16 d’oct. 2018

Los autobuses siempre serán nuestros. El cuento de la jilaba

Resultat d'imatges de jilaba

Quizás sean los primeros achaques de una mala salud que me recuerda la edad. Quizás no. Jamás he gozado de una buena salud envidiable. Quizás por eso mi afición temprana por la lectura, o quizás es del revés: quizás las lecturas me indujeron la salud precaria. Hace años alguien me dijo "malditos los libros que leímos demasiado pronto". Las lecturas precoces predisponen al niño a la mirada pesimista y al dolor prematuro.

No se cual es el motivo, pero algo me huele a chamusquina en el ambiente. Hace muchísimo tiempo que nadie me dejaba comentarios ofensivos en este blog. La última vez que eso sucedió, hace mucho, las motivaciones no llegué a comprenderlas. Ahora han vuelto: ahora arrecia el asunto nacionalista y vuelven los insultos. El anónimo-pesudónimo dice, más o menos, que no pertenecer a su causa es de locos. Una idea estrictamente democrática, como todo el mundo puede observar: la discrepancia es, para él (para ellos) una enfermedad mental. Que debe ser corregida o aislada. Me acordé de "El alienista", la novela breve y genial del portugués Machado de Assís, que le recomiendo mucho.

Hace un tiempo descubrí que este blog aparecía en un listado de "blogs españolistas", en el foro "Racó català". Vi una lista con algunos de mis artículos, cada uno de ellos seguido por un diagnóstico: el típico catalán con autodio, el argumento españolista clásico, etc. No me molesté. Lo del autoodio siempre me ha parecido muy raro. Creo que, si fuese víctima del autoodio, me daría martillazos en la cabeza, me autolesionaría o algo peor. Y resulta que no solo no hago eso si no que cuido un poco de mi dieta, madrugo, reposo, etc.

Los nuevos insultos aportan nuevas categorías de infamia: "vosotros, los ciudadanos..." me dice uno. Y luego los insultos. Supongo que se refiere al partido Ciudadanos cuando me llama "ciudadano". Soy un ciudadano, en efecto: así me llamó Tarradellas des del balcón cuando dijo "Ciutadans de Catalunya". La Constitución también me trata de "ciudadano". Prefiero ser ciudadano que parte del pueblo, por la misma razón que prefiero ser ciudadano que oveja en un rebaño. Quizás es una ilusión, pero lo prefiero. Prefiero la ilusión de vivir en una democracia que en un sueño feudal y catalán.

Algo huele mal de un tiempo a esta parte. Alguien quiere jaleo. Lo pide, lo busca. La violencia gana adeptos, contra pronóstico. No en Cataluña (no solo aquí): esto sucede en más de medio mundo. La violencia gana adeptos en la calle y sobretodo en las "redes sociales". En este campo virtual la gente suelta sus salvajadas. Son personas que, en directo, no las soltarían. Pero ahí están. Del mismo modo que el acohol no transforma el alma del bebedor, twiter o facebook tampoco lo hacen: solo liberan al bicho agresivo que llevamos dentro. La gente solo suelta salvajadas cuando se sabe amparada por un grupo, solo cuando sabe que detrás de si tiene a un grupo que le apoya y le aplaude. ¡Qué decir de cuando tiene a un gobierno y a un canal de televisión que le anima!

Estrategia de la ruptura, estrategia de la tensión. Hacerle la vida difícil al otro, al diferente. Sugerirle que aquí no encaja, que aquí no es bienvenido. Vete. Vete a tu país que no es este, márchate, lárgate, aquí lo vas a tener chungo.

