Justo antes de escribir este epitafio al blog, en donde sigo resumiendo su historia, pasé dos días en el Coll de l'Alba. Contemplando el enorme paisaje que el viento acaricia sin cesar, como locamente enamorado de los olivos y los almendros. Me llevé la novela que intento terminar. Creo que no la terminé. Además, a última hora di con el inicio de la siguiente.
El domingo por la tarde -oh, milagro- me llamó uno de los editores a quién mandé el original para decirme que le interesaba.
Han sido dos días de finales y comienzos. Al fondo, y a través de la ventana que da a levante, no tan sólo se ve como sale el sol si no también la desembocadura del gran río, que ronronea y se retuerce perezoso por su propia cama que es este delta amplio y tierno. El trazo del río dibuja la silueta de los cuerpos de los amantes cuando se levanta el día y es domingo.
A uno le vienen ganas de vivir aquí.
Cuando me marchaba, en la hora de los malvas y los grises, el rosa y el azul pálido (y un destello de naranja oro), me di la vuelta para contemplar la chimenea. Una llama pequeña brotó entonces de entre la ceniza y estuvo bailando un rato ante mi, como cantando una canción en voz baja.
* * *
Estos son los textos que tenía previstos para este último post (postrero post suena fatal), pero he preferido empezar por el texto anterior, que me gusta más.
Acto 2. Edad adulta
El adulto es capaz de infligir un dolor enorme a sus semejantes. Un sólo hombre puede hacer más daño que cien tiranosauros rex. Y asimismo es capaz de entregarse con una generosidad de la que sólo disponen algunos animales. Un sólo hombre puede hacer más bien que cien jesucristos juntos.
Un signo inequívoco del adulto, digo yo, debe ser tomar opciones. Y luego defenderlas, claro. Así que opté por decidir(me) que tenía dos poetas en español y dos en catalán. Opté por Juan de la Cruz y Federico García. Y en catalán Ausiàs March y Maria Mercè Marçal.
En la cosa del cine decidí defender a Andrei Tarkovsky, sin olvidarme de Pier Paolo Pasolini. Luego conocí a Albert Serra.
Por lo que hace a la pintura, creo en el Giotto y en Francis Bacon.
Acto 3. Senectud
Cuando veo un montón de leña recién cortada, puedo imaginar como serán sus cenizas, una vez haya quemado en el hogar. A veces puedo imaginar el árbol de donde salió esta leña, con hojas verdes y pájaros en las ramas. Puedo ver una fiera agazapada en su sombra esperando a la presa. Puedo ver a dos amantes susurrándose. Eso sucede en verano y están tumbados junto a las raíces.
Y finalmente, por lo que respecta a este blog, decidí dejarlo en suspenso para empezar con otro muy alejado, que se muestra aquí, aunque si lo visitas lo vas a ver en obras.