14 d’oct. 2021

Lo que perdimos en el fuego de octubre del 2017

Algunos días atrás asistí a la presentación de un proyecto cultural en una villa al lado de la ciudad de Valencia. El ambiente, un sábado por la mañana de dulce calorcito otoñal, era distendido y agradable. La sala municipal es acogedora, diáfana. Me sorprende que no haya banderas en el escenario. Tras esos años terribles en Cataluña, uno siempre se teme que la guerra de las banderas será omnipresente, pero no es así. Aquí, en esa Comunitat Valenciana que algunos reivindican como perteneciente al ensueño romántico de los ectoplasmáticos "países catalanes", no hay banderas. Mucho mejor así. A mi me gusta la de Europa, pero no pasa nada.

Los ponentes se expresan los unos en valenciano, otros en castellano y otros en catalán. El diálogo fluye con facilidad. Me sorprendo de nuevo: nadie protesta, nadie murmura, nadie silba, nadie se remueve en su butaca azul. No hay gritos ni insultos. Todos los idiomas conviven en paz ya que todo el mundo comprende a los demás y por consiguiente no hay malestar alguno, ni ofensa ni desprecio. Solo ganas de entenderse entre lengua hermanas, hijas del latín y de la necesidad de la lengua franca. El acto transcurre con normalidad. Hay un par de mesas redondas. El conductor de una de ellas se permite cierto tono reivindicativo por la parte nacionalista, mezclada con un antifranquismo pertinente pero un poco al estilo catalán, ese estilo que pretende inducir a la sospecha de que todo lo español es franquista y todo lo catalán, antifranquista. ¡Como si no supiese nada del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat o de los miles de franquistas de pura cepa catalana que prosperaron en la Cataluña de Franco -y que a día de hoy son furibundos independentistas! Ningún ponente le sigue el hilo al moderador que pretendía estropear el acto. Bravo.

Me relajo aún más en mi butaca azul, me hundo en ella: me doy cuenta de que puedo escuchar a esos ponentes sin ponerme de los nervios. No hay crispación ni nacionalismo: solo hay interés por la difusión de la cultura y de la memoria colectiva, sin insinuaciones malévolas, sin botiflers de por medio, sin ánimo de venganza, sin menciones a la represión del 1 de octubre ni demás sandeces trilladas hasta la náusea. Se habla de proyectos, de esperanzas, de vida. Eso es la democracia, me digo mientras sigo relajándome y añorando el tiempo en el que Cataluña era así, aquel espacio plural en el que a nadie se le ocurría gritar "en català, collons!" cuando alguien hablaba en la lengua de Machado, de Blas de Otero, de Luis Cernuda. Los catalanes somos afortunadamente bilingües aunque algunos pretendan lo opuesto: somos como los valencianos que hoy celebran la convivencia fértil entre las lenguas de España.

Se termina el acto y los conferenciantes y el público hablan entre sí en el vestíbulo. De nuevo se comunican en las dos o tres lenguas, sin fricciones ni tensiones, sin malas miradas, sin problemas. No parece nada difícil obrar así. Es más: parece no solo lo más fácil, si no lo más bello del mundo. Queremos hablar y entendernos, cada uno con su deje y su acento, reconociendo que todos hablamos lenguas españolas y que lo que nos importa es, ante todo, hablar y entendernos y compartir contenidos, ideas, esperanzas, deseos. Vivir.

Por eso, cuando preguntamos por un lugar al que ir a comer, nos responden en castellano y valenciano y catalán. Camino de Barcelona, llegamos a la Cofradía de Pescadores de Burriana, lugar que les recomiendo. No solo la comida es deliciosa: el camarero les atenderá en castellano y en valenciano, cambiando de lengua en mitad de cada frase. Y nadie le maúlla "en català, collons!".

Eso es lo que los catalanes perdimos cuando ardieron los contenedores de Barcelona. Eso es lo que nos quitaron aquellos políticos insensatos con sus bravuconadas patrióticas, medievales y antidemocráticas, en octubre de 2017. Eso es lo que debemos recuperar cuanto antes mejor, para vivir de nuevo en paz.

1 comentari:

  1. Una visita a tener en cuenta, y por partida doble: la comida y el trato.
    salut

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