En el prólogo de "El velo elegido", la prologuista cuenta la anécdota (nada graciosa, nada anecdótica) de una mujer que subió a un autobús con hijab y un señor le espetó, sin más, que olía mal, que su velo no le gustaba, que aquí molestaba. El malestar de la víctima fue tan grande que, su primera reacción, consistió en excusarse: "juro que iba limpia, que me había duchado", relata. He ahí la maldad gratuita y sus efectos, su malignidad, el potencial terrible de maldad que hay en la agresión. Lo reconozco: cuando he leído "vosotros los de ciudadanos" he sentido la necesidad de contar cual es el partido que voto, como si quisiera excusarme. Tras un instante, he descubierto que hacer eso (excusarme) sería una forma de arrodillarme, de pedirle perdón al agresor. "Perdón por haberle molestado, perdón por haber provocado que viole mi espacio". La culpabilización de la víctima es un mecanismo sutil que anida en nuestra cabecita. Hay que andarse con mucho cuidado.

Me imagino al hombre que trató de sucia y maloliente a la mujer que osó subirse a un autobús catalán con el hijab en la cabeza. Quizás este hombre se dirigía a una mariscada con sus amigotes, quizás se emborrachó luego mientras contaba su valentía en el autobús, su heroicidad épica y catalana, durante la comilona que terminó con chupitos de ratafía y Ron Pujol. A lo mejor le aplaudieron mientras se pedían otra botella. Aunque quizás el hombre se iba para su casa, hogar de frustración y de malestar. Me lo contaron hace poco, a propósito de la guerra en Bosnia: "aquello no era una guerra, no había ejércitos ni unidades de combate. Eran unos tipos medio uniformados que se emborrachaban, luego se iban a pegar tiros y a la vuelta se metían en un restaurante para seguir con el vino y las gambas al ajillo". ¿Cuál es el precio de una independencia?

Hay días en los que me vienen ganas de ponerme un hijab en la cabeza (en mi caso -en mi género- sería preferible una jilaba). De hacerlo ¿me podría sentar en el autobús al lado de un señor con espardeñas? ¿Ese señor respetaría mi indumentaria? ¿Será el mismo señor que luego reivindica a Rosa Parks y la compara con las "víctimas" de la causa independentista?

Lo repito: ¿cuál es el precio de la independencia? ¿Cuánto vale una república independiente en términos de vida, de dignidad de la vida? ¿Se puede hacer una república contra alguien? ¿Es republicano hacer una república para los míos y contra todos los demás?

8 comentaris:

  1. Me has hecho pensar que no hace mucho pense que ya estaba bien de dar explicaciones, yo soy yo, en mi caso parece más complicado porque soy acrata y salvo las ultimas elecciones catalanas nunca habia votado, asi que recibo de diestro y siniestro. Los indepens suelen ser más sutiles (al menos con los que me codeo) pero ultimamente estan saliendo del armario muchos de ultraderecha y estos si que insultan a lo bestia (yo les digo los del tiro a bocajarro) encima a mi me ven en silla o scooter (porque se molestan en mirar mi perfil) entonces sale a relucir la palabrita (subnormal), asi que no se tu pero yo ya me he tenido que salir de algun grupo de antiindepens por ese motivo: el de la constante agresión verbal. Hay una violencia como tu dices que todos vitorean, una violencia ruin y cobarde que se ceba con los diferentes (y no me refiero solo a las personas con alguna,discapacidad) en cuanto a las actitudes racistas es algo que veo comparten indepens y no indepens de la derecha rancia. Se ha destapado la olla de la violencia gratuita y a ver ahora quien la cierra. Como siempre genial tu escrito.

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    1. El sustrato ultraderechista del proceso siempre ha estado ahí, más o menos larvado. Etnicismo, clasismo, las varias caras de la exclusión y la supremacía. Creo que ahora están más desacomplejados gracias a algunas figuras del poder autonómico y la coyuntura global.

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  2. Gracias Lluis Bosch yo nunca me he escusado, claro que lo mío no es clasista si no sexista y eso hasta hace poco aun era delito y lo sigue siendo en masa de medio mundo. Un placer leerte. y un Abrazzo !!

