5 de jul. 2020

Josep Pla vs. Pedrolo: una tragedia "nacional"

Biografia de Josep Pla Conferències sobre Manuel de Pedrolo al Centre de Lectura ...

Andaba 2018 por la mitad de su andadura cuando un conocido me comunica que la editorial para la que trabaja acaba de publicar un texto desempolvado de Manuel de Pedrolo: "Algú que no hi havia de ser" ("Alguien que no debía estar allí", o algo así). Una novelita de tintes negros. Te mandaré un ejemplar, me dice luego. El libro no me llegó jamás y me alegré, la verdad, ya que de haberlo recibido me habría visto en la obligación moral de leer algo que no me apetecía.

2018 fue el "Año Pedrolo", según decreto de la Generalitat catalana. Quizás este tipo de instituciones deberían servir ¡solo! para esas cositas, además de para regular la denominación de origen de vinos, licores y melocotones. Visto lo visto, mejor que no les dejen gestionar mucho más.

El "Año Pedrolo" fue comisariado por una presunta experta en el autor, amiga de la presunta delincuente Laura Borrás, por entonces directora del IEC. El evento pasó sin pena ni gloria: nadie se acordaba de Manuel de Pedrolo (1918-1990) y nadie se acuerda hoy. ¿Nadie? Bueno, resulta que eso no es cierto. El otro día, un amigo lamentaba que en un "país" (se refería por error a Cataluña, que no es país) con tanta gente que se proclama de izquierdas, existan izquierdistas que reivindican a Josep Pla y ninguno a Pedrolo. Me pareció una propuesta interesante, punto de partida para un debate que daría muchísimo de sí. Para empezar está el enigma de eso llamado "izquierda catalana", barrido de la faz del territorio por el nacionalismo rampante de la última década.

Y luego: ¿ser de izquierdas impide disponer de criterio literario? En caso de disponer de criterio, cualquiera se da cuenta de que entre Josep Pla y Manuel de Pedrolo hay poco que comparar. A mi juicio, la principal diferencia entre ambos no es solo la calidad literaria de los textos, casi ausente en el leridano --salvo en breves destellos pálidos. La diferencia está en algo fundamental y que es el meollo del drama en la literatura catalana: Pedrolo no escribía para hacer literatura, escribía para "hacer país". De modo que al final no hizo ni país ni literatura. Cargado de buenas intenciones, Pedrolo estudió la producción literaria catalana y descubrió que no había literatura "de género": negro, policial, ciencia-ficción, teatro existencialista(!!!) y etc. El señor de Pedrolo, el muy desdichado, escribió más de 100 libros: tiene algo de loco medieval, de orate, de santurrón cómico: de fantoche. Así pues, se dedicó a rellenar los huecos para "normalizar" el país, esa obsesión enfermiza que emponzoñó la cultura catalana y la llevó al desastre.

Josep Pla jamás se propuso hacer país: hizo literatura y engrandeció a la cultura. No a la catalana, ya que esa no le interesa a nadie: a la literatura de verdad, sin adjetivos nacionales.

Franz Kafka ya se había dado cuenta de que el idioma de un escritor y la cultura desde la cual escribe no aportan nada, pero 100 años después de la muerte de Franz, Cataluña sigue confinada en el delirio patriótico que arrasa con todo. Lo dijo el propio señor Torra a propósito de la ratafía: "la ratafía hace familia, la ratafía hace país". No es un chascarrillo, no es una ocurrencia: detrás de la afirmación presidencial está el tumor de un pensamiento romántico y decadente. Quizás no sabemos cuándo se jodió el Perú, pero debemos saber qué jodió a la literatura catalana: las ganas de hacer país en vez de literatura.

Recuerdo como la comisaria del Año Pedrolo destacaba con gran tesón, en aquellos actos insípidos, la militancia cultural de Manuel de Pedrolo, sin caer jamás en la cuenta de que estaba nombrando a la catástrofe: confundir patria con cultura, o con lengua (eso tan común en Cataluña que ya nos parece incluso normal) es el origen y a la vez la consecuencia del mal catalán.

Dicho de otro modo: dárselas de intelectual y afirmar la existencia de la "literatura catalana" o, más grave aún, de una "cultura catalana" ejemplifica la magnitud del desastre.

