora de residuos nocturna y etílica.

Los líderes de la Cup mantienen una afición extraña por la poesía de difícil comprensión, por la metáfora oscura, por la imagen críptica y por versionar canciones de un tal Ovidi Montllor que, por estar ya muerto, no puede protestar. Y a la vez, por el eslógan tonto y facilón: otro mundo es posible vale como ejemplo de eslógan simplón apto para menores. Vaya puerilidad. Hay algo de adolescente de 50 años embarrancado, patológico, en la adolescencia.

A lo largo de mi vida he tenido el placer de coexistir con mujeres y hombres de la Cup. No les voy a juzgar, me libre Dios de juzgar a nadie. Solo voy a ensayar una aproximación descriptiva: las personas de la Cup con quien he interactuado son las personas que mejor viven, en el sentido más objetivo: chalé con piscina en Sant Cugat, chalé con piscina en Matadepera, ático de ensueño en el barrio de Gracia, dos residencias por lo menos, papá empresario y herencia a la vista, contactos por doquier... La mayoría de ellos, ellas y elles son funcionarios con plaza inquebrantable en el funcionariado español, de los de Muface, mayoritariamente en el sector de la docencia, y con un sentimiento de superioridad o de supremacismo intelectual que a uno le cuesta comprender.

Me pregunto, preocupado, qué cosa sucedió para que personas con un sentido de la realidad tan alto como quienes se preocuparon por obtener una plaza de funcionario de España sean quienes militan en la Cup, quienes repiten frases infantiloides o quienes alientan la quema de contenedores como solución a problemas sociales. Eso es muy raro. Aunque quizás no tanto: otro día igual les cuento lo que escribió Freud sobre esos fenómenos.

Lo que me preocupa es el abandono de la racionalidad que practican esas personas de la Cup, esa fijación por el pensamiento mágico y adolescente cuando uno cuenta con más de cincuenta tacos y parece haber comprendido muy poquito o quizás nada. Cuando me siento racionalmente optimista pienso que tanto la Cup como su gemelo Vox desaparecerán del panorama electoral en un santiamén. Luego, sin embargo, me desespero y descubro que el uno necesita al otro, que se alimentan mutuamente. No es nada raro que Vox y la Cup sacaran un resultado electoral tan simétrico en las últimas elecciones catalanas. Y es muy sintomático que ambas formaciones se olvidasen de reseñar esta coincidencia cuando celebraron sus resultados.

En resumidas cuentas: no puc amb la Cup. No puedo con la Cup. Su discurso es una farsa vacía, una farsa de viento. Como un buñuelo de viento. La fotocopia defectuosa de algo que fracasó en Euskadi porque a Euskadi, el original de la fotocopia solo trajo desgracia, malestar y dolor. Y luego nada.

3 comentaris:

  1. "...Me pregunto, preocupado, qué cosa sucedió para que personas con un sentido de la realidad tan alto como quienes se preocuparon por obtener una plaza de funcionario de España sean quienes militan en la Cup..."

    Respuesta:
    Una pregunta con respuesta, amic LLUIS, militan todos aquellos que no desean perder sus privilegios. Desean un mundo mejor, aún mejor, pero para ellos, no para los demás, y como bien dices no se denominan "parias de la tierra", ni dicen "trabajadores uníos", no, ellos abogan por un mundo mejor, el suyo.
    También yo conozco personas de la Cup, y mira por donde, no se de ninguno, y conozco varios, que no viva de la Diagonal para arriba.
    Salut

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  2. EN QUIN CAP CAP LA CUP? Que et sembla el títol?. En castellá dirien d'ells, que ni joden ni dejan joder.

    Salut.

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  3. Ni ellos mismos se soportan,

    "Otro mundo es posible"....bien, que expliquen cuál es ese mundo y como llegar hasta él.

    Lluis, no intentes entenderlos. Todo en ellos no es mas que una pose superficial de "niños bien" que intentan renegar con ella de su pertenencia a la clase media burguesa, y que no se han molestado en leer nada de la literatura de las izquierdas del siglo XIX y XX.

    No son mas que una pandilla de náufragos intelectuales buscando una identidad ficticia.

    Un abrazo.

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