7 de març 2019

La otra historia de Cataluña


Esa es la historia de un libro de historia. Empezaré hablando del libro en sentido estricto: el objeto concreto llamado libro y que reposa de pie, como los guerreros, en un estante del piso. Ahora, cuando empiezo mi reseña, dudo de que en la extensión que se recomienda para el artículo de un blog quepa lo que uno considera que es una reseña canónica.

Supe de la existencia de "Otra historia de Cataluña" gracias a una amiga que me lo recomendó. Con ella me unían algunas afinidades previas, pero creo que la determinante fue nuestra convicción antinacionalista y antilacista, que es una forma de hablar. Las personas no se entienden por estar en contra de algo, eso tiene una lectura negativa que no le gusta a nadie. Ambos estamos a favor de la democracia, del derecho, de la igualdad. Pero ustedes ya me entienden. Así que, hablando de tractores y lazos amarillos, me habló de un libro. De este libro. Busqué información y luego busqué el libro. A través de las web de las librerías catalanas no conseguí dar con él. Era imposible encontrar en Cataluña un solo ejemplar de un libro que trata de la historia de Cataluña. ¿Qué misterio se escondía en esa ausencia? Esa anomalía (en realidad nada anómala si uno conoce la idiosincrasia catalana) me animó en las pesquisas.

Por fin lo encontré. Había un ejemplar disponible. Estaba en la Librería Los Terceros, de Sevilla (Plaza de los Terceros 14 de la ciudad andaluza). Hice la gestión on-line y unos días más tarde me llegó al buzón. El libro no está en perfectas condiciones, aunque son buenas si tengo en cuenta que es una edición (la segunda), de 1990. Tiene 28 años. Lo publicó la editorial Acervo, cuyo domicilio estaba, entonces, en la calle Julio Verne de Barcelona, una callejuela del barrio del Putxet. En el ángulo superior de la primera hoja hay un 495, que supongo el precio original, escrito en pesetas. Luego está un nombre escrito en bolígrafo azul, caligrafía bella, algo femenina y ágil, en diagonal ascendente: Juan Rafael Gómez Torres. Puedo suponer que fue el dueño de este libro en otro tiempo. Escribí mi nombre debajo del de Juan Rafael, para que conste que yo también lo tuve -y además lo leí.

Ordenado como pretendo ser, empecé por la presentación que Ricardo de la Cierva escribió para la primera edición (1985) y luego seguí por el prólogo, en el que el autor desvela el motivo del adjetivo con el que abre el título: ese "otra" no se refiere a una historia alternativa si no que cuenta un asunto íntimo. Marcelo Capdeferro (nombre real aunque parezca un pseudónimo) era un historiador forjado en la escuela romántica de Ferran Soldevila, que escribió una primera "Historia de Catalunya" bajo el influjo del padre de la historiografía mitificada. Pero Capdeferro siguió estudiando, y se dió cuenta de que su obra anterior no contaba la verdad, si no la verdad de los nacionalistas postrománticos. Hay que aprender a distinguir entre lo que es verdad y lo que es verdadero: ese aprendizaje nos trae de cabeza a muchos y nos exige años de esfuerzo. En algún instante de su periplo vital, Capdeferro se dio cuenta de que su libro de historia mentía, y se puso a escribir otro, este. De modo que el "otra" del título es una corrección que se hizo a si mismo. En realidad, eso es una expiación.

El libro es un ejercicio meticuloso y lento, tal como recomienda Aristóteles, un trabajo detallado, lleno de referencias, de precisiones, de ejemplos. Un trabajo de desmitificación. A través de las más de 600 páginas del cual Capdeferro demuestra con datos -siempre con datos objetivos y comprobables- el mito de la nación catalana, el mito de su fundación, el mito de sus héroes imposibles y sus hazañas improbadas. Datos, como por ejemplo este: la leyenda romántica habla de la gesta de Guifré el Pil·lós (una leyenda que me contaron siendo niño y que no solo me creí, si no que la creí histórica), pero el personaje histórico siempre firmó sus documentos como Wifredo o Guifredo, y jamás tuvo la menor consciencia de nada llamado "Cataluña". El mito de la fundación catalana en Ripoll es más falso que un duro sevillano.

Y así llegamos hasta el final, para concluir que "Cataluña" es una construcción del romanticismo tardío, de finales del XIX (todo es tardío por estos lares, y lo que no es tardío es ausente,) y que nada es lo que nos dijeron. Sorprende que ese romanticismo ñoño sea tan vigente hoy en día (sorprende pero ayuda a comprender los fenómenos del separatismo actual y los discursos de los enjuiciados por el intento de golpe de estado postmoderno -Cercas dixit- de octubre del 17) aunque ya fue definido por Menéndez y Pelayo con esas palabras tan exactas: "Miscelánea de aspiraciones vagas, de tiernas melancolías, de solitarios dolores y de idealismos confusos": ¿acaso no está todo eso en el discurso de Junqueras, de Rull y los demás?

Tal como me temía, el espacio se me terminó y casi no dije nada del libro. Lo dejaremos para artículos posteriores: me falta hablar de la relación de Josep Pla con este libro, y de algunos asuntos que cuenta Capdeferro, que son verdaderamente relevantes. Prometo grandes tardes de pasión. Y de risas (o de llanto, depende del prisma con que se lea).

10 comentaris:

  1. Miraré de encontrarlo por el mismo medio.
    Así lo hice con los libros del filósofo Gabriel Marcel y me funcionó.
    Salut

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  2. L'autor ha eliminat aquest comentari.

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  3. Si quedaran dos, uno para Tot, que va primero, y el segundo para mí...

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  4. Hay muchísimas copias del libro de hasta 5 euros en Todocoleccion.net. Yo acaba de comprar uno por 4 euros.

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  5. En Amazon también está disponible, incluso en versión para el Kindle.

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  6. La Historia, desde luego, es una ciencia elástica y muy deformable y cada historiador es capaz de generar una Historia distinta en función de sus intereses. Todo es cuestión de echar mano de los documentos históricos que se ciñan a tus ideas previas e ignorar los que las contradigan. Más o menos como hacen los periodistas hoy en día. Al fin y al cabo no va a aparecer nadie que te pueda desmentir por haberla vivido en primera persona.

    Desconozco la fiabilidad de este historiador pero si quien le avaló fue Ricardo de la Cierva no pondría yo la mano en el fuego...

    Claro que tampoco la pondría por los que se empeñan en afirmar la existencia de entidades pretéritas dudosas o en descubrir orígenes catalanes para Cristobal Colón o Cervantes.

    En cualquier caso, ¿qué importancia tiene si Cataluña fue o no fue una entidad histórica en tiempos remotos? ¿Acaso deberíamos volver a formar parte del Imperio Romano si Roma lo exigiera? ¿Acaso no era risible la reivindicación de Al Andalus por parte de los islamistas?

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  7. Efectivamente, la invención de la Cataluña que nunca existió fué cosa de Frederic Soler "Pitarra" y sus coetáneos del movimiento de la "Renaxença".

    Hasta el falso mito del "Fossar de les Moreres" es cosa de un poema de Pitarra, donde describe hechos que nunca sucedieron.

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  8. Veo que con el autor de este blog coincido menos de lo que pensaba.

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