El idioma catalán morirá si Cataluña no obtiene un estado propio mañana o pasado mañana.
Cataluña, con sus esencias milenarias y sus tradiciones, tan bellas y profundas como ancestrales, morirá si no es un estado independiente.
Andorra es la demostración de todo lo anterior: un estado moderno, ejemplar, la envidia de Europa entera.
Así sería la Cataluña independiente.
Como una Andorra con costa y urbanizaciones clandestinas frente al mar.
La salvación de la lengua de Guerau de Liost.
Parece que la muerte de Cataluña y lo catalán es el discurso, la amenaza. Uno, si ha nacido en Cataluña, terminará por sospechar, aterrorizado, que podría morir en breve de no ser por la acción salvífica de una independencia ipso facto. Si uno deja de pensar en pueblos milenarios y patrias sacrosantas, temerá su muerte como individuo (individuo catalán, por supuesto) caso de no mediar una independencia santo súbito. Esa es la lírica catalana.
La lírica de la muerte es la prosa del independentismo.
Leo perplejo algunos artículos del señor Pau Vidal, alma pater del Manifiesto Koiné: el señor Vidal lleva muy mala vida, ya que cada día se levanta temiendo que ese será el último día de vida de la lengua catalana. Eso es muy malo. Cuando un animalito se siente amenazado, lo primero que hace es morder al vecino. Esa es la lírica mordedora del nacionalismo catalán. En vez de defender la lengua materna, odiar la lengua castellana. Incapaz de darse cuenta de que cuanto más odio proyecte sobre el castellano, más debilita al catalán.
No me apasionan los experimentos sociales ni me seduce la psicología de este tipo. Pero tras evidenciar ante los alumnos que entre ambas lenguas debemos evitar el conflicto, ser flexibles y despolitizar el asunto, descubrí que las cosas fluían mucho mejor en la clase. Menos tensión y mejores resultados. Odiar -y en consecuencia reprimir- al castellano solo trae conflictividad en un espacio que no fue nunca conflictivo. Esas alumnas y esos alumnos que en el patio y en la calle se entienden en ambas lenguas, ligan y se enamoran bilingüemente, viven mucho mejor el aula como un espacio de comprensión y de apertura. Tras contarles que no se reprime el uso del castellano, todo el mundo hizo su trabajo en catalán y aquí paz y después gloria.
Parece mentira que a nuestras edades y tras tantos siglos de historia no hayamos comprendido los efectos de la represión. Si usted quiere fomentar un sentimiento entre los jóvenes solo debe prohibírselo: es algo sencillo, básico, elemental. Deje usted margen para la elección sin problemas y verá como el enfrentamiento se desvanece.
Parece sencillo pero no lo es. Las autoridades prefieren la lírica trágica de la muerte y la desaparición, con las consiguientes medidas represivas para paliar lo que quizás es inevitable: con los años, también desaparecerá la lengua castellana; con los siglos desaparecerá la inglesa.
Imagínese usted, señor Pau Vidal, que se indigna porqué le parece que la muerte debería obviar a los catalanes de pura cepa. Puede ponerse como quiera, pero la muerte es la muerte y todo lo que debe morir, morirá. Usted, yo, el idioma de su madre y la mía y todo lo demás. No nos vengan con más líos y conflictos. Vamos a simplificar y, a poder ser, sea usted un poco más amable con los diferentes.
Vamos a convivir en paz el tiempo que la naturaleza nos haya dado. Aléjese del nacionalismo y de los odios que conlleva esa ideología de muerte. La muerte nos llegará cuando nos toque, pero hoy estamos vivos y vamos a vivir. A convivir.
No te olvides de que hay quien vive de esto, de la confrontación, y al final es una simbiosis que se retroalimentan, los unos de los otros.
ResponEliminaQue sería de Rufian, de la Borras, del Tardá, del grupo Koiné y toda la parafernalia sin los de Ciudadanos en contra y a la inversa. Existen porque se necesitan.
Cuando la ETA asesinó a Ernest Lluch, lo hizo a sabiendas de a quien mataba era necesario eliminar. No fue a un militar "fascista", a un torturador de la transición, a un vendedor de droga que atrofiaba a la juventud, no. Fue directo a una persona que sabía que el diálogo lleva a la , como bien dices, convivencia, y eso no lo pueden permitir, ni los de Eta, ni los fanáticos talibanes árabes, ni los que creen que lo suyo es imperativo y su estelada es la más plus mejor.
Salut
En efecto: los extremistas no matan nunca a los extremistas del otro lado: siempre eliminan a los partidarios del diálogo. El peor extremista de un bando no es el extremista del otro bando, ya que este le retroalimenta. El extremista necesita el discurso de los extremos y debe liquidar al moderado, a quien acusa de ser "equidistante" como si eso fuese un agravio o un insulto. Yo no me siento equidistante, pero sí se que solo el diálogo es la solución.
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