6 de des. 2019
Khadija y la maestra amarilla
A veces me acuerdo de Khadija. La conocí a sus siete años recién cumplidos. Hoy tiene diez, casi once. Khadija era más lista que el hambre porqué conoció el hambre y, como eso no se pierde (ni la listeza ni el recuerdo del hambre), estoy seguro de que sigue siendo lista. Era excelente en matemáticas y buenísima en redacción. Y se portaba fatal. Era mangante, liante, cizañera. Khadija era una de esas alumnas que uno recordará siempre.
A veces, en el aula, tuve la sensación de que Khadija nos tenía muy calados a los catalanes, que nos intuía, que sabía como tratarnos para tenernos contentos: sabía que somos ególatras y narcisistas, y que debía soltarnos de vez en cuando algún piropo dirigido a la cosa catalaneta. Khadija sabía que si mostraba adhesión a la causa catalana las cosas le irían bien: buenas notas, aprobación, aplauso, el perdón paternal de sus gamberradas. Esa sí sabía.
En mi segundo curso en el colegio en donde Khadija cursa la educación primaria, Khadija tuvo por tutora a una maestra de la causa lacista. Solo había tres tutoras que acudían con el lazo amarillo a la escuela, y una de las tres era la suya. Khadija se dio cuenta de que no todos llevaban el lacito, pero también sabía que quien le pondría las notas a final de curso era la del lacito. En cuanto se dio cuenta, no paraba de soltar eslóganes procesistas en la clase. La tutora sonreía con una sonrisa bobalicona. A final de curso, y a tenor de cambios en el equipo dirigente de la escuela, su tutora fue ascendida a secretaria. Como los miembros del equipo directivo tienen pocas horas lectivas, Khadija se libró de la maestra lacista. Hay que ser muy listo para conseguir desembarazarse de un lacista, y Khadija lo fue. Ella tiene diez años y yo le multiplico su edad por cinco y pico, pero ella sabe mucho más que yo.
Yo decidí cambiar de centro educativo, irme a otro lado, cambiar de etapa y de municipio, alejarme de esa gente que asciende por repetir eslóganes estúpidos rayanos en lo fascista, huir de ese universo lamentable, vacío de pensamiento, entregado a las enseñanzas de Goebbels sin nisiquiera saberlo. Pero Khadija se quedó ahí. Se libró de la tutora lazi, pero permanece en una escuela dominada por la misma ideología.
A veces visito la escuela. Una vez por semana, más o menos. En calidad de voluntario. Colaboro en un proyecto de grupos interactivos y, a veces, veo a Khadija. Ella me muestra un sentimiento ambivalente. Creo que cuando me saluda lo hace con algo de rabia por mi abandono. Cuando me mira consigue que me sienta culpable de haberme largado, de haberme cansado de ejercer una oposición a la ideología dominante de un modo demasiado blando, quizás cobarde, timorato. Ella me habla en un catalán caricaturizado, petulante y muy cómico. Khadija tiene mucho talento para la parodia, me fascina que sepa imitar el catalán del interior carlista aún sin haber estado nunca en estos lugares de los que sabe parodiar el acento pueblerino. ¿Donde diablos lo habrá aprendido?
Khadija crecerá. La vida es obstinada, imparable. Khadija vivirá una adolescencia problemática, y vivirá Cataluña como un lugar problemático añadido a los problemas de cualquier adolescente, y su relación con la lengua catalana será conflictiva. El catalán no será su lengua principal, ni será su lengua para el amor: el catalán será la lengua de una gente poderosa que la reprimirá, la castigará, la excluirá. Amará en árabe o en castellano, maldecirá en castellano o en árabe. Yo diría que en castellano, pero eso no lo se y además no tiene sentido anticiparlo.
Khadija será una mujer que se casará (o no) y tendrá hijos (o no) cuando yo sea un abuelete jubilado, despojado de memoria en el mejor de los casos. Quizás se acordará del maestro sin lacito y que se permitía practicar el bilingüismo en clase, y que les contaba a los alumnos que lamentaba mucho no poder hablar en árabe, que vivía esa deficiencia como una discapacidad. Quizás se acordará de mi narrativa a menudo improvisada en la que, para explicar un algoritmo o una norma ortográfica aparecían extraterrestres, vampiros, zombis, anécdotas surrealistas y sapos que juran haber sido príncipes cuando solo fueron sapos. El que les leía a Dickens, a Machado, a Mary Shelley, a García Lorca. Y si no se acuerda, no pasa nada. (¡Vaya! ¿No les leías a Mercè Rodoreda? Ay.).
A Khadija no se lo pondrán fácil en Cataluña. Pero la vida empuja. De modo que, quizás, algún día sea Khadija la se lo ponga difícil a la Cataluña de los lazis, a esos que se otorgan la verdadera catalanidad. Algún día muy próximo Cataluña será la de Khadija, ella será tan catalana de veras como los otros, y esa Cataluña será otra. Sin lazos, sin tonterías. Será eso o será un desierto.
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Será eso, no lo dudes.
ResponEliminaDentro de un par de generaciones no se hablará el catalán como lo conocemos hoy en día, y no se hablará porque la mezcla de lenguas lo hará imposible. Será algo así como catalano-spanich-árabe, al estilo Rosalía, vamos, pero con las uñas cortas.
Tres morenos por un natural del terruño. No hay más, y así no hay idioma que aguante.
Ellos, ellas, son el futuro, futuro-presente de aquí y ahora como diría Heidegger. No me amilano ante tal hecho.