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  3. Por el contrario mi opinión es que hay mucho desencanto y los que quedan son los más aguerridos por el cabreo y el despiste monumental que llevan. El insulto anónimo parecía propiedad de la ultraderecha que suele manifestarse y actuar en grupo, cobardes en el cuerpo a cuerpo y/o en campo abierto. Se nos confirma que la violencia, verbal o no, es propiedad de los extremos, sin nomenclatura, no la necesitan, los radicales usan la violencia y por lo tanto pierden la razones vengan de donde vengan. Sólo son violentos. Hace tiempo que pienso en los años del pistolerismo. Si vendrán tiempos que tendremos que mirar si alguien nos tiene ganas. Yo, lejos de toda prudencia, reivindico mi derecho a disentir y sigo tozudamente alzada puntualizando que, nadie, va a privatizar lo que es de todos. Faltaría más! Muchos ánimos con la edad, la ciática y los anónimos!

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  4. Aquí estoy con ELENA TORRES GIRBAU, hay mucho desencanto y un despiste de narices. En cuanto al insulto, ya sabes que siempre se da desde el anonimato , y si no es así desde lo que se denomina "manada", siempre en grupo y apoyándose. Nunca a solas y de frente.
    Los insultos empiezan cuando se acaban los argumentos.

    Jamás des explicaciones. Esta frase que la llevo presente, era de un jefe super cabrón que tuve, pero que me enseñó lo indecible. Jamás des explicaciones, si las das quedarás por débil, gustará sólo a la mitad y te pedirán más. No contentarás a nadie.

    No hay diferencia entre nacionalismos. No la hay entre la Gispert de casa nostra, el Salvini italiano, el Bolsonaro de Brasil o el Órban de Hungría, o el tipo de Vox de Madrid. Los nacionalismos son eso, el hacerte creer que pertenecemos a un grupo superior, que el resto nos roba, que somos más que solidarios y trabajadores y que "los otros" son vagos y viven a costa nuestra y que nos diferenciamos superiormente por nuestras obras, nuestro intelecto y nuestra capacidad.

    Todos los nacionalismos son excluyentes. Todos son iguales.

    Un abrazo

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  5. Lluis, los ingleses tiene un dicho que traducido es mas o menos así :

    "La buena salud es un estado transitorio que no augura nada bueno". Por suerte, las técnicas médicas han avanzado bastante, y llegaremos a octogenarios. Te los dice alguien que se está recuperando de una operación de prótesis de cadera, y se desayuna todos los dias con cinco píldoras diferentes antes de tomarse el café.

    Es lo que tiene haber rebasado de largo la cincuentena, si una mañana al despertarte no te duele nada, quiere decir que estas muerto.

    Cuando empezó todo este asunto, ya caí en la cuenta de que al no ser separatista, ni tampoco nacionalista español, me iban a caer "bofetadas" desde todos los ángulos cada vez que expresase mi opinión con mis amigos y conocidos en voz alta, era algo inevitable.

    Y como a tí, me ha sorprendido que al no poder clasificarme claramente, me hayan "colgado" la etiqueta de votante o simpatizante de Ciudadanos. El epíteto mas común que me aplican es el de "facha", eso si, cariñosamente.

    Una cosa es el núcleo político separatista, donde confluyen fuerzas e ideologías bastante dispares con el objetivo común de fundar una república catalana que permita a unos cuantos seguir saqueando los dineros públicos, a otros vivir del cuento indefinidamente, y a algunos ver realizados sus deseos pseudo-religiosos y su misticismo ateo.

    Pero el mensaje a sus bases, y el eje de la propaganda es muy simplista, como en todos los nacionalismos. Y debe serlo para ser efectivo.

    Para ellos no es posible una crítica razonada a los adversarios, la "agitación y propaganda" es de trazo grueso, apta para las redes sociales modernas. Y de esto al insulto fácil y gratuito solo hay un paso.

    Como tú, al principio casi caí en la tentación justificar mi actitud, yo era la minoría, la "mosca cojonera" que desarmaba con lógica sus argumentos. Pero no lo hice, sencillamente porque hacerlo, es caer en su juego.

    Hay que discriminar entre una opinión razonada, o un simple rebuzno.

    Llevamos tiempo escuchando rebuznar, y aún tardaremos bastante en dejar de oirlos.

