13 de nov. 2022

LAS IDENTIDADES LÍQUIDAS

Después de leer "Los hermanos Karamázov" me sentí ruso. No solo ruso en general: me sentí un ruso llamado Fíodor Dostoievsky. Cuando llegué a la última página de "El Reino" pensé durante mucho rato que yo soy Emmanuel Carrère, viviendo en un lindo chalecito de la isla de Ré. Mientras leo a Mircea Cărtărescu me siento rumano, de Bucarest, inquilino de un piso en un bloque de Stefan cel Mare. Tanto es así que incluso veo, claro y distinto, sujeto en mi mano, el contrato de alquiler de este pisito triste tras una fachada enorme y gris (más tarde descubro que esa hoja de papel que sostengo es la factura de Endesa).

La factura de la electricidad me devuelve a mi realidad y a mi ser. El principio de realidad tiene eso: que nos lleva de regreso a casa después de las ensoñaciones. Ese es el principal problema que tiene la realidad: es real. Puede ser fea, torpe, desagradable o de pesadilla. Pero es lo que hay. ¡Ojalá existiese una pastilla de Pfizer que me permitiese convertirme en Fíodor!. O en Mircea, o en Emmanuel. Ojalá se pudiese burlar a la realidad con un fármaco, o con una visita al cirujano. Si me voy tres días a Estambul... ¿dejaré de ser calvo? ¿Seré realmente un melenudo tras mi paso por una clínica turca?

Lo que sí se puede hacer es olvidar: mediante ejercicios muy severos de meditación, con drogas o con la bendición de la amnesia, uno puede olvidar que vivió una adolescencia más bien estúpida, que se lió con quien no debiera o que jamás logró ser lo que se propuso cuando era joven. Los griegos antiguos celebraban la amnesia como una dádiva divina, pero los griegos calvos no se iban a Estambul. 

Existe un síndrome llamado "síndrome de Kórsakov", (que no tiene relación con el músico Rimski-Kórsakov, el de Scheherazade), y que afecta a la cognición de los alcohólicos agudos: las lagunas en la memoria que provoca la borrachera se rellenan con recuerdos falsos, a los que el paciente les da el mismo valor que a los verdaderos. Lo dicho: a la realidad se la puede soslayar durante un rato, pero la realidad siempre está ahí y regresa, empecinada y obsesiva. Y llama a tu puerta más veces de las que llama el cartero de los testigos de Jehová.

Uno invirtió en bitcoins y soñó que se hacía rico. Otro soñó que era catalán en vez de español, y que mediante una urna de plástico chino y mucha observación de Tv3 se convertiría en ciudadano de la república independiente de Cataluña, con capital en Waterloo. Otro sintió que, pese a sus genitales masculinos, era mujer, y se apuntó a un programa vitalicio de farmacología y cirugía, y les exigió al registro civil y a los jueces ser tratado tal como se sentía. Otro se sintió un dios todopoderoso y se compró Twitter. Otro pensó que si se alquilaba un garaje se convertía en emprendedor y líder de una startup. Hubo uno que pensó: si me tiño de caoba el pelo canoso y me presento como moderado, seré presidente del gobierno español. También hay uno que se ha comprado un coche eléctrico y cuando anda por ahí siente que es el salvador del clima del planeta Tierra, y se permite mirar con desprecio a los que van en coches de gasolina: yo soy superior, se dice, y duermo más tranquilo que tu.

Mucho me temo que Zygmunt Bauman no calculó demasiado bien antes de proclamar la liquidez de los tiempos, y no fue consciente de la que iba a liar: una vez la realidad fue declarada líquida, solo se hizo líquida la ilusión y, por consiguiente, la tontería identitaria. La realidad, como el dinosaurio de Monterroso, todavía estaba allí. Con la realidad solo se puede pactar, a lo sumo. Moraleja: póngase usted (sobrio) ante un espejo y procure negociar con lo que ve. No será más feliz, pero por lo menos será sensato.


3 comentaris:

  1. Creo que lo que pensó el filósofo fue que nosotros nos adaptaríamos al sistema como se adapta el agua a un plato hondo o a una copa de vino. pero creo, insisto que lo pensó en general, de forma global, y de manera deductiva, no para "particulares" en forma inductiva.
    El sistema es general, es el adaptarse a él...o morir. Y por lo visto nos adaptamos. Hemos pasado de ser vigilados a ser controlados. te dejan ser el protagonista de la novela que desees, no hay problema, LLUIS, como si deseas ser el librero catalán de Macondo, pero quieren saberlo, esa es la diferencia. Esa es la sociedad líquida a la que vamos. Una sociedad en la que no protestemos y nos adaptemos adecuadamente, como en las notas que se les ponen a los niños cuando se examinan:
    progresa adaptándose adecuadamente. Está controlado.

    Salut

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  2. Tambien Francis Fukuyama proclamó el fin de la historia cuando se colapsó la URSS y mira tú que andamos sobrados de historia en estos mismos momentos.

    Filósofos, sociólogos y economistas nunca han acertado con sus profecías, no tienen el don de Casandra. El don de la clarividencia lo tienen algunos de los seres humanos que viven en la calle, visten con harapos y duermen en los zaguanes. Pero como son invisibles para el resto, nadie los escucha.

    Saludos.

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  3. Mira que deia Byung-Chul Han no fa gaire temps: Cada època ha tingut les seves malalties. Segons el filòsof, en el passat es devien als bacteris o virus, però al segle XXI, les malalties són neuronals: depressió, trastorn per dèficit d'atenció amb hiperactivitat, trastorn límit de la personalitat o la síndrome de desgast ocupacional. El motiu d'aquestes malalties es deu a l'excés de positivitat, és a dir, la llibertat de poder fer allò que hom vulgui. La desaparició del viral implica la desaparició de l'otretat; allò que ataca l'home no ve de l'exterior, sinó del seu interior.
    Obviàment aixo ho va escriure abans de la pandèmia.
    Obviàment aixó ho va escriure abans de la pandèmia.

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