Mira, te daré un ejemplo que hace muy poco observando me hizo gracia: iban tres mujeres magrebies por la Av Mistral. Yo detrás de ellas; la mayor, bajita , con la cabeza cubierta, el vestido tradicional marroquí y sandalias. La que consideré su hija la llevaba asida de la mano, era de estatura mediana y de no más de 40 años, no llevaba pañuelo en la cabeza, y vestía unos tejanos que le caían muy bien. Le tercera era quinceañera, iba delante de ellas, a unos pasos; debía ser la hija y a la vez la nieta. Vestía unos minipantalones tejanos, el pelo largo y suelto e iba tecleando un móvil.
Pensé : es a la tercera generación cuando se rompen los moldes y aquí se han acabado los rezos y las costumbres bereberes.
deja, amigo Lluis que actúen el tiempo y el espacio. Ellos se encargarán de todo.
Salut
Estoy seguro de que llevas razón. He observado fenómenos muy similares. Dentro de dos generaciones no habrán rezos bereberes ni lengua catalana. Ya he aprendido a confiar en el tiempo y en el espacio, pero me falta aprender más. A veces me dejo agobiar por el aquí y ahora.
EliminaEn mi experiencia como profesor muchos años en Sant Ildefons (Cornellà) observaba que los alumnos más independentistas eran los magrebíes en un contexto que no lo es. Ellos son adiestrados en las escuelas primarias por lacistas o en las aulas de acollida donde se les dan libros como Catalunya, el teu pais d'acollida. Los que tienen padres de otras regiones de España no suelen ser indepes, a pesar de la artillería que llega a ciudades como Cornellà con cursillos carísimos del Barça para sesenta chavales durante seis meses unido a una equipación deportiva. Y no cabe duda de qué valores introduce el Barça a este nivel. Hace tiempo que el agitprop nacionalista está penetrando en la juventud de las comarcas menos indepes. Hay por su parte mucho dinero y entusiasmo, esto es verdad. Y los inmigrantes, que podrán votar, los magrebíes son los elegidos para ser convertidos.
ResponEliminaPara complementar tu aportación: yo siempre he visto un trato diría que vejatorio hacia los alumnos latinoamericanos, a los que se les presupone una actitud "refractaria al catalán" y al hecho diferencial catalán (algo que jamás se ha podido definir). No se espera nada de ellos. Fíjate que incluso los más patriotas (como esa mujer de Lleida que vejó y humilló a una camarera brasileña hasta conseguir que la despidieran de su trabajo) no tienen nada que decir de Messi, el argentino refractario al catalán. Será porque Messi es multimillonario, o porque se sabe que, siendo latino, nunca aceptará el catalán. Ahí hay un asunto peliagudo que se debe analizar con cuidado. Nos llevará mucho tiempo desmontar el andamiaje nacionalista.
EliminaCon permiso.
ResponEliminaHe escuchado a varias personas un argumento similar. Dicen, a grandes rasgos, que los magrebies, los eslovenos y los subsaharianos son aplicados en el uso del catalán a diferencia de los latinos, porque estos, al saber castellano "no se molestan" en aplicarse en el uso del catalán.
En estos temas, LLUIS, comprenderás que ya no me pongo. Como decía Gabriel Marcel "yo no asisto al espectáculo", así que argumenten lo que les venga en gana, pero es una percepción que he escuchado en varias ocasiones.
Un abrazote
Ufff....haber por donde empiezo.
ResponEliminaA mi parecer me da la sensación de que todos buscan argumentos que "barren para la casa de uno". Yo no tengo problema si el catalán se transforma o termina desapareciendo como tal. Pero ya me gustaría ver como se pondrían muchos si esto pudiera pasar con sus idiomas.
Hay castellano-parlantes que desistieron de hablar catalán el día que lo probaron y recibieron una mueca burlesca. Y hay otros que simplemente no lo han querido hablar nunca porque "esto también es España y pa que coño tengo que hablar catalán". Ojo, yo no critico esta actitud ya que todo el mundo es libre de tener sus motivos, pero hombre, tonto tampoco hay que serlo. Todo este asunto es más heterogéneo y complejo y no tan simplista.
Hubo un escritor, ahora no recuerdo si era griego o romano que dijo; -Lo importante no es lo que dice uno, si no el motivo de porqué lo dice-
Si yo fuera "normal" o sea no equidistante, por lógica tendría que ser independentista ya que mis dos apellidos son catalanes y en mi casa siempre se habló catalán.
Y Lluís, es verdad que hay catalanes racistas y xenófobos, pero creo que no es muy locuaz comparar los indepes con los nazis, eso también es el constructo del enemigo como lo de la conspiración masónica mundial y cosa así.
Salut
Si JOAN, segur, pero al igual pasará con el castellano, será solapado con palabras del léxico árabe (de hecho ya lo está, la palabra "ojalá" en árabe:lo sha' alla (لو شاء الله) «si Dios/Alá quiere» la utilizamos desde hace muchos años)
EliminaLos idiomas se trasforman, y siendo el catalán un idioma que lo hablan pocas personas (en comparación con el árabe y el castellano) tiene el inconveniente de que puede ser absorbido más rapidamente. A eso me refiero.
En casa hablo catalán con mis nietos, que lo hablan perfectamente, no así con mi señora (es de Huesca), ni con mi hijo, pues el idioma materno es el castellano y así nos hemos expresado siempre.
Pd: Mi hijo y su señora hablan catalán con sus hijos.
Salut
Tot Barcelona, es un placer leerle.
EliminaSalut