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  6. Y otro asunto que nos lleva al mismo lugar. Tardé dos años y medio en escribir un libro. Tema: barracas de Can Valero Petit, Barcelona 1960/70; subtema, la vida desde el interior; argumento, mi entorno dentro de aquello. Idioma, el castellano porque allí todo trascurría en ese idioma y porque todos eran foráneos. Se lo presento a un editor de Vic. Magnífic ¡¡ aixó m´agrada. Lo coloca en la colección de su editorial. Se hacen tres tiradas pequeñas (100 cada una)Sale una crónica en el Punt Avuí firmafda por A.T., con la colaboración del director de suplemento sabático de Cultura. 2.200 palabras, casi una página. La cosa funciona.

    Me entero de rebote de que el editor de Vic ya no quiere editar libros en lengua castellana. A mi nadie me dice nada, es por voz de otra escritora.

    Le llamo por teléfono al editor. Le pregunto que es lo que pasa. "No editaré mai més rés en castellá". le digo que el libro funciona y que él lo sabe mejor que yo. Me contesta que me vaya a la ..., que con la que está cayendo me preocupo de un libro, que ni que fuera Cervantes (sic).
    Me siento herido. Le pido el IBSN y la compaginación y maqueta del libro. Me la envía por internet, no así el IBSN, que tengo porque al tener todavía algún ejemplar, lo pude conseguir. Me voy a la página de internet de la editorial y el libro no está en el listado de la editorial, ni mucho menos en la colección. Simplemente está eliminado

    La compañía de Teatro "El Solar" hace una obra sobre las barracas para el Grec. Buscan información. Al encontrar el libro en la biblioteca (está en 10), esta compañía se pone en contacto conmigo. Quieren utilizarlo para su obra como libreto. Acepto. Resaltan en cada representación, fueron 15, el nombre del libro y el autor. Se lo piden a los actores. Si querer hacen propaganda del dichoso libro. Me consta que la editorial no lo tiene en su listado. Me lo piden directamente.
    Ahora lo he dado a una distribuidora y remito a quien lo deseé, allí.

    Resumen...¿a qué viene todo esto? ¿No hubiera sido más bello que hubiera continuado en el idioma original y seguir vendiendo una cosilla que ahora tiene un poco más de cara y ojos? ¿A qué vinieron los insultos? ¿Qué se ha ganado con todo esto?

    Ya ves, ¿qué puedo decir?..¿qué mi editorial ha vetado la salida de mi libro porque no estaba en el idioma que deseaba? ..¿y porqué lo admitió en un principio?, sería la pregunta.
    Se me contestará de que como se me entregó el compaginado ya no puede realizarse nuevas ediciones, y yo contestaré que lo que no se me entregó era lo principal, el IBSN.
    En cuanto a la conversación interior, me la guardo, uno es prisionero de sus palabras y de sus actos.
    Un abrazo

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  7. El resurgimiento público, y en público, de la ultraderecha en España, que estaba oculta y agazapada entre los votantes del PP, no es nada distinto a lo que está sucediendo en el resto del mundo, pero en nuestro país su eclosión tiene más que ver como reacción a la acción. Y en nuestro caso, la reacción a la acción está muy interrelacionada con los brotes independentistas de Catalunya.
    Como todos sabemos, ambos extremos se retroalimentan, les gusta vivir y convivir en continuas batallas a ver quién la tiene más larga (la bandera), quién es más nacionalista de su nación, quién la ama más y la defiende mejor. Y si ese amor y defensa conlleva la exclusión del que piensa distinto, mejor que mejor: en buscar enemigos está su éxito, y en mantenerlos activos su futuro político.
    En fin, estamos entrando en tiempos en los que los tibios, los que las telas de las banderas las vemos más como colchas o trapos de cocina, pasaremos momentos de flaqueza, con ganas de tirar la toalla y recluirnos en nuestra cómoda burbuja. A mí me pasa; seguro que a ti también.
    Alfredo Musicayvino

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