11 de jul. 2021

Josep Cuní y el anillo de Giges

La pregunta que se hizo Platón, hace más de 2.300 años es, más o menos: ¿harías lo mismo que haces si fueras invisible?. A partir del cuento sobre el anillo de Giges (un pastor que halló un anillo que lo hacía invisible), el filósofo --y luchador de lucha libre--  se cuestiona qué cosa es la moral y nos indica que la conducta moral sería aquélla que haríamos tanto siendo visibles como invisibles. El pastorcillo Giges, una vez invisibilizado gracias a la magia del anillo, cometió toda suerte de tropelías: se sabía impune. Jamás habría testigos de sus desmanes.

Algo parecido está en la novela de H.G. Wells El hombre invisible: su protagonista, una vez invisible, se da cuenta de que puede hacer lo que le dé la real gana. Esa novelita de Wells, que la mayoría tienden a situar dentro del mundillo de la ciencia ficción y las aventuras, parece ser que fue concebida en la mente del autor como una crítica a la conducta de sus conciudadanos instalados en el corazón de África, en los destacamentos avanzados coloniales. Wells se dio cuenta de lo obvio: un inglés instalado en el final del río Níger era invisible en Inglaterra, y todos sus crímenes serían tan invisibles como él mismo. Ojos europeos que no ven, justicia europea que no siente. Todo lo que se pergeña, se urde y se ejecuta en la lejanía o en la tiniebla (o en la tiniebla de la lejanía) es invisible y, por lo tanto inimputable. 

Parece que hoy han sacado a la luz los tejemanejes, perpetrados en la invisibilidad, de unos políticos que pretendían crear una república independiente. Para ello dispusieron de fondos públicos del Estado. Y ha llegado el día en el que el Estado les pide cuentas. Les han visto y han perdido la invisibilidad.

Pero...

Pero el otro día, en el programa matinal de Josep Cuní en la Cadena SER, el periodista veterano interrogó a sus tertulianos (y tertuliana) sobre el asunto del Tribunal de Cuentas. La respuesta fue casi unánime: los tertulianos se fijaron en los nombres de los integrantes del Tribunal. Y su mensaje, amparado o incluso aplaudido por Cuní, fue que esos jueces no están legitimados para juzgar a Junqueras y a Puigdemont y a los demás. Me quedé estupefacto. Dudé entre cambiar de emisora (quizás la opción más cabal) o permanecer en ella un rato más. Decidí lo segundo, aún sabiendo que mi salud cardiovascular me iba en ello. No pude evitar lo del anillo de Giges: ¿se puede visibilizar a los integrantes de un tribunal para invisibilizar a sus acusados? ¿Se puede negar la legitimidad de un tribunal por el acto, bastante indigno, de señalar su filiación familiar o política y con el objetivo de exculpar al imputado?

Imagínense ustedes que han atracado una gasolinera. Imagínense, que, a continuación, son detenidos y llevados a juicio. Piensen ahora que el juez que juzgará su atraco es cuñado del primo segundo de un empresario de la industria petrolera. Y ahora resuelvan como se digiere lo siguiente: un periodista de una cadena radiofónica, quizás entre las dos o tres más escuchadas en España, suelta por las ondas que el atracador de la gasolinera es inocente porque el juez está emparentado con el lobby del petróleo. Visibilizamos al juez y decimos su nombre, su apellido y su parentesco con la intención de exculpar al atracador, del cual no contamos apenas nada y lo convertimos en una víctima desamparada, ejemplo de inocencia y de bondad.

Me parece que no vamos hacia ningún buen puerto cuando obramos así, y que es muy lamentable que un periodista se permita esas ligerezas netamente antidemocráticas: socavar la democracia y el estado mediante esas argucias, entre chanzas y risas y chascarrillos, solo nos acerca un poco más hacia el descalabro final de la democracia en Europa.

Mi pregunta es muy simple, señor Cuní: ¿es lícito malversar o no lo es? Creo que esta es la pregunta de un periodista sensato y ecuánime. Si es lícito e impune hacerlo cuando uno sabe que el tribunal que le juzgará no es de su agrado, sepa usted que se terminó la democracia en Europa. O por lo menos la democracia en Europa tal como la entendemos.

Luego el señor Cuní se empeñó en convencer a su sufrida audiencia que no se puede acusar de nada a la Generalitat cuando pretende avalar a los encausados por malversación, aduciendo que el delito no puede ser juzgado cuando todavía no se ha cometido. Brillante razonamiento, señor Cuní. Philip K. Dick escribió algo muy paranoico al respecto en The Minority Report. Sumado a lo anterior, se supone que deberíamos aceptar, resignadamente, que usen el dinero público como le plazca a quien le plazca. Dicho de otro modo: ¿la Generalitat me avalará a mi cuando me pongan una multa de tráfico si proclamo que iba demasiado rápido por un motivo patriótico?

Se olvida usted, señor Cuní, de que el dinero público es un bien sagrado. Por lo menos para mi: vivo de un sueldecito y cuando me dicen que no hay dinero para la educación, para la atención sanitaria o para las ayudas a las personas dependientes me acuerdo de los malversadores. Les tengo muy presentes y me resultan muy visibles.

4 comentaris:

  1. Se ha llegado a un punto que ya no se argumenta, LLUIS. El Sr Cuni tiene una clientela, cada vez más escasa, que no desea perder, recuerda que la SER está reprogramando todos sus espacios y que la misma Angels Barceló está en tela de juicio por pérdida de audiencia.
    La manera de pensar del Sr Cuní, no de razonar, porque si hubiera razonado lo hubiera expuesto de diferente forma, es la que le hace mantenerse, incluso subir de audiencia, entre los "patriotas" del país, que no le perdonan haber abandonado como lugarteniente a la Sra Rahola.

    Todo me induce a pensar que el Sr Cuní se adapta a no perder clientela, y que al igual que el camaleón cambia de colores según la ocasión.
    La cuestión está en no perder "la botigueta".
    Salut

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  2. Esto es cuando el periodista actúa como abogado,... y gratis. Gratis, ¿no?

    podi-.

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    1. Gratis no, que los contratos de Cuní suelen ser estratosféricos.

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  3. Pues me dejas anonadado porque yo soy bastante fan del Cuní desde que le veía en el noticiero que llevaba en 8TV (en donde, por cierto, no le renovaron, según algunos porque el Godocito que lleva la cadena de TV es bastante lazi y no permitía la actitud de Cuní respecto a ese tema).

    Pero no escuché esa tertulia sobre el Tribunal de Cuentas, ya lo buscaré, creo que todos los programas están en podcast. No me extrañaría nada que la SER, que siempre está del lado del gobierno cuando gobierna el PSOE, esté interesada en blanquear la imagen de los chorizos lazis y haya impuesto directrices a sus colaboradores, pero tampoco me parece que Cuní sea persona dada a tragar con según qué tipo de directrices.

    Sí que es cierto que a veces hace peligrosos equilibrios, supongo que para que no se le note demasiado su inclinación o en afán de parecer neutral o equidistante, y eso le cuesta a veces opiniones contradictorias. Como ejemplo, esta entrevista a Laura Borrás de hace unos días que enlazo al pie, que para algunos lazis fue excesivamente dura con la pobrecita señora, aquí: https://youtu.be/ASmq9_Oq2Gg

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