15 de maig 2021

Las flores


Entro en el vacunatorio. Hay un silencio serio, casi litúrgico. Por un instante creo haber entrado en un tanatorio, para visitar a un muerto desconocido. Sin embargo, el personal que atiende es afable y sonríe a pesar de su visible cansancio. Son las 9 y pico de la mañana y el aire todavía es fresco. El hombre que está delante de mi intenta ser dicharachero con la enfermera. Un cincuentón deportista y vagamente seductor. Cuando ella le pregunta por las alergias medicamentosas y todo eso, él responde con cierta arrogancia:

-Estoy sano como una rosa.

Me acuerdo entonces de las flores marchitadas en los cementerios, y en el extraño horror que me producen las de plástico. En el mercadillo de los jueves hay una parada de flores de plástico y suele haber gitanas comprando claveles, geranios y narcisos falsos. Las flores son bonitas porque son efímeras, y su imitación con polímeros es monstruosa porque es casi eterna. Las flores de plástico en los cementerios, sin embargo, me despiertan compasión. Nos desvivimos por engañar a la muerte y la muerte se ríe de nuestro empeño con el plástico de colores en los cementerios.

No he vuelto al cementerio en donde está mi madre, con su prótesis de cadera de metal imperecedero. Y a veces pienso que quizás eso sea una dejadez, incluso un desprecio del que alguien me acusará. Me exculpo diciéndome que cada uno recuerda a los suyos como puede, a su manera. La foto de arriba, por consiguiente, la recibí de un pariente que acude a veces y barre la losa. A mi padre, que jamás tuvo ninguna propiedad sobre la Tierra, se le ocurrió comprarse esa tumba bajo ella. Hizo esgrafiar la bandera catalana en el granito: cuando me entierren estaré bajo una piedra con un sello nacional para impedir mi regreso. Mi tumba será catalana por los siglos. Yo, que siempre me sentí extranjero en todas partes, charnego internacional malgré mis apellidos, que solo son una anécdota muy escasa.

El cementerio en donde está mi madre se acerca unas veces y se aleja otras. No hace mucho tiempo, caminando por un bosque, descubrí el sendero que lleva hacia abajo, hacia el cementerio tras los pinos exsangües. Lo soslayé y seguí por el camino hacia arriba. Pero pude ver las comitivas de coches serios, negros y alemanes que avanzaban a paso lento por la carretera que solo lleva a los nichos, con esa solemnidad estricta que desprende la lentitud de un Mercedes Benz. A veces, en un mal momento, se me ocurre imaginar el aspecto que debe tener ahora mi madre, tras diez años bajo el granito. Tengo mis estrategias para ahuyentar esas ideas negras y basta con salir al balcón y mirar los cuerpos que andan arriba y abajo, atareados en sus cuitas.

A veces, el cementerio en donde está mi madre se me aparece como un lugar remoto, a miles de quilómetros de aquí.

Ahora, cuando llega el calor y la gente muestra brazos y piernas rosadas, me es muy fácil quitarme de los pensamientos lúgubres. En el portal de enfrente, su arquitectura ofrece un escondrijo para parejas de amantes jovencitos que se acurrucan para besuquearse, hablar bajito i tomarse de las manos. Con eso me basta. Cuarenta años atrás yo también buscaba portales íntimos y por entonces me importaban un bledo las vacunas y los cementerios.

13 comentaris:

  1. Los gitanos suelen ser los que mejor tienen cuidadas las losas de sus familiares. Una compañera de trabajo, va todos los Miércoles al cementerio. (Muy bien contados tus sentimientos Lluis. Espero tardar en subir a un Mercedes, jejeje).

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    1. Es cierto: la cultura gitana honra a sus muertos con una dedicación especial.
      A mi los coches Mercedes siempre me han resultado odiosos, quizás por eso. El día en que viaje en uno de ellos podría ser el último viaje.