13 comentaris:

  1. QUÉ bien te explicas, se te entiende casi todo.

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  2. Cuando no se dispone de un producto de calidad y genuino, hay que remover entre la mediocridad para encontrar algo, y de paso, justificar los presupuestos de la Conselleria de Cultura ( incluidas nóminas, poltronas y regalías extras ).

    Me importa un bledo si Celine y Carrere son franceses, solo mido lo que aportan.

    Me importa un bledo si Hugh Thomas, Ian Gibson y Paul Preston son ingleses, los tres son historiadores hispanistas que me han aportado una visión fresca y desapasionada de la historia reciente de mi país.

    Podría citar ejemplos de literatos internacionales hasta el infinito....

    La cultura es universal, y la "cultureta" es otra muy diferente.

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    1. Pues he visto expresiones como "defender la literatura de Km. 0".

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    2. Eso está muy bien para las alcachofas del Prat.
      El que soltó semejante frase debería estar condenado a leer doce horas diarias la antología de las obras de nuestro honorable Quim Torra, ¡¡ en bucle !!.

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    3. La obra de Torra es "El quadern suís" y leerlo es un suplicio auténtico al más puro estilo del Dante.

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  3. Agradezco la visión que das y lo bien que lo explicas, LLUIS. Rodericus ha contestado por mi.
    Un abrazo
    tengaís salut

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  4. Tienes razón en buena parte sobre que no es cuestión de la literatura "hacer país" como se pretende aquí. No me imagino a Tolstoi o Dostoieveki queriendo hacer Rusia, lo que querían hacer es buena literatura, pero eso no impide que al conjunto de autores que forman el canon ruso se le denomine literatura rusa y tiene una singularidad que no posee la literatura francesa o japonesa. Ciertamente, si uno lee a los rusos se percibe un modo de sentir, de pensar, de expresarse acorde con el país gigantesco en que viven, se intuyen sus tics, sus esperanzas, sus miedos, un modo de estar en el mundo. No da igual si la literatura está escrita en ruso o en chino, eso determina mucho. Es una reflexión sobre tu post que por lo demás me parece espléndido y pienso que tienes mucha razón. Pla no pretendía hacer país, por eso les resulta tan difícil encajarlo en los estrechos límites de su ideología.

    Estos días pensaba que algún filólogo o historiador de la literatura tendría que hacer una historia de la literatura catalana expresada en las dos lenguas de los catalanes, buscando conexiones y contextos. Y no me cabe duda de que la mayor parte de la riqueza de esa historia estaría escrita en castellano. Es algo estúpido pensar que solo la literatura escrita en catalán es literatura catalana. Es como si los irlandeses prescindieran de Beckett o Joyce o Yeats para hacer su historia y que solo admitieran lo escrito en irlandés. Sería absolutamente necio. Pero es lo que hacen aquí.

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    1. Exacto: tal como dices, los irlandeses incluyen a los autores universales que escribieron en inglés. De todas formas, una parte de la "cultureta" irlandesa, de los hiperventilados de allí, reniegan de Joyce y lo consideran un "botifler" a la irlandesa. La estupidez no conoce límites.

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    2. Pues precisamente escribir en gaélico no está al alcance de la mayoría de la población irlandesa.

      Supongo que al sector ultra del Sinn Fein tampoco les hace gracia el inglés, pero gracias a esa lengua se pueden comunicar con gran parte del mundo.

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    3. Rodericus, al alcance de toda la población irlandesa está pues se enseña en la escuela y todos los rótulos están primero en gaélico. Las parejas de policías en la calle siempre cuentan con uno que hable gaélico por si alguien se dirige a ellos en esa lengua. Los chicos en la escuela se aburren con el gaélico y no es lengua práctica y útil para la comunicación.

      El hecho de que Irlanda tenga el inglés como primera lengua es una extraordinaria ventaja sobre el resto de Europa y ha facilitado el aterrizaje de las grandes corporaciones tecnológicas de Sillicon Valley en su territorio. Irlanda es un país pujante y de extraordinarias perspectivas actualmente -al margen del coronavirus-.

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