17 de set. 2018

Fátima en el verano

Resultat d'imatges de verano

Se terminó. Se terminaron las largas vacaciones de los niños y las niñas. El cole abre las puertas. Entran en tropel, y menos mal que la directora les recibe en la puerta y les recuerda que deben entrar con calma, sin correr. Quieren volver a las aulas, al patio, a las actividades, a esos adultos raros que están todo el día por ellos proponiéndoles cosas por hacer, aunque a veces esas cosas que les proponen son menos interesantes de lo que ellos quisieran. Pero es lo que hay. Para esos niños y esas niñas el verano es una etapa de mucho calor y de mucha nada. Muchos de ellos no han salido del barrio.

Algunos han tenido suerte y se han ido a Marruecos. Te cuentan como son las playas de Tánger. Omar me dice que hay una playa, allí, en donde las sombrillas son gratis y eso es muy bueno, porqué él y su familia se pueden bañar y luego tumbarse en la sombra. Pero no todos han tenido tanta suerte. Mustafá, enfurruñado (es doloroso ver una una cara enfurruñada cuando la cara es de seis años de edad), cuenta que apenas ha salido de casa. Salir de casa es caro y su madre no dispone de tanto. Quizás se administra mal, me digo yo para mi, pero: ¿quién soy yo para juzgar la economía de la miseria? ¿Qué se yo de la economía de la miseria en el año del Señor de 2018? No se nada.

Hace unos días, cuando yo todavía estaba de vacaciones, leí parte de un discurso de Jorge Mario Bergoglio, más conocido por el sobrenombre de Papa Francisco. Hablaba de la pobreza. Ricamente ataviado y residente en un palacio majestuoso, hablaba de la pobreza. Sentí algo raro. Volví a pensar en Jorge Mario cuando leí algunas redacciones de los niños y las niñas, unas redacciones que debían tratar de "Las vacaciones".

Cuando yo era niño, en septiembre, también escribía sobre las vacaciones. Mis vacaciones transcurrían en un cámping del prepirineo catalán. Me pasaba varias semanas vestido con un bañador, unas chancletas, una camiseta. Jugaba en el río con mi hermano, provistos de unos barquitos de plástico de pura baratija. Cuando se presentaba la ocasión, nos liábamos a batallas de indios y vaqueros con otros niños. A veces alemanes contra yanquis, o yanquis contra japoneses. Nadie quería ser japonés o alemán o indio: eso debía resolverse a suertes. Éramos niños pobres jugando a guerras épicas y, muy sabiamente, interpretábamos a los soldados. Nadie era McArthur ni Rommel ni Hideki Tojo. Quizás alguno interpretaba a Buffalo Bill, porqué Buffalo Bill nos sonaba de algo, del cine, supongo, pero por entonces no sabíamos de Buffalo Bill fue un tipo muy desgraciado. En aquellos veranos de los años 70 éramos niños pobres que no se preocupaban por su pobreza. La pobreza era lo único que conocíamos.

Cuando llegaba septiembre yo también tenía ganas de volver a las aulas. De eso hace algo más de 40 años. Y durante muchos años, pensé que aquellos veranos míos ya no sucederían jamás, que España había avanzado y que algo parecido a la felicidad de los veranos con veraneo había llegado a los nuevos niños. En España y sin duda en esa Cataluña rica y plena, en donde todo está resuelto y solo nos falta satisfacer el anhelo de la identidad nacional.

Sin embargo, hoy, leo redacciones que, bajo el título de "Las vacaciones", tratan de unos veraneos más tristes y más pobres que los míos. Hay niños de 6 años que, como Mustafá o como Fátima (que cumplió los 8), cuentan dos meses de tedio, de tristeza, de nada. Las paredes del piso, la ventana entornada para que no entre el calor, el ticket de la piscina municipal demasiado caro. ¿Están más delgados que en junio o eso es una paranoia mía? No lo se, de veras. Aunque si se que este curso ya no habrá las becas "Probitas" del comedor y muchos se quedarán sin comedor escolar.