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  2. Suelen llamar la atención las tumbas de gitanos. Tanto en el de Roques Blanques como en Collserola, que son los más masificados (y en ambos tengo familiares) hay algunas muy bonitas, aunque también hay que decir que algo ostentosas, algo que va con sus costumbres.

    En Barcelona, aparte de los de Montjuich y Poble Nou, hay unos cuantos de barrios que antes de serlo fueron pueblos separados de la urbe. Y hay uno en San Andrés (en el que por cierto está enterrada Montserrat Caballé) con unas tumbas gitanas preciosas.

    A propósito, y ya que surge el tema, los cementerios de Barcelona están llenos de belleza. Si pasáis por el de Poble Nou, buscad el monumento de "El beso de la muerte", terrorífico y bello a la vez: https://barcelonasecreta.com/el-beso-de-la-muerte-poblenou/

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    1. Conozco muy bien la escultura del Beso de la Muerte en Poble Nou. https://youtu.be/yY15skGCfQw

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  3. También yo tengo abandonada la tumba de mi madre, LLUIS, pero la llevo dentro. No me hace falta para nada subir a Montjuïc. Ya viví cerca de pequeño, si aquello se le podía llamar vivir; no necesito visitar muertos que no me responderán a preguntas que tampoco me atrevería hacerles.
    salut

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  4. Mi padre pidió que le incinerasen, pero luego dejamos las cenizas en una tumba que tiene toda la familia y donde poco a poco todos iremos aparcando la materia orgánica. Yo nunca he llevado flores a ningún muerto, de unos me acuerdo y de otros no, hace ocho días se ha muerto un amigo mío de carambola. Iba a casa a las diez menos dos minutos y unos chicos que hacían una carrera ilegal de coches se lo "comieron", le recuerdo muy bien, porque nos reíamos muchas veces juntos. No fui al entierro, ni pensé siquiera en ir, la verdad, pero le recuerdo muy bien.. de momento...
    Un saludo

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    1. Bueno, me viene muy bien saber que no soy el único que ha optado por otras formas de recordar a los suyos.

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  5. La verdad es que tal y como yo lo veo, a partir de una cierta edad vamos muriendo todos poco a poco. Cada vez que se muere un ser querido, un amigo, incluso un cualquiera que sin conocernos ha significado algo en nuestra vida (como actores, músicos, escritores...) se va muriendo una parte de nosotros, porque se nos van yendo las referencias que nos unen a la vida. Incluso cuando un amigo o familiar nos falla y defrauda la confianza que le teníamos, morimos también un poco.

    Es probable que si nos fuera dada la posibilidad de vivir eternamente, llegaría un momento en que nos parecería que no vale la pena porque ¿de qué sirve vivir cuando se te han ido o te han fallado aquellos a quienes querías?

    En fin, es tema que se ha tratado, aunque parezca que estoy de broma, en algunas películas de vampiros. "Entrevista con un vampiro" creo que iba de esto.

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    1. Otra de vampiros, casualmente, también trata de eso: "Solo los amantes sobreviven" (Only Lovers Left Away).

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  6. Que engañado estás Lluis... mi padre tambien tenía la tumba en propiedad, pero al morir me informó el Ai-untamiento que no pueden haber propiedades a nombre de difuntos y que o yo me hacía cargo o me la iban a "fagocitar"...
    Así pues ya nunca mas he vuelto a visitar la tumba de mis ancestros y a pesar de ello no me enterrarán en una caja de huevos como quisiera .
    El cementerio es como una caja de ahorros... ahorras , ahorras y al final te lo quitan todo, a no ser que tengas una familia agitanada de extraños quehaceres...
    Que tengas bon día

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    1. Bueno, es cierto que me ha faltado explicar bien el asunto de la "propiedad" de nichos y tumbas. La verdad sea dicha, me interesa poco el asunto. Si hablo de mi, también me parece correcto que me metan en una caja de cartón, creo que no me voy a preocupar mucho de eso.

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