Me gustaría que los políticos con cargos electos (personas que gozan de vacaciones largas y bien pagadas) hablasen de estos asuntos y menos de sus másteres y sus doctorados o sus doctorandos, que no es lo mismo, y menos de esencias patrias y lazos amarillos o de identidades y derechos de autodeterminación, de políticos presos y de exiliados de oro que viven en chalés fabulosos y que reciben a raperos bien vestidos y asesorados por carísimos abogados, y menos de los beneficios de la ratafía, me gustaría ver a políticos comprometidos con la realidad y el dolor. La realidad y el dolor de los que sufren de veras.


Me gustaría verles comprometidos con Mustafá y con Fátima, que se pasaron el verano sin veranear. Aunque son catalanes y españoles tanto como yo.


9 comentaris:

  1. Justo este fin de semana estaba en Figueres con mi hija y ella me explicaba el triste verano de sus vecinitos del piso de abajo, tambien son de padres marroquies, no salian de un patio de cinco m2 como mucho, jugando solos sin salir ni al parque, el unico entretenimiento especial, la tele. Tambien tengo una amiga marroqui con dos niñas a las que cogi un verano y me las lleve a El Tibidabo con mis nietos, no veas como se lo pasaron, nunca habian visto nada igual. Lo más gracioso es que la trabajadora social le decia a mi amiga que no sabia administrarse (cobraban los 430 del subsidio y pagaban 400 de alquiler, la comida la sacaban de Caritas) y asi podriamos explicar cientos de historias de nuestra Cataluña prospera. Solo comentar que mi Banyoles indepen el año pasado tubo un superavit de tres millones y medio de euros, en el gueto donde viven las familias inmigrantes los niños al mediodia juegan en las calles, muchos no han comido, ni comeran muchos dias, no tienen beca de comedor.

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    1. A la trabajadora social la cogía yo, y le pagárase los 430, y luego le preguntaría que se siente.

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  2. Una bella y lúcida reflexión que me provoca sentimientos encontrados.

    No estamos dándoles la atención necesaria a estos pequeños, que son la semilla de nuestro futuro.

    Crecí con sus mismas estrecheces, pero acunado por la esperanza de que cuando creciese seria una persona "de provecho", como se decía entonces. Por entonces, el "ascensor social" funcionaba, y con trabajo y tesón se podía salir de la miseria.

    Pero ahora, el "ascensor" no funciona porque a algunos no les interesa que funcione. Sencillamente se puede explotar a los miserables, para hacerlos mas miserables aún, y enriquecerse uno de paso.

    Hay que darles esperanza e ilusión a toda costa a estos pequeños, como sea. Porque la ira de los desesperados siempre es temible.

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  3. Lluís, estic d'acord amb aquest article.

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  4. Sabes que releo lo que escribes.
    Primero porque quiero enterarme bien de lo que se expresa. Porque deseo enterarme hasta lo último, es lo segundo.

    No tengo experiencia de primera mano como maestro, LLUIS, pero la tengo como "ayudador" de calle.

    Vendran a REIS: Annuk, Fahad, Hadiya, Hiba, Sawaira, Mutiba, Assad...Estos son los nombres de nuestros amigoa árabes...

    Los hay también asiáticos, suramericanos, africanos...

    Si algún día desean visitarnos, en ciclo escolar, claro, estamos en la AAVV e Sant Antoni, Av Mistral 33. Bajos. Martes y viernes de 18 a 20 horas.

    Todos desean un abrazo general y una ayuda particular, y es ahí donde hemos de estar.

    Ánimo LLUIS. Es nuestra faena, nuestro trabajo y nuestra obligación, servir a los niños. Ellos son el futuro.

    Salut

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  5. Bien Lluís, leyendo tu escrito a muchos les debería caer la cara de vergüenza. Este país es el que tenemos y estos son situaciones urgentes que hay que solucionar. La pobreza de estos niños no se soluciona con símbolos y quienes los enarbolan lo saben pero les importa bien poco el dolor y la pobreza y se conforman creyendo que alcanzarán una Arcadia donde las madres tendrán más leche.
    Conozco perfectamente el proyecto REIS del que habla nuestro amigo Miquel de Tot Barcelona y puedo asegurar que hay situaciones dramáticas que no se mencionan en TV3.
    Abrazos
    Francesc Cornadó

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  6. Yo me eduque en un barrio de Burgos, un barrio donde nadie se iba a la playa, por lo menos nadie que yo conociese...Las vacaciones eran irse al pueblo de los abuelos, y como daba la puta casualidad (permíteme la licencia) que yo no tenia pueblo, porque soy de Burgos capital desde mis abuelos, pues yo me quedaba solo. Todos los veranos hacia nuevas amistades, conocía nuevas zonas y creo que cuando ellos volvían yo había madurado más...
    Mis padres, por muchas razones, nunca se fueron de vacaciones más que un dia a Santander y otro al pantano...al año Como los polluelos nos fuimos todos pronto del nido, nadie llegó a los 22 años en casa, les convencimos para que se fuesen de vacaciones, pero ya era tarde, a pesar de que afortunadamente mi padre desde hacía años se hubiese podido costear unas magnificas vacaciones creo que pensaba que eso no era para él, y mi madre menos.
    Sin embargo siempre vio muy bien mis ánimos viajeros, estaba orgulloso de que con menos de 30 años conociese todas las capitales de España (conocer no, hubia estado y comido en todas ellas) y varios países de Europa, Brasil, Cuba, China, Marruecos y bastantes más...
    Ya me gustaría a mi ver al que dice que la madre de Mustafá se administra mal viajar a Marruecos con el niño, seguramente, su madre no querrá y con razón ir a Marruecos, porque si va, a lo peor, le buscan a un baboso como marido y la obligan a quedarse allí...
    No lo se, (porque antes en mi barrio no había ese afán consumista de ir a la playa, eso solo lo hacía la gente con dinero y yo no conocía a ninguno), pero estoy seguro, que cada niño habrá sacado una experiencia que puede aprovechar..
    Por cierto, yo estaba federado en Balonmano y hacían campamentos deportivos casi gratis para los deportistas, si que te daban "caña" de verdad, todos los días correr 5 kms, 60 abdominales por minuto, flexiones y de todo tipo de ejercicio todos los días y de todas las clases, pero disfrutabas y hacías amigos... Creo que ya no se hacen, por lo menos aquí...
    Los chicos son fuertes si les enseñas a que pueden superar las adversidades con inteligencia, esfuerzo y razón. Nunca me gustaron las personas que hablan a los niños como si estos no entendiesen nada, me parecen ridículas, mi padre siempre me hablo como a una persona normal y así hablo yo a mis hijos.
    Los chavales deben crecen en un ambiente saneado e inteligente, siendo conscientes de quienes son, con sus necesidades básicas cubiertas pero con responsabilidad de sus cosas, para eso los campamentos deportivos que yo hice colaboraban mucho... además como todos íbamos vestidos iguales con unos pantalones y unos nikis que nos daba la Junta, allí no había clases sociales, ni miramientos con nadie, estoy seguro, que mucha gente dejara de mirar raro a otros cuando de pequeños comparten esfuerzos y sudor...

    Un saludo

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    1. Mis hijas iban a ese tipo de campamentos que patrocinaba una monja (yo soy atea) pero nos adaptabamos y como tu dices les daban hasta la ropa (donada por marcas comerciales) y las bambas y asi en verano pasaban diez dias de colonias. El problema es que ahora las colonias (que antes eran subvencionadas desde ayuntamientos y Generalitat) no reciven subvenciones y son caras de coj....con lo cual solo van de colonias, campamentos y casals los que pueden pagar. Si a esto le sumas que a los niños de ahora casi no se les permite salir solos a jugar por las calles imaginate que verano más oscuro tienen algunos